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Un análisis histórico de la educación en argentina, explorando las diferentes etapas y tendencias pedagógicas desde la época colonial hasta el siglo xx. Se examinan las influencias de diferentes modelos educativos, las reformas implementadas, los desafíos enfrentados y la evolución del sistema educativo argentino. El documento destaca la importancia de la educación pública, la influencia de figuras clave como sarmiento y mitre, y los debates sobre la educación popular y la formación de la identidad nacional.
Tipo: Resúmenes
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Se permite que la duda penetre los discursos educativos estructurados por manuales. Admite fracturas en su identidad misional. Los maestros deberían dedicarse a formar sujetos que eventualmente crearán una sociedad ideal y no "terrorífica". El educador debe aprender y enseñar a sus alumnos el arte de equilibrar lo necesario y lo contingente. Para desubjetivar la pedagogía se debe HISTORIZARLA.
El abordaje histórico que deben intentar los pedagogos requiere reafirmar su propia posición de sujetos de conocimiento. Esto conlleva dos procesos importantes: Ubicarse en esa posición sin perder el rol de transmisor. Admitir que se poseen conocimientos que aún no se han legado.
El educador debe realizar una doble operación: Trabajar para poder rescatarse como supuesto de saber. Entender que "aprender a leer filosófica y deconstructivamente la pedagogía constituye un aspecto ineludible en la compleja tarea de poner en evidencia la matriz filosófica, peligrosamente empirista y metafísica del discurso pedagógico, y del aparato (universidad) a la vez pedagógico, filosófico y político".
Las nuevas generaciones deben recibir la herencia para poder elegir una interpretación y un estilo de vida. Esto implica que confíen en los adultos y abran su negada receptividad. Se debe tratar de entender las causas de la violencia, la exclusión y las injusticias junto con el alumno.
Los sistemas dicotómicos en la historia
argentina
La historia está repleta de dicotomías políticas y sociales, como los registros históricos de la civilización y la barbarie. Por ello es pertinente y necesario discutir cada tema y material con los alumnos.
Las crisis sociales, económicas y políticas que sufre Argentina pueden hallar parte de sus raíces en la grave inconsistencia de su legado, la dispersión de los actores y la falta de comprensión colectiva respecto a la importancia de cumplir acuerdos políticos y sociales. Esto ha desembocado en una carencia de políticas de estado y en la fuerte resistencia por parte de los argentinos a aceptar su identidad latinoamericana, sosteniendo así ideales eurocentristas.
Realizar una lectura respetuosa de nuestra historia y sociedad junto a los alumnos. Imaginar nuestra identidad en términos regionales. Superar las fracturas producidas por las sucesivas manos coloniales requiere políticas democráticas inteligentes, integradoras y prospectivas.
Desde la colonia
Durante la segunda mitad del siglo XV la vida cultural era intensa en el cono sur americano, aunque los europeos ignoraran su existencia. La educación no era una acción masiva, y los nativos aprendían mediante el trabajo, los rituales y las costumbres que les transmitían sus mayores. Con el paso del tiempo, los incas y los aztecas comenzaron a concebir a la educación como una práctica separada a la religión y a la política.
El descubrimiento de América no produjo un 'encuentro entre dos culturas', sino el mayor genocidio de la historia. Los americanos no solo fueron asesinados por las armas de fuego de los españoles, sino también como consecuencia de la sobreexplotación, el
La compleja población argentina
La sociedad argentina estaba compuesta por diversos sectores, pero el acceso a la educación era profundamente desigual. Los negros, mulatos y zambos estuvieron excluidos de todos los institutos de enseñanza, como lo demuestra el caso de Ambrosio Millicay.
En 1770, el virrey Juan José de Vertiz realizó reformas culturales y educacionales, creando la Casa de Comedias y el Real Colegio de San Carlos. Belgrano dictó el Reglamento para las Escuelas del Norte, que marcó una transición hacia una educación independiente y progresista, con elementos de control de las conductas.
Visiones educativas
Saavedra prefería la concepción colonial, mientras que Moreno defendía la educación de ciudadanos modernos y democráticos. Moreno consideraba que La Gazeta tenía un papel pedagógico, pues era el primer periódico patrio, y la libertad de escribir, pensar y acceder a la información eran indispensables para consolidar el proceso de independencia.
Pedagogía liberal y radicalizada: antirracista, democrática y anticlerical. Educación federalista popular con elementos liberales: proponían una educación moderna apoyada en la participación de la sociedad civil. Pedagogía de la generación liberal de 1837: partía de la exclusión de los indios y la descalificación de la cultura popular. Pedagogía liberal oligárquica: liderada por Rivadavia y Mitre, buscaba implementar la estructura más elitista de la educación francesa.
Pedagogía tradicionalista colonial
antiindependista
La pedagogía tradicionalista colonial antiindependista era el viejo bloque pedagógico que defendía la educación colonial-clerical y privaba de educación a los indios y los mestizos. Terminada la guerra de la Independencia, esta corriente tuvo su núcleo directivo en Córdoba y luego
se transformó en nacionalismo católico. Estaba liderada por la Iglesia Católica.
Después de la Independencia, se comenzaron a fundar establecimientos educativos laicos y se empezaron a articular entre sí escuelas y colegios de diferentes tipos, respetando las bases del sistema escolarizado. El Estado sostenía y proporcionaba la educación pública.
Las concepciones que inspiraban estas reformas se discutían también en nuestro país. El sistema escolar de la Argentina surgía de la conversión de las instituciones educativas coloniales, gracias a una lenta combinación de las modalidades educativas arraigadas en nuestra sociedad y las diversas corrientes pedagógicas de la época.
La pedagogía fue una línea paralela al modelo de la evangelización: los conocimientos adquiridos por los alumnos en sus comunidades eran desacreditados y se les exigía una fe absoluta y ciega hacia las verdades que les transmitía el colegio. El proceso de enseñanza-aprendizaje se resistía al avance de una pedagogía que se apoyaba en la construcción sistemática del saber.
La Asamblea del Año XIII significó un paso importante en la modernización, ya que este congreso consiguió abolir los castigos corporales en los establecimientos educativos. Así, se basaron en la idea del nuevo espíritu educador, contando con el respaldo de los antecedentes de Belgrano en su Reglamento de las Escuelas del Norte. Aún así, en la práctica, la mayoría de los educadores se quejaban de no poder contar con el 'recurso pedagógico' que conocían y querían volver a implementar, como el cepo, el buche de agua, la palmeta y los azotes con látigos de púas de hierro.
Tradicionalismo
Representantes: Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas. Sostenían la estructura educativa colonial, buscaban quitar al Estado la responsabilidad en el financiamiento, otorgar el papel de policía al gobierno en materia ideológica, restar poder a las juntas e incluir contenidos conservadores católicos y métodos tradicionales.
Liberalismo
Representantes: Artigas (Uruguay), Bustos (Córdoba), López (Santa Fe), Alejandro Heredía (Tucumán), Félix Heredia (Salta), Molina (Mendoza), Ferré (Corrientes), Ramírez (Entre Ríos) y Urquiza (Entre Ríos). Sostenían la
de los establecimientos y de recaudar fondos para construir edificios y pagar la educación de los pobres.
Facundo Quiroga y Rosas expresaron los ideales de tradicionalismo conservador. Quiroga, al compartir la concepción de la educación colonial arraigada en el Noroeste Argentino, no dudaba que la educación fuera propiedad natural de la Iglesia Católica. Acusaba a todo lo extranjero de estar vinculado con el liberalismo protestante y defendió a la vieja cultura y la educación tradicionales bajo el lema 'Religión o muerte'.
El régimen de Rosas defendió una pedagogía similar a la de Quiroga. La defensa del orden educativo colonial complementaba al nacionalismo católico y conservador que caracterizó al régimen. Rosas impuso medidas como la homogeneización de los programas escolares, la exigencia de adhesión al gobierno a los docentes, la modificación del reglamento de la universidad, la entrega de la administración de la educación a los jesuitas y el recorte de los salarios docentes.
La generación de 1837 reunía a jóvenes liberales que se sentían responsables de 'la cosa pública'. Creían en la democracia liberal y se diferenciaban de los federales rosistas y de los unitarios. Debatían sobre temas filosóficos, políticos, sociales y culturales, y querían hacer una revolución moral, convencidos de que era imposible concretar una revolución material en ese momento.
Sarmiento, a través de su periódico El Zonda, se opuso a los ideales del rosismo, por lo que se vio obligado a exiliarse en Chile. Allí trabajó como periodista, maestro e investigador, y luego viajó a Estados Unidos, donde se percató de la peculiaridad de su sistema educativo: la educación estatal era supervisada por ciudadanos elegidos democráticamente por medio de una votación.
La educación en la Argentina según
Sarmiento
Sarmiento propuso una formación básica e integral para los habitantes, con el objetivo de elevar su cultura y promover el desarrollo de las escuelas de artes y oficios. Su propuesta buscaba una educación racional y científica. Sin embargo, un gran porcentaje de la población, especialmente los pueblos
originarios, quedaban excluidos de su propuesta educativa, ya que no eran considerados "educables".
Para Sarmiento, las comunidades indígenas y los gauchos eran repugnantes y simbolizaban el atraso de la sociedad argentina. Creía que la "civilización" debía triunfar sobre la "barbarie" para que el país progresara. Así, la educación de algunos significó la discriminación de otros.
Los lineamientos de Sarmiento estaban relacionados con un pensamiento elitista y antipopular, más inclinado a lo extranjero, con un fuerte rechazo a lo nacional y popular. Estos incluían:
Exclusión de los pueblos originarios y sus culturas Adopción del modelo educativo norteamericano Educación pública basada en la democracia Invalidar la cultura popular del pueblo Catalogar al pueblo como "educables" o "no educables"
"No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes".
"Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar una invencible repugnancia".
Sarmiento planteaba que transformar a la Argentina en una Nación moderna era posible si se establecía el liberalismo económico y un Estado republicano. La inmigración de europeos, la libertad de industria, comercio, expresión y trabajo, la inviolabilidad de la propiedad, y el ejercicio de los derechos de los ciudadanos harían de la Argentina un país civilizado.
El artículo 5 estableció que las provincias deberían asegurar la educación primaria. El inciso 16 del artículo 67 otorgó al Congreso la atribución de "dictar planes de instrucción general y universitaria".
Después del gobierno de Rosas, las autoridades derogaron el decreto que había suprimido la asistencia económica a la enseñanza y se creó el
En 1918, un grupo de estudiantes universitarios emprendieron una lucha que marcó el destino de la Educación Superior en Argentina y Latinoamérica. Sus banderas fueron la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y el cogobierno, rebelándose contra los caprichos del poder gubernamental y el del clero.
Tras la derogación de la reforma Saavedra Lamas, se restableció la estructura tradicional y el currículum enciclopédico, eliminando la orientación práctica y los intentos de construir una relación pedagógica entre escuela y trabajo.
La pedagogía argentina no logró crear categorías que vincularan la educación con el trabajo y construyeran valores y hábitos colectivos. La idea de práctica se redujo a la actividad en la clase escolar y la capacitación para el trabajo fue sustituida por una conexión abstracta con la vida social.
Durante las administraciones radicales, la situación escolar de los sectores populares mejoró significativamente. Sin embargo, el segundo gobierno de Yrigoyen heredó el programa Escuelas de Nuevo Tipo, que fue duramente criticado por su carácter "hiper-utilitario" y la formación en oficios a temprana edad.
Posteriormente, durante el gobierno de Justo, se suprimieron los centros de estudiantes en los colegios secundarios, se persiguió a los docentes con posturas radicalizadas, laicistas y escolanovistas, y se hicieron más estrictas las normas para el ejercicio de la docencia.
Los intelectuales, políticos y la opinión pública identificaban al nacionalismo con el fascismo y al liberalismo con el desprecio por lo propio y la europeización. Esto llevó a que las ideas de democracia, libertad, escolanovismo y reforma fueran rechazadas por quienes relacionaban el amor a la Patria con el hispanismo y el nacionalismo católico.
Cuando el peronismo llegó al poder, la oligarquía y la clase media alta temían por el futuro de la educación, creyendo que los "cabecitas negras" invadirían las aulas. Además, la Iglesia católica relacionaba al peronismo con el fascismo y se dedicó junto con el sector privado a crear un sistema de educación independiente.
Descargado por Yesica Vazquez (yesicavazquez586@gmail.com) lOMoARcPSD|
El estado de la educación
El peronismo recibió funcionarios ultraderechistas del régimen del golpe de Estado de 1943, quienes querían que las escuelas se asemejaran a los regimientos. El sistema educativo argentino vivía una crisis de crecimiento, con demandas de aprender oficios, acceso a una educación más igualitaria para las mujeres, empleados más capacitados para los empresarios, y mejor educación para los inmigrantes del interior. También se precisaba un reglamento de ejercicio profesional docente y la revalorización de docentes y alumnos de zonas marginales. La suspensión de la aplicación de la ley 1.420 hizo la relación del peronismo con la docencia mucho más ambigua.
Los principios de este plan gravitaban alrededor de la idea de compensar a los jóvenes pobres que habían carecido de oportunidades educativas en el pasado. La democratización de la enseñanza fue un aspecto esencial de esta reforma, que proponía una educación primaria compuesta por un primer ciclo opcional preescolar, un ciclo obligatorio de cinco años, y un último ciclo de dos años para formar obreros de diversas especializaciones, siendo este último gratuito solo para quienes pudieran demostrar incapacidad de pago. Además, surgieron las escuelas de capacitación, perfeccionamiento y especialización, y la educación técnica era gratuita para los obreros y artesanos.
La educación universitaria era gratuita y demandaba calificaciones suficientes en el nivel secundario para poder acceder a ella. El Estado también se ocuparía de brindar becas. Esta reforma pretendía acabar con la discriminación, considerando la promoción y el enriquecimiento de la cultura nacional como un asunto del gobierno, a través de la enseñanza.
Esta constitución no permitió que el nuevo modelo pedagógico nacionalista popular fuera puesto en prueba en su totalidad. Los subsidios a la educación quedaron consagrados y se brindó una autonomía limitada a las universidades. La enseñanza primaria era obligatoria y gratuita, y la enseñanza media y superior solo sería accesible para los alumnos "más capaces", es decir, con los mejores promedios, mediante becas. La nueva constitución tenía como prioridad el desarrollo físico de los jóvenes, la mejora de su desempeño intelectual y social y su capacitación profesional, como parte de un plan centralizado del desarrollo nacional.
la necesidad de solucionar la situación salarial de los docentes, lo que llevó a un movimiento gremial denominado "Marcha Blanca 1988".
Desde el 1° de Mayo de 1958 hasta el 29 de Marzo de 1962 gobernó el país una fracción del radicalismo (UCR) Intransigente (UCRI) encabezada por Arturo Frondizi. La oligarquía y la clase media alta tenían miedo de que los "Cabecitas negras" invadieran las aulas de las escuelas. Los socialistas, radicales y demócratas progresistas formaban un bloque con mucha influencia en la docencia, que defendía la educación estatal, laica, obligatoria y gratuita y la reforma universitaria.
El papel de la educación fue delineado en el texto constitucional de 1853, estableciendo que las provincias deben asegurar la educación primaria y que el Congreso dictaría planes de instrucción general. Esto generó fuertes debates, ya que el nivel medio no estaba desarrollado. Sarmiento propuso la generalización de la educación básica, fundó nuevas escuelas rurales, publicó numerosos textos de uso escolar y fundó la primera revista pedagógica del país.
El Estado dictatorial fue altamente intervencionista en el sistema educativo, atacando a las universidades con arancelamientos y exámenes de ingreso. Las administraciones de la dictadura militar en el área de educación coincidieron en eliminar la simbología peronista de los textos, los planes de estudios y la vida cotidiana escolar.
Con la derogación de la reforma Saavedra-Lamas se abandonaron los intentos de construir una relación pedagógica entre escuela y trabajo. El programa "Escuela de Nuevo Tipo" estaba dirigido a niños de 6 a 8 años para formarlos en oficios artesanales, rurales y urbanos, pero la "Obra" criticó duramente aquella experiencia, rechazando la educación laboral temprana y aportando una educación básica más general.
El mayor conflicto del período fue provocado en 1958 por el poder ejecutivo al impulsar la Ley Domingorena, que impulsaba la educación privada. El golpe de estado de Onganía clausuró las experiencias innovadoras de la educación pública, intervino en las universidades y reprimió el movimiento estudiantil.
La educación en Argentina: Evolución y
desafíos
Hernandez Arreguí sostenía que era importante para la pedagogía argentina la aplicación de modelos que pretendían ser cada vez más universales y controlados, los cuales se mostraban incompatibles con los procesos educacionales. Los docentes estuvieron siempre en conflicto con el gobierno de Onganía. Durante el período de Lanusse se creó por la Ley 19682/72 el consejo federal de educación, pero este proyecto tuvo problemas estructurales porque las nuevas universidades no se ubicaron en entornos económicos-sociales. Durante el período de Illia hubo un importante aumento de escuelas, alumnos y docentes en todos los niveles.
En la Argentina, el crecimiento de la demanda de enseñanza media y superior era efecto de la política educativa peronista que extendió la escolarización a sectores antes excluidos. El grupo liderado por el filósofo Francisco Romero se hizo cargo de la universidad de Buenos Aires, donde su política se caracterizó por restaurar.
Frondizi entregó el petróleo a compañías extranjeras, al mismo tiempo que sostenía un discurso desarrollista. La universidad obrera nacional pasó a llamarse Universidad Tecnológica, lo que formaba parte de un plan nacionalista popular.
Al comenzar la década peronista, la docencia estaba cargada de demandas insatisfechas y requería un ordenamiento del campo técnico-profesional. La suspensión de la aplicación de la ley 1420 y las posición antilaicista del Ministerio de Educación fueron las cuestiones que más enervaron la relación de los docentes con el peronismo.
Las reformas más importantes al sistema educativo fueron realizadas durante el primer gobierno peronista y se fundamentaron en los principios del Primer Plan Quinquenal. El plan destacaba la búsqueda de una filosofía educacional y contemplaba una enseñanza primaria formada por un ciclo preescolar optativo de 2 años, un ciclo obligatorio de 5 años (6-11 años) y un ciclo obligatorio de 2 años (12-14 años).
era coherente con su apoyo a la inmigración europea y a las campañas al desierto que arrasaban con la población indígena.
En el pensamiento de Sarmiento se pueden encontrar elementos que anunciaban el positivismo pedagógico, como la importancia del método, la organización escolar, la planificación y la evaluación.
Durante cuatro años, los trabajadores de la educación llevaron adelante movimientos de fuerza que culminaron con la instalación de la Carpa Blanca en la Plaza de los Dos Congresos, en pos de la mejora salarial, pero incluyendo el rechazo global a la reforma impulsada por la ley.
Entre los problemas más destacables que acarreó la nueva estructura educativa, se señalan:
Interpretaciones distintas de la reforma, lo que generó la coexistencia de tres o cuatro sistemas educativos diferentes en algunas provincias.
La primarización de los años iniciales del secundario y la convivencia de los adolescentes con los niños menores.
La ruptura del ciclo de enseñanza media, producto de la inclusión del tercer ciclo del EGB en el mismo establecimiento o en una "escuela intermedia" aparte.
El deterioro de la educación de adultos, la educación especial y la educación artística, que fueron separadas del tronco central del sistema, dándoles el carácter de "regímenes especiales".
La des-industrialización producida por las políticas librecambistas arrasó con las zonas fabriles, quebró la cadena productiva y destruyó millones de puestos de trabajo, lo que deterioró fuertemente la función pedagógica de las escuelas, especialmente en las zonas pobres, donde los docentes debían
atender problemas de alimentación, salud, relaciones familiares, documentación, drogadicción, etc.
Del golpe de 1955 al golpe de 1976, la educación enfrentó diversos desafíos en torno a la formación del sujeto independiente.
La fundación del debate pedagógico en la Argentina se remonta a la época colonial, con el enfrentamiento entre Cornelio Saavedra y Mariano Moreno, que reflejaba distintas opciones pedagógicas.
Este congreso, realizado en Buenos Aires, marcó un hito en el debate entre conservadores y liberales católicos, quienes coincidieron en la necesidad de reafirmar la educación como un medio para combatir las tendencias que buscaban disolver el papel de la religión.
El golpe de 1955, conocido como la Revolución Libertadora, derrocó a Perón y marcó un punto de inflexión en la educación, con la desestructuración del montaje pedagógico peronista y la restauración de los valores religiosos y políticos occidentales y tradicionales.
La Constitución de 1853 reflejó el programa liberal de Alberdi, lo que se tradujo en un estatismo centralizador y laico que se impuso sobre la posición católica antiestatista, aunque esta última se manifestó en diversos aspectos de la escuela pública.
La educación de la época se caracterizó por una impronta normalizadora, con una fuerte presencia del discurso católico y de la antinomia civilización/ barbarie.
Tras el golpe militar de 1976, la educación enfrentó tres flagelos: la represión dictatorial, el desastre económico-social y la política neoliberal.
La educación en Argentina: Evolución y
Tendencias
Sarmiento propugnaba la europeización de la cultura argentina y la adopción del modelo educativo norteamericano. Proponía un sistema de educación pública escolarizado que abarcara a toda la población, basado en los criterios pedagógicos más democráticos de la época.
El sentimiento de superioridad blanca respecto de la población del resto de América Latina dejó huellas en la cultura argentina. En el sistema escolar se trazaron caminos distintos para diferentes grupos sociales: Los hijos de familias asentadas tenían un destino educacional exitoso. Los hijos de inmigrantes recientes debían luchar para no quedar marginados por ser 'gallegos', 'gringuitos' o 'rusos'. Los descendientes de los criollos apenas alcanzaban a aprender a leer y escribir en las escuelas rurales.
La idea de práctica fue reducida a la actividad en la clase escolar y la capacitación para el trabajo sustituida por una conexión abstracta con la vida social.
En 1885, por iniciativa del presidente Nicolás Avellaneda, se sancionó la ley universitaria que establecía una forma parcial de autonomía universitaria. Hubo una corriente pedagógica influida por Rousseau y los socialistas utópicos, que sostenía la educación del pueblo como base de un sistema educativo progresista. Algunos exponentes de esta corriente fueron el venezolano Simón Rodríguez y los argentinos Moreno y el presbítero Gorriti.
Se persiguió a los docentes con posturas radicalizadas, laicistas y escolanovistas, exonerando a muchos y trasladando a otros a lugares inhóspitos.
La dictadura reprimió la actividad gremial y las universidades, interrumpiendo abruptamente la experiencia científica, los equipos y tendencias académicos, las publicaciones y las modalidades pedagógicas democráticas. Hubo un éxodo masivo de profesores e investigadores.
Rosas y Quiroga defendían una educación contradictoria con el liberalismo porteño y las reformas provinciales progresistas. Defendían la concepción educacional colonial arraigada en el Noroeste Argentino y concebían el campo de la educación como propiedad natural de la Iglesia Católica.
Alberdi criticaba la concepción pedagógica rivadaviana y proponía la creación de un 'Colegio de Ciencias Exactas y Aplicadas a la Industria'. Consideraba que la educación se subordinaba a la economía y a los cambios demográfico-culturales, y que primero había que traer inmigrantes para producir cambios de hábitos y valores. La Generación de 1837 promulgaba que el hombre sea libre en sus creencias y libre sea su conciencia, condición de la democracia.
Estas sociedades jugaron un papel importante en la educación argentina, comenzando a fundarse con la llegada de los primeros inmigrantes de la segunda mitad del siglo XIX. En la década de 1880 su presencia en el campo educativo era lo suficientemente importante como para que se les dedicara parte del texto de la ley 1.420.
Impulsado por la ola democrática, el gobierno radical terminó con el control policial a estudiantes y docentes, las curricula dictatoriales y las restricciones al ingreso a la enseñanza media y a las universidades. Respetó el derecho de huelga de los docentes, restableció la autonomía universitaria, el gobierno de los claustros y la libertad de cátedra, y reinstaló el sistema de concursos.
La política educativa menemista se constituyó en un espacio de cumplimiento de las directivas del Banco Mundial, que propugnaban la descentralización de los sistemas escolares, su paulatina transferencia