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Orientación Universidad
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es un resumen del libro, Monografías, Ensayos de Derecho Informático

un resumen del libro y de lo que es

Tipo: Monografías, Ensayos

2022/2023

Subido el 24/02/2023

zusanna-chavez
zusanna-chavez 🇲🇽

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Para Sara, Angelita y Marivi. Para Odette y Natasha. Para Guille, Mónica, Rosalba, Sara Citlali, Carolina, Maru y doña Bety. Para Lonchis y Martha. Para Verónica, Erika M., Erika R., Tamra, Lizzete, Andrea, Angélica, Fabiola, Adela, Jana, Lilia, Luly, Marcia, Jessica, Carmen, Noemí, Dalilah, Perla, Luzma, Ursula, Adriana, Karmen, las Dacias, Jakie, Rosi F., Chelín, Tania, Mary Paz, Rocío, Iris, Pía, Beatriz, Thaily, Cynthia, Mariana, la Sheraton y Coty. Para Marisol y Rosy. Rosa Martha y Coca. Para Miss Lupita, Susana, Grace, Margarita, doña Marcia, Ana María, Sofi, Fany, Christi, Lilí, Titis, Rosy y Martha R. Y para todas las demás princesas que he encontrado en el transcurso de mi vida. Y también, para todas aquellas que no he conocido, pero que no por eso dejan de ser, en el fondo, auténticas princesas.

Gracias Gracias Gracias Gracias A Sara Navarrete, Alma Rosa Araiza, Alejandra Alvarez Fraustro, Laura María Rodríguez, Idalia Damián Azcoitia, Ana Barrera, Miguel Ángel Navarrete y a los que conforman hoy al Grupo Odin Dupeyron por construir, levantar, sostener, impulsar y mantener Editorial Disidente, la pequeña editorial con la que me aventuré a editar mis propios libros. A Porrúa, librerías Gandhi y Advanced Marketing (en especial Verónica González), por la pasión con la que siempre vendieron mis libros y porque fueron quienes, por muchos años, confiaron en la pequeña y nueva Editorial Disidente empeñándose en com- partir sus ediciones.

“Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches” Con estas palabras comenzó todo.

  • XVI - ...Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado Don Fausto Rosales serán nombres que quedarán grabados en la historia de este libro para siempre. Porque son parte de su vida y porque tengo memoria y soy agradecido. Muchos años me alejé de Editorial Diana, terminé mi contrato con ellos porque mis libros necesitaban independencia y autonomía; y yo necesitaba ser dueño de mí para poder tomar mis decisiones, pero sobre todo, para poder correr los riesgos necesarios que con- lleva experimentar la libertad de decidir, de ser dueño de mí y de saber estar en mis propias manos. Así fue como abrí Editorial Disidente, donde nacieron mis siguientes libros “¿Nos tomamos un café?” y “En tu única vida… ¿de qué no te quieres perder?” Libros que me han consolidado de tal forma, que hay gente que los quiere ya en diferentes partes del mundo. Pero… la vida esta hecha de eternos recomenzares, de viejos círculos que se cierran y círculos que se abren, de principios y de finales. No es está- tica, se mueve y se transforma constantemente, es caprichosa e incierta. Y el éxito no es fácil, mucha gente lo quiere, pero siempre tiene un costo. Hoy, Editorial Disidente es demasiado pequeña para cargar la demanda internacional que ahora tienen mis libros y es cuando, por azares del destino, aparece de nuevo Editorial Diana, con sus alas fuertes, hábiles y experimentadas y nuevamente me acoge como su escritor. Claro, en un escenario completamente distinto, la independencia de 9 años y el éxito adquirido como resultado de esa independencia me ha hecho, no sólo más fuerte, sino que además me ha dado credibilidad como creativo, y es ahora que, con una relación de mucha mayor igualdad y respeto, regreso a Editorial Planeta, bajo la firma de Diana. Hemos preparado dos ediciones de este libro y me gustaría mucho explicarte bien de qué van. La edición de pasta blanda y la edición de pasta dura. Las dos son especiales, las dos celebran 15 años y las dos tienen el mismo contenido en cuanto a la historia que narra el libro: las aventuras de la princesa Odái y su dragón. La única diferencia es que la de pasta dura pretende ser el testi- monio contundente de los 15 años, un libro más “elegante”, un libro para atesorar. Y decido hacerlo así, porque yo, como lector,
  • XVII - Odin Dupeyron mis libros favoritos trato de tenerlos en pasta dura, a mí me gusta sentirlos más… salvaguardados. Así que, querido lector, ya sea que estés leyendo este libro por primera vez, o si ya eres un cliente frecuente de esta historia, gra- cias por estar aquí, gracias por tus ojos, gracias por tu corazón, gracias por permitir que sigan viviendo las historias, la fantasía, las palabras que transmiten, que llegan, que cimbran, que acogen, que nutren, que transforman y nos hacen más humanos. Bienvenido seas a esta gran celebración de nuestro decimoquinto aniversario. Odin Dupeyron
  • XX - estadística con base en las actitudes predominantes. Si el prome- dio de nuestras acciones es mayoritariamente realista, el escena- rio probable de nuestro futuro es favorable. Nos vamos diseñando nuestra vida, para bien o para mal, y de esa manera somos escritores y protagonistas del libreto existencial. Dr. Federico San Román

Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches, Odái se encontraba sentada en la ventana de la torre más alta del castillo, observando las estrellas con su vestido azul de gasa casi transparente. Como todas las noches, esperaba ansiosa la señal milagrosa que deseaba desde hace tiempo. Soñaba con lo que su propia vida podría ser si tan sólo llegara esa señal. El ruido de la puerta para entrar a la torre y los pasos en la gran escalera que conducía hasta su habitación, la hicieron regresar a la realidad. Ahí viene de nuevo –pensó angustiada. La puerta se abrió, y el gran Dragón negro del Miedo asomó la cabeza. ¿Qué estás haciendo princesa? –le dijo el Dragón con esa voz hosca, desconfiada y dudosa pero siempre imponente que caracteriza a los dragones negros del miedo. Espero la señal para salir de aquí –respondió Odái temerosa ante la presencia del Dragón. El Dragón se expresó con mucha fuerza. –No debes salir de aquí, no puedes hacerlo hasta estar segura de haber escuchado la señal.

  • 3 - Odin Dupeyron Tú siempre cuentas la misma historia, exactamente la misma historia y yo aquí espero ansiosa a que un día cambie, que un día aparezca la maldita señal, que se caiga una estrella fugaz, que se obscurezca la luna o que por lo menos salga el sol, pero no, ¡nooooo!… ¿Sabes que esta noche es una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches? ¡Pero claro que lo sabes! Tú eres el Escritor y lo repites DOS veces en la historia. Eso cierra el círculo de la historia. ¡Qué me importa a mí el círculo de la historia! Estoy cansada, harta, aburrida y muerta de frío… ¿Porque sabes qué? Esta noche no sólo es muy fría, no sólo es tal vez la más fría de todas las noches… ¡está helando! Y yo aquí sentada, con un vestido azul de gasa casi transparente. ¡Por el amor de Dios! ¿No me pudiste haber escrito aunque sea una frazada? El lector entiende así tu sufrimiento. Yo tengo una mejor manera de hacerle entender al lector mi sufri- miento. ¡Estoy en agonía, lector! No sólo estoy esperando la señal que jamás ha llegado, y que al parecer jamás llegará, no sólo estoy encerrada en una torre a… ¿? … ¿Qué tan alta es la torre? No lo sé, no lo había pensado. ¿Eres el Escritor y no sabes qué tan alta es la torre en la que me encerraste? Sólo me la imagino muy alta. Pues dame la altura que te imaginas. No sé, 100 metros. …¿Sabes algo de arquitectura? No.
  • 4 - ...Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado Se nota. Déjame asomarme a la ventana… Tú ve narrando, que es lo único que sabes hacer. Bien… este… y Odái se asomó a la ventana. Gracias… mmmm –dudó. No, no dudé, me estoy agarrando del barandal. Perdón. Ponle 15 metros. Está bien, que sean 15 metros entonces. Bien, pues como decía: no sólo estoy esperando la señal que jamás ha llegado y que al parecer jamás llegará. No sólo estoy encerrada en una torre a 15 metros de altura, no sólo tengo al negro Dragón del miedo vigilando cada uno de mis movimientos. ¡Además estoy muerta de frío! Crees que si fuera una noche… ya no diga- mos cálida… ¡templadita! ¿Tú crees que si fuera una noche tem- pladita, el lector entendería menos mi sufrimiento? ¿Tú crees que el lector es idiota? Mmmm… veamos, esta pobre princesa está encerrada en una torre, su madre desapareció, se pasa todas las noches esperando una señal que nunca llega, su vida está vigilada constantemente por el dragón del miedo que, citando al autor, sus ojos rojos contrastan de manera impresionante con su cuerpo negro y resaltan notablemente en el centro de su negra cara. Que además, citando al autor; habla con esa voz hosca, desconfiada y dudosa pero siempre imponente que caracteriza a los dragones del miedo. ¡Pero la noche está templada! Seguramente no se la está pasando tan mal. Perdón, no pensé que la historia te afectara tanto. No pensó que la historia me afectara tanto. ¡¡No pensó que la historia me afectara tanto!! ¿Leíste eso lector? Ponte un momento en mi lugar, querido lector. Imagina que te encuentras encerrado en un pequeño espacio, presa del miedo, deseando hacer algo para cambiar tu vida, pero no te atreves, porque no sabes qué va a pasar. Y esperas ansioso esa señal que te dará la seguridad para atreverte a vivir. ¿Alguna vez te has sentido así? Pues eso es lo que yo siento todas las noches… eternamente, pero hoy ya me cansé y voy a hacer algo al res- pecto. Y colorín colorado este cuento, aún no, se ha acabado. ¡Y tú, ponte a narrar!
  • 6 - ...Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado Es lo mismo que le digo yo. ¿Quién dijo eso? Yo, el Escritor-Narrador del cuento. ¿Qué está pasando aquí? –dijo el Dragón angustiadísimo. Y cabe añadir que pegó la espalda a la pared, volteando para todas partes. El Dragón estaba asustado. Muy asustado. ¿Cómo que te vas? ¿Cómo que el narrador? No entiendo nada. Dragón, ¿no estás harto de subir siempre a la torre a repetirme las mismas frases que me paralizan? ¿No estás cansado de tenerme encerrada sin que ni tú ni yo podamos hacer algo con nuestras vidas? No lo había pensado. Pues claro que no lo habías pensado, en lo único que piensas es en que me tienes que mantener encerrada. Pero eso es lo que debo hacer, alguien muy importante me encargó que te cuidara. Que me cuidaras, está bien, pero no que me tuvieras encerrada eternamente. Pero es que hay muchos peligros afuera, no puedes salirte así como así. Todo el chiste del cuento radica en que no puedes salir porque estás presa del miedo. ¿Podrías decirle que se calle? Me está asustando. ¿Cómo se puede asustar con tanta facilidad un enorme Dragón negro de ojos rojos y de voz hosca, desconfiada, dudosa e impo- nente? Tú lo hiciste el Dragón del Miedo ¿Te acuerdas? Espero que no todas mis historias me hagan lo mismo.
  • 7 - Odin Dupeyron ¡Dile que se calle! –gritó el Dragón asustado, cerrando los ojos y tapándose la cara como un niño. ¡Hey! Aquí el narrador soy yo, ¿está bien?. Está bien, está bien. ¡Que se calle! –gritó el Dragón asustado, cerrando los ojos y tapándose la cara como un niño. Está claro –concluyó la Princesa. Por lo que puedo ver, el miedo no es tan fuerte y temible como lo pintan, o en este caso, como lo escriben. Mira, Dragón, ¿qué te parece si los dos salimos y busca- mos… lo que sea que haya afuera de este castillo? Pero hay cosas aterradoras allá afuera –dijo el Dragón espantado. ¿Cómo lo sabes? El Dragón dudó… y volvió a cerrar los ojos asustado. ¡Dios mío! Dragón, no le tengas miedo, es sólo el Escritor que tiene que narrar, no te va a hacer nada. El Dragón abrió los ojos. ¿No me vas a hacer nada? No. ¿Lo juras? Lo juro. Está bien, te creo, pero no creas que me voy a descuidar, ¿entendiste? Entendí. ¡Re-tomando!… Dragón, ¿cómo sabes que hay cosas aterradoras allá afuera? No lo sé… Me han dicho. ¿Quién te ha dicho? Yo me lo he dicho. ¿Y por qué te lo has dicho? ¿Por costumbre? ¿Quieres decir que nunca has salido de este castillo? Este… no. ¿Por qué? ¡Porque hay cosas aterradoras!… ¿Qué no me estás entendiendo?
  • 9 - Odin Dupeyron ¡Pero si está helando! En cambio, el Dragón temeroso temblaba ante el viento incesante que le calaba los huesos. No te preocupes Dragón, todo va a estar bien. Los dos se acercaron a la puerta principal del castillo, un enorme enrejado de hierro forjado se levantaba ante ellos, y atrás de éste, la negrura infinita de la noche y la libertad. Princesa… –susurró el Dragón temeroso, como si alguien los estuviera observando–. Ya estamos afuera de la torre, ya estamos en el enorme enrejado de hierro forjado que es la salida del cas- tillo, ya dijimos que vamos a salir al mundo, pero, digo yo, ¿no podríamos quedarnos adentro del castillo esta noche? Para que no esté tan obscuro allá afuera. La Princesa no lo escuchaba, sus manos se agarraban fuertemente de los barrotes negros, su mirada se perdía en la profundidad de la noche, mientras el viento helado se colaba entre sus largos y negros cabellos. Princesa… Princesa… Ya te oí Dragón, no te preocupes, pasaremos aquí la noche. El Dragón suspiró aliviado y buscó rápidamente un rincón cálido lejos del viento, donde se acostó. La Princesa lo siguió y se acostó también junto a él, apoyando su cabeza en una de sus enormes patas. En cuanto el Dragón puso la cabeza en el suelo, se quedó dormido. Pero Odái no podía conciliar el sueño. ¿Qué me espera detrás de esta puerta? –pensaba. ¿Qué tiene la vida preparado para mí? –sintió miedo. Estoy emocionada –me contradijo la Princesa. La emoción también produce un poco de miedo. No, lo que produce es ansiedad –insistió terca.
  • 10 - ...Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado La ansiedad es una forma de miedo. No tengo miedo. ¡¡Prin-ce-sa!!… –tomé aire. Mira, el miedo no siempre es malo, a veces nos sirve para mantenernos alertas. Estás a punto de salir a lo desconocido, de cruzar la puerta que nunca te habías atrevido a cruzar, vas a dar un paso importante en tu vida, en la vida del Dragón y en la trama de mi historia. Puedo entender que estés emocionada, puedo entender que estés ansiosa de saber qué es lo que va a pasar, ¿pero me vas a decir que no sientes un poco de miedo? ¿No estás ni un poco temerosa de lo que te espera allá afuera? No. ¡Por favor! ¿Podrían dejar de discutir de una vez por todas? –interrumpió molesto el Dragón. Es imposible dormir. Tú eres un necio Escritor, y tú eres una terca. Ya no discutan. Si te sirve de algo Escritor, yo sí tengo miedo, hay cosas terribles allá afuera; y no me pregunten que cómo lo sé, simplemente lo sé, ¿está bien? Ahora, déjenme dormir la última noche de tranquilidad que voy a tener, porque después de esta noche ya nada será igual, porque yo sí le tengo miedo a lo desconocido, yo sí no sé que va a pasar y yo sí tengo sueño. El Dragón volteó la cabeza molesto, tratando de volver a dormir, sus ojos rojos brillaron por última vez mientras cerraba los gran- des párpados que le… ¡Cállate! Perdón. Está bien –susurró la Princesa… y susurró el Escritor. Creo que sí tengo un poco de miedo. ¡Lo sabía!… –susurré… y la Princesa se quedó dormida.