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HECHOS CONTEMPORÁNEOS (1911 en adelante) 1. (1911): Guerra italo-turca. Se proclama la República China por Sun Yat-Sen.- (1912): Abdicación del último emperador chino.- (1913): Alianzas, tratados y conflictos militares en Europa.- (1914): Apertura del Canal de Panamá. Protectorado británico en Egipto.- (1914-1918): Primera Guerra Mundial.- (1917): Los bolcheviques, encabezados por Lenin, toman el poder en Rusia.- (1918): Polacos, checos, croatas y serbios proclaman su | independencia. Se instaura la república en Alemania.- (1919): Gandhi inicia su predicación en la India. 2. (1920): Se establece la Sociedad de las Naciones.- (1922): Mussolini, dictador de Italia. Mustafá Kemal mo- derniza a Turquía.- (1923): Stalin, al frente del poder en Rusia.- (1924): Muerte de Lenin.- (1926): Hiro-Hito, emperador del Japón.- (1928): Chiang Kai-Shek, presidente de China.- (1929): Crisis económica mundial.- (1931): Proclamación de la República en España.- (1932): Los japoneses crean el Imperio del Manchukuo. Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia.- (1933): Hitler, canciller de Alemania.- (1936): Pacto anticomu- | nista germano-japonés. Ejecución de viejos bolcheviques en la URSS.- (1936-1939): Guerra civil en España 3. (1938): Hitler ocupa Austria y al año siguiente Checoslovaquia.- (1939): Pacto germano-soviético. Polonia in- vadida por alemanes y rusos, inicio de la Segunda Guerra Mundial.- (1941): Ataque japonés a Pearl Harbor Los alemanes invaden la URSS.- (Desde 1945): Rendición de Alemania. Bombas atómicas en Japón. Fin de la guerra. Postguerra: ONU. Liberación de Colonias, Comunismo en Europa Oriental, China y Cuba. Resurgimien- to alemán y japonés. Concilio Vaticano II. Astronautas en la Luna. Conflictos militares. (A partir de 1989): Re- formas en la URSS. Desplome de regímenes comunistas en Europa del Este. Fin de la URSS. L. LA AGITACIÓN POLÍTICA D esde el principio del siglo xx, la situación política de México tuvo una nueva fisonomía: muchos mexicanos consideraban que era necesaria una participación mayor del pueblo en la vida política, y estimaban urgente que se emprendieran reformas sociales en el país. En el campo de la cultura destacó, también con afanes renovadores, el Ateneo de la Juventud, que a partir de 1908 emprendió una labor crítica contra el positivismo educativo implantado desde Juárez y sostenido como doctrina Ofi- cial por el porfirismo. El Ateneo se rebeló igualmente contra lo que consideraba limitaciones al desarrollo de la per- sonalidad humana. Militaron en él hombres de la generación anterior como los poetas Luis G. Urbina y Enrique Gonzá- lez Martínez, y de la nueva promoción: Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Julio Torri, Jesús T. Acevedo, Alfonso Cravioto y Ricardo Gómez Robelo. M La entrevista provocó muchas reacciones. Algunos pensaron que el presidente hablaba así porque quería provocar una corriente favorable a su causa, que le per- mitiera seguir en el poder; y no faltaron quienes supu- sieron que la entrevista fue una trampa que le tendieron sus enemigos. En la práctica ocurrió que, a través de fo- lletos y por otros medios, no pocos políticos insistieron en la conveniencia de que siguiese el general Díaz al frente del gobierno, pero otros pensaron que era indis- pensable un cambio de fondo. Surgimiento de partidos Surgieron dos grupos principales dispuestos a la lucha el Partido Antirreeleccionista y el Partido Democrático, con ciertas tendencias independientes, mientras otros, como el Partido Nacional Porfirista y el Partido Reeleccionis- ta o Científico optaron por reorganizarse para actuar me- jor ante la inminencia de una campaña de carácter elec- toral, Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud, fue el Partido Reyista. En el Partido Democrático se encontraban personas que estimaban preferible que el general Díaz siguiera al frente del poder, pero que se buscara un candidato distinto a don Ramón Corral para la Vicepresidencia de la Repúbli- ca. Así lo manifestaron en abril de 1909, aunque no alcan- zando popularidad, el partido, al final, se deshizo. Ante esa situación, los reeleccionistas presentaron, como candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente, al general Díaz y a don Ramón Corral. En mayo de 1909 estaba funcionando ya el Centro Antirreeleccionista en cuyas filas se hallaban personas que poco más tarde iban a tener una importante actuación política, como fueron, entre otros: don Francisco |. Madero, don Emilio Vázquez Gómez, don Toribio Esquivel Obregón, don José Vasconcelos y don Luis Cabrera. El primero de ellos, Ma- dero, se había hecho célebre, con motivo de la publica- ción de un libro suyo llamado La Sucesión Presidencial, en el que hizo un estudio de la situación política mexicana, con cierto criterio independiente. El Partido Reyista, sin tener propiamente un progra- ma doctrinal completo, comenzó a trabajar para pre- sentarse a las elecciones con dos candidatos: el general Díaz para la Presidencia de la República, y el general Ber- nardo Reyes para la Vicepresidencia; pero en vista de que el general Díaz realizó diversas maniobras contra este último y aun lo comisionó con un pretexto de tipo mili- tar para ir a Europa y dejarlo fuera de la escena política, el Partido Reyista se deshizo y careció de objeto inmediato; sus componentes se reorganizaron después y formaron el Partido Nacionalista Democrático, que participó junto con el más combativo y numeroso Partido Antirreeleccionista, en la Convención Nacional Independiente, de abril de 1910, que tuvo lugar en la ciudad de México. La Revolución Mexicana Don Porfirio Díaz, con uniforme de general de división, a principios del siglo xx Para dar impulso y vigor al partido, don Francisco 1 Madero realizó, junto con otras personas, una gira por al- gunos lugares de la nación, que logró despertar entu- siasmo y permitió que la convención tuviese muchos in- tegrantes. Plenamente instalada esta última y puesto a discu- sión el tema de las elecciones, se resolvió presentar co- mo candidato a la Presidencia de la República a don Francisco |. Madero, y como candidato a la Vicepresiden- cia al doctor Francisco Vázquez Gómez, antiguo médico del general Díaz, de quien se había distanciado política- mente para entonces. Al mismo tiempo que se lanzaba esa fórmula de Madero-Vázquez Gómez, los convencionistas elaboraron un programa que iba a servir como bandera de lucha, y en la cual los principios de “no reelección” del presidente y de los gobernadores, y de "sufragio efectivo”, eran esen- ciales. La campaña, en consecuencia, no tuvo sino a dos rivales: el Partido Antirreeleccionista y el Partido Reelec- cionista. El Plan de San Luis En su calidad de candidato a la Presidencia de la Repú- blica, Madero realizó una nueva gira política por diver- sos sitios, despertándose entusiasmo a favor de su obra de oposición, no por la violencia, sino mediante partici- pación de los ciudadanos el día de las elecciones. El go- bierno se alarmó a la vista de tal situación y decidió ac- tuar aprehendiendo a Madero. Se le acusó a éste de haber incurrido en los delitos de ultrajes a la autoridad y de intento de rebeldía en Monterrey, y se le apresó, en efecto, conduciéndolo después a San Luis Potosí para que se le siguiera el proceso correspondiente. Su defensa permitió que sa- liera libre bajo caución, pero con el deber de permane- cer en la ciudad. En ese ambiente tenso, difícil, en el que la violencia política ya se dejaba sentir, tuvieron lugar las elecciones a mediados de 1910, que se efec- tuaron con todas las irregularidades que eran de supo- nerse para evitar que los antirreeleccionistas pudieran ganar. El Congreso, formado por porfiristas, expresó que ha- bían resultado triunfantes el general Díaz y el señor Corral pa- ra la Presidencia y Vicepresidencia, respectivamente, y que ocuparían tales cargos en el periodo gubernamental que se ini- ciaría ese año de 1910 y concluiría en 1916, Madero, persuadido de que toda solución pacífica era imposible, se fugó de San.Luis Potosí hacia San An- tonio, Texas, y dispuesto a iniciar la lucha armada, procla- mó allí el Plan de San Luis, de 5 de octubre de 1910, en el que dijo: "Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ile- gales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la Repú- blica sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Pre- sidencia de la República, mientras el pueblo designa conforme a la ley sus gobernantes”. Acto seguido, señaló en el artículo 7 del mismo Plan: "El día 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República to- marán las armas para arrojar del poder a las autorida- des que actualmente gobiernan”. Ese día, sin embargo, prácticamente no pasó nada, y. salvo los acontecimientos de Puebla del día 18, la ma- yor parte de los brotes rebeldes estallaron en los días subsiguientes. La lucha armada El gobierno porfirista se aprestó a acabar con los centros antirreeleccionistas que más peligro implicaban, y tomó disposiciones en contra de los de Puebla y México. En aquella ciudad, Aquiles Serdán encabezaba a los antirreeleccionistas; se supo que en su casa se habían concentrado algunos individuos con armas, y la policía se aprestó a hacer un cateo para proceder.en contra de aquéllos; pero cuando los gendarmes llegaron se les hi- 20 fuego, murió el jefe de la policía y el tiroteo se prolon- gó durante mucho tiempo, haciéndose necesario que ac- Historia de México Don Francisco 1. Madero. Iniciador de la Revolución Mexicana y presidente de la República del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913 tuase el ejército para redear la casa y ocuparla finalmen- te. En el combate hubo dos muertos entre los antirree- leccionistas, y una hermana del jefe, Carmen Serdán, fue herida. Dominada la casa, Aquiles Serdán se escondió, y pudo eludir su captura, pero al fin fue descubierto y muerto en el acto. El 20 de noviembre, Madero atravesó el puente in- ternacional para impulsar el movimiento revolucionario en Piedras Negras, pero no tuvo éxito y le fue preciso re- gresar a suelo norteamericano, Esto parecía un comple- to fracaso. Pero en el curso de las semanas siguientes la revuelta comenzó a extenderse por muchos sitios. A la par que se dejaba sentir, asimismo, la influencia de los Estados Unidos, que en la práctica favorecieron al made- rismo al movilizar 20 mil soldados hacia la frontera me- xicana "para mantener la neutralidad”, y disponer que va- rios barcos de guerra se dirigieran a puertos mexicanos del Golfo. Tales maniobras militares y navales fueron, de hecho, una presión en contra del gobierno porfirista. Entre los jefes rebeldes que se lanzaron a la rebe- lión en ese entonces, pueden mencionarse los siguien- tes: Emiliano Zapata, Ambrosio y Rómulo Figueroa, y Manuel Asúnsulo, en Morelos; Salvador Escalante y Ramón Romero, en Michoacán y Jalisco; Gabriel Hernández en Hidalgo; el doctor Rafael Cepeda en San Luis Potosí; Pascual Orozco en Chihuahua; Luis Moya en Zacatecas, y otros más Fin del porfirismo El ministro de Hacienda, don José Yves Limantour, que se encontraba en Europa, regresó a México, vía Nueva York. En esta última ciudad, los agentes revolucionarios se entrevistaron con él y le entregaron proposiciones victoria de cuatro senadores, 29 diputados, cuatro go- bernadores y cierto número de diputados locales, aun- que varios logros electorales le fueron escamoteados. Los representantes de este último partido elabora- ron varias iniciativas de ley para favorecer la reforma so- cial, pero las circunstancias políticas impidieron que se tomaran en cuenta, En el fondo, sus ideas coincidían en parte con las que fueron expuestas en la Dieta de Zamo- ra de 1913, que fue un resumen del pensamiento social cristiano de México en ese entonces, lo mismo deseaba un salario justo para los trabajadores, los seguros obre- ros, la protección del trabajo a domicilio y otras normas de tutela y protección a favor de la clase proletaria y campesina. Los planes de Ayala y Chihuahua El presidente Madero actuó del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913. Aparentemente, con ese motivo, la revolución ha- bía llegado al poder; pero pronto se vio que la paz, el or- den y la tranquilidad estaban lejos de haberse arraigado en el país. Grupos de insurrectos los había en Chiapas y en Oaxaca; en agosto apareció un brote rebelde en Yu- catán; pero lo más grave fue que, sólo unos cuantos días después de que Madero se hizo cargo del poder, estalló en Morelos un levantamiento promovido por Emiliano Zapata, quien dio a conocer su Plan de Ayala, en el que acusaba a Madero de ser un dictador, de no cumplir con los postulados revolucionarios y de cometer actos opuestos al pueblo. En ese Plan se pedía la devolución de las tierras a los pueblos y particulares a quienes se hubiera despoja- do; se demandaba la expropiación de la tercera parte de los lati- fundios para repartirse la tierra correspondiente, y se pedía, fi- nalmente, la nacionalización de las propiedades de quienes se opusieran al mencionado Plan. Zapata, que se había rebelado contra el general Díaz, también siguió como rebelde durante el gobierno de De la Barra, y cuando éste envió tropas a someterlo, Madero intervino para que los zapatistas —a quienes se acusaba de cometer tropelías— siguieran actuando. Al llegar Madero a la Presidencia, Zapata le pid; que expidiera una ley agraria, pero Madero contestó que Zapata debía rendirse primero y entregar las armas, Y eso precipitó la ruptura entre los dos. En el Plan de Ayala se reconocía como jefe de la re- volución a Pascual Orozco, y si éste no aceptaba, que- daría Zapata en tal puesto, como efectivamente suce- dió. La lucha se presentó con gran violencia, y aun cuan- do se lanzaron varias campañas contra los zapatistas, no se pudo acabar con éstos. Poco más tarde se complicó la situación, porque otro antiguo revolucionario, Pascual Orozco, dio a conocer en marzo de 1912 su Plan de la Empacadora o Plan de Chi- huahua, en el que también desconocía a Madero y pedía Historia de México mM General Emiliano Zapata. Caudillo revolucionario en el sur del país. Com- batió contra los presidentes Díaz y De la Barra. Distanciado de Madero, lanzó en contra de éste el Plan de Ayala. Luchó después contra Huerta y Ca- rranza. Fue el jefe revolucionario que mayor insistencia puso en el problema agrario. Murió asesinado a manos de los carrancistas en la hacienda de Chi- nameca el 10 de abril de 1919 reformas sociales. Con ello, la intranquilidad cundía en el norte, escenario de nuevas luchas. Orozco tuvo éxito al principio, pero al fin fue derrotado por el Ejército Fede- ral mandado por el general Victoriano Huerta. En su breve gestión presidencial, Madero alentó el reparto agrario y la legislación protectora de los trabajadores. La Decena Trágica México vivía una situación muy riesgosa. Pululaban las fuerzas rebeldes en forma de guerrillas. El gobierno era atacado severamente por la prensa —con razón o sin ella—, y mostraba diversos signos de debilidad. Fue en medio de ese ambiente de desasosiego co- mo surgió un nuevo movimiento armado que dirigía el general Bernardo Reyes en la frontera del norte; pero el fracaso que resintió pronto le condujo a rendirse, y fue traído preso, con este motivo, a la prisión militar de San- tiago, en la capital. Otro brote de oposición lo animó el general Félix Díaz, sobrino del antiguo presidente que se sublevó en Veracruz, y tras algunas vicisitudes fue derro- tado y conducido a la Penitenciaría de la ciudad de Méxi- co. En todo ello, los soldados federales sostuvieron a Madero; sin embargo, al final, varios militares federales - se pusieron en comunicación con los dos presos y se tramó una revuelta que tendría por objeto la aprehen- sión del presidente y del vicepresidente, y el estableci- miento de una asamblea revolucionaria que tendría por objeto reorganizar el gobierno. Reyes y Díaz fueron li- bertados para que actuasen, pero cuando el primero se dirigió al Palacio Nacional —mientras Madero estaba en Chapultepec—, fue atacado por las tropas federales leales y murió; los otros rebeldes se apoderaron de un recinto militar llamado la Ciudadela, y se hicieron fuertes en ella. El presidente designó a Huerta como comandante de la plaza, en sustitución del general Lauro G. Villar, que había sido herido en los combates. La lucha se extendió del 9 al 18 de febrero de 1913, y se conoce con el nom- bre de Decena Trágica, al final de la cual, Huerta abando- nó sus deberes, se entendió con los sublevados —me- diante el Pacto de la Ciudadela, firmado en la embajada de los Estados Unidos— y aprehendió a Madero y Pino Suá- rez, quienes se vieron orillados a presentar sus renuncias ante el Congreso, que se las aceptó, no obstante estar formado por una mayoría de maderistas. La situación parecía particularmente inquietante, porque el embajador norteamericano, Henry Lane Wilson, había estado interviniendo en la política, y había hecho circular el rumor de que las fuerzas armadas de su país iban a entrar a suelo mexicano, desembarcando de los navíos surtos en el Golfo. El rumor era falso, pero con- tribuyó a crear zozobra, temor y la convi ción de que la paz sólo se alcanzaría si Madero y Pino Suárez abando- naban el poder. Presentada la renuncia de estos últimos el 19 de fe- brero, quedó como presidente quien hasta entonces fungía como ministro de Relaciones, el licenciado Pedro Lascuráin, cuya gestión se prolongó de las 10:34 a las 11 de la mañana de aquel día. Nombró ministro de Gobernación a Huerta, renunció y de conformidad con el Congreso, Huerta se hizo cargo de la Presidencia de la República HI. EL GOBIERNO HUERTISTA El nuevo presidente ostentó tal carácter del 19 de febre- ro de 1913 al 15 de julio de 1914, Fue reconocido por el Congreso, la Suprema Corte de Justi- cia, los gobernadores de los estados —menos los de Sonora y Coahuila— y el Cuerpo Diplomático, Sin embargo, el país entró en una etapa de gran conmoción política, porque la rebelión se propagó en contra de Huerta, bajo la ac- ción del gobernador coahuilense, don Venustiano Carran- za, quien, “con otras personas, dio a conocer el Plan de Guadalupe de 26 de marzo de 1913, por el que se desco- nocía al gobierno huertista. Carranza, quien estaba ya en actitud levantisca contra Madero, desconoció inicialmente a Huerta, des- pués lo reconoció como presidente, pero no habiendo llegado a un entendimiento con éste, se lanzó a una lu- cha definitiva contra él. Se formó un ejército llamado “constitucionalista” y Carranza quedó como su primer jefe. Mientras tanto Huerta, de conformidad con el Pac- to de la Ciudadela, formó un primer gabinete con perso- najes destacados que le fueron impuestos, y entre quie- La Revolución Mexicana 0 nes estaban: don Francisco León de la Barra, don Alberto García Granados, don Toribio Esquivel Obregón, don Rodolfo Reyes, don Jorge Vera Estañol, y otros Huerta insistió entonces y aun después, en que su principal preocupación era que la nación se encauzase por senderos de paz, pero de hecho él mismo, por su política de fuerza y de atentados, estorbó el propósito y lo hizo impracticable. Y así, en el curso de 1913, fueron asesinados, el 19 de febrero, Gustavo A. Madero y Adolfo A. Bassó; el 22 ocurrió lo mismo con don Francisco 1. Ma- dero y don José Ma. Pino Suárez, para lo cual se les sacó de la Penitenciaría donde estaban confinados; y después: Abraham González, Edmundo Pastelín, Adolfo Gurrión, Serapio Rendón y Belisario Domínguez. Este último, que era senador por Chiapas, pronunció un discurso en el que condenaba la violencia desatada, acusó a Huerta de “asesino”, y ello le costó la vida. El Congreso protestó con energía, y Huerta dispuso que fuese di- suelto, y sus componentes encarcelados. Huerta se deshizo igualmente de su primer gabine- te, y formó otro con elementos adictos a él. Y persuadi- do de que era inconveniente para su régimen convocar a elecciones presidenciales, las aplazó. Al fin se decidió a hacerlas, pero el nuevo Congreso las declaró nulas y General Victoriano Huerta. Nació en Colotlán, Jalisco, el 23 de marzo de 1845. Perteneció al Ejército Federal. Mostró lealtad a Madero al principio. Más tarde lo traicionó en el curso de la Decena Trágica. Tras el breve inte- rinato del presidente Lascuráin, ocupó la Presidencia de la República del 19 de febrero de 1913 al 15 de julio de 1914. Carranza lo desconoció median- te el Plan de Guadalupe. Tuvo que hacer frente al movimiento constituciona- lista y al gobierno norteamericano de Wilson que favoreció a aquél. Derrota- do al fin. renunció. Viajó por diversos países. En los Estados Unidos fue apresado en Neuman y luego en Fort Bliss. Murió allí el 13 de enero de 1916 El 15 de agosto de 1915, las primeras fuerzas revo- lucionarias ocuparon la capital, y Obregón quedó como autoridad principal. Éste, entre otras cosas, dispuso la ocupación de varios templos y la aprehensión de los sa- cerdotes del Arzobispado de México para exigirles me- dio millón de pesos, que no entregaron porque no los había: a resultas de ello, decretó la expulsión de los sa- cerdotes extranjeros, a los mexicanos los amagó de muerte, y a algunos los envió a Veracruz, quedando li- bres a la postre. En general, la acción en el área carrancista fue, en muchos sitios, violentamente antirreligiosa. En Duran- go, Obregón tomó para sí el anillo pastoral del obispo, cuando éste no pudo dar el dinero que se le pedía, y se le obligó a barrer las calles. En muchos lugares, buena suma de sacerdotes fueron expulsados o reducidos a prisión, si no pagaban rescates. Los extranjeros fueron desterrados. Se quemaron confesionarios. En diversas poblaciones se castigaba con penas diversas, y a veces con la muerte, la confesión sacramental, como en Gua- najuato e Irapuato, En San Luis Potosí sólo se autorizó en artículo de muerte, En Toluca se prohibieron el ayu- no y la mortificación. Los colegios católicos fueron ce- rrados en casi todas partes y decenas de monjas fueron violadas Esta acción persecutoria fue impulsada, no por Ca- rranza, sino por los radicales y protestantes que rodea- ban a Obregón. En cambio en el campo zapatista, aunque hubo desmanes, no se desbordó la acción antirreligiosa. IV, EL CONSTITUCIONALISMO Desaparecido el régimen huertista, quedaron triunfan- tes los elementos revolucionarios, pero no hubo entre ellos paz ni armonía. Entre Carranza y Zapata no hubo en- tendimiento, como tampoco lo hubo entre Villa —que se sentía postergado— y el primer jefe. Algunos revolucionarios convocaron a una Conven- ción, en octubre de 1914, para evitar una ruptura pe- ligrosa entre los triunfadores. Sus primeras sesiones tuvieron lugar en la capital, y las posteriores en Aguasca- lientes, pero los convencionistas no sólo no obtuvieron el visto bueno de todos los demás, sino que de hecho la di- visión se ahondó al nombrarse por ellos presidente de la República a don Eulalio Gutiérrez, quien tomó el cargo el 3 de noviembre de 1914 y lo abandonó el 18 de enero de 1915, en franca oposición con Carranza. Las tropas convencionistas obligaron a Carranza a salir de la capital y tomar el rumbo de Veracruz, en don- de logró establecerse y aun disponer de tiempo para expedir algunas leyes de particular importancia, como fueron, entre otras, la Ley de Relaciones Familiares, la Re- forma del Municipio; la Ley de 6 de enero de 1915, que promovía la reforma agraria; algunas de protección a obreros, y otras La Revolución Mexicana Gutiérrez dejó la Presidencia en pugna con Villa. Entre tanto, se hizo cargo de ella el general Roque Gon- zález Garza —18 de enero de 1915 al 10 de junio del mismo año—, quien tuvo el apoyo de villistas y de za- patistas, pero se vio envuelto en multitud de proble- mas políticos, militares y abastecimiento de alimentos a la ciudad de México, que sufrió una temporada de hambre por la carencia de bastimentos. Fue sucedido por el licenciado Francisco Lagos Cházaro —10 de junio de 1915 a enero de 1916—, quien tuvo una autoridad más aparente que real, pues Zapata y Villa, aunque de- cían reconocerlo, de hecho actuaban por su propia cuenta. Las diferencias entre Villa y los carrancistas se agra- varon cada vez más. La lucha tomó caracteres muy vi- vos, y dentro de ella destacaron los combates en la re- gión de Celaya y León —abril a junio de 1915—, en donde los villistas fueron deshechos por sus enemigos dirigidos por Obregón. Vencidos los hombres de Villa y capturados muchos de ellos, 200 oficiales fueron asesinados con ametralladoras por los carrancistas. Reducido a jefe de grupos poco numerosos, Villa co- metió varios desmanes en contra de ciudadanos nortea- mericanos, incluso la muerte de algunos en Santa Isabel, Chihuahua, y el asalto a la población de Columbus, en Nuevo Mé- xico. Las tropelías villistas dieron lugar a que Wilson enviase a suelo mexicano una "expedición punitiva” mandada por el general Pershing, que resultó infructuosa porque nunca dio con Villa. Ca- rranza protestó por el hecho, pero los norteamericanos General Eulalio Gutiérrez. Presidente Provisional de acuerdo con la desig- nación que con tal motivo hizo la Convención efectuada en Aguascalientes, el 3 de noviembre de 1914, Desempeñó tal puesto hasta el 28 de mayo de 1915 General Francisco Villa. Nació en un rancho del pueblo de San Juan del Río, en Durango, en 1877. De origen muy Áumilde. Su verdadero nombre pare- ce haber sido el de Doroteo Arango, que abandonó para adoptar el otro, con el que más tarde fue universalmente conocido. Objeto de persecución legal por haber herido a un individuo que atacó a su hermana, y por un robo pos- terior, fue aprehendido, aunque más tarde escapó. Se dedicó al abigeato. Cuando estalló la Revolución se afilió al maderismo. Combatió después a Pascual Orozco, una vez que éste se alzó contra el presidente Madero. Al ocurrir el encumbramiento de Huerta, se lanzó contra éste. Encabezó la Di- visión del Norte, que asestó golpes demoledores al Ejército Federal, con au- daces y precisas maniobras. Obtuvo victorias célebres en Torreón y Zacate- cas. Desgraciadamente, sus victorias las ensombrecía con crímenes y crueldades impresionantes. Distanciado de Carranza, fue combatido por éste. Aspiró a la Presidencia de la República y esperó para su grupo el re- conocimiento de los Estados Unidos, pero resentido porque tal reconocimien- to se otorgó a Carranza, cometió diversos crómenes contra norteamericanos y el 9 de marzo de 1916 asaltó la población de Columbus, en Nuevo México Tras la muerte de Carranza se rindió al presidente De la Huerta y se dedicó a la agricultura en la hacienda de Canutillo. En tiempos de Obregón murió asesinado en Parral el 20 de julio de 1923 permanecieron en el norte desde marzo de 1916 hasta fe- brero de 1917. La Constitución de 1917 Por ese entonces, se convocó a un Congreso Constituyen- te en la ciudad de Querétaro, al que concurrieron sólo di- putados carrancistas, por haberse excluido expresamente a todos sus enemigos o desafectos. Los integrantes del Congreso se aplicaron a elabo- rar una nueva Constitución Federal, que en cierto modo Historia de México siguió muchos principios de la anterior, la de 1857, pe= ro en no pocos artículos introdujo reformas, o esta= bleció principios completamente nuevos, sobre todo en lo referente a la reforma agraria, que impulsó la dis. tribución de la tierra, y en lo que ve a la protección a la clase obrera. Lamentablemente, en todos los artículos que toca- ban el problema educativo o religioso, se percibió un espíz ritu faccional muy llamativo, medularmente anticatólico, de lo que quedaron constancias muy elocuentes en los dis- cursos consignados en el Diario de los Debates. El proyecto original de la Constitución estuvo re- dactado por los diputados José Natividad Macías, Félix E, Palavicini, Luis Manuel Rojas, Alfonso Cravioto, Manuel An- drade Priego y Juan N. Frías; pero en el curso de las sesio- nes, el proyecto fue modificado hasta alcanzar su forma final, que al conseguirse, permitió que se promulgase la Constitución el 5 de febrero de 1917. Entre sus normas fundamentales, pueden mencio- narse las siguientes: a) El artículo 1 estableció el otorgamiento de "ga- rantías” o derechos individuales a toda clase de perso- nas. b) El artículo 2 prohibió la esclavitud. c) El artículo 3 estableció la educación laica para escuelas oficiales y particulares d) El artículo 4 consagró la libertad de trabajo. e) El artículo 5 prohibió los votos religiosos y el es- tablecimiento de órdenes religiosas. f) El artículo 7 prescribió la libertad de imprenta 8) El artículo 24 estableció la libertad de creencias, pero prohibió todo acto de culto externo fuera de los templos o de las casas particulates. e h) El artículo 27 restableció el antiguo principio es- pañol del dominio de la nación sobre subsuelo (dominio que en la Época Virreinal tenía el Rey). Consagró el re- parto de la tierra; y perpetuó la nacionalización de los bienes eclesiásticos, hasta el punto de prohibirse la existencia de colegios de inspiración religiosa, conven- tos, seminarios, obispados y casas curales. i) El artículo 39 consagró el principio de la sobera- nía popular. j) El artículo 40 señaló que el régimen de gobierno era el de una república representativa, democrática y fe- deral. k) El artículo 49 dividió el ejercicio del Supremo Po- der de la Federación en tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Federal l) El artículo 50 indicó que el Poder Legislativo se formaría por un Congreso con dos cámaras: una de Di- putados y otra de Senadores. m) El artículo 80 consagró como depositario del Po- der Ejecutivo al presidente de los Estados Unidos Mexi- canos. n) El artículo 94 puso las bases del Poder Judicial de la Federación Calles, trató de justificar la lucha armada mediante las ideas expuestas en el Plan de Agua Prieta, de 23 de abril de 1920. De acuerdo cor. el Plan se pedía que Carranza cesa- ra en sus funciones presidenciales, bajo las acusaciones de haber suspendido las garantías individuales, de vio- lar el voto popular y de haber atentado contra la sobe- ranía de los estados Desencadenadas las hostilidades, se nombró a De la Huerta jefe del Ejército Liberal Constitucionalista, que tuvo apoyos en muchos sitios, y que a la postre triunfó. Carranza abandonó la ciudad de México con destino a Veracruz, pero hostilizadas sus fuerzas, abandonó la vía férrea, e internado en la sierra de Puebla, murió —¿asesi- nado, suicidado?— en la ranchería de Tlaxcalantongo el 21 de mayo de 1920, bajo la acción de las tropas del general Rodolfo Herrero, que, a lo que se sabe aparentó fidelidad al presidente para mejor realizar sus propósitos. V. DE La HUERTA, OBREGÓN Y CALLES Gobierno de De la Huerta Tres días después de la muerte de Carranza, el Congre- so nombró presidente provisional a don Adolfo de la Huer- ta del | de junio al 30 de noviembre de 1920. Hombre de espíritu conciliador, y sin antecedentes de militarismo que pudieran haberle estorbado su labor, se empeñó en la pacificación del país, para lo cual logró un entendimiento con Villa, quien fue convencido de que si se rendía, no habría represalias, y podría recibir la hacienda de Canutillo, a fin de que él y sus hombres se dedicasen a la agricultura, como se hizo en efecto. Fue posible, asimismo, que el general Félix Díaz depusiera las armas, y saliera de la nación, indultado. En cuanto al ge- neral Pablo González, sublevado en julio de 1920, se ob- tuvo, igualmente, su rendición Desde este punto de vista. la paz quedó afianzada; por razones localistas, hubo desórdenes en algunos es- tados, y en la capital se dejó sentir cierta agitación obre- ra al quererse la reglamentación del artículo 123 de la Constitución. Fueron convocadas las elecciones y triunfó en ellas el general Álvaro Obregón sobre la candidatura del inge- niero Alfredo Robles Domínguez. La administración obregonista El general Álvaro Obregón ocupó la Presidencia del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924 Recibió una nación pacificada, y en su discurso inaugural habló de gobernar no "sólo para un partido, sino para la nación entera”, prometiendo, al mismo tiempo, im- pulsar la reforma agraria en forma gradual. En los tiempos que sobrevinieron tuvieron lugar atentados que, o fueron obra del gobierno obregonis- Historia de México ta, o no fueron reprimidos en modo alguno, en un biente tenso. Así, murieron asesinados Lucio Blanco Francisco Villa, y cayó ante el pelotón de ejecución haberse sublevado, el general Francisco Murguía. Tal ambiente perdió la fisonomía de tranquilidad que la administración pública había comenzado, y multiplicaron los recelos, las oposiciones y la inquietud, Pero aun, el gobierno obregonista no reprimió, sino que dejó hacer, actos de tendencia antieclesiástica nada plausible, como algunas manifestaciones en México y Mo» relia, produciéndose motines, violencia y protestas vivísi» mas. El 14 de noviembre de 1921, un empleado de la se- cretaría particular del presidente hizo estallar una bomba al pie del altar de la Virgen de Guadalupe, que causó des- perfectos, pero la imagen resultó ilesa. Según se supo, el autor fue protegido por varios cómplices para huir. El delegado apostólico, monseñor Filippi, fue expul- sado del país por haber bendecido la primera piedra del monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete en 1923, y cuando, en 1924, con motivo de haberse cele- brado el Congreso Eucarístico Nacional, se consignó judi- cialmente a varias personas y fueron cesados los em- pleados públicos que habían participado en dicho Congreso. Los Tratados de Bucareli En un aspecto positivo, conviene mencionar la obra de vigoroso impulso educativo que se realizó a través de la recientemente establecida Secretaría de Educación, que fue puesta bajo la guía del filósofo José Vasconcelos, quien realizó una tarea sumamente valiosa. A esta época corresponden, asimismo, dos aconte- cimientos de importancia apreciable: uno, la celebra- ción del Convenio De la Huerta-Lamont, en virtud del cual se precisaron las cantidades que México le debía a los Estados Unidos por intereses vencidos, y que se hicie- ron ascender a 400 millones de pesos mexicanos, paga- deros en 40 años. El convenio lo firmó el secretario de Hacienda, don Adolfo de la Huerta. El otro aconteci- miento consistió en la firma de los Tratados de Bucareli, por medio de los cuales la administración obregonista se comprometió a no aplicar el artículo 27 constitucional en su in- tegridad a los norteamericanos, de modo que no se molestaría a los petroleros en sus derechos (no obstante que el subsuelo había sido nacionalizado) y a los hacendados se les pagaría en efectivo (cuando a otros, como a muchos mexicanos, sólo se les pagó la in- demnización al hacerse el reparto de sus tierras, con bonos y no con dinero contante y sonante), de modo que los súbditos de los Estados Unidos quedaron en situación de privilegio. Hubo una viva oposición a tales Tratados, pero se reprimió con violencia: el senador Francisco Field Jurado resultó muerto, y los diputados Francisco ]. Trejo, Enrique del Castillo e Ildefonso Vázquez fueron plagiados. Al llegar a sus postrimerías la administración obre- gonista, y presumiéndose que el general, Plutarco Elías General Álvaro Obregón. Nació en Álamo, Sonora. Se afilió al movimiento revolucionario, en el que hizo la carrera militar hasta ser general. Fue uno de los principales jefes del carrancismo en la lucha contra Huerta. Se postu- 16 como candidato a la Presidencia de la República en las postrimerías del gobierno carrancista. Luchó contra el antiguo primer jefe en la revolución de Agua Prieta. Una vez concluido el interinato de De la Huerta, ocupó la Pre- sidencia de la República del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924. impulsó diversas tareas administrativas y económicas. Favoreció los Tratados de Bucareli con los Estados Unidos, que ponían a los súbditos de este país en situación de privilegio, al no aplicárseles algunas reformas revo- lucionarias. Quiso reelegirse más tarde, pero siendo ya presidente electo, murió a manos de José de León Toral el 17 de julio de 1928 Calles fuese impuesto como presidente de la República, surgió un movimiento rebelde que acaudilló don Adolfo de la Huerta, quien contó con el apoyo de numerosos ele- mentos del ejército, descontentos con la situación polí- tica. La revuelta delahuertista, sin embargo, fue aplasta- da por las tropas leales a Obregón, que contaron con la aportación de armas norteamericanas, y concluyó con la inevitable ejecución de muchos de los participantes en ella. El gobierno de Calles El candidato triunfante en las elecciones resultó ser el general Plutarco Elías Calles, quien ocupó el Poder Ejecu- tivo el | de diciembre de 1924. Sobresalen en su administración dos ángulos per- fectamente distinguibles y distintos que la caracteriza- ron. Uno de ellos fue positivo y beneficioso, y consistió en la realización de diversas empresas de carácter eco- nómico o de atención a obras públicas diversas, como las siguientes: el establecimiento del Banco de México, como banco único de emisión y de coordinación del sistema bancario nacional, sobre la base de un proyecto que se había comenzado a estudiar desde tiempos de Obregón; el establecimiento de la Co- misión Nacional de Irrigación, del Banco de Crédito Agrícola y La Revolución Mexicana 30 del Banco de Cooperación Agrícola; impulso al crédito para el agro; la celebración de los congresos fiscal y de correos; la inau- guración de escuelas agrícolas e industriales; el tendido de nue- vas líneas telefónicas y la apertura de nuevas carreteras. En ese entonces se dictó, igualmente, la primera Ley de Pensiones Civiles, que fue una ley de seguridad social para los trabajadores del Estado. En el ángulo del desasosiego y la conmoción nega- tiva, puede consignarse, a su vez, el hecho de que el go- bierno se valió de la crom (Confederación Regional Obrera Mexicana) y de su Partido Laborista Mexicano, para sus maniobras de carácter político, así como su intento de querer la aplicación estricta de la legislación antirre- ligiosa, agravada en su tiempo. El conflicto religioso Medidas de diversa índole fueron tomadas por el go- bierno de Calles en este último sentido. Como tal, el ha- ber fomentado un movimiento cismático, contra la Iglesia, valiéndose de dos clérigos que estaban suspendidos en sus funciones —Joaquín José Pérez y Manuel Monjes— para crear una Iglesia separada de Roma, y doblegar al ca- tolicismo mexicano. En la sucesión de hechos, a la con- signación de que se hizo objeto al arzobispo de México, monseñor Mora y del Río, por haber externado puntos de vista opuestos a los principios antirreligiosos de la Constitución, aunque no se le encontró culpa alguna. Siguieron otras medidas, como fueron la expulsión de 200 sacerdotes extranjeros y la clausura de diversos templos, colegios y casas de beneficencia de inspiración católica. El nuevo delegado apostólico, monseñor Jorge José Caruana, fue expulsado y pronto la situación se tor- nó más tirante al reformarse el Código Penal con nuevas disposiciones persecutorias. Los militantes católicos organizaron, para resistir, la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, pero extremadas las medidas del gobierno, el Episcopado consideró pertinen- te protestar del modo más enérgico, incluso con la suspen- sión de los actos del culto en todo el país, lo que se hizo una vez que la Santa Sede dio su consentimiento. No valieron nada dos millones de firmas que se pre- sentaron al Congreso para pedir la derogación de las le- yes antirreligiosas, ni se les tomó en cuenta, por lo cual el ánimo se fue agriando cada vez más; se vio que las puertas de la legalidad estaban cerradas para hallar una solución pacífica al conflicto, y se acabó en la rebelión armada, que se extendió sobre todo por los estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, Guanajuato y Michoacán, llegando a tener caracteres de gran violencia. Nuevos conflictos A la pugna citada, se agregaron nuevos motivos de de- sajuste en la vida nacional, a consecuencia de la rebe- lión de los indios yaquis en Sonora y del problema político La Revolución Mexicana El ingeniero Luis Segura Vilchis, en el momento de esperar la descarga que habría de fusilarlo, en la Inspección General de Policía, el 23 de noviembre de 1927. Segura Vilchis dirigió el atentado dinamitero contra Obregón ocurrido el día 13, en plena era de persecución antieclesiástica. Dicho atentado fue una reacción contra tal actitud persecutoria. El mismo 23 de noviembre fueron fusilados Antonio Tirado, el padre Miguel Agustín Pro, S.. y el hermano de éste, Humberto Pro. Estos últimos ninguna participación habían tenido en el atentado. A ninguno de los fusilados se le procesó conforme a las leyes. Aprehendidos por el gobier» no callista, fueron asesinados simplemente. El ingeniero Segura Vilchis dio muestras en todo momento de una notable presencia de ánimo y entereza El presidente que había empeñado su palabra de devolver los edificios religiosos, no la cumplió, y no po- cos "cristeros”, que con leal obediencia se habían rendi- do cuando los obispos lo ordenaron así, fueron asesina- dos por segundones. Medidas antieclesiásticas Al mes siguiente del citado acuerdo, Portes Gil manifes- tó en una celebración masónica que mientras él fuese presidente, prometía cumplir "estrictamente con la le- gislación”, aun reconociendo que tal legislación, entre otras cosas, tenía por objeto "someter a los ministros de las religiones”. Expresó también que la lucha era “eterna”, que el “error” tenía veinte siglos (esto es, el cristianismo) y que la masonería y el Estado en los últimos años ha- bían sido "una misma cosa”. Y así, en los años siguientes, las legislaturas de varios estados dieron leyes que agravaban la situación de los sacerdo- tes, los reducían a un número insignificante, o se les ponían trabas verdaderamente inadmisibles —como la ley de Ta- basco que sólo autorizaba el ejercicio del sacerdocio a quienes fuesen tabasqueños, mayores de 40 años y ca- sados—, de modo que el ambiente volvió a ser difícil, aunque no se desató la violencia. Atento, pues, el hecho de que la obra de descristia- nización seguía adelante, la Santa Sede dispuso —lo mismo que ya había dispuesto en otros países— el es- tablecimiento de la Acción Católica, o apostolado de los se- glares. 3 El primer director pontificio de ella fue el arzobispo de México, monseñor Pascual Díaz, y el presidente de la Junta Organizadora fue don Luis G. Bustos. La lucha vasconcelista El gobierno portesgilista dio impulso a determinadas ta- reas de orden público, como las obras de riego, la Aso- ciación Nacional de Protección a la Infancia, la campa- ña contra el alcoholismo y otras. En materia agraria, favoreció el reparto de diversas tierras, que fueron puestas en manos de 70 mil ejidatarios. Pero en las postrimerías de su administración se produjo una seria crisis política, derivada de la campaña por la Presidencia de la República. El pNR, en efecto, pos- tuló al ingeniero Pascual Ortiz Rubio, con el apoyo de todo el aparato oficial, y en contra tuvo la candidatura rival del licenciado José Vasconcelos, que contó con el apoyo de elementos populares y de destacados jóvenes universi- tarios. Entre éstos había cierta hostilidad al gobierno, que sólo de modo forzado concedió la autonomía a la Universidad Na- cional de México, en 1929, y se le veía con recelo; no es de ex- trañar, por consiguiente, que la campaña electoral, ese mismo año, haya contado con el entusiasmo de los estu- diantes y del pueblo. Toda serie de dificultades se pre- sentaron en contra de Vasconcelos. Un estudiante, Ger- mán del Campo, fue asesinado, y varias decenas de vasconcelistas fueron aprehendidos, muertos y enterra- dos clandestinamente en Topilejo, al sur del Distrito Fede- ral, cuando la campaña ya había concluido. Como era de esperarse, el gobierno declaró triun- fante al ingeniero Ortiz Rubio, y Vasconcelos tuvo que salir del país. El gobierno de Ortiz Rubio El ingeniero Pascual Ortiz Rubio se hizo cargo de la Presi- dencia el 5 de febrero de 1930. El mismo día fue objeto de un atentado del que sólo salió herido, perpetrado por Daniel Flores, presunto vasconcelista, a quien se aprehen- dió, se le sujetó a proceso y murió más tarde en la cárcel. No faltó quien pensara que el atentado había sido obra de los católicos, lo que no fue probado. La persecu- ción legal o material en contra de ellos se agudizó en al- gunas partes, sobre todo en el estado de Veracruz, en don- de era gobernador el coronel Adalberto Tejeda. Síntoma de la situación, fueron las censuras que los legisladores lan- zaron con motivo de los actos conmemorativos del IV centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Gua- dalupe, cuya fastuosidad no les pareció admisible. Todo ello, empero, no impidió que se viese pronto que la situación no marchaba bien. El Jefe Máximo seguía de- jando sentir su influencia, y el presidente Pascual Ortiz Ru- bio, era una figura secundaria, que al final optó por renun- ciar, con lo que dio ocasión a que el Congreso nombrara presidente provisional, para completar el periodo corres- pondiente, al general Abelardo L. Rodríguez, quien fungió del 3 de septiembre de 1932 al | de diciembre de 1934 La administración pública fue reorganizada. Se crearon nuevas Secretarías de Estado y otras dependen- cias oficiales En general, la nación estaba pacificada en el orden político, pero las relaciones con la Iglesia siguieron sien- do tensas, ya que, como se vio antes, las nuevas leyes agravaban la condición de los sacerdotes y coartaban, con ello, la libertad religiosa. El papa Pío XI protestó contra los hechos atentatorios que habían ocurrido des- pués de los “arreglos” de 1929, y dio a conocer su incon- formidad en la encíclica Acerba Animi, que el gobierno de Rodríguez contestó con violencia expulsando al delega- do apostólico monseñor Leopolodo Ruiz y Flores, y amena- zando convertir los templos en talleres. Motivo de desasosiego fue, asimismo, la actitud del secretario de Educación, licenciado Narciso Bassols, al pretender establecer en las escuelas la llamada "educa- ción sexual”, y la tendencia al materialismo Y en otros capítulos de la actividad oficial, pueden anotarse los trabajos de entrega de tierras a los ejidatarios, el establecimiento de la Ley de Servicio Civil, y las normas para la fijación del salario mínimo a los trabajadores. La educación socialista El 20 de julio de 1934, el "hombre fuerte”, Calles, pro- nunció un discurso conocido con el nombre de “grito de Guadalajara”, en el que, tras atacar al clero y su influen- Historia de México 30 Licenciado José Vasconcelos. Abogado, filósofo y escritor. Nació en 1883, en Oaxaca. Se adhirió al movimiento revolucionario desde la época del Partido Antirreeleccionista. Fue ferviente maderista. Durante el gobierno de Obre- gón desempeñó la cartera de Secretario de Educación Pública, en donde dio impulso a muchas tareas de instrucción general. Fue candidato a la Presi- dencia de la República en 1929. Como pensador formuló un sistema llama- do estético. Publicó diversas obras autobiográficas, políticas, históricas y fi- losóficas, Como historiador y ensayista mostró una marcada tendencia a la exaltación de lo hispánico en América. cia en materia educativa, insistió en que era indispensable que la revolución se apoderara “de las conciencias de la niñez y de la juventud ”, porque ambas “deben pertenecer” a esa misma Revolución, según dijo. El Congreso acogió con docilidad las indicaciones del Jefe Máximo y el artículo 3 de la Constitución fue re- formado para sustituir la educación laica establecida en el texto original, por la "educación socialista”, que debería dar a los alumnos un "concepto racional y exacto del Universo y de la vida”. Una intensa propaganda denigratoria del clero se dejó sentir, y el ambiente tuvo nuevos motivos de inquie- tud sobre la suerte del país y de las nuevas generaciones El pr designó como candidato a la Presidencia al general Lázaro Cárdenas, quien fue proclamado candida- to triunfador en ese mismo año de 1934. VII. ADMINISTRACIONES POSTERIORES La administración cardenista El 1 de diciembre de 1934 protestó como presidente de la República el general Cárdenas, cuyo periodo de go- General Lázaro Cárdenas, Nació en 1895 en Jiquilpan, Michoacán. Afilia- do a la Revolución, hizo la carrera militar en el curso de ella, al amparo del general Plutarco Elías Calles. Ocupó la gubernatura de su entidad natal. Fue jefe del Partido Nacional Revolucionario. Desempeñó la Presidencia de la República de 1934 a 1940. Mostró siempre particular tendencia al co- munismo, como gobernante y como simple particular. Murió en 1970 El nuevo jefe del Estado siguió una tendencia más moderada que la de su antecesor, y propició algunos cambios políticos, incluso el de excluir al ejército del Partido de la Revolución Mexicana, y el de crear la Se- cretaría del Trabajo para atender los problemas labora- les, junto con el impulso dado al Seguro Social Se construyeron nuevas obras de riego, carreteras, caminos vecinales y diversas obras públicas. Una serie de circunstancias favorables dieron ocasión a que la in- dustria aumentase y recibiese el apoyo del régimen En materia educativa, se disminuyó el radicalismo anterior. El secretario de Educación Pública, licenciado Octavio Véjar Vázquez, siguió una política de mayor tole- rancia; pero más tarde fue sustituido por el señor Jaime Torres Bodet, quien puso particular empeño en la campa- ha de alfabetización, conforme a una ley expedida en agos- to de 1943. En ese entonces se reformó nuevamente el artículo 3 constitucional, que adquirió la fisonomía que posteriormente tuvo: desapareció el texto referente a la ense- hanza socialista y al concepto racional y exacto del Universo y de la vida que se imponía a los alumnos; se habló más bien de de- mocracia, amor a la patria y solidaridad internacional, pero se mantuvo el monopolio del Estado sobre la instrucción pública, y continuaron las prohibiciones de antes que vedaban toda inje- rencia religiosa en materia educativa Un acontecimiento que conmovió al país fue la re- presión que elementos del ejército hicieron en 1946 contra quienes protestaban por la violación del voto en Historia de México 314 General Manuel Ávila Camacho. Militar y político revolucionario. Nació en Teziutlán, Puebla, en 1897. Fue Presidente de la República de 1940 a 1946. Murió en 1955 las elecciones municipales de León. La matanza fue con- siderable y villanamente realizada. El gobernador de Guanajuato, Hidalgo, fue removido, y se consignó a al- gunos de los militares responsables. Por lo que se refiere al campo internacional, Méxi- co participó en la Segunda Guerra Mundial en contra de Alemania, Italia y el Japón, con motivo del hundimiento de varios barcos mexicanos, de lo cual se acusó a sub- marinos del Eje. Concluido el conflicto, nuestro país for- mó parte de la recientemente constituida Organización de las Naciones Unidas. En la campaña electoral aparecieron dos candida- tos, ambos integrantes del gabinete avilacamachista: los licenciados Ezequiel Padilla, quien no habiendo con- tado con el apoyo del partido oficial optó por crear su Partido Democrático Mexicano, y Miguel Alemán Valdés, que fue postulado por el Partido Revolucionario Institucio- nal, que fue el nombre nuevo del Partido de la Revolución Mexicana, aun cuando las condiciones políticas del país, heredadas del régimen anterior, no se cambiaron sus- tancialmente en materia electoral. Sin embargo, dicho partido modificó algunos de sus rasgos, menos radica- lismo ideológico y nuevos lemas. El licenciado Alemán fue declarado triunfador de las elecciones y ocupó la Presidencia del 1 de diciembre de 1946 al 1 de di- ciembre de 1952. El régimen del licenciado Alemán se caracterizó por un impulso recio a las obras de industrializa: Licenciado Miguel Alemán Valdés. Abogado y político. Nació en el estado de Veracruz. Fue gobernador de su estado, secretario de Gobernación y presi- dente de la República de 1946 a 1952 tró particular dedicación a las grandes obras públicas —carreteras, diversas obras de riego, tendido de vías fé- rreas, construcción de aeropuertos y modernización de puertos marítimos, introducción de más agua potable al Distrito Federal, etc.—, que fueron objeto de gran pro- paganda. Una de las mejores realizaciones de la administra- ción alemanista fue la construcción de la Ciudad Univer- sitaria, en la capital. Llegado a sus últimos meses el gobierno del licen- ciado Alemán, surgieron varias candidaturas presiden- ciales, que fueron las de los licenciados Efraín González Luna, postulado por Acción Nacional, y Vicente Lombardo Toledano, sostenido por el Partido Popular, y la del general Miguel Henríquez Guzmán —que tuvo una fuerte corriente de simpatía en no pocos sitios, con apoyo del general Lázaro Cárdenas— sostenido por la Federación de Partidos del Pueblo, y la de don Adolfo Ruiz Cortines, sostenido por el PRI, aunque a la postre, Cárdenas dejó a los henriquis- tas abandonados a su suerte. Ruiz Cortines, López Mateos El presidente Adolfo Ruiz Cortines desempeñó su pues- to del | de diciembre de 1952 al 1 de diciembre de 1958. Acontecimientos destacados de ese entonces: la funda- ción del Patronato del Ahorro Nacional; la inauguración de la presa Falcón que permitió la entrevista entre el jefe del Ejecutivo federal de México y el presidente de los Es- tados Unidos, Dwight D. Eisenhower; la multiplicación de caminos carreteros, lo mismo que obras realizadas La Revolución Mexicana en los Ferrocarriles Nacionales. Ocurrieron episodios de agitación por diversos grupos sindicales. Se pretendió alentar una “marcha al mar”, a fin de promover la eco- nomía en las zonas costeras. Hubo preocupación por la construcción de escuelas y jardines de niños, siempre en el marco de las directrices que otorgaban al Estado un poder eminente. Se concedió el voto a la mujer, aunque ya había algunos antecedentes al respecto. Se laboró hasta casi su terminación en el Centro Médico Nacional. Y se favoreció la formación de Juntas de Me- joramiento Moral, Cívico y Material. Como reacción contra anteriores conductas públi- cas, que la opinión pública calificaba de corruptas, el régimen ruizcortinista proclamó una política de "hones- tidad”. En 1953 organismos empresariales dirigieron un memorial al presidente, recalcando los perjuicios cau- sados por el intervencionismo estatal en la producción y distribución de bienes. "La historia del proceso de interven- ción del Estado en las actividades económicas en nuestro país — indicó el memorial de la Concanaco— se encuentra desgra- ciadamente asociada al problema de la corrupción administrativa que todos estamos interesados en extirpar”. El presidente, en otra ocasión, pidió colaboración para impedir la preva- ricación y el cohecho. La contienda electoral para la designación del nue- vo presidente de la República, enfrentó al candidato del pri, licenciado Adolfo López Mateos, con don Luis H. Ál- varez, postulado por el PAN. El primero de ellos fue de- clarado triunfador, para el periodo comprendido entre 1958 y 1964. Hechos salientes de esa época fueron: a) un fuerte impulso a la instrucción pública, incluso con la construcción de muchas escuelas urbanas y rurales, más subsidios a centros de enseñanza superior; b) en 1959, se estableció la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, que posteriormente tuvieron carácter de obligatorios, y, por ello, tendientes a la uniformi- dad de los criterios, con la agravante de que, tiempo después, se acentuó la tendencia promarxista sobre to- do en el área de Ciencias Sociales; c) una huelga ferro- viaria de grandes proporciones se dejó sentir en el país, fue detenida, y por las relaciones que en ella hubo de la embajada soviética, se expulsó a varios diplomáticos ru- sos; d) impulso a la reforma agraria, construcción de obras de riego, lo mismo que de carreteras y otras obras públicas; e) en 1959, por un incidente ocurrido en aguas guatemaltecas, se rompieron las relaciones entre Méxi- co y Guatemala, aunque más tarde se superó esta situa- ción; f) en el mismo año de 1959 se fundó el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Es- tado, que sustituyó a la Dirección de Pensiones; g) las relaciones con el régimen marxista de Cuba tuvieron dos etapas: una de recelo, y otra, posterior, de franca vincu- lación, hasta el punto de que cuando el régimen de Fi- del Castro fue excluido de la ora, en 1962, el gobierno de México fue el único que no se sumó a esa determina-