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una guia muy consiza sobre como actua el dolor y de mas
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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Dr. Ricardo Reisin Médico Neurólogo Especialista en Electromiografía y Enfermedades Neuromusculares Servicio de Neurología, Hospital Británico
La transmisión fisiológica de los estímulos nociceptivos se produce a través de peque- ñas neuronas pseudounipolares del ganglio de la raíz dorsal (GRD). Los terminales libres de estas neuronas se distribuyen por la piel, los músculos, la duramadre, las articulacio- nes, las arterias y las vísceras. La mayoría de los nociceptores son polimodales y pueden transducir y transmitir estímulos mecánicos, mecánicos y térmicos (nociceptores mecano- térmicos) o térmicos y químicos. Los axones de las neuronas nociceptivas pertenecen a dos tipos:
los mecánicos, térmicos o químicos. Distintos nociceptores tendrán diferente combinación de estos canales y esto le da a cada fibra su especificidad. Transducción de estímulos térmicos: los estímulos calóricos no dolorosos activan receptores amielínicos tipo C que responden hasta que la intensidad del estímulo supera 45ºC (umbral del dolor por calor) la sensación dolorosa por calor es dual inicialmente de característica punzante mediado por activa- ción de fibras A-delta y seguido por un dolor quemante tardío mediado por descargas sos- tenidas de fibras C. Los diferentes canales plasmáticos que permiten la transducción del calor y del dolor por calor corresponden a la familia de potencial de receptor transitorio (TRPV) que actúan como termómetros celulares y serán descriptos en la sección siguiente. Las fibras A-delta se activan ante enfria- miento no doloroso pero cuando el estímulo es doloroso responden fibras mielínicas y amielínicas (Figura 1). Transducción de dolor punzante: Las fibras A-delta son las transductoras de estí- mulos dolorosos mediados por pinchazos mientras que las fibras C insensitivas al pin- chazo o presión suave transducen estímulos de presión tónica. Transducción de estímulos químicos: Fibras mecano insensitivas predominante- mente del tipo C responden activamente a estímulos químicos mediante multiplicidad de canales de membrana.
Para entender la compleja especificidad de los nociceptores es fundamental familia- rizarse con la multiplicidad de canales que tienen en sus membranas pues ellos le con- fieren al nociceptor la capacidad de recono- cer los estímulos en condiciones fisiológicas y sus modificaciones plásticas luego de la lesión del nervio generan la sensibilización del terminal.
a) Canales TRPV TRPV-1 forma parte de esta extensa familia de canales altamente permeables al calcio. Es un canal polimodal que se activa por temperaturas a partir de los 45ºC (umbral del dolor por calor) pero también por ph reducido, por capsaicina, anandamida (AEA: endocanabinoide que facilita la apertura de este canal) y por lípidos producidos por acti- vación de lipo-oxigenasas. Además, dos mediadores del dolor: el factor de crecimiento del nervio (NGF),
actuando sobre los receptores TrkA y la bra- diquinina (BK), activan a los canales TRPV- a través de segundos mensajeros como pro- teinas G, fosfolipasa C (PLC) y proteinkinasa C (PKC) (Figura 2).
b) Canales de Na+ voltaje dependiente (Nav)(6) Se activan durante la despolarización de la membrana de su potencial de reposo de -60 mv provocando una brusca y breve des- polarización que descarga un potencial de acción. Corresponden a 2 tipos: resistentes o sen- sibles a la tetradotoxina (TTX-R, TTX-S). Los TTX-S son de activación e inactivación rápida con recuperación lenta post inactivación. Los canales TTX-R tienen activación e inactiva- ción lenta y rápida recuperación luego de la inactivación, lo que les permite sostener descargas repetitivas como las que ocurren en la injuria nerviosa. Las prostaglandinas (PGE2) inducen hiper- algesia mediante la fosforilación de los cana-
Figura 1.- Activación de los receptores al frío y al calor dependiendo de la intensidad y duración del estímulo
actuando a través de receptores adrenérgi- cos periféricos en las fibras nociceptivas o en el ganglio dorsal. Luego de la injuria del nervio existe un aumento de la arborización de terminales adrenérgicos en el ganglio de la raíz dorsal y la estimulación de recepto- res adrenérgicos facilita la cronificación del dolor y la hiperalgesia mediante la facilita- ción de la descarga de marcapasos neurona- les en el GRD (44,24).
Es una plasticidad funcional del nocicep- tor, inducida por estímulos que modifican las propiedades de sus canales durante la injuria del nervio y tisular. Los estímulos provienen de mediadores inflamatorios liberados por el tejido lesionado y por células como mastoci- tos y neutrófilos. Estos mediadores reducen el umbral de estimulación y generan que el nociceptor deje de ser exclusivamente un detector de estímulos nociceptivos y que pueda ser estimulado también por estímulos no dolorosos. Estos mediadores inflamatorios incluyen el NGF, factor de crecimiento neuronal derivado de la glía (GDNF) factor de necrosis tumo- ral (TNF alfa), bradiquinina, serotonina, ATP (liberado también desde terminales autonó- micas), H+ y lípidos (Figura 3), que actúan a través de receptores que hemos descripto y que constituyen lo que se ha dado en llamar la “sopa inflamatoria”, que induce:
La lesión periférica induce activación de células inmunes residentes en el nervio que a su vez atraen células inflamatorias hemá- ticas que activan mecanismos inflamatorios del dolor neuropático (21).
Las fibras nociceptivas proyectan sus axones al asta dorsal de la médula espinal (Figura 4). Las fibras A delta y C envían axones a la lámina I cuyas neuronas son en su gran mayoría exclusivamente nociceptivas de alto umbral y sus axones en gran medida cruzan la línea media y ascienden hasta el área parabraquial mesencefálica que, a su vez, proyecta a la amígdala y al hipotálamo
(esta es la base fisiológica de los cambios emocionales y conductuales que se asocian al dolor). Existen, además, otros fascículos espino- reticulares que conectan la aferencia noci- ceptiva con núcleos troncales que modulan la transmisión de impulsos nociceptivos. La lámina II, sustancia gelatinosa de Rolando, está conformada por pequeñas neuro- nas que se conectan con neuronas de las capas I y V pero no proyectan fuera de la médula. Las neuronas de la capa V son neuro- nas dinámicas de rango amplio (células que responden a un gran rango de estimulación tanto nociceptiva como inocua y que tienen umbrales más bajos que las neuronas de la capa I). Reciben aferencias de fibras A delta, C y A beta. Las neuronas de capa V cruzan la línea media y proyectan a través del tracto espinotalámico (STT) al tálamo y luego a la
corteza sensitiva mediando la discriminación de los impulsos dolorosos.
Los terminales nociceptivos generan res- puestas excitatorias en las células del asta dorsal. Ante impulsos únicos que arriban al terminal presináptico se activan canales de Ca2+^ tipo P/Q y se libera glutamato que activa primariamente sus receptores ionotrópicos AMPA y kainato. El receptor de NMDA en condiciones fisio- lógicas no participa, pues su canal se encuen- tra bloqueado por magnesio extracelular y por estar predominantemente desfosforilado. Cuando la descarga de los nociceptores aumenta ante estímulos dolorosos y se generan trenes de impulsos que arriban al terminal, se
Figura 3: Mecanismos de la inflamación neurogénica - Adaptado de Julius D, 2001(15).
ESTIMULOS RECEPTOR NGF TrkA Bradiquinina BK 2 Serotonina 5-HT 3 ATP P2X 3 H+ ASIC3/VR Lípidos PGE 2 /CB1/VR Calor TRPV Factor Necrosis Tumoral
TNF R
Interleuquina-1 IL-IBR
cas principales: es espontáneo y persistente en ausencia de la noxa que le dio origen. Puede ser desencadenado por estímulos no dolorosos (alodinia) o por estímulos dolorosos de baja intensidad (hiperalgesia). Frecuentemente se acompaña de sensaciones espontáneas no dolorosas (parestesias). La hiperalgesia puede afectar el área de la lesión (hiperalgesia primaria) debida a la sen- sibilización de nociceptores de la zona inicial- mente dañada. La hiperalgesia puede extenderse a la región que rodea al área inicialmente dañada (hiperalgesia secundaria) y ser desencade- nada por estímulos mecánicos. La hiperalgesia depende de la sensibilización de las neuronas centrales.
Las neuronas medulares proyectan a través de la vía espino reticular a la sustancia gris periacueductal que proyecta a Núcleos bul- bares (VRM) cuyas neuronas proyectan al asta dorsal modulando pre y post sinápticamente la transmisión de la información de dolor. Las neuronas del VRM se dividen en célu- las facilitadoras del dolor (ON) y células que median respuestas inhibitorias (OFF). La des- carga de las células ON favorece la cronifica- ción del dolor. Existen también vías descendentes nora- drenérgicas del tronco cerebral que contribu- yen a la inhibición supraespinal del dolor.
Figura 5.- Fenómeno wind-up y sensibilización de la neurona del asta dorsal de la médula - Adaptado de Benarroch, 2005 (2).
La pregabalina ha demostrado beneficio en estudios controlados de pacientes con neuropatía diabética dolorosa (ND), neuralgia postherpética (NPH) y es la primera droga en tener aprobación de la FDA para ambas indica- ciones. Estudios recientes demuestran benefi- cio también en pacientes con dolor central. Es una droga de primera elección para el tratamiento del dolor neuropático tal como lo consignan diferentes consensos de exper- tos en dolor, recientemente publicados, que han clasificado a los fármacos utilizados para el tratamiento del dolor neuropático en medicaciones de primera y segunda líneas en base a su eficacia en estudios controlados, los efectos adversos, las interacciones medi- camentosas, el efecto de estos fármacos sobre comorbilidades que pueden también responder al mismo fármaco (trastornos del sueño, ansiedad), costos de la medicación y el riesgo de adicción (1,5,9,22,37).
La pregabalina se une a la subunidad alfa 2-delta de los canales de calcio voltaje dependiente de los terminales presinápticos en el sistema nervioso central, con una afi- nidad mayor que la gabapentina, reduciendo de esta manera la entrada de calcio y la con- secuente liberación de glutamato, noradre- nalina, CGRP y substancia P a nivel medular. Este bloqueo ocurre cuando la neurona presi- náptica está sensibilizada pero no en condi- ciones fisiológicas. Este mecanismo de acción explicaría los efectos analgésicos, antiepi- lépticos y ansiolíticos de la droga (16,7).
Recientemente, se ha sugerido que tanto la gabapentina como la pregabalina facilita- rían las vías descendentes noradrenérgicas inhibidoras del dolor (35). La pregabalina tiene una estructura quí- mica similar al GABA pero no tiene afinidad por receptores gabaérgicos A o B ni interfiere con el metabolismo, liberación o recaptación de este neurotrasmisor (16).
Su absorción digestiva es rápida alcan- zando concentraciones plasmáticas máximas en menos de 1 hora. Su biodisponibilidad es del 90% alcanzando niveles plasmáticos esta- bles a las 24-48 horas del inicio de su adminis- tración. La vida media es de 6.3 h. No tiene metabolismo hepático y no se une a proteínas plasmáticas, por esto no tiene interacciones medicamentosas importantes y rápidamente cruza la barrera hemato-encefálica. Su absor- ción no se afecta por la ingesta de alimentos y tiene una farmacocinética lineal con poca variabilidad interindividual. Se elimina casi totalmente inalterada por orina por lo que se requiere ajuste de dosis en pacientes con falla renal (13,37).
La posibilidad de administración en 2 tomas diarias y su farmacocinética lineal en el rango de dosis recomendadas, 150-600 mg/ día, permite un uso más sencillo que el de la gabapentina, droga que comparte su meca- nismo de acción. Otra ventaja con respecto a la gabapentina es que el inicio del efecto analgésico de la pregabalina es más rápido
aquellos aleatorizados a pregabalina reci- bieron 300 mg/día (clearence de creatinina 30-60 ml/minuto) ó 600 mg/día (clearence de creatinina >60 ml/minuto). La pregaba- lina fue administrada en 3 dosis diarias. Se excluyeron pacientes que habían sido refrac- tarios al tratamiento con gabapentina ≥ mg/día pero se permitió durante el estudio continuar con dosis estables de analgésicos no esteroides, opioides y antidepresivos. La medida de eficacia primaria fue la reducción del promedio de los puntajes dia- rios de dolor de los últimos 7 días medida con la escala numérica de dolor de 11 puntos. Las medidas de eficacia secundarias incluyeron escalas adicionales de dolor, de interferencia del sueño, del estado de ánimo y de la cali- ficación de la impresión global de cambio de los pacientes y del médico. Los pacientes medicados con pregabalina presentaron una reducción significativamente mayor del dolor que los pacientes tratados con placebo (3.60 vs. 5.29 p=0.0001) mejoría que comenzó al primer día completo de tra- tamiento. Se identificó también una mejoría significativa de los puntajes de dolor senso- rial, afectivo y total de la escala de dolor de McGill y en los dominios de dolor del SF-36. La reducción de dolor de >50% se observó en el 50% de los pacientes con pregabalina vs. 20% de los pacientes con placebo (p<0.005). El NNT fue de 3.4. Los puntajes de las escalas de sueño tam- bién mejoraron significativamente en los pacientes tratados con pregabalina compa- rados con placebo (p=0.001) al igual que la percepción global del estado de salud pero no otros dominios de la escala SF-36. Es probable que por usar escalas de cali- dad de vida que no son específicas para la enfermedad en estudio y el breve tiempo de duración de los estudios clínicos el impacto en variación en calidad de vida sean bajos en estudios de dolor neuropático en general.
Considerando la dosis máxima estudiada de pregabalina y el rápido aumento de la dosis la droga tuvo una tolerabilidad aceptable comparada con el placebo; sin embargo, 32% de los pacientes que recibieron prega- balina vs. 5% de los pacientes que recibie- ron placebo abandonaron el estudio debido a efectos adversos. Los más comunes fueron somnolencia y mareos. Sabatowski R y colaboradores (28), enro- laron 238 pacientes con NPH, en un estudio multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo. Se comparó la efi- cacia y seguridad de pregabalina 150 mg/ día vs. 300 mg/día vs. placebo durante 8 semanas. El dolor postherpético debía tener ≥ meses de evolución y una intensidad ≥4 en una escala numérica de 11 puntos. Se les permitió a los pacientes continuar con dosis estables de analgésicos no esteroides, opioi- des y antidepresivos. La medida de eficacia primaria fue la reducción del promedio de los puntajes diarios de dolor de los últimos 7 días medi- dos con la escala numérica de dolor de 11 puntos. Las medidas de eficacia secundarias incluyeron escalas adicionales de dolor, de interferencia del sueño, del estado de ánimo y de la calificación de la impresión global de cambio de los pacientes y del médico. La reducción de dolor de ≥50% se observó en el 28% de los pacientes con pregabalina 300 mg/día vs. 26% de los pacientes con pregabalina 150 mg vs. 10% de los pacientes con placebo (p<0.006). También se identi- ficaron mejorías en escalas de disturbio de sueño (3.1 vs. 2.8 vs. 4.2, respectivamente p <0.003). La mejoría global fue calificada como muy mejorada en 40% de los pacien- tes con la dosis más alta de pregabalina vs. 14% de los pacientes con placebo (p=0.002) pero no se observó una diferencia estadísti- camente significativa con la dosis menor.
La encuesta de salud SF-36 mostró mejo- ría en el dominio de salud mental para ambas dosis de pregabalina y en los dominios de vitalidad y dolor corporal en el grupo de 300 mg/día. Los efectos adversos más frecuen- tes fueron: mareos, somnolencia, cefalea, edema periférico y boca seca. En 2006, van Seventer, Feister y Young (39) evaluaron la eficacia y seguridad de la pregabalina administrada en dos tomas dia- rias en pacientes con NPH mediante un estu- dio aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, de 13 semanas de duración, en 370 pacientes con NPH tratados con prega- balina (150, 300 ó 600 mg/día, divididas en 2 tomas) o placebo. La medida de eficacia pri- maria fue el promedio del puntaje de dolor en el punto final registrado en los diarios de dolor de los pacientes. Las medidas de efica- cia secundaria incluyeron escalas de la inter- ferencia del sueño y de la impresión Global de Cambio del Paciente. La pregabalina demostró un alivio sig- nificativo del dolor proporcional a la dosis comparado con el placebo: 150 mg/día, p=0.0077; 300 mg/día, p=0.0016; 600 mg/ día, p=0.0003. El inicio de la mejoría se observó en la primera semana. La interfe- rencia del sueño mejoró con todas las dosis comparado con placebo (p<0.001), comen- zando en la semana 1 (p<0.01). Los pacientes tratados con dosis de 150 (p=0.02) y 600 mg/ día (p=0.003) presentaron una mejoría global significativamente superior al grupo placebo. La mayoría de los efectos adversos fueron leves o moderados. Entre los pacientes tra- tados con pregabalina el 13.5% abandonó el tratamiento debido a efectos adversos inclu- yendo mareos, somnolencia o ataxia.
b) Neuropatía diabética (ND) Para evaluar la eficacia y seguridad de la pregabalina en pacientes con ND, Rosenstock y colaboradores (27), realizaron un estudio
multicéntrico, aleatorizado, doble ciego, de grupos paralelos controlado con placebo de 8 semanas de duración. Los pacientes debían tener diabetes tipo 1 ó 2 y una neu- ropatía dolorosa de 1-5 años de evolución. El dolor debía tener una intensidad ≥40 mm en una escala visual analógica de 100 mm y ≥ puntos en una escala numérica de 11 puntos Se incluyeron 146 pacientes, aleatorizados a pregabalina 300 mg/día (n=76) o placebo (n=70). La pregabalina fue administrada en 3 dosis diarias. Los pacientes solamente podían recibir acetaminofeno como tratamiento de rescate del dolor e inhibidores de la recap- tación de la serotonina como antidepresivos. La medida de eficacia primaria fue la reduc- ción del promedio de los puntajes diarios de dolor de los últimos 7 días medidos con la escala numérica de dolor de 11 puntos. Las medidas de eficacia secundarias incluyeron escalas adicionales de dolor, interferencia con el sueño, estado de ánimo, la encuesta de salud abreviada SF-36 y la calificación de la impresión global de cambio de los pacien- tes y del médico. Los pacientes medicados con pregabalina presentaron una reducción significativamente mayor del dolor en la escala de 11 puntos (p <0.0001), y similares mejorías se observaron en la subescala del dolor corporal de la SF- 36, (p<0.03) y en la escala de dolor de McGill (p=0.003). 50% de los pacientes tratados con prega- balina vs. 14.5% de los pacientes tratados con placebo mejoraron ≥50% el puntaje de la escala de dolor (p=0.001). Los pacientes tratados con pregabalina mejoraron los valores de interferencia del sueño (p<0.001). La mejoría se observó desde la primera semana y se mantuvo durante todo el estudio. La percepción global del estado de salud mostró mejoría significativa comparado con el grupo placebo (p=0.001) al igual que los
tación de la serotonina como antidepresivos. La medida de eficacia primaria fue la reduc- ción del promedio de los puntajes diarios de dolor de los últimos 7 días medidos con la escala numérica de dolor de 11 puntos. Las medidas de eficacia secundarias incluyeron escalas adicionales de dolor, interferencia con el sueño, estado de ánimo, la encuesta de salud abreviada SF-36 y la calificación de la impresión global de cambio de los pacien- tes y del médico. La dosis de 150 mg/día no fue efectiva. Los pacientes que recibieron 600 mg/día pre- sentaron una reducción significativamente mayor del dolor en la escala de 11 puntos (p<0.0002). Los pacientes tratados con pre- gabalina 600 mg/día mejoraron significativa- mente los valores de la escala de dolor de McGill, los de interferencia del sueño y en la impresión global de cambio evaluada por el paciente y por el médico (p<0.001, p=0.002 y p=0.002, respectivamente). El 39% de los pacientes tratados con pre- gabalina 600 mg/día vs. 15% de los pacientes tratados con placebo mejoraron ≥50% el pun- taje de la escala de dolor (p=0,002). Los efectos adversos más frecuentes en pacientes medicados con 600 mg/día de pregabalina fueron: mareos, somnolencia y cefaleas. Para evaluar la eficacia y seguridad de la pregabalina en 2 administraciones diarias utilizando 150, 300, 600 mg/día o placebo en pacientes con ND, Tolle y colaboradores (38), realizaron un estudio multicéntrico, aleatorizado, doble ciego, de grupos parale- los de 12 semanas de duración. Los pacientes debían tener diabetes tipo 1 ó 2 y una neu- ropatía dolorosa de >1 año de evolución. El dolor debía tener una intensidad >40 mm en una escala visual analógica de 100 mm y > puntos en una escala numérica de 11 puntos. Se incluyeron 395 pacientes. Los pacientes solamente podían recibir inhibidores de la
recaptación de la serotonina como antide- presivos. La medida de eficacia primaria fue la reducción del promedio de los puntajes diarios de dolor de los últimos 7 días medi- das con la escala numérica de dolor de 11 puntos. Las medidas de eficacia secunda- rias incluyeron escalas adicionales de dolor, interferencia con el sueño, estado de ánimo, la escala de calidad de vida EQ-5D y la cali- ficación de la impresión global de cambio de los pacientes y del médico. La dosis de 150 y 300 mg/día no fue efec- tiva. Los pacientes que recibieron 600 mg/ día presentaron una reducción significativa- mente mayor del dolor en la escala de 11 puntos (p<0.01). Esta diferencia se observó en la segunda semana y se mantuvo a lo largo de todo el estudio. Se observó una mejoría
50% de la intensidad del dolor en 46% de los pacientes medicados con la dosis más alta de pregabalina (vs. 30% de los pacien- tes con placebo, p=0.03). El NNT fue de 6.3. Los pacientes tratados con pregabalina 600 mg/día mejoraron significativamente los valores de interferencia del sueño y los de la impresión global de cambio evaluada por el paciente y por el médico (p<0.05, p=0.02, y p=0.009, respectivamente). Todas las dosis de pregabalina mejoraron significativamente la escala de calidad de vida EQ-5D. Los efectos adversos más frecuentes en pacientes medicados con 600 mg/día de pre- gabalina fueron: mareos, edema y somnolen- cia.
c) Neuropatía Postherpética y Neuropa- tía Diabética En un estudio multicéntrico, aleatori- zado, doble ciego y controlado con placebo, realizado en 2005 por Freynhagen y colabo- radores, se enrolaron 89 pacientes con NPH y 249 con diabetes 1 ó 2 con neuropatía dolo- rosa (12). Se compararon la eficacia y segu- ridad de pregabalina vs. placebo durante 12
semanas. Los pacientes recibieron placebo (n=65) o uno de los regímenes de pregaba- lina flexible con dosis crecientes de 150, 300, 450, 600 mg/día con incrementos semanales de la dosis en relación a tolerabilidad y res- puestas individuales (n=141) o un esquema fijo de 300 mg/día durante 1 semana seguido de 600 mg/día durante 11 semanas (n=132). El dolor postherpético debía tener ≥3 meses de evolución y el de la ND >6 meses y ambos tener una intensidad ≥4 puntos en una escala de 11 puntos y ≥40 mm en una escala visual analógica de 100 mm. Los pacientes debían suspender analgésicos no esteroides, opioi- des y antidepresivos y sólo se autorizaron inhibidores de la recaptación de serotonina para tratamiento de la depresión y paraceta- mol como analgésico de rescate. La medida de eficacia primaria fue la reducción del promedio de los puntajes dia- rios de dolor de los últimos 7 días medida con la escala numérica de dolor de 11 puntos. Las medidas de eficacia secundarias incluyeron escalas adicionales de dolor, de interferencia del sueño, del estado de ánimo y de la cali- ficación de la impresión global de cambio de los pacientes y del médico.
Ambos regímenes de pregabalina, el varia- ble y el fijo mejoraron significativamente el puntaje en la escala de dolor comparado con el placebo (p<0.013, p<0.001, respecti- vamente). La mejoría fue estadísticamente significativa a partir de la primera semana del tratamiento y se mantuvo durante las 12 semanas del estudio. La reducción de dolor de ≥50% se observó en el 48% de los pacientes con pregabalina a dosis flexible, 52% de los pacientes con pre- gabalina dosis fija vs. 24% de los pacientes con placebo (p<0.001 para ambos grupos de pregabalina). El NNT calculado para la dosis fija fue de 3.6 y para la dosis variable de 4.2. También se identificaron mejorías significa- tivas en escalas de disturbio de sueño para ambos grupos (p<0.001). La mejoría global percibida por el paciente fue estadística- mente mayor para los pacientes que recibie- ron pregabalina. Los efectos adversos más frecuentes fueron: mareos, náuseas, y somnolencia. Se observaron menor número de efectos adver- sos y menor número de pacientes que discon- tinuaron su tratamiento debido a los mismos en el grupo con dosis flexible de pregaba- lina.