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EUCARISTÍA EN EL MEDIOEVO, Apuntes de Teología

LOS PRINCIPALES AUTORES DE LA EDAD MEDIA SOBRE LAS CONTROVERSIAS EUCARISTICAS

Tipo: Apuntes

2022/2023

Subido el 04/09/2024

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LA EUCARISTÍA EN EL MEDIOEVO
AMALARIO DE METZ PASCASIO RADBERTO RATRAMNO DE CORBIE BERENGARIO DE TOURS LANFRANCO DE BEC
En sus explicaciones de la Misa:
Tendencia a ilustrar el rito en su
significado literal, para poner de
relieve la doctrina de la fe de las
oraciones del Canon Romano.
Tendencia por una lectura
alegórica desmedida (la Misa es
para él sagrada representación), tanto
de la exterioridad ritual de la
celebración como de las oraciones
que componen la Plegaria
Eucarística.
En las obras de Amalario se
encuentran, afirmaciones realistas, en
continuidad con el pensamiento
patrístico.
La figura (el sacramento) puede contener y dar a
participar la verdad (el cuerpo de Cristo y el evento
salvífico de su sacrificio redentor).
Para la mentalidad empirista emergente en la cultura
franco-germánica, la realidad de un cuerpo verdadero
es perceptible por los sentidos; cuando hay mediación
de un signo (sacramento) se puede hablar de presencia
significada o virtual-dinámica. Por tanto, el cuerpo
sacramental no puede decirse idéntico al cuerpo
verdadero de Cristo.
¿Cómo entender, pues, la Eucaristía? ¿E s una figura,
un signo representativo y significante del cuerpo de
Cristo o es el verdadero cuerpo de Cristo?
La verdad de la carne y de la sangre de Cristo se
contiene in mysterio et figura, es decir, sin que venga
anulada la dimensión simbólica, propia del sacramento
Responde Al rey Carlos el Calvo:
a) «¿Lo que la boca de los fieles recibe en la
Iglesia –el cuerpo y la sangre de Cristo–, se
recibe en misterio (in mysterio) o realmente (an
in veritate)?»;
b) ¿Es el mismo cuerpo nacido de María, que
padeció, murió y fue sepultado, y que después de
la resurrección y la a scensión está sentado a la
derecha del Padre?»
Para Ratramno, que lee los mismos textos de los
Padres comentados por Pascasio Radberto, pero
que los interpreta con una mentalidad realista-
empirista.
Para Berengario la razón dialéctica es norma y guía
suprema para la percepción de la verdad en todo el campo
del saber. Tal principio le llevó a adaptar la interpretación
de la Escritura y los textos de los Padres a su modo de
pensar, abriendo un abismo profundo entre razón y fe.
Para Berengario la Eucaristía es, un sacramento, y este
es, según san Agustín, «un signo sagrado», «una figura
visible de la gracia invisible». El pan y el vino, mediante
las palabras de la consagración quedan determinados, no
obstante, siguen siendo lo mismo que eran, y significar el
cuerpo y la sangre de Jesucristo.
La Eucaristía, por tanto, es un signo; no puede
identificarse con el verdadero cuerpo y sangre de
Cristo.
Para Lanfranco, por tanto, el teólogo
no puede pretender utilizar la dialéctica
para encajar lo divino en el interior de
un sistema cósmico racionalizado; sin
embargo, si utiliza la dialéctica al
servicio de la verdad de fe, y sin jamás
contraponerla a ella, podrá alcanzar
una correcta scientia fidei.
Lanfranco habla de una conversión
de las sustancias terrenas en la
esencia del cuerpo el Señor (terrenas
substantias converti in essentiam
Dominici corporis), y de la
permanencia de las apariencias de las
mismas cosas (del pan y del vino).
Muestra fe en la identidad entre el
cuerpo que está en el tipo o
sacramento eucarístico, y el cuerpo
del Señor Jesús, sacerdos in
aeternum.
Su obra fue puesta en discusión,
por el abuso del método, que podía
generar confusión en los fieles,
alejándoles del significado.
inmediato de los ritos y de su
contenido objetivo. Tanto Agobardo
(†840), obispo, como Floro de Lyon
(†860), hombre de espíritu
agustiniano, siempre dispuesto a
subrayar la unidad del único y total
corpus Christi, impugnaron
fuertemente el alegorismo de
Amalario.
. Corpus ipsius esse ex virgine.
Siguiendo la línea teológica de san Ambrosio,
reafirmó en esta obra que la Eucaristía es la verdadera
carne de C risto, el cuerpo del mismo Cristo nacido de
María Virgen, que fue crucificado y ha resucitado, y
no solo una figura de su cuerpo.
Por lo que se refiere a la relación entre la Eucaristía y
la Iglesia, Pascasio Radberto ve en la Eucaristía el
corpus mysticum, es decir, la carne mística de Cristo,
que se recibe in mysterio. Este corpus mysticum se da
a los fieles para que lleguen a ser un solo cuerpo en
Cristo’, o sea, la Iglesia, corpus verum del Cristo
total, cabeza y miembros.
En la Eucaristía los fieles reciben el cuerpo de
Cristo sub figura, bajo el velo de las especies del
pan y del vino, pero no in veritate, porque está
claro que en el sac ramento Cristo no se
manifiesta palmariamente (no es perceptible por
los sentidos), ni se encuentra de modo idéntico a
como está en el cielo
Para él hay dos cuerpos de Cristo: a ) el cuerpo
histórico, verdadero, idéntico al cuerpo
resucitado y glorioso en el cielo, que permanece
siempre a la diestra del Padre. b) el cuerpo
sacramental, figurado en las especies eucarísticas
del pan y del vino.
En el pensamiento de Berengario sacramentum es
perceptible por los sentidos; y la res indicada por el signo,
es invisible , pero puede ser conocida por los ojos del
corazón creyente, y es de dominio del espíritu.
Berengario negó la presencia sustancial de Cristo en la
Eucaristía. a) Porque opinaba que es irrealizable la
conversión de una cosa en otra sin una contemporánea
transformación externa.
b) Porque la conversión de una sustancia en otra
comporta que ésta c omience a ser algo que antes n o
existía, lo cual no puede absolutamente suceder en la
Eucaristía, porque el cuerpo de Cristo existía ya antes de
toda posible consagración eucarística y existirá siempre.
La distinción que él hace e ntre
substantia y species (forma aparente),
es fundamental para resolver el
problema.
Inicia la explicación ontológica de la
presencia real de Cristo en la
Eucaristía:
Cristo en virtud de la consagración de
las ofrendas está presente en la
Eucaristía según su esencia o sustancia,
por tanto, en la verdad de su ser, pero
sin manifestarse en su forma
fenoménica natural.
Lo cual ca mbio para evitar confusiones, eucaristía es
el corpus verum e Iglesia es corpus mysticum.
La corriente llegará al concepto de presencia
sacramental (presencia verdadera, real y sustancial)
del cuerpo y de la sangre de Cristo en la Eucaristía.
Por lo que respecta a la dimensión sacrificial de la
Eucaristía,permanece en la misma perspectiva,
más simbólico-figurativa que realista.
con Berengario de Tours, se detendrá en el
concepto de presencia figurativa (presencia in
figura, spiritualiter, in virtute), que más tarde será
reprobada por el Magisterio de la Iglesia.
En definitiva, para Berengario la p resencia del cuerpo de
Cristo en la Eucaristía no es verdadera y sustancial; se
trata, en cambio, de una p resencia in figura, in
similitudine, intellectualiter, spiritualiter, in virtute.
Después de treinta años de discusiones y aclaraciones
conceptuales y terminológicas, en el Sínodo Romano del
año 1079, Berengario enunció un acto de fe.
La Misa no solo representa la muerte
de Cristo, sino que hace p resente, bajo
las especies visibles del pan y del vino,
la carne y la sangre de Cristo, la
realidad del sacrificio (él habla de
inmolación sacramental, in
sacramento) que la Iglesia ofrece al
Padre.
En definitiva, esta comprensión de
la imagen o figura ya no permite
afirmar, como hacían los Padres, la
presencia de la veritas ipsa en el
misterio o sacramento.

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LA EUCARISTÍA EN EL MEDIOEVO

AMALARIO DE METZ PASCASIO RADBERTO RATRAMNO DE CORBIE BERENGARIO DE TOURS LANFRANCO DE BEC

En sus explicaciones de la Misa: Tendencia a ilustrar el rito en su significado literal , para poner de relieve la doctrina de la fe de las oraciones del Canon Romano. Tendencia por una lectura alegórica desmedida (la Misa es para él sagrada representación), tanto de la exterioridad ritual de la celebración como de las oraciones que componen la Plegaria Eucarística. En las obras de Amalario se encuentran, afirmaciones realistas, en continuidad con el pensamiento patrístico. La figura (el sacramento) puede contener y dar a participar la verdad (el cuerpo de Cristo y el evento salvífico de su sacrificio redentor ). Para la mentalidad empirista emergente en la cultura franco-germánica, la realidad de un cuerpo verdadero es perceptible por los sentidos; cuando hay mediación de un signo (sacramento) se puede hablar de presencia significada o virtual-dinámica. Por tanto, el cuerpo sacramental no puede decirse idéntico al cuerpo verdadero de Cristo. ¿Cómo entender, pues, la Eucaristía? ¿ Es una figura, un signo representativo y significante del cuerpo de Cristo o es el verdadero cuerpo de Cristo? La verdad de la carne y de la sangre de Cristo se contiene in mysterio et figura , es decir, sin que venga anulada la dimensión simbólica, propia del sacramento Responde Al rey Carlos el Calvo: a) «¿Lo que la boca de los fieles recibe en la Iglesia –el cuerpo y la sangre de Cristo–, se recibe en misterio (in mysterio) o realmente (an in veritate)?»; b) ¿Es el mismo cuerpo nacido de María, que padeció, murió y fue sepultado, y que después de la resurrección y la ascensión está sentado a la derecha del Padre?» Para Ratramno, que lee los mismos textos de los Padres comentados por Pascasio Radberto, pero que los interpreta con una mentalidad realista- empirista. Para Berengario la razón dialéctica es norma y guía suprema para la percepción de la verdad en todo el campo del saber. Tal principio le llevó a adaptar la interpretación de la Escritura y los textos de los Padres a su modo de pensar, abriendo un abismo profundo entre razón y fe. Para Berengario la Eucaristía es, un sacramento, y este es, según san Agustín, «un signo sagrado», «una figura visible de la gracia invisible». El pan y el vino, mediante las palabras de la consagración quedan determinados, no obstante, siguen siendo lo mismo que eran, y significar el cuerpo y la sangre de Jesucristo. La Eucaristía, por tanto, es un signo; no puede identificarse con el verdadero cuerpo y sangre de Cristo. Para Lanfranco, por tanto, el teólogo no puede pretender utilizar la dialéctica para encajar lo divino en el interior de un sistema cósmico racionalizado; sin embargo, si utiliza la dialéctica al servicio de la verdad de fe, y sin jamás contraponerla a ella, podrá alcanzar una correcta scientia fidei. Lanfranco habla de una conversión de las sustancias terrenas en la esencia del cuerpo el Señor (terrenas substantias converti in essentiam Dominici corporis), y de la permanencia de las apariencias de las mismas cosas (del pan y del vino). Muestra fe en la identidad entre el cuerpo que está en el tipo o sacramento eucarístico, y el cuerpo del Señor Jesús, sacerdos in aeternum. Su obra fue puesta en discusión, por el abuso del método , que podía generar confusión en los fieles, alejándoles del significado. inmediato de los ritos y de su contenido objetivo. Tanto Agobardo (†840), obispo, como Floro de Lyon (†860), hombre de espíritu agustiniano, siempre dispuesto a subrayar la unidad del único y total corpus Christi, impugnaron fuertemente el alegorismo de Amalario.

. Corpus ipsius esse ex virgine. Siguiendo la línea teológica de san Ambrosio, reafirmó en esta obra que la Eucaristía es la verdadera carne de Cristo, el cuerpo del mismo Cristo nacido de María Virgen, que fue crucificado y ha resucitado, y no solo una figura de su cuerpo. Por lo que se refiere a la relación entre la Eucaristía y la Iglesia, Pascasio Radberto ve en la Eucaristía el corpus mysticum , es decir, la carne mística de Cristo, que se recibe in mysterio. Este corpus mysticum se da a los fieles para que lleguen a ser un solo cuerpo en Cristo’, o sea, la Iglesia, corpus verum del Cristo total, cabeza y miembros. En la Eucaristía los fieles reciben el cuerpo de Cristo sub figura , bajo el velo de las especies del pan y del vino, pero no in veritate, porque está claro que en el sacramento Cristo no se manifiesta palmariamente (no es perceptible por los sentidos), ni se encuentra de modo idéntico a como está en el cielo Para él hay dos cuerpos de Cristo: a ) el cuerpo histórico, verdadero, idéntico al cuerpo resucitado y glorioso en el cielo, que permanece siempre a la diestra del Padre. b) el cuerpo sacramental, figurado en las especies eucarísticas del pan y del vino. En el pensamiento de Berengario sacramentum es perceptible por los sentidos; y la res indicada por el signo, es invisible, pero puede ser conocida por los ojos del corazón creyente, y es de dominio del espíritu. Berengario negó la presencia sustancial de Cristo en la Eucaristía. a) Porque opinaba que es irrealizable la conversión de una cosa en otra sin una contemporánea transformación externa. b) Porque la conversión de una sustancia en otra comporta que ésta comience a ser algo que antes no existía, lo cual no puede absolutamente suceder en la Eucaristía, porque el cuerpo de Cristo existía ya antes de toda posible consagración eucarística y existirá siempre. La distinción que él hace entre substantia y species (forma aparente), es fundamental para resolver el problema. Inicia la explicación ontológica de la presencia real de Cristo en la Eucaristía : Cristo en virtud de la consagración de las ofrendas está presente en la Eucaristía según su esencia o sustancia, por tanto, en la verdad de su ser, pero sin manifestarse en su forma fenoménica natural. Lo cual cambio para evitar confusiones, eucaristía es el corpus verum e Iglesia es corpus mysticum. La corriente llegará al concepto de presencia sacramental (presencia verdadera, real y sustancial) del cuerpo y de la sangre de Cristo en la Eucaristía. Por lo que respecta a la dimensión sacrificial de la Eucaristía,permanece en la misma perspectiva, más simbólico-figurativa que realista. con Berengario de Tours, se detendrá en el concepto de presencia figurativa (presencia in figura, spiritualiter, in virtute), que más tarde será reprobada por el Magisterio de la Iglesia. En definitiva, para Berengario la presencia del cuerpo de Cristo en la Eucaristía no es verdadera y sustancial; se trata, en cambio, de una presencia in figura, in similitudine, intellectualiter, spiritualiter, in virtute. Después de treinta años de discusiones y aclaraciones conceptuales y terminológicas, en el Sínodo Romano del año 1079, Berengario enunció un acto de fe. La Misa no solo representa la muerte de Cristo, sino que hace presente, bajo las especies visibles del pan y del vino, la carne y la sangre de Cristo, la realidad del sacrificio (él habla de inmolación sacramental, in sacramento) que la Iglesia ofrece al Padre. En definitiva, esta comprensión de la imagen o figura ya no permite afirmar, como hacían los Padres, la presencia de la veritas ipsa en el misterio o sacramento.