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diagnostico, tratamiento, factores de riesgo y medidas preventivas para hernia inguinal
Tipo: Apuntes
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El tratamiento para una hernia inguinal o inguinoescrotal encarcelada en pacientes pediátricos generalmente implica una intervención quirúrgica Reducción manual o quirúrgica: La reducción manual implica intentar empujar suavemente el contenido herniado de regreso a través del anillo inguinal. Sin embargo, en muchos casos, especialmente cuando la hernia está encarcelada, se requiere una cirugía para corregir la hernia. Cirugía de hernia: La cirugía para reparar la hernia inguinal o inguinoescrotal encarcelada en niños generalmente se realiza bajo anestesia general. El procedimiento puede realizarse mediante una técnica abierta o laparoscópica, dependiendo de la preferencia del cirujano y la condición del paciente. Recuperación postoperatoria: Monitoreo constante del paciente después de la cirugía para asegurarse de que se está recuperando adecuadamente. Se pueden recetar analgésicos para controlar el dolor y se darán instrucciones sobre cómo cuidar la incisión quirúrgica. Seguimiento médico : Se programarán citas de seguimiento con el cirujano para asegurarse de que la hernia esté curando adecuadamente y para abordar cualquier preocupación o complicación que pueda surgir.
Algunas de estas complicaciones incluyen: Hernia encarcelada : Una hernia inguinal puede convertirse en encarcelada cuando el contenido protruido queda atrapado dentro del saco herniario y no puede ser reducido manualmente, y puede causar dolor intenso, hinchazón y sensibilidad en el área afectada Hernia estrangulada: Esta es una complicación grave en la que el suministro de sangre al contenido herniado se ve comprometido debido a la compresión del saco herniario. Esto puede llevar a la necrosis (muerte del tejido) Obstrucción intestinal: Si una porción del intestino delgado se hernia a través del anillo inguinal y queda atrapada, puede provocar una obstrucción intestinal Atrofia testicular: En el caso de hernias inguinales bilaterales no tratadas en niños, puede haber un riesgo de atrofia testicular debido a la presión continua sobre los testículos y afectar la función reproductiva en el futuro. Infección: Si una hernia inguinal se rompe o se vuelve ulcerada, puede ocurrir una infección en el área afectada, lo que puede requerir tratamiento con antibióticos.
Los factores de riesgo para desarrollar una hernia inguinal en pacientes pediátricos pueden incluir: Sexo : La hernia inguinal es más común en niños que en niñas. Se estima que hasta el 5% de los niños desarrollan una hernia inguinal durante la infancia. Prematuridad : Los bebés prematuros debido a la inmadurez de sus tejidos y músculos abdominales. Antecedentes familiares: La presencia de antecedentes familiares de hernias inguinales aumenta el riesgo de que un niño desarrolle esta condición. Tos crónica o estreñimiento crónico: La tos crónica o el estreñimiento crónico pueden ejercer presión sobre la pared abdominal, lo que aumenta el riesgo. Esfuerzo físico intenso : El levantamiento repetitivo de objetos pesados o la participación en actividades físicas intensas pueden aumentar el riesgo Enfermedades crónicas que aumentan la presión abdominal: Condiciones como la fibrosis quística o la enfermedad pulmonar crónica pueden aumentar la presión abdominal y, por lo tanto, el riesgo de hernia inguinal. Retención urinaria crónica: La retención urinaria crónica puede ejercer presión sobre la pared abdominal y aumentar el riesgo de desarrollar una hernia inguinal en pacientes pediátricos.