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Estos apuntes para la tecnicatura en acompañante terapéutico exploran los conceptos de comunidad y salud mental comunitaria, analizando la evolución histórica de estos conceptos y su relación con la atención psiquiátrica. Se destaca la importancia de la intervención sociocomunitaria en la salud mental, incluyendo el rol del acompañante terapéutico en el proceso de atención.
Tipo: Apuntes
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El concepto de comunidad surge en el siglo XIX en el contexto de los cambios sociales producidos tras la “Era de las Revoluciones”: la revolución francesa en primer lugar y luego la revolución industrial, que dieron lugar a la modernidad y al liberalismo. La comunidad descrita por los pensadores de la época, hacía alusión a las formas de relación que se estaban perdiendo con la entrada del liberalismo: aquellas caracterizadas por un alto grado de intimidad personal, profundidad emocional, compromiso moral, cohesión social y continuidad en el tiempo. Era en ese sentido una noción “conservadora”, por medio del cual se evocaba con nostalgia a aquellos aspectos de la tradición que se estaban perdiendo por el modernismo. En la forma tradicional de vida comunitaria la identidad social se basaba en dos pilares: la filiación y el territorio, de nacimiento o de vida. La defensa de la vida comunitaria en su versión conservadora siempre apela al valor de las instituciones establecidas, que considera eternas en el valor de las tradiciones, a preservar la rigidez de la moral, y a centrar en la familia como organización básica de la vida en común. En la versión progresista se defiende otro valor, el progreso, el cambio social, la superación de las desigualdades, que requiere de un valor central de raíz comunitaria: la solidaridad. La dicotomía entre comunidad y sociedad se replantea, el liberalismo avanza como ideología, pero también como imposición del individualismo en oposición a la vida comunitaria. A finales del siglo XIX, los más ricos pueden prescindir de la comunidad y atender por sí mismo sus necesidades, afirmando el individualismo liberal, pero los más pobres necesitan de los valores solidarios de su comunidad. Esto hace que presionen sobre los Estados y lleva a las respuestas políticas de protección social, surgiendo así a fines del siglo XIX las primeras formas modernas de seguridad social en Europa. En 1883, en Alemania, se dictan tres leyes claves: se crea el primer seguro de salud (seguro de enfermedad) obligatorio para todos los obreros. En 1884 se dicta la primera ley de seguro contra los accidentes del trabajo. En 1889 otra ley específica establece un sistema obligatorio de jubilación. Luego de la segunda guerra mundial surge una nueva concepción sobre el riesgo social y el papel del Estado sobre sí mismo. Forma parte del llamado “Estado de bienestar” La noción de comunidad, no se torna de nuevo hasta la década de los 80s siglo XX. La razón de esto, es la disolución, deterioro y retroceso del Estado de Bienestar y de los sistemas de seguridad social que este implicaba. Esta casi desaparición de la vida comunitaria tiene sus consecuencias en la reformulación de la construcción de la identidad social. Esta ya no se constituye en base a la filiación ni al territorio. El valor y la función reguladora de la mirada del otro sobre la conducta propia atenúan o desaparecen, llevando a cada individuo, y a cada relación con el otro, a establecer por sí mismos los valores éticos de su
comportamiento hacia sus semejantes de trato y sociedad. La idea de comunidad, se ve progresivamente asociada a la búsqueda de “seguridad”. Aquello que organizaba a los grupos humanos en función de un proyecto se ha desplazado a una forma de asociación marcada por la necesidad de defensa frente a un mundo y una sociedad que se percibe hostil. El reto de lo comunitario en la actualidad está puesto del lado de lograr que la comunidad que se entreteja, atienda y se responsabilice de la igualdad del derecho a ser humano y de la igualdad de posibilidades para ejercer ese derecho. Entonces, el tratamiento de las personas con trastorno mental surgidas tras la Segunda Guerra Mundial y representadas en los movimientos de reforma psiquiátrica, presentan como uno de sus elementos comunes la referencia a la comunidad o a lo comunitario. Un tema fundamental es común al conjunto de las propuestas de reforma de la atención psiquiátrica clásica o asilar: el centro de la ideología asilar ha sido, y sigue siendo en sus defensores actuales, la del paciente de su comunidad, esto es, separarlo de las vicisitudes de la vida en común. Con Salud Mental en la comunidad el primer sentido y la primera intervención, es preservar en todo lo posible los vínculos comunitarios, familiares y sociales del paciente, a la vez que toda estrategia de rehabilitación debe orientarse a la integración social del sujeto afectado. Este es el núcleo de la reforma de la atención, que el sujeto pueda permanecer en el seno de su familia y de su comunidad durante el proceso de atención.
era garantizar la seguridad del loco y de su familia, liberarlos de las influencias externas, vencer las resistencias personales del loco, someterlo a un régimen médico e imponer nuevos hábitos morales. Amarante propone que el punto de partida es empezar a pensar el campo de la salud mental y atención psicosocial no como un modelo o sistema cerrado, sino como un proceso: un proceso que es social y un proceso social que es complejo.
El trabajo del Acompañante Terapéutico es, fundamentalmente, asistencial. Surgió como una necesidad clínica en relación a pacientes con quienes los abordajes terapéuticos clásicos fracasaban. Luego de algunos años probando diferentes recursos, descartando algunos y creando otros, se pudo empezar a ordenar la tarea y, conceptualizar y delimitar los alcances del rol del Acompañante Terapéutico. El Acompañante Terapéutico asiste al paciente en crisis y puede hacerlo desde una fase diagnóstica y/o a través de todo el proceso terapéutico. Su trabajo no puede cumplirse de forma aislada, siempre debe estar inscripta en el seno de un equipo. Es la pertenencia al mismo y la identificación con el esquema referencial y las pautas de trabajo que de él surgen, lo que le permitirá perfilar su rol con claridad. Este es un agente de salud mental que trabaja en equipo, integrando, y que instrumentando medios psicológicos colabora en la continuidad de los tratamientos, ubicándose en un lugar diferente, apuntando a sostener empáticamente al acompañado y a su entorno familiar. Siendo así, es importante diferenciar que NO es un AT, por ejemplo, no es un terapeuta y nunca debe trabajar solo. También, es importante diferenciar acerca de las funciones que cumple y que NO cumple, por ejemplo: el AT no es un cuidador, no es un amigo, no es un familiar, no liga herramientas ligadas a lo que es enfermería, no cambia ni baña a nadie. En cambio, este debe de mantener una relación profesional con el acompañado y su grupo familiar o referentes. El AT acompaña con bases teóricas y, dentro de un marco y criterio de abordaje que está unificado con sus compañeros de equipo.