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Este documento explora la evolución del equipamiento urbano en méxico durante los siglos xix y xx, destacando la influencia de la historia política y social en la transformación de las ciudades. Se analizan elementos como la iluminación pública, los espacios culturales y la arquitectura civil, mostrando cómo el desarrollo urbano ha respondido a las necesidades de la población y a las diferentes etapas de la historia mexicana.
Tipo: Apuntes
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Arq.: Germain Yokebed Arreola Fernández Alumna: Valerie Madriz Manríquez Teoría de la arquitectura Arquitectura 6to cuatrimestre
El equipamiento urbano del siglo XIX en México experimentó una serie de transformaciones significativas impulsadas por cambios políticos, sociales y económicos. A continuación, se destacan algunos de los elementos más representativos del equipamiento urbano de esa época:
Una vez que culmina la guerra de independencia, se firma el Acta Constitutiva de la Federación del 31 de enero de 1824 y la Constitución federal del 4 de octubre del mismo año, en este momento se establecieron las bases para la organización política y administrativa del nuevo país: Estados Unidos Mexicanos. El congreso declaró a la ciudad de México como sede de los poderes federales, asignándole al Distrito, desde entonces llamado Federal, una superficie comprendida en un círculo de dos leguas (8 mil 800 metros) de radio con centro en la Plaza Mayor. Justo a la mitad del siglo XIX en México, un país joven sin claridad política ni administrativa, se expresan las contradicciones entre las facciones liberales que apostaban por la apertura económica hacia los capitales nacionales y los conservadores que pugnaban por conservar el status quo latifundista y religioso. Los liberales apoyaron las reformas liberales a la Constitución impulsadas en el gobierno de Juárez y los conservadores que prestaron su ayuda al clero. La Guerra de Reforma estalló en el territorio mexicano, estableciendo dos gobiernos. Por un lado el Constitucional a cargo de Benito Juárez y promulgado por una Junta del Partido Conservador bajo el mando de Félix María Zuloaga. El 23 de enero de 1858 se estableció formalmente el gobierno conservador, el gobierno liberal tuvo que escapar de la capital. El Arzobispo De la Garza ofició una misa en la Catedral y envió una carta al presidente interino Zuloaga para felicitar a su gobierno oficialmente y brindarle su apoyo. A pesar de esto, continúan adecuándose las características urbanas para movilizar personas y productos hacia los nuevos centros de trabajo que las compañías extranjeras nunca dejaron de instaurar.
Mapa que muestra el nivel de densificación de la ciudad a mediados del siglo XIX, más tarde se consolidaría hacia el lado poniente. Imagen que ilustra la ubicación periférica de las estaciones del ferrocarril a mitad del siglo XIX y las nuevas avenidas que serán trazadas para conectar a estas instalaciones con el viejo casco urbano. En menos de medio siglo esta condición periférica habrá desaparecido y las estaciones emergerán como centros de actividad enclavados dentro de la misma ciudad. El gran espacio vacío que entonces rodeaba a la ciudad será rápidamente ocupado por la expansión urbana. APERTURA DE POSIBILIDADES GRACIAS AL TRANSPORTE COLECTIVO
primero de mulitas y después eléctricos- que corrían hacia distintos puntos de la ciudad. 1867 Monumento a la victoria Benito Juárez En este momento toma gran importancia la creación de estructuras simbólicas. En 1859 México atraviesa por la guerra de Reforma en la que el ala liberal continua intentando eliminar los vestigios del conservadurismo latifundista y religioso. A esto se le suma el intento de los conservadores por establecer un Segundo Imperio Mexicano con la ayuda de Francia. Después de cuatro años de lucha contra la intervención francesa, y después del fusilamiento del emperador Maximiliano de Habsburgo a quien se le había encomendado la invasión y el gobierno del país, fueron derrotados los últimos reductos de los conservadores y la ciudad de México fue retomada, Juárez decidió reasentar el gobierno en la capital del país, arribando el 15 de julio de 1867. Durante el evento de la victoria de la Reforma, Juárez también dijo la famosa frase: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Se decidió erigir una escultura de la victoria en la Plaza Mayor como un símbolo del triunfo de la libertad y la soberanía mexicana.
Acueducto y fuente de belem 1870 Ubicados en Salto del agua. Se producen nuevos elementos de repertorio urbano: estatuas, fuentes, bancos, luminarias. Catedral Metropolitana 1890
estilística de los neos; neobarroco, neomorisco, una tardía interpretación del Art- déco y del Art-nouveau; todos ellos conforman la arquitectura Porfiriana. COLONIA SAN RAFAEL En sus orígenes esta colonia llevó el nombre de Colonia "Los Arquitectos" y tuvo la tecnología más avanzada de su época, tanto en trazo como en instalaciones. Logró entremezclar en sus lotes grandes casonas de la aristocracia porfiriana con las hoy famosas privadas destinadas a la clase media de artistas y profesionistas. Se emplazó en lo que fuera parte del Rancho de San Rafael; a cargo del arquitecto Fernando Somera quien diseñó en ocho manzanas este asentamiento urbano para que en el habitaran los arquitectos de la Academia. COLONIA GUERRERO Casa Rivas Mercado La colonia Guerrero alojó a un gran número de familias de escasos recursos que vivían en edificios coloniales muy antiguos y posteriormente albergó a los obreros y empleados de los ferrocarriles de la estación Buenavista, así como a los trabajadores de las industrias que se establecieron en los alrededores. Desde su origen la colonia Guerrero adquirió un carácter popular y proletario. Su poblamiento fue lento debido a la carencia de agua potable, pero hacia 1890 aumentó el valor de los solares y en pleno apogeo del porfiriato familias de clase media alta y de la alta burguesía adquirieron terrenos para construir casas
señoriales, como es el caso de la Casa Rivas Mercado y la mansión de Joaquín De Casasus. Estación de Ferrocarril Mexicano 1873 De aquí salían o llegaban los ferrocarriles de las principales rutas del país, que comunicaban a la Ciudad de México con Veracruz, por un lado y por el otro, con la frontera norte, donde hacían conexión con el sistema ferroviario de Estados Unidos. A partir de esta actividad económica, se fueron necesitando servicios e infraestructura urbana lo que atrajo a más personas con la posibilidad de asentarse en la cercanía es por esto que las colonias Santa María la Ribera y Guerrero, fueron sujeto de la influencia directa de la estación Buenavista
Antiguo museo de historia natural. Inaugurada en 1861 cuando inició la venta de terrenos delimitados por la Avenida México-Tacuba, la calzada Nonoalco, Insurgentes y la Calzada Verónica, lo que ahora es Circuito Interior, que formaban parte de los ranchos de la Teja, Santa María y Los cuartos. La colonia en un principio carecía de luz, de agua, de empedrados y embanquetados. Las clases que comenzaban a aumentar su poder adquisitivo gracias a la actividad comercial y de transporte, y que deseaban apartarse de las epidemias, de la insalubridad del centro, la llenaron de árboles, y de caserones lujosos, y la convirtieron en uno de los sitios más hermosos de la ciudad. El Kiosco Morisco es uno de los elementos más representativos de este asentamiento, a pesar de que fue ubicado aquí en los primeros años del siglo XX, sirvió de Pabellón de México en la Exposición Universal de 1885 esta estructura desarmable fue construida por José Ramón Ibarrola. De igual forma el antiguo Museo de Historia Natural ahora Museo Universitario del Chopo, dio identidad y satisfizo la necesidad de espacios urbanos para la cultura y la recreación, ambos edificios se conforman como estructuras metálicas que refrendan el avance tecnológico en la construcción y la expansión de las compañías metalúrgicas.
Siglo xx El desarrollo de las ciudades durante la segunda mitad del siglo XX en América Latina, implicó un crecimiento urbano, generalmente desequilibrado y explosivo, como fue el caso de la Ciudad de México. Así, se hizo necesario la construcción de conjuntos habitacionales, equipamiento urbano e infraestructura para enfrentar un desarrollo urbano acelerado. La capital mexicana se convirtió en polo de atracción importante, y sus conjuntos urbanos para la salud, la educación y el deporte, además de sus grandes vialidades le dieron un sello definitivamente moderno. Un ejemplo, desde la promoción de una instancia oficial, donde se agrupaba un conjunto de vivienda, con equipamientos de salud, educación y recreación fue la Unidad Independencia, que se conjuntó con un diseño integral y de calidad, al sur de la ciudad. Sin embargo, muchos de los buenos equipamientos construidos en ese periodo se han visto afectados por su falta de mantenimiento, a la vez que el Estado dejo de atender muchos de estos servicios. El nuevo siglo parecería apuntar hacia un repunte por el interés de atender a grupos desprotegidos, a través del equipar espacios públicos y generar nuevos centros para la cultura. El reto es consolidar una esperanza viva, que ayude a mitigar la realidad social de inseguridad y violencia. El tema de estudio aquí planteado parte del análisis de una serie de variables relacionadas con la construcción de la ciudad, particularmente del papel del equipamiento urbano, la vida social y la arquitectura civil. El crecimiento de la población y por ende el desarrollo de las ciudades mexicanas en la segunda mitad del siglo XX implicó su transformación para convertirse, en algunos casos, en verdaderas metrópolis. También son de destacar los casos de antiguos y pequeños pueblos que ahora son ciudades medias. Así, de ser un país con población mayoritariamente rural en las primeras décadas de dicho siglo, para el año 2000 se llegó al 74.68% de citadinos.1 El proceso de urbanización fue muy
a los derechos de los otros, aceptando la diversidad. Esos cánones de civilidad se ven reflejados en la arquitectura, que tiene como propósito generar espacios para permitir esa vida común. Si eso es cierto, es posible reconocer que la pertinencia de ese tipo de arquitectura civil se basa en el bienestar colectivo como sociedad, y el bienestar individual como ciudadanos. Para su realización a lo largo del tiempo ha sido necesario, como dice Richard Dattner2, no sólo civismo, también compromiso, improvisación, adecuación, paciencia, tenacidad y mucho sentido del humor. En el ámbito de equipamiento e infraestructura urbana, no podemos dejar de mencionar la importancia que en la segunda mitad del siglo XX tuvo la construcción de esa arquitectura civil de carácter público. Y si por ello se entiende a toda aquella arquitectura que nuestra sociedad ha construido para su vida en común, para su actividad cívica, bien podemos apuntar que es la que menos se construyó en las dos últimas décadas de tal siglo. Durante el siglo XX, ante la demanda de mayor vivienda en las ciudades fue indispensable su correspondencia con todo su equipamiento colectivo, tanto superestructura como infraestructura, lo que implicó un incremento en los servicios de educación, salud, abasto, cultura, recreación, mejores medios de transporte y vialidades, así como todas las redes de servicios urbanos. Ello generó la construcción de escuelas, hospitales, mercados, museos, etc., satisfactores que a
menor escala ya se ofrecían en épocas previas, pero también se vio el surgimiento y proliferación de ciertos géneros arquitectónicos, ante la masificación de las ciudades y el desarrollo tecnológico a largo de la segunda mitad del siglo XX. De esta manera, conjuntos habitacionales y comerciales, museos temáticos, centros o conjuntos culturales, polideportivos, centros de convenciones y de exposiciones, teatros, cines y estadios, entre otros equipamientos, fueron referentes urbanos significativos del México de las últimas décadas del siglo pasado. De los promotores Es de destacar a lo largo de la segunda mitad del siglo las iniciativas para ofrecer equipamiento que esté ligado con el ocio, el asueto y el tiempo libre de los diferentes grupos sociales. Habría que entender en ello el tiempo que como ciudadanos le dedicamos a actividades que rebasan el carácter doméstico o laboral, y que tiene que ver con nuestra formación civil. El ocio como concepto no significa perder el tiempo, sino el desarrollo de actividades que pueden ir desde el descanso, -por ejemplo cierto tipo de turismo- hasta la práctica de actividades lúdicas, recreativas o de deporte. Fue por ello particularmente interesante el periodo presidencial de Adolfo López Mateos (1958-1964), ya que se caracterizó por materializar en cantidad, y en la mayoría de los casos con
En el rubro cultural, para los museos es precisamente esa época una de las más relevantes, ya que se construye un número importante de inmuebles, destacando entre tantos el Nacional de Antropología e Historia, en la Ciudad de México, lo mismo que el rescate de edificios históricos destinados a tal fin. Hablando de instituciones educativas de carácter público, la UNAM y las universidades estatales han implementado, en sus campus o fuera de ellos, espacios ex profeso para la difusión cultural y las actividades deportivas, tales como el Centro Cultural Universitario en el DF, los teatros universitarios de Mexicali6 o Guanajuato, o los campos deportivos del Instituto Politécnico Nacional. En el mismo sentido, algunas universidades privadas han implementado diversas instalaciones recreativas, como el Tecnológico de Monterrey en sus diferentes sedes o como la Universidad Autónoma de Guadalajara y su Estadio “3 de Marzo”. La Federación, los Estados y Municipios complementaron también la creación de estos equipamientos, a través de organismos como el Fondo Nacional para Actividades Sociales (FONAPAS) que a finales de los años setenta abrió varios centros culturales en el país. De ese impulso surgieron casos como los teatros y ágoras en Campeche y Durango; el Complejo Cultural y Artístico de Chihuahua.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) también aportó algunos ejemplos de arquitectura asistencial para grupos vulnerables, como adultos mayores, mujeres y niños en riesgo y personas discapacitadas. A su vez, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) inicio el desarrollo de complejos culturales en el país. Dichos equipamientos públicos o privados, por su carácter eminentemente civil, han permitido una vida cultural y recreativa muy significativa para nuestra sociedad. Sin embargo, las condiciones de mantenimiento en la mayoría de los casos, al depender de presupuestos públicos que cada vez son más reducidos, han mermado. Esto se debe a que para el fin de siglo, las actividades deportivas, recreativas o culturales fueron un rubro no prioritario en las arcas oficiales, que tuvieron que enfrentar sucesivas crisis económicas. Ello ha tocado también a una iniciativa privada inmersa en las mismas crisis, por lo que tampoco destinaría presupuestos para apoyar estos proyectos urbanos. Es de esta manera que varios de esos centros para la recreación social se encuentran deteriorados, en ocasiones con personal y recursos mínimos y sin capacidad para atender de manera adecuada a la comunidad. Por eso resulta meritorio que, ante la adversidad que se enfrenta, y a través de los responsables de los centros y la sociedad a la que sirven, aun sobrevivan casos de esta arquitectura civil.De los edificios aislados, a los grandes conjuntos