Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

Importancia de la Familia en el Desarrollo Humano: Prácticas Tradicionales Indígenas, Apuntes de Psicología

Este documento explora la importancia de la familia en el desarrollo humano, especialmente en el contexto de prácticas tradicionales indígenas. Los autores Iglesias y Flaquer, citados por Musitu y Cava (2001), acuerdan que la familia reviste gran importancia en la crianza y educación de las hijas y hijos, estableciendo una red de apoyo material y afectivo de los adultos hacia los menores. El texto también aborda el enfoque de género en el desarrollo social y la importancia de la educación intercultural bilingüe para las poblaciones indígenas. Además, se mencionan las características generales de familias cuyos hijos logran altas notas de Coeficiente Intelectual (CI), incluyendo el uso de lenguas indígenas y la importancia de la educación en lengua materna.

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 20/10/2022

anyela-biviana-lozano-angarita
anyela-biviana-lozano-angarita 🇨🇴

2 documentos

1 / 24

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
I. La importancia de la familia como primer ámbito
de socialización en la primera infancia
Al hablar de familia, se piensa como un sistema de relaciones humanas que
constituye un conjunto integrado e integrador, en donde la comunicación se concibe
como un proceso dinámico y continuo que permite expresar necesidades, deseos y
sentimientos, en donde se camina hacia un objetivo común, el bienestar familiar
(Aguilar, 1997). Está integrada por un conjunto de personas que conviven de manera
cotidiana y que ejercen relaciones interpersonales entre cada uno de sus miembros,
dichas relaciones se delimitan debido a los roles que cada miembro desempeña. Es, el
primer espacio en donde el individuo desarrolla de manera armonizada sus aspectos
cognitivos, afectivos y sociales y establece las primeras relaciones sociales con otros de
la misma especie, se inicia la imagen de sí mismo, y la del mundo que lo rodea. La
familia como unidad social, ha sufrido cambios significativos en cuanto a su definición,
marcados por diversas orientaciones teóricas; las familias varían de un contexto a otro,
se transforman, se reinventan, se adaptan y perduran al paso del tiempo dependiendo de
sus procedencias culturales.
Autores como Iglesias y Flaquer (Citados por Musitu y Cava, 2001), coinciden
en que la familia reviste gran importancia en la crianza y educación de las hijas e hijos,
ya que se establece una red no visible de apoyo material y sobre todo afectivo de los
adultos hacia los menores. La familia es el primer contexto socializador (no siendo el
único) por medio del cual, sobre todo en la primera infancia, se alimenta el ser humano
de elementos propios de la cultura que incluye valores, creencias, representaciones,
modelos, productos de la socialización e interacción con el ambiente natural. Además de
lo anterior, se reconocerá brevemente la socialización y la educación de los aztecas; por
su importante contribución y herencia cultural con el grupo objeto de investigación.
pf3
pf4
pf5
pf8
pf9
pfa
pfd
pfe
pff
pf12
pf13
pf14
pf15
pf16
pf17
pf18

Vista previa parcial del texto

¡Descarga Importancia de la Familia en el Desarrollo Humano: Prácticas Tradicionales Indígenas y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity!

I. La importancia de la familia como primer ámbito

de socialización en la primera infancia

Al hablar de familia, se piensa como un sistema de relaciones humanas que constituye un conjunto integrado e integrador, en donde la comunicación se concibe como un proceso dinámico y continuo que permite expresar necesidades, deseos y sentimientos, en donde se camina hacia un objetivo común, el bienestar familiar (Aguilar, 1997). Está integrada por un conjunto de personas que conviven de manera cotidiana y que ejercen relaciones interpersonales entre cada uno de sus miembros, dichas relaciones se delimitan debido a los roles que cada miembro desempeña. Es, el primer espacio en donde el individuo desarrolla de manera armonizada sus aspectos cognitivos, afectivos y sociales y establece las primeras relaciones sociales con otros de la misma especie, se inicia la imagen de sí mismo, y la del mundo que lo rodea. La familia como unidad social, ha sufrido cambios significativos en cuanto a su definición, marcados por diversas orientaciones teóricas; las familias varían de un contexto a otro, se transforman, se reinventan, se adaptan y perduran al paso del tiempo dependiendo de sus procedencias culturales.

Autores como Iglesias y Flaquer (Citados por Musitu y Cava, 2001), coinciden en que la familia reviste gran importancia en la crianza y educación de las hijas e hijos, ya que se establece una red no visible de apoyo material y sobre todo afectivo de los adultos hacia los menores. La familia es el primer contexto socializador (no siendo el único) por medio del cual, sobre todo en la primera infancia, se alimenta el ser humano de elementos propios de la cultura que incluye valores, creencias, representaciones, modelos, productos de la socialización e interacción con el ambiente natural. Además de lo anterior, se reconocerá brevemente la socialización y la educación de los aztecas; por su importante contribución y herencia cultural con el grupo objeto de investigación.

3.1. La familia y el género

Usualmente, el modelo de conducta socialmente aceptado permite a los adultos ejercer una relación de poder sobre la población infantil, al menos en gran parte de su vida. Esta relación se hace innegable en la primera infancia, en donde se le enseña desde pequeño (a)^1 lo que es o no correcto, el cómo se debe o no se debe actuar. Por ejemplo, a las niñas se les puede hablar en un tono más suave por la connotación social que se tiene de ser más frágil que un niño, a quien en cambio, se le habla en tono más enérgico, más duro y austero. Hay una frase popular que dice: “los hombres no lloran, eso déjalo para las mujeres”. Cuando llegan a la edad adulta, los grandes puestos directivos en empresas transnacionales y nacionales, son ocupados por varones, ya que la mujer está limitada por su condición de mujer. Es recurrente creer que la mujer latinoamericana es pobre, ignorante e indígena y además de procrear en promedio de 7 a 8 retoños, esta afirmación no siempre es cierta, ya que como lo dice Julia Pérez en Ser mujer en Latinoamérica :”… la realidad de una mujer no es nunca igual a la realidad de otra mujer ” (citada por Lomas, 1999:70).

En los ochentas se incorpora el enfoque de género al desarrollo social, por una parte incluía a las mujeres en el modelo de desarrollo vigente y por otro, cuestionaba este modelo, hizo manifiesto que las mujeres son un elemento fundamental en los procesos de desarrollo (Lara, 2002) ya que se encargan de cubrir los servicios sociales básicos ⎯como la asistencia del hogar y la familia⎯ al mismo tiempo de ser el núcleo familiar, ya que si la figura paterna desaparece es más fácil que la madre haga las veces de padre y madre, y de que logre al paso del tiempo su cometido, si acontece lo contrario, las probabilidades de éxito son menores.

En relación a estudios recientes que refieren al desarrollo humano, las observaciones hechas por Bee (1992) le proporcionaron los elementos necesarios para elaborar una lista de cinco características generales en familias cuyas hijas e hijos logran las notas más altas de Coeficiente Intelectual CI. “1. Proporcionan un ambiente físico interesante y complejo a la niña o niño…2. Son emocionalmente sensibles a su hija o hijo y participan con ella o él en su actividad…3. Hablan a su hija o hijo,

(^1) Se refiere al término femenino, pequeña.

desarrollados a lo largo del tiempo. Mismos que expresan conocimiento y relación con la naturaleza, con historias, con mitos y leyendas, con música, canto y danza, con hábitos de cocina y con objetos de arte, entre otras expresiones culturales. Una de estas lenguas pertenece al grupo de los nahuas, grupo étnico con un gran antecedente histórico y mayoritario en el país al cual me abocaré a lo largo del trabajo por ser el principal en el lugar de investigación.

El Estado de Puebla constituye una de las entidades de la República Mexicana con un gran movimiento cultural-lingüístico en donde confluyen 7 de los 62 grupos lingüísticos más reconocidos, uno de ellos ⎯ el de mayor número de hablantes ⎯ es el grupo de los nahuas.

Gráfica 1. Ubicación de los grupos indígenas en el estado de Puebla.

Sin embargo, de acuerdo con el INEGI y dado el importante proceso migratorio

que el Estado ha sufrido, sobre todo en los últimos años, existen personas cuya procedencia es variada y que hablan una lengua indígena además del español, según esto, existen 60 lenguas indígenas en el estado de las cuales 49 confluyen en el municipio de Puebla. Tabla 1. Población de 5 años y más que habla lengua indígena en el municipio de Puebla.

  • 114 Puebla Tipo de lengua Total Hombres Mujeres
  • Amuzgo
  • Cora
  • Cuicateco
  • Chatino
  • Chichimeca Jonaz
  • Chinanteco
  • Chinanteco de Ojitlán
  • Chocho
  • Chol
  • Chontal
  • Chontal de Oaxaca
  • Chontal de Tabaso
  • Huasteco
  • Huave
  • Huichol
  • Ixcateco
  • Jacalteco
  • Kikarú
  • Maya
  • Mazahua
  • Mazateco
  • Mixe
  • Mixteco
  • Mixteco de la Costa
  • Mixteco de la Mixteca Alta
  • Mixteco de la Mixteca Baja
  • Náhuatl
  • Otomí
  • Popoloca
  • Popoluca
  • Popoluca de la Sierra
  • Purépecha
  • Tarahumara
  • Tepehua
  • Tlapaneco

las fuentes históricas. La lengua náhuatl tiene diferentes principios, que hoy se consideran sólo hipótesis: las más difundidas se refieren a que hubo varias migraciones hacia esta región, las cuales recibieron la influencia de los toltecas, provenientes del Altiplano central, y de los olmeca – xicalanca que estaban asentados en el valle de Puebla y Tlaxcala, y se dirigieron hacia la parte oriental de la sierra. Para los nahuas de estas áreas, su lengua es el mexicano. Para comprender la enorme y rica herencia cultural que estos pueblos prehispánicos legaron a los que actualmente aún conservan parte de esa riqueza, es necesario realizar una breve mirada a la vida diaria de los aztecas, como principales antecesores del grupo de los nahuas.

3.3. El legado cultural de los aztecas: organización y vida

diaria.

Antes de la ocupación de los españoles, la vida diaria de un azteca estaba sujeta a los mandatos de sus dioses. El binomio de lo mágico-religioso y la existencia cotidiana formaban un conjunto inseparable que se manifestaba en las actividades cotidianas de las personas. La guerra se hacía en nombre y con el apoyo del dios Huitzilopochtli; sin la presencia de la divinidad, la guerra perdía sentido y la muerte en combate era estéril. Para un azteca, morir en la guerra ritual significaba acceder a un mundo superior al amparo de los dioses.

Tenochtitlán constituyó el centro de las actividades de los aztecas, a ella se llegaba por medio de tres impresionantes calzadas que la comunicaban con las orillas del lago Texcoco. Estos verdaderos terraplenes de piedra y tierra se extendían por miles de metros, siendo la calzada de Iztapalapa la más extensa con 11 kilómetros de duración. El centro de la ciudad contenía alrededor de ochenta edificios entre los cuales destacaba el impresionante templo consagrado a Quetzalcóatl con una base rectangular de 300 metros y una altura de 76 metros. Al contorno se ubicaban las residencias de la nobleza y el mercado, el cual mostraba una abundante actividad que comprendía a unas 40.000 personas, población similar a la de Sevilla en aquella época. En tanto más retirado del centro, disminuían la calidad de las construcciones y la riqueza de sus moradores, así que en los contornos de la ciudad, se concentraban las chozas de la mayor parte de población (Soustelle, 1956).

3.4. Divinidad & Mundo religioso

Por su estrecha creencia en lo mágico-religioso ligada a sus divinidades, entre las que destacan Huitzilopochtli (dios de la guerra), Quetzalcóatl (la serpiente emplumada, un héroe cultural, descubridor del maíz), Tlaloc (dios de la lluvia) y Coatlicue (diosa tierra, madre de Huitzilopochtli). La relación con los dioses era regulada por los nobles sacerdotes, mismos quienes presidían todo acto ceremonial y ritual realizado en los diversos templos edificados para honrar a las deidades. El calendario ritual que contenía una amplía gama de códigos, determinaba los días fastos y nefastos para la población. De tal manera que cuando un niño nacía en un día nefasto, se retrasaba la ceremonia de nacimiento para un día más favorable, no sin antes haber consultado a los llamados "lectores de destinos", quienes conocían las características de cada día del año.

Para los aztecas, el dios supremo Tonacatecuhtli y su esposa Tonacacihuatl, "señor y señora de nuestra carne", a quienes, por haberlos relacionado con la procreación y el parto, llamaron también Ometecuhtli y Omecihuatl, "señor y señora de una pareja", fueron los creadores del universo, de los dioses y de los hombres. Sin embargo, esta pareja no era propiamente objeto de culto como lo fueron los demás dioses.

Los aztecas creían que las fuerzas de la naturaleza podían ser benéficas o maléficas y que su bienestar estaba supeditado al dominio que lograran tener sobre ellas, por ello su religión estuvo tan estrechamente ligada a dicha creencia. La concepción religiosa azteca dividía al universo en dos mundos: el horizontal y el vertical. El primero, se extendía hacía afuera y poseía cinco direcciones, que corresponden a los cuatro puntos cardinales y al centro. Cada dirección estaba dominada por divinidades y asociada a ciertas características geográficas o supersticiosas, lo mismo que a determinados colores. El oriente estaba asignado a Tláloc y a Tlahuízcalpantecuhtli (la estrella matutina); el sur a Huitzillopochtli; el occidente a Quetzalcóatl, y el norte a Tezcatlipoca. Los colores ligados a cada una de estas direcciones eran: el rojo para el oriente, el blanco para el occidente, el negro para el norte y el azul para el sur.

Por su parte, el mundo vertical comprendía los paraísos y los infiernos. Había originalmente nueve paraísos que luego se convirtieron en trece y en ellos habitaban los

La unidad social básica en el pueblo azteca era el calpulli, conformado por familias de macehualtin que tenían antepasados comunes y compartían un territorio subdividido en parcelas comunales. Al frente de cada calpulli estaba el calpullec, electo de por vida por los habitantes y en conformidad con el soberano azteca. Su principal tarea era el registro de todas las tierras de la comunidad y el control de las labores de cultivo.

Los tlacotli, eran personas que por haber contraído deudas o haber cometido algún delito, trabajaban para un amo sin recibir ningún tipo de pago, y generalmente, al finalizar la deuda o delito se daba por pagado. Los que reincidían podían llegar a ser sacrificados para los dioses (Keen, 1991).

3.6. Economía y fuentes de subsistencia azteca

La economía azteca se edificaba en las actividades agrarias y en el intercambio que abarcaban todo el imperio. La agricultura proporcionaba una gran variedad de frutas y hortalizas, como el tomate, el ají, las calabazas, el poroto y las tunas, necesarios para alimentar a la elevada cantidad de habitantes del imperio. Esta actividad era considerada una de las más evolucionadas de la América Indígena, sólo superada por el sistema implementado en el área andina.

Los cultivos en las chinampas fue una de las mayores peculiaridades desarrolladas por los aztecas, consistían en verdaderas islas flotantes en el gran lago mexicano de unos cinco metros de profundidad como máximo. Para su construcción, primero se colocaban hileras de árboles y arbustos en el agua formando grandes áreas rectangulares, éstos se rellenaban con tierra y material vegetal, sobresaliendo unos dos metros sobre el nivel de las aguas. En las chinampas se plantaban distintas especies de maíz y otros productos vegetales, y lograban producir cuatro cultivos anuales. Hoy día aún se sigue cultivando sobre estas fértiles chinampas en Xochimilco (Matos, 1989).

El sistema económico azteca, se basaba en métodos tan simples como el trueque, y fue sumamente eficiente, mantuvo una gran estabilidad y aseguró el bienestar a la mayoría de la población del imperio.

3.7. La medicina de los aztecas: ¿creencias mágico-

religiosas?

En el caso de las enfermedades, los aztecas les atribuían un origen mágico o religioso, ya sea por la introducción de un cuerpo extraño o la influencia perniciosa de alguna divinidad o persona. La medicina entrelazaba ideas que se pueden considerar científicas y las creencias de índole mágico-religiosa, pues se admitía que las prácticas supersticiosas o la intervención de un dios podían sanar a los enfermos.

El reino vegetal constituyó el fundamento de su ciencia médica, aunque también aparece la superstición, que atribuía propiedades curativas a algunas piedras y animales. Las plantas medicinales empleadas por los aztecas fueron bastante numerosas, demostrado por el Dr. Francisco Hernández, médico enviado por Felipe II, hacía fines del siglo XVI, con objeto de estudiar la flora medicinal de la Nueva España. En su obra, Historia de las Plantas de Nueva España, consignó Hernández unas 1500 plantas, descritas botánica y farmacológicamente, e incluyó asimismo notas sobre las propiedades terapéuticas de ellas. Los curanderos utilizaban aceites y resinas para hacer ungüentos y emplastos, y con hierbas, raíces, hojas y cortezas elaboraban cataplasmas, infusiones, pócimas, purgantes, polvos, etc. Igualmente, utilizaban el zumo de las plantas para preparar gotas. El curanderismo era practicado por hombres y mujeres y el acervo de conocimientos adquiridos solía ser transmitido de padres a hijos, aquél que trataba de ejercerlo sin haber pasado por el obligado aprendizaje, era considerado un charlatán (Sahagún, 1960)

Entre los males atendidos y las prácticas curativas más frecuentes estaban: la reducción de fracturas y luxaciones por medio de emplastos e inmovilización de la parte afectada; las sangrías con navajas de obsidiana o con púas de puerco espín o de maguey; la aplicación de diversos tipos de emplastos o cataplasmas, según el caso, en las quemaduras y en las mordeduras o picaduras de animales ponzoñosos. Además, los curanderos suturaban heridas, combatían hemorragias, curaban enfermedades de la piel, úlceras, inflamaciones, padecimientos del oído y de los ojos, trataban las caries dentales, atendían partos y llegaban incluso a practicar la embriotomía.

tejedoras o, en un número nada despreciable, como prostitutas. La mayoría de las mujeres vino para establecerse, ser protegida y alcanzar un futuro mejor en un mundo dominado por los hombres (Byrd, 1970).

El matrimonio constituyó uno de los pilares de la sociedad colonial, como fundamento de la familia y como base para la legitimación de los descendientes. No obstante estar sometida al control del marido, la mujer jugó un papel fundamental en su calidad de transmisora de la cultura material y doméstica de España y, sobre todo, de las creencias religiosas. A ella correspondía procurar el respeto de valores como la castidad, el honor y la maternidad y aspectos como el arte culinario, la vestimenta, las diversiones o la decoración del hogar (Lavrin, 1990).

Por su parte, la mujer indígena, no rechazó al español. Si bien hubo quienes fueron forzadas y violentadas por los conquistadores, otras se convirtieron rápidamente en sus concubinas y madres de la primera generación de mestizos. También trabajaron para el español en repartimientos, encomiendas y mitas, dislocándose la familia indígena al abandonar las mujeres sus comunidades de origen. La relación con la sociedad española, sobre todo en zonas urbanas, produjo que muchas mujeres nativas adoptaran la cultura e instituciones hispanas y se convirtieran en mediadoras entre ambas sociedades, las relaciones entre los sexos fueron más flexibles de lo que sucedería durante la colonia. A partir del siglo XVII, el rol social de las mujeres peninsulares, indígenas, negras (arribadas como esclavas desde la segunda mitad del siglo XVI) y mestizas se fue definiendo con mayor precisión y rigidez (Díaz, 1960).

3.10. La familia como institución social y su herencia

ancestral.

La familia constituida como institución social básica, es nuclear y extensa, se conforma esencialmente en lo doméstico. Los grupos domésticos integran a todos los miembros del grupo familiar en las actividades de subsistencia, con divisiones básicas de trabajo según la edad y sexo. Los nahuas de esta región excluyen del matrimonio a los parientes reconocidos hasta el séptimo grado; además, prohíben el matrimonio entre compadres de “grado”, es decir, aquellos ligados por sacramentos religiosos como el bautismo, la confirmación, la primera comunión y el matrimonio. La norma más común para establecer lazos de parentesco es la de casarse con alguien del pueblo. Cuando

alguien de una comunidad tiene muchos compadres su prestigio es mayor y adquiere más posibilidades de extender los lazos de reciprocidad. Los hombres practican la ayuda mutua o “mano vuelta” en las labores de la faena (Pagina Web: www.mexico- tenoch.com, última actualización 2005).

Entre las mujeres también existe la ayuda mutua, pues cuando se va a realizar alguna fiesta o celebración se invita a las comadres, parientes y amigas para que ayuden a la preparación de los platillos. Los cargos tradicionales tienen una función religiosa y el principal es la mayordomía, que consiste en el patrocinio de la fiesta religiosa vinculada al santo patrón y a otros santos católicos. Otros cargos de menor importancia son diputados, esquineros, padrinos de las imágenes, etcétera, que ayudan en los gastos de cohetes, flores, ceras, preparación de la comida. La mayordomía, ejercida voluntariamente, es una forma de demostrar la devoción hacia el santo del pueblo y otorga prestigio a quien la cumple responsablemente. El mayordomo es el intermediario entre el santo y el grupo y debe ser espléndido y no escatimar gasto alguno. Piensan que cierto tipo de enfermedades como la pérdida del tona y el mal aire, son inducidas por un desacato, voluntaria o involuntaria del orden natural y sobrenatural, los especialistas o curanderos, hombres y mujeres, pueden sanar a una persona mediante el uso de ciertas terapias y plantas medicinales, conocen el orden cósmico y lo que puede trastornarlo, y devuelven la salud del ser humano; es una forma de restaurar este orden.

Al comienzo de la vida marital, la pareja permanece en casa de los padres del esposo, compartiendo los espacios, derechos y obligaciones con el resto de la familia. A los dos o tres años, dependiendo de su situación económica, la pareja se dispone a subsistir de manera independiente, con las limitantes y exigencias que esto supone, en un solar heredado o comprado por sus padres; o bien pueden obtener temporalmente un terreno mediante préstamo o a cambio de trabajar una parcela. La vivienda constituye el espacio de unidad de producción y consumo y de interacción social por excelencia, ya que en ella se desarrollan actividades sociales y rituales, se compone de dos habitaciones: el dormitorio y la cocina; en muchas comunidades aún se cuenta con un temascal, que en muchas comunidades por ejemplo de la Sierra Negra (específicamente en el Municipio de Vicente Guerrero, en donde trabajé y conviví con la comunidad durante algunos años de 1987 a 1996) se utiliza como especie de remedio, principalmente a las mujeres después del parto. El temascal es una especie de baño

cosmos, su orden y su movimiento. Los elementos que componen el mundo terrenal y el sobrenatural son concebidos bajo este principio y a partir de éste los opuestos como frío/caliente, día/noche, masculino/femenino, arriba/abajo, nacimiento/muerte. Esta división actúa como principio organizador y regulador de su universo. A la naturaleza se le atribuye un poder sobrenatural depositario de las fuerzas del cosmos, “ dueños del cerro, del agua, del fuego y del viento ”, que gobiernan su hábitat. Una forma de mantener el orden es a través de los rituales y las ofrendas, ofrecidas en ocasiones determinadas y en lugares especiales. La principal fuente de vida es la tierra, en donde se entrelaza lo masculino y lo femenino, su fruto más importante es el maíz, el cual se compara con el hombre porque entre ellos hay analogía en su ciclo de vida, el género para los indígenas está equilibrado.

El maíz es la planta sagrada que requiere de cuidados y protección a través de las ofrendas y prácticas rituales. El Sol, principal divinidad celeste, es considerado el dador de vida y entre los nahuas actuales está asociado a Cristo, al que ven tradicionalmente como un héroe cultural. Para las comunidades indígenas nahuas se consideran prácticas religiosas tradicionales aquellas de carácter doméstico que tienen el propósito de mantener o restituir el equilibrio entre el hombre y su entorno, como puede ser un nacimiento, un deceso, un bautizo, casamiento, construcción de una casa y su bendición, el inicio de la siembra del maíz, las peticiones de lluvia y las curaciones en donde intervienen el ritual oral, las imágenes católicas y a veces algunas figurillas prehispánicas, así como las flores, el incienso, el aguardiente, las velas y también el tabaco (Pagina Web: www.mexico-tenoch.com, última actualización 2005).

En la Colonia Tlilostoc, mucho de lo antes descrito aún se conserva, por ejemplo en el caso de la vestimenta, las mujeres son las que aún portan la falda –enagua- plisada con algunas variaciones, blusa de acrilán y rebozo, guarache o zapato de plástico, los hombres pantalón, camisa y sombrero. Se continua con las mayordomías y las celebraciones religiosas, como bautizos y casamientos que varían de acuerdo a la religión y al lugar original de procedencia, el temascal y los remedios caseros, la siembra del maíz y la elaboración de tortillas son las principales actividades de hombres y mujeres (Ver caracterización Tlilostoc).

3.11. Las mujeres: su herencia cultural y su tránsito en el

mundo contemporáneo.

Particularmente los grupos indígenas, practican un sistema de jerarquías sociales atribuido a un régimen que en algunas culturas indígenas se conoce como “usos y costumbres”, que hace que el sector femenino en este ámbito se enfrente a situaciones de desigualdad enormes con respecto al del género masculino. Muchas mujeres en condiciones de pobreza y cuando el marido sale a trabajar, ya sea que todo el día la pase fuera o tenga que salir a otro lugar a buscar el sustento diario, enfrentan situaciones que comúnmente mujeres con un estatus de vida mejor no realizan. Por ejemplo: son capaces de cambiar un tanque de gas; levantar los bultos de maíz o mazorcas después de recoger la siembra; llevar los animales a comer y encerrarlos en el corral; ordeñar las vacas, entre otras actividades quizá más pesadas ya sea en el hogar o en el campo. Otros ejemplos lo son las mujeres que se quedan solas o que por situaciones adversas como la falta de una economía sólida, mediana preparación o estudios, se dedican tal vez a la construcción; a ser ayudantes de albañil o chóferes de combis o taxis e incluso hasta de peligrosos camiones pesados, demostrando con ello que el afán de sacar adelante a su familia es mucho mayor que su aparente debilidad muscular.

Rubin (1986), usa el término categoría de género para referirse al sistema de jerarquías sociales. Sustentado en las diferencias sociales, explica a su vez que estas mismas diferencias mantienen un sistema de discriminación^4 de las mujeres; además, se suma el hecho de que las comunidades indígenas son consideradas una de las unidades con mayores rezagos y problemas sociales heredadas generacionalmente por medio de la cultura. En este sentido, la falta de una preparación profesional que les permita acceder a mejores alternativas de vida en sus labores, limita las oportunidades de desempeñarse en trabajos que requieran menos esfuerzo y por lo tanto, ante la necesidad de apoyar al marido o de resolver en parte su ausencia, deben asumir trabajos que no requieran preparación, aunque sí, mucho desgaste físico y seguramente... una remuneración económica muy baja.

(^4) La ONU la define como la distinción, exclusión o preferencia que tenga por objeto o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública. A esta definición hay que añadir la especificidad en cuanto a discriminación por sexo.

que la familia confiere a las y los menores, y que son señaladas generalmente como prácticas de crianza.

3.12. Las prácticas de crianza y su relevancia en la

infancia temprana

Muchos investigadores se han interesado por entender estas relaciones y los procesos que intervienen en las prácticas de crianza, sin embargo existe poca literatura que ilustre los grupos indígenas, pocos autores como Paradise y Lourdes de León han realizado trabajos de investigación al respecto, lo que implica una gran carencia de información tanto en la antropología en general como en la educativa. Así por ejemplo, para Aguirre Dávila (s/a: 3)^6 “las prácticas de crianza son parte de las relaciones familiares y en ellas se resalta el papel que juegan los padres en la formación de sus hijos”. Si bien las prácticas de crianza son una forma de acercamiento e interacción con el mundo social, también representan el mayor conducto de socialización con el que el individuo cuenta en la primera infancia.

En los Estados Unidos en 1994, el Comité de la Carnegie Corporation publica un informe sobre las necesidades de los niños menores. Tal informe menciona que: “el estímulo externo en el que se desenvuelve la vida del recién nacido, influye en el número de células y conexiones entre las mismas” (Fujimoto, 1996: 94). Se destaca que al nacer, las y los recién nacidos cuentan con miles de millones de células cerebrales, que son muchas más de las que poseen en su tercer año de vida, y que representan el doble de las que tendrán en su vida adulta. Por otra parte, se encontró que la falta de estimulación puede tener consecuencias indestructibles e irreversibles en el desarrollo cerebral. Además, señala que las niñas y niños nacidos en ambientes de pobreza, son más susceptibles a presentar diferencias cognitivas a los 18 meses, lo cual, muchas de las veces llega a ser definitivo. Lo más conveniente para ellas y ellos, dice, es que los padres permanezcan en el hogar a su cuidado, al menos durante sus primeros seis meses de vida. La Carnegie Corporation expone que: 1) El desarrollo cerebral es más rápido y extenso antes del primer año de vida. 2) El desarrollo cerebral es más sensible a factores

6 Profesor de Psicología Social del Departamento de Psicología de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia.

del medio ambiente de lo que se sospechaba. 3) La influencia del medio ambiente externo a edad temprana deja una huella imborrable. 4) El ambiente no sólo afecta el número de conexiones, sino también la manera en cómo se afirman. Y 5) El impacto negativo que tiene el stress en el funcionamiento del cerebro (Fujimoto, 1996).

Definitivamente la mayoría de las investigaciones ocurren en la sociedad occidental, y de la población indígena sabemos muy poco; sin embargo, esto sólo demuestra que es necesario realizar futuras investigaciones en el ámbito de nuestra competencia y con nuestra sociedad, para así poder contar con escenarios más acordes al nuestro.

En México, las prácticas de crianza se entrelazan con una serie de vínculos cognitivos, afectivos y sociales caracterizados por la diversidad cultural de nuestro país, y que dicho sea de paso, desconocemos, siendo una línea más de futuras investigaciones; el ambiente familiar representa para la gran mayoría de las familias mexicanas, el lugar en donde se desarrollan los modelos de comportamientos a seguir a lo largo de la vida. Estos comportamientos llevan implícita la condición de ser hombre o mujer y a su vez incluyen una cuestión de género. De ahí que, es necesario describir las prácticas de crianza en los ambientes naturales para entender estas relaciones y promover la equidad entre unos y otras.

Para Garduño y Cervantes (1995) las prácticas de crianza dentro del ámbito familiar, son las que se distinguen como las formas de interacción y comunicación manifiestos entre los padres e hijos, pues éstas vienen a ser finalmente, las que promueven la adquisición de actitudes, valores, normas morales, diversos aspectos de la personalidad, así como también, distintos hábitos y manifestaciones que en su conjunto, conforman la educación que va formando al individuo, sobre todo en la primera infancia. Dentro de los hallazgos más sobresalientes, estos autores enuncian cinco áreas de interés: Comunicación , en donde de acuerdo a las respuestas obtenidas, existe una diferencia entre la comunicación que se establece entre la madre y el padre en relación a sus hijos (as), la balanza se inclina hacía la madre ya que es quien pasa más tiempo con ellos (a), ya que el padre tiene que salir generalmente del hogar a trabajar y cuando regresa generalmente se encuentra cansado. Motivación , consecuentemente a que las madres son quienes pasan más tiempo con los hijos (as), por excelencia es quien