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Estrategias de acentuación, Tesis de Teoría de la Literatura

Estrategias de acentuación y métodos

Tipo: Tesis

2024/2025

Subido el 09/06/2025

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Acento prosódico y acentuación gráfica
en español
RESUMEN:
El presente trabajo, enfocado desde la perspectiva historiográfica, consta de tres partes.
En la primera, que constituye el marco teórico general, se estudia la naturaleza del
prosodema acentual. En la segunda se analizan las peculiaridades del acento prosódico,
sus funciones, las unidades a las que afecta y los fenómenos a los que da lugar. Y en la
tercera se examinan los criterios en los que se han basado las normas del código unifor-
me de su representación gráfica.
PALABRAS CLAVE: español, acento, prosodema, acentuación gráfica, código.
ABSTRACT:
This article, which is focused from the historiographical perspective, com-
prises three parts. In the first part, which develops the general theoretical
framework, the nature of the prosodeme of Spanish accent is studied. The
second part analyzes the specific features of Spanish prosodic accent, its
functions, the units that are affected and the phenomena that these cause.
Finally, the third part examines the criteria used to set the rules for the
uniform code of Spanish accent graphic representation.
KEY WORDS: Spanish, accent, prosodeme, graphic accentuation, code.
1. Introducción
El acento es un prosodema que, como tal, afecta a unidades
lingüísticas de la cadena hablada superiores al sonido —o al mis-
Archivum, LXV, 2015, pp. 133-164
Recibido: 6/11/2014
Aceptado: 27/03/2015
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Acento prosódico y acentuación gráfica

en español

RESUMEN: El presente trabajo, enfocado desde la perspectiva historiográfica, consta de tres partes. En la primera, que constituye el marco teórico general, se estudia la naturaleza del prosodema acentual. En la segunda se analizan las peculiaridades del acento prosódico, sus funciones, las unidades a las que afecta y los fenómenos a los que da lugar. Y en la tercera se examinan los criterios en los que se han basado las normas del código unifor- me de su representación gráfica. PALABRAS CLAVE : español, acento, prosodema, acentuación gráfica, código. ABSTRACT: This article, which is focused from the historiographical perspective, com- prises three parts. In the first part, which develops the general theoretical framework, the nature of the prosodeme of Spanish accent is studied. The second part analyzes the specific features of Spanish prosodic accent, its functions, the units that are affected and the phenomena that these cause. Finally, the third part examines the criteria used to set the rules for the uniform code of Spanish accent graphic representation. KEY WORDS : Spanish, accent, prosodeme, graphic accentuation, code.

1. Introducción El acento es un prosodema que, como tal, afecta a unidades lingüísticas de la cadena hablada superiores al sonido —o al mis- Archivum, LXV, 2015, pp. 133- Recibido: 6/11/ Aceptado: 27/03/

134 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V mo sonido en aquellos casos en que se comporta como estas— al poner de relieve una determinada sílaba con respecto a las de su entorno. El acento prosódico, que existe en la mayor parte de las lenguas aunque no responde a idénticos parámetros ni desempe- ña la misma función en todas ellas, en algunas no se representa gráficamente y en otras solo se indica en ciertos casos. La orto- grafía del español, de la manera en que está fijada, lo señala de forma regular y prácticamente exhaustiva. En la investigación del acento en español tradicionalmente se han distinguido dos tendencias, la de quienes sostienen que está en función del tono —o de la cantidad y el tono— y la de aquellos otros que consideran que es una mera consecuencia de la intensidad. En la primera, la Real Academia Española, basán- dose únicamente en el tono, lo presenta en la GRAE como “la máxima entonación con que en cada palabra se pronuncia una sílaba determinada”^1 , mientras que Andrés Bello, al considerar que está en función de la cantidad y el tono, establece que “con- siste en una levísima prolongación de la vocal que se acentúa, acompañada de una ligera elevación del tono”^2. Dentro de la segunda, Rufino José Cuervo parte de la idea de que “por el acento se realza una sílaba entre las demás de una pa- labra, o una sílaba que de por sí forma palabra entre otras sílabas inmediatas”^3 , señalando a continuación que esto se logra “o au- mentando la espiración con que producimos el sonido o alzando 1 Real Academia Española, Gramática de la lengua española , Nueva edición re- formada, de 1931, y apéndice con las Nuevas normas de prosodia y ortografía de- claradas de aplicación preceptiva desde 1º de enero de 1959, Madrid, Espasa-Calpe, 1962, pág. 459. 2 Bello, Andrés, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos. Con las Notas de Rufino José Cuervo. Estudio y edición de Ramón Trujillo, Madrid, Arco/Libros, 1988, pág. 173. 3 Cuervo, Rufino José, Notas a la Gramática de la lengua castellana de don Andrés Bello. Edición, variantes y estudio preliminar por Ignacio Ahumada Lara, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1981, pág. 44.

136 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V guen. Pero el oído es mucho más sensible a la tonalidad que a la intensidad”^9. Emilio Alarcos Llorach interpreta igualmente que el acento “en español se realiza mediante el incremento de la in- tensidad espiratoria (y la elevación del tono) en una sola sílaba determinada del significante”^10. En el primer trabajo notable enfocado desde la perspectiva acústica, Dwight L. Bolinger y Marion Hodapp observan que “el tono es el elemento imperante en el acento del español”^11 , y la intensidad y la duración, factores secundarios, lo que no im- plica que tenga que producirse forzosamente una elevación del mismo por encima del cuerpo tonal de la frase, sino simplemen- te “una salida de ella, sea para arriba o para abajo. Los descen- sos no abundan tanto como las subidas, pero son, sin embargo, frecuentes”^12. Heles Contreras, que corrobora y complementa la tesis de estos autores, matiza que el tono es el elemento princi- pal, la “clave del acento”^13 , y que la intensidad desempeña un papel más secundario que la duración. Antonio Quilis, que define el acento como un prosodema “que permite poner de relieve una unidad lingüística superior al fonema (sílaba, morfema, palabra, sintagma, frase; o un fonema, 9 Real Academia Española, Esbozo de una nueva gramática de la lengua española , Madrid, Espasa Calpe, 1973, pág. 64. 10 Alarcos Llorach, Emilio, Gramática de la lengua española , Madrid, Real Acade- mia Española, Colección Nebrija y Bello, Espasa, 1994, pág. 45. En el DRAE , el acen- to (< lat. accentus , calco del gr. προσῳδία) es definido por la Real Academia Española en la misma línea como el “relieve que en la pronunciación se da a una sílaba de la palabra, distinguiéndola de las demás por una mayor intensidad o por un tono más alto” (Real Academia Española, Diccionario de la lengua española , 23.ª ed., Madrid, Espasa Calpe, 2014, s. v. acento ). 11 Bolinger, Dwight L. y Hodapp, Marion, “Acento melódico. Acento de inten- sidad”, BFUCh , 13, 1961, pág. 47. 12 Bolinger, Dwight L. y Hodapp, Marion, “Acento melódico…”, pág. 35. 13 Contreras, Heles, “Sobre el acento en español”, BFUCh , 15, 1963, pág. 237.

A O L X V Acento prosódico y acentuación gráfica en español 137 cuando funciona como unidad superior) para diferenciarla de otras unidades lingüísticas del mismo nivel”^14 , del mismo modo que Dwight L. Bolinger y Marion Hodapp, y Heles Contreras, en su producción y percepción concede el papel predominante a la frecuencia del fundamental, sola o acompañada de la duración, que, a su juicio, ocupa el segundo lugar en orden de importancia, ya que solo en contadas ocasiones, “cuando no actúan ni la fre- cuencia del fundamental, ni la duración, es la intensidad la que pone de relieve el prosodema acentual”^15. Al tratar de las variables fonéticas, Joaquim Llisterri Boix in- dica que el acento tiene una clara incidencia en las características acústicas, articulatorias y perceptivas de los sonidos debido a que “puede causar variaciones en la intensidad, la frecuencia del fundamental, la frecuencia de los formantes y la duración”^16. Por su parte, Eugenio Martínez Celdrán, si bien es cierto que “hay autores que destacan la elevación del F 0 , otros la duración, aun- que es posible que sea una combinación de ambos la que propor- ciona la prominencia de la sílaba acentuada frente a sus vecinas 14 Quilis, Antonio, Tratado de fonología y fonética españolas , 2.ª ed., Madrid, Gre- dos, 2006, pág. 388. 15 Quilis, Antonio, Tratado …, pág. 400. Celia Casado Fresnillo, Andrés Santos y Emilia V. Enríquez, basándose en la síntesis del lenguaje, de acuerdo con la su- gerencia de Antonio Quilis (Quilis, Antonio, Fonética acústica de la lengua española , Madrid, Gredos, 1981, pág. 332), llegan a la conclusión de que “de las tres variables estudiadas parece que, efectivamente, es la Frecuencia Fundamental la que deter- mina siempre una mayor percepción del acento y, por tanto, refrena más la subje- tividad del oyente, mientras que la actuación de la Duración depende mucho más del tipo de esquema acentual de la palabra. Así, se confirman y precisan algo más las observaciones que en su día hicieron Bolinger, Hodapp, Heles Contreras o, más recientemente, Antonio Quilis, y que ya entrevió, de modo intuitivo, Andrés Bello, mientras que, en efecto, la influencia de la Intensidad en el acento español parece, hoy por hoy, poder desecharse” (Casado Fresnillo, Celia; Santos, Andrés y Enrí- quez, Emilia V., “La percepción del acento en español”, Lingüística Española Actual , 11, 1989, pág. 268). 16 Llisterri Boix, Joaquim, Introducción a la fonética. El método experimental , Bar- celona, Anthropos, 1991, pág. 83.

A O L X V Acento prosódico y acentuación gráfica en español 139 A la luz de los resultados de las investigaciones y trabajos experimentales, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española presentan el acento del espa- ñol como un fenómeno complejo en el que intervienen diferentes parámetros acústicos de los cuales el factor más relevante en su producción y percepción es el tono, sobre todo en la acentuación de las palabras pronunciadas aisladamente, asociado por lo co- mún a un aumento de la duración o la intensidad: Desde el punto de vista fonético, el acento prosódico se manifiesta acústicamente gracias a la combinación de las variaciones de los valores de tres parámetros en la articulación de la vocal: el tono, la duración y la intensidad. Actualmente se considera que el correlato acústico prin- cipal de la impresión auditiva del tono es la frecuencia fundamental (Fo), que articulatoriamente se corresponde con la frecuencia vibratoria de las cuerdas vocales y se mide en ciclos por segundo o hercios (Hz)^20.

2. Acento prosódico El acento se distingue fonológicamente de los segmentos ante todo por el hecho de que, mientras que en el análisis de estos se tiene en cuenta solo un conjunto limitado de elementos (modo de articulación, lugar de articulación, acción de las cuerdas vocales, el contexto, semejante a la neutralización de los tonos en chino” (Pamies Bertrán, Antonio, “Los acentos contiguos en español”, Estudios de Fonética Experimental , VI, 1994, pág. 93). 20 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Espa- ñola, Nueva gramática de la lengua española. Fonética y fonología , Madrid, Espasa Li- bros, 2011, pág. 465. La Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española añaden que la duración, que “depende del tiempo durante el cual se prolonga el movimiento vibratorio de las cuerdas vocales” (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Nueva gramática de la lengua española. Fonética y fonología …, pág. 365), se mide en milésimas de segundo (ms), y la intensidad, que “implica un aumento del esfuerzo muscular durante la pronunciación de un sonido determinado” (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Nueva gramática de la lengua española. Fonética y fonología …, pág. 365), en decibelios (dB).

140 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V acción del velo del paladar…) que se combinan en el acto de ha- bla sin necesidad de recurrir a otros rasgos del enunciado oral, en el suyo se requiere la comparación de dos o más puntos de la cadena sonora, ya que, si se identifica una sílaba acentuada o tónica en un enunciado es porque existe en él otra inacentuada o átona, como en ¡Quédate ahí! , donde las sílabas Qué e se contra- ponen a las demás por su acento, siendo susceptibles las vocales é e í de ser definidas como tales sin que sea preciso recurrir a otros segmentos contrastivos. A diferencia de lo que sucede en las lenguas de acento fijo (como el francés o el turco, en las que este incide siempre sobre la última sílaba de la palabra; el finés o el checo, en las que se sitúa en la primera; o el polaco, que lo lleva en la penúltima) o las de acento condicionado (como el latín, en la que está condicionado por la cantidad de la penúltima sílaba, de manera que si esta es larga recae sobre ella y si es breve lo hace sobre la antepenúl- tima), en español, lengua de acento libre igual que el inglés o el italiano, puede ocupar diferentes posiciones sin predetermi- nación alguna (la última, la penúltima, la antepenúltima o, solo excepcionalmente, una de las anteriores a la antepenúltima). El acento, de acuerdo con la estructura interna de las lenguas, desempeña en principio las funciones contrastiva (en el eje sintag- mático, en las de acento fijo o libre, al poner de relieve las sílabas acentuadas frente a las no acentuadas), distintiva (en el eje paradig- mático, en las de acento libre, al distinguir dos unidades de significa- do diferente), demarcativa (en las de acento fijo, al señalar los límites de las unidades en la secuencia: el final de una palabra, como en francés o en turco; el principio, como en checo; o un punto interme- dio entre el principio y el final, como en polaco) y culminativa (en las de acento libre o combinado, al señalar la presencia de una unidad acentual en una palabra pero sin indicar los límites)^21. 21 Quilis, Antonio, Tratado …, págs. 388-389; Hidalgo Navarro, Antonio y Quilis Merín, Mercedes, Fonética y fonología españolas , 2.ª ed., Valencia, Tirant lo Blanch, 2004, págs. 228-229.

142 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V Los diptongos, secuencias de dos vocales que se pronuncian en la misma sílaba, normativamente pueden estar constituidos por vocal cerrada /i, u/ + vocal abierta /a, e, o/ (diptongos cre- cientes, en los que primer elemento actúa fonéticamente como semiconsonante [j, w] y el segundo como núcleo silábico) ( o-diar , pier-de , ra-dio ) o vocal abierta /a, e, o/ + vocal cerrada /i, u/ (dip- tongos decrecientes, cuyo primer elemento es el núcleo silábico y el segundo la semivocal

ación, sonoridad y perceptibilidad, y dos márgenes consonánticos, uno

tro posnuclear, con estas características en un grado sensiblemente

núcleo debe hallarse integrado al menos por una vocal ( ar-te ), o bien por

ongos ( a-gua ), o por un máximo de tres, en los triptongos: a-ve-ri-güéis.

cuando existen, pueden estar formados por una o dos consonantes: trans-

tongos, secuencias de dos vocales que se pronuncian en la misma sílaba,

e pueden estar constituidos por vocal cerrada /i, u/ + vocal abierta /a, e,

crecientes, en los que primer elemento actúa fonéticamente como

e [j, w] y el segundo como núcleo silábico) ( o-diar , pier-de , ra-dio ) o

/a, e, o/ + vocal cerrada /i, u/ (diptongos decrecientes, cuyo primer

núcleo silábico y el segundo la semivocal [i̯, u̯]) ( ai-re , ley , soy ), y con

ia vocal cerrada /i, u/ + vocal cerrada /u, i/, en cuyo caso la vocal nuclear

or intensidad posea por pequeña que sea la diferencia, normalmente la

ad , muy^23. Los triptongos, secuencias de tres vocales pronunciadas en la

stán formados por vocal cerrada /i, u/ (fonéticamente, semiconsonante [j,

bierta /a, e, o/ (núcleo silábico) + vocal cerrada /i, u/ (fonéticamente,

̯ ̯ ]): despreciáis , atestigüéis.

tos, secuencias de dos vocales pronunciadas en sílabas distintas en una

den a las combinaciones de vocal cerrada tónica /i, u/ + vocal abierta

( ha-cí-a , rí-e , con-ti-nú-o ), vocal abierta átona /a, e, o/ + vocal cerrada

-úd , se-ís-mo , o-í-do ), vocal abierta /a, e, o/ + vocal abierta /a, e, o/ ( ca-

o dos vocales iguales: al-ba-ha-ca , lo-or , du-un-vi-ra-to. También se

algunas palabras, como cocuy o huy , el núcleo silábico suele ser la primera vocal, como tónica y la segunda como semivocal [úi̯ ]. ) ( ai-re , ley , soy ), y con menor fre- cuencia vocal cerrada /i, u/ + vocal cerrada /u, i/, en cuyo caso la vocal nuclear es la que mayor intensidad posea por pequeña que sea la diferencia, normalmente la segunda: ciu-dad , muy^23. Los triptongos, secuencias de tres vocales pronunciadas en la misma sílaba, están formados por vocal cerrada /i, u/ (fonéticamente, semiconsonante [j, w]) + vocal abierta /a, e, o/ (núcleo silábico) + vocal cerrada /i, u/ (fonéticamente, semivocal

Como se ve, la unidad lingüística básica a la que afecta el prosodema acentual es

la sílaba, que suele constar de más de un fonema, aunque en ocasiones está constituida

por uno solo. En la estructura interna de la sílaba se distinguen tres componentes, uno

imprescindible, el núcleo vocálico, que presenta una mayor abertura, frecuencia,

intensidad, duración, sonoridad y perceptibilidad, y dos márgenes consonánticos, uno

prenuclear y otro posnuclear, con estas características en un grado sensiblemente

disminuido. El núcleo debe hallarse integrado al menos por una vocal ( ar-te ), o bien por

dos, en los diptongos ( a-gua ), o por un máximo de tres, en los triptongos: a-ve-ri-güéis.

Los márgenes, cuando existen, pueden estar formados por una o dos consonantes: trans-

fe-rir.

Los diptongos, secuencias de dos vocales que se pronuncian en la misma sílaba,

normativamente pueden estar constituidos por vocal cerrada /i, u/ + vocal abierta /a, e,

o/ (diptongos crecientes, en los que primer elemento actúa fonéticamente como

semiconsonante [j, w] y el segundo como núcleo silábico) ( o-diar , pier-de , ra-dio ) o

vocal abierta /a, e, o/ + vocal cerrada /i, u/ (diptongos decrecientes, cuyo primer

elemento es el núcleo silábico y el segundo la semivocal [i̯, u̯]) ( ai-re , ley , soy ), y con

menor frecuencia vocal cerrada /i, u/ + vocal cerrada /u, i/, en cuyo caso la vocal nuclear

es la que mayor intensidad posea por pequeña que sea la diferencia, normalmente la

segunda: ciu-dad , muy^23. Los triptongos, secuencias de tres vocales pronunciadas en la

misma sílaba, están formados por vocal cerrada /i, u/ (fonéticamente, semiconsonante [j,

w]) + vocal abierta /a, e, o/ (núcleo silábico) + vocal cerrada /i, u/ (fonéticamente,

semivocal [i̯, u̯]): despreciáis , atestigüéis.

Los hiatos, secuencias de dos vocales pronunciadas en sílabas distintas en una

palabra, responden a las combinaciones de vocal cerrada tónica /i, u/ + vocal abierta

átona /a, e, o/ ( ha-cí-a , rí-e , con-ti-nú-o ), vocal abierta átona /a, e, o/ + vocal cerrada

tónica /i, u/ ( la-úd , se-ís-mo , o-í-do ), vocal abierta /a, e, o/ + vocal abierta /a, e, o/ ( ca-

er , re-o , lo-a ) o dos vocales iguales: al-ba-ha-ca , lo-or , du-un-vi-ra-to. También se

(^23) No obstante, en algunas palabras, como cocuy o huy , el núcleo silábico suele ser la primera vocal, realizándose esta como tónica y la segunda como semivocal [úi̯ ]. ): despreciáis , atestigüéis. Los hiatos, secuencias de dos vocales pronunciadas en síla- bas distintas en una palabra, responden a las combinaciones de vocal cerrada tónica /i, u/ + vocal abierta átona /a, e, o/ ( ha-cí-a , rí- e , con-ti-nú-o ), vocal abierta átona /a, e, o/ + vocal cerrada tónica /i, u/ ( la-úd , se-ís-mo , o-í-do ), vocal abierta /a, e, o/ + vocal abierta /a, e, o/ ( ca-er , re-o , lo-a ) o dos vocales iguales: al-ba-ha-ca , lo-or , du-un-vi-ra-to. También se pueden pronunciar con hiato algunas de las secuencias vocálicas anotadas para los diptongos, como la de vocal cerrada átona /i, u/ + vocal abierta ( con-fi-é , ac-tu-ó ) o la de dos vocales cerradas distintas ( in-clu-i-do , di-ur-no ), y para los triptongos, como la formada por dos de las tres vocales con- tiguas: ac-tu-áis , con-fi-éis. En la actualidad, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española se muestran sensibles al hecho de que la realización de las secuencias vocálicas interpre- 23 No obstante, en algunas palabras, como cocuy o huy , el núcleo silábico suele ser la primera vocal, realizándose esta como tónica y la segunda como semivocal

tes son inacentuadas.

güística básica a la que afecta el prosodema acentual es

ás de un fonema, aunque en ocasiones está constituida

terna de la sílaba se distinguen tres componentes, uno

lico, que presenta una mayor abertura, frecuencia,

y perceptibilidad, y dos márgenes consonánticos, uno

con estas características en un grado sensiblemente

rse integrado al menos por una vocal ( ar-te ), o bien por

por un máximo de tres, en los triptongos: a-ve-ri-güéis.

ueden estar formados por una o dos consonantes: trans-

s de dos vocales que se pronuncian en la misma sílaba,

nstituidos por vocal cerrada /i, u/ + vocal abierta /a, e,

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ndo como núcleo silábico) ( o-diar , pier-de , ra-dio ) o

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el segundo la semivocal [i̯, u̯]) ( ai-re , ley , soy ), y con

i, u/ + vocal cerrada /u, i/, en cuyo caso la vocal nuclear

ea por pequeña que sea la diferencia, normalmente la

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dos vocales pronunciadas en sílabas distintas en una

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uales: al-ba-ha-ca , lo-or , du-un-vi-ra-to. También se

omo cocuy o huy , el núcleo silábico suele ser la primera vocal, nda como semivocal [úi ̯]..

A O L X V Acento prosódico y acentuación gráfica en español 143 tadas tradicionalmente como hiatos en el español normativo “no es general entre los hispanohablantes, ya que buena parte de ellos pronuncian en estos mismos casos diptongos o triptongos”^24 , re- gistrándose articulaciones como con-fié , ac-tuó , in-clui-do , diur-no , como diptongos, o ac-tuáis , con-fiéis , como triptongos, especial- mente entre hablantes procedentes “de México, Centroamérica y parte de las áreas caribeña y andina”^25. Por otro lado, debido a la tendencia antihiática de la lengua española, en el habla relajada de España y América con frecuen- cia se pronuncian en una misma sílaba secuencias formadas por dos vocales abiertas distintas, sobre todo si ambas son áto- nas —fenómeno conocido con el nombre de sinéresis— ( tea-tro , gol-pear , co-reó-gra-fo )^26 , produciéndose a menudo el cierre de la primera vocal en el habla popular de algunas zonas e incluso en el nivel culto de algunos países de América ( tia-tro , gol-piar , co-rió-gra-fo ), a pesar de lo cual la Real Academia Española y la Asociación de Academias consideran que, “con independencia de su pronunciación real en cada palabra por parte de hablantes concretos, las secuencias de dos vocales abiertas se consideran siempre hiatos desde el punto de vista normativo”^27. En nuestro sistema lingüístico, por el acento, se distinguen palabras acentuadas o tónicas y palabras inacentuadas o áto- nas. Las primeras poseen un acento denominado acento léxico o acento primario. Las segundas se agrupan con aquellas para 24 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía de la lengua española , Madrid, Espasa Libros, 2010, pág. 199. 25 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía …, 2010, pág. 198. 26 Caso similar es el que se registra a menudo en la cadena hablada con la sinalefa, como en “la envidia” ( laen-vi-dia ), “me alegro” ( mea-le-gro ), “poco efecto”: po-coe-fec-to. 27 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía …, 2010, pág. 199.

A O L X V Acento prosódico y acentuación gráfica en español 145 de espécimen sea especímenes y no * espécimenes. El acento, por tan- to, con independencia del número de sílabas de que conste la palabra, únicamente puede ocupar la última, la penúltima o la antepenúltima sílaba de la palabra, con la única excepción de las estructuras constituidas por verbo + clíticos: cuéntamelo. Las palabras del español, por la posición del acento, de acuer- do con restricción de la ventana de tres sílabas, pueden ser agu- das u oxítonas, si se sitúa en la última sílaba: café ; llanas, graves o paroxítonas, cuando recae sobre la penúltima: árbol ; y esdrúju- las o proparoxítonas, en aquellos otros casos en los que la sílaba acentuada es la antepenúltima: pájaro. En las voces sobresdrúju- las o superproparoxítonas, en las que el acento se ubica en una de las sílabas anteriores a la antepenúltima ( cómetelo , imagínate- mela ), el dominio de este es la forma verbal, en cuya localización no influyen los clíticos. En los trabajos llevados a cabo por Antonio Quilis sobre la frecuencia de los esquemas acentuales en español^29 se observa que son más abundantes las palabras acentuadas o tónicas (63, %) que las inacentuadas o átonas (36,56 %). De las acentuadas o tónicas, las más numerosas son las bisílabas (41,98 %), seguidas de las monosílabas (27,72 %), alcanzando la mayor frecuencia de aparición las llanas (33,83 %). Las inacentuadas o átonas son en su inmensa mayoría monosílabas (90,23 %), frente a la palpable minoría de las bisílabas (9,77 %). En español, por regla general, las palabras acentuadas o tónicas son el sustantivo: “el libro ”; el adjetivo: “una chaqueta azul ”; el verbo: canta ; el adverbio: “Se levanta temprano ”^30 ; los pronombres personales tónicos: “Condujo el coche él ”; los pro- 29 Quilis, Antonio, “Frecuencia de los esquemas acentuales en español”, en Es- tudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach , V, Universidad de Oviedo, 1983, págs. 113- 126, y Tratado …, págs. 400-403. 30 Los adverbios en - mente son portadores de dos sílabas tónicas: “Recitó el poema maraviLLOsaMENte ”.

146 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V nombres posesivos: “Ese ordenador es suyo ”; los determinantes y pronombres demostrativos: “ esta [página]”; los determinantes y pronombres numerales, cardinales (“ siete [días]”) y ordinales: “ séptimo [lugar]”; los determinantes, pronombres y adverbios indefinidos: “ bastantes [naranjas]”, “Come bastante ”; y los deter- minantes, pronombres y adverbios interrogativos (“ ¿Qué curso estudias?”, “ ¿Quién es?”, “ ¿Cómo lo has hecho?”) y exclamativos: “ ¡qué casualidad!”, “ ¡Quién lo diría!”, “ ¡Cómo resiste!”^31. Las palabras inacentuadas o átonas en español, con las ex- cepciones aisladas que acabamos de anotar, son el artículo (“ la ciudad”), la preposición (“Residió en Toledo”), la conjunción (“Fortunata y Jacinta”), los pronombres personales átonos (“ Se lo dijo”), los determinantes posesivos (“ su tutor”), ciertos sus- tantivos empleados como fórmulas de tratamiento antepuestos a nombres propios (“ don Clemente”) y los relativos: “Ese es el gru- po que le corresponde”. Además, algunas palabras acentuadas o tónicas se pronuncian como inacentuadas o átonas cuando for- man parte como primer elemento de expresiones pluriverbales constituidas por la yuxtaposición de dos unidades simples, en antropónimos ( Luis Alberto”) y topónimos (“ Nueva York”), nu- merales (“ tres mil”) o vocativos: “ Buen hombre, respire hondo”. En el grupo fónico y en la unidad melódica, las palabras acentuadas o tónicas muestran diferentes grados de prominen- cia. El acento sintáctico o acento máximo, que suele aparecer al final de las unidades demarcativas, permite al interlocutor esta- blecer perceptivamente los límites entre las unidades prosódicas al otorgar mayor prominencia al acento primario final, el situado más a la derecha en la frase. Así, en el enunciado Ana comió , el acento sintáctico o acento máximo está localizado en la sílaba mió ; en Ana comió a las dos , dicha prominencia acentual recae so- 31 A esta relación hemos añadir el relativo cual , cuando va precedido de artí- culo (“Ese es el motivo por el cual usa gafas”) y en ciertas expresiones fijas: “Son tal para cual ”; la conjunción y en enunciados interrogativos encabezando el esquema sintagmático: “ ¿Y Juan…?”, “ ¿Y si nos descubren…?”; y la preposición según : “La sociedad según Aristóteles”.

148 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V das acerca de quién ha realizado la acción (‘ha sido él y no otro’). Otras veces, por medio de este tipo de acento se destaca una de las sílabas inacentuadas o átonas de la palabra (“bajo mi res pon- sabilidad”) o incluso una palabra de esta índole: “Lo hospedaré en casa”. En el dominio superior a la palabra, el acento y la entonación se hallan estrechamente ligados debido a que las sílabas acentua- das o tónicas suelen actuar como los puntos de anclaje de las in- flexiones melódicas, de los acentos tonales, que se definen como movimientos ascendentes o descendentes del tono fundamental. En este sentido, si comparamos las secuencias que lo mandaba y que no mandaba , observamos que en la primera de ellas el acento tonal ascendente está asociado al acento sintáctico o acento máxi- mo, que recae sobre la sílaba da , mientras que en la segunda, en la que el adverbio de negación está focalizado, la inflexión tonal ascendente coincide con la realización de la sílaba no. En las estructuras rítmicas de los enunciados, que adquieren mayor importancia en el lenguaje poético, basado en la repetición de alternancias de elementos marcados y no marcados, similar a la de una composición musical, el funcionamiento del acento constituye la base. Como apunta Antonio Quilis, en la sílaba que configura la rima en la métrica, “además de darse la culminación temporal, la reiteración de timbre y la inflexión melódica, recae también el acento, conjugándose plenamente las tres funciones indicadas, e incluso potenciándose la culminativa”^34. El grupo fónico más habitual en este registro es el de ocho sílabas, que, por lo común, configura por sí mismo una unidad melódica y el patrón de verso más frecuente en español. El acen- po, Francisco, “On the Notion of Focus in Spoken Spanish: An Empirical Approach”, in Kempchinsky, Paula and Piñeros, Carlos Eduardo (eds.), Theory, Practice, and Ac- quisition , Sommerville, Cascadilla Press, 2003, págs. 207-226; Burdach Rudloff, Ana María y Poblete Vallejos, Mario, “El fenómeno de la focalización en el habla pública de Chile”, Onomázein , vol. 1, n.º. 11, 2005, pág. 27. 34 Quilis, Antonio, Tratado …, pág. 390.

A O L X V Acento prosódico y acentuación gráfica en español 149 to sintáctico o acento máximo organiza el verso en diferentes pies, cuyo número y localización originan los diferentes ritmos. La ventana de las tres sílabas y el acento de frase se aplican a todo grupo fónico y especialmente al final del verso, haciendo que este termine en sílaba acentuada o tónica, o en sílaba acen- tuada o tónica seguida de una o dos sílabas inacentuadas o áto- nas. Con ello, en la poesía española de metro regular, con rima consonante, con rima asonante o sin rima, la terminación del ver- so y del hemistiquio en sílaba aguda, llana o esdrújula se somete a la organización prosódica en la recitación. El acento también es un elemento determinante en la rima del verso, con la diferencia de que mientras que en la aconsonantada se repiten los mismos segmentos, vocálicos y consonánticos, des- de la última vocal acentuada o tónica (“Venus se siente generala y, ciegos , / treinta rayos del mar, combos delfines, / la escuadra en la fila arrastran de los griegos ” [R. Alberti]), en la asonantada se repiten solo las vocales: “Amarrado al duro banco / de una galera turquesa , / ambas manos en el remo / y ambos ojos en la tierra , / un forzado de Dragut / en la playa de Marbella / se quejaba al ronco son / del remo y de la cadena ” (Góngora)^35.

3. Acentuación gráfica El español es una lengua en cuya configuración ortográfica se ha procurado a lo largo del tiempo que la escritura refleje lo más fielmente posible la pronunciación de los hablantes. Los prime- ros textos escritos en español —impresos en letra humanista— en los que se emplean signos diacríticos para indicar la sílaba tó- nica en determinadas palabras datan de mediados del siglo XVI, pero su uso no se convierte en un recurso gráfico habitual hasta 35 En la rima asonantada hay tener en cuenta que, cuando la última palabra del verso es esdrújula, se excluye de la rima la penúltima sílaba ( rosa / ór [ bi ] ta ), que las vocales satélites o marginales no cuentan ( lira / insid [ i ] a ), y que las terminaciones lla- nas y esdrújulas cuya última sílaba contiene solamente i o u entran en serie asonan- tada con las terminaciones e y o , respectivamente: hipó ( te ) sis / roble ; ím ( pe ) tu / libro.

A O L X V Acento prosódico y acentuación gráfica en español 151 con él “se quitan de la escriptura muchas dudas”^36 , para deter- minar las palabras que deben acentuarse propone como regla “trocarles el accento a las sylabas: y quando puesto en las otras donde no le tienen significaren algo, señalarsele en la que le huuiere menester, que a poco tiempo que se haga, se adquirira noticia bastante, y habito para hazerlo despues sin pesadumbre ninguna”^37. Con una perspectiva más amplia, Gonzalo Correas establece que “pondrase el azento en el molde en todas las palavras de dos i mas silabas, i en las monosilabas ditongos o tritongos sobre la vokal maior, en ke karga la boz, para diferenziar las palavras semexantes en letras, i diferentes en azento i sinificado”^38 , a lo que añade que en las voces monosílabas, aunque “no es menes- ter poner azento, porke no se puede errar: solamente se pondrá, en las ke ái necesidad de diferenziarlas de otras semexantes”^39 , como él (pronombre), (verbo saber ), (verbo dar ), é (verbo aver [primera persona]) y á (verbo aver [tercera persona]), frente a el (artículo), se (pronombre), de (preposición), e (conjunción) y a (preposición), respectivamente^40. En gran parte de los tratados ortográficos se daba cuenta de los tres tipos de acento, agudo, grave y circunflejo, y se describían 36 López de Velasco, Juan, Orthographia y pronunciación castellana , Burgos, En casa de Philippe de Iunta, 1582, pág. 294. 37 López de Velasco, Juan, Orthographia y pronunciación …, pág. 299. En la mis- ma línea, Mateo Alemán comenta en tono afable que, “si nos anduviesemos à po- ner capirotes donde no es necesario, ni pidiendolo las diciones, todo se nos iria en capirotadas; asi, no se deven usar, salvo en la necesidad, ofreciendose duda en el sinificado” (Alemán, Mateo, Ortografia castellana , Mexico, En la imprenta de Ieroni- mo Balli, 1609, fols. 47r.-47v). 38 Correas, Gonzalo, Ortografia kastellana nueva i perfeta , Salamanka, En kasa de Xazinto Tabernier, 1630, págs. 87-88. 39 Correas, Gonzalo, Ortografia kastellana …, pág. 88. 40 Correas, Gonzalo, ibid. , págs. 88-89.

152 Luis Alberto Hernando Cuadrado A O L X V sus usos, que en repetidas ocasiones se asociaban a la posición de la sílaba tónica, prescribiéndose que el grave debía situarse sobre la última sílaba y el agudo en interior de palabra. Sin embargo, en casi todos ellos sus autores acababan inclinándose por el uso exclusivo de uno de estos signos, por lo común el agudo, en con- tra de la práctica más común en los textos de entonces, en los cuales el que con mayor asiduidad se empleaba era el grave^41. A partir del siglo XVIII, el acento agudo se generaliza en los textos. El circunflejo, situado sobre la vocal siguiente a la ch o la x , asume el papel de marca diacrítica de carácter grafemático para resaltar que estas consonantes, en cultismos del tipo de monar- chîa o exâmen , representaban, respectivamente, a los fonemas /k/ y /k + s/^42. La Real Academia Española, en el “Discurso Proemial de la Orthographía de la Lengua Castellana” (1726), considera el agudo como la forma propia del acento gráfico español, restrin- 41 Así, Gonzalo Correas explica que el acento es “una vírgula levantada enzima inklinada un poko adelante, el ke komunmente llaman agudo desta manera á. Los otros dos grave i zirkunflexo ke inventaron los Griegos, e imitaron en Latin, no son menester en rromanze” (Correas, Gonzalo, ibid. , pág. 87). 42 La Real Academia Española emplea el acento circunflejo con esta finalidad en la primera edición de la Orthographía (1741): “ Quando la Ch se hubiere de pronun- ciar como K ( dexando su peculiar sonido ) se pondrá sobre la vocal siguiente la nota, que los Latinos llaman circunflejo, y nuestros Impresores capucha en esta forma châridad, chôro. // La misma nota, ó capucha se pondrá sobre la vocal, á que hiriesse suave, ó sin pronuncion gutural la x, como en exâmen, exîmio, exêquias, exôrcismo” (Real Academia Espa- ñola, Orthographía española , Madrid, En la Imprenta de la Real Academia Española, 1741, págs. 258-259). En la cuarta edición del Diccionario (1803), en opinión de José Martínez de Sousa (fijándose solo en la tilde de la vocal que sigue a la ch /k/), “al adoptar otros signos para representar los mismos sonidos, la Academia prescindió de este acento, que no ha vuelto a usarse en voces españolas” (Martínez de Sousa, José, Diccionario de ortografía de la lengua española , Madrid, Paraninfo, 1995, s. v. acento circunflejo ); sin embargo, hemos podido comprobar cómo en esta edición sigue utili- zándose todavía en la vocal que sigue a la x /k + s/ ( exâltar , exôdo , exôrcizar ), mientras que en la edición siguiente (1817) ya no se registra. En este sentido, en la octava edi- ción de la Ortografía (1815), la corporación había manifestado que “cada diccion solo tiene un acento que se pone en la sílaba donde carga mas la pronunciacion, y este se llama acento agudo ” (Real Academia Española, Ortografía de la lengua castellana , 8.ª ed., Madrid, En la Imprenta Real, 1815, pág. 77).