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Entender la Arquitectura sus elementos, historia, y significado.ROTH, Leland M., Guías, Proyectos, Investigaciones de Historia de la Arquitectura

"Utilidad": ¿cómo funciona un edificio? Elemento funcional de la arquitectura

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2023/2024

Subido el 06/05/2025

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sofia-veronica-guaccione 🇦🇷

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Trust, Buffalo, 1895. Lonis H. Sulivo 10 rascacielos de oficinas. omente enla fachada ROTH, Leland M. Entender la Arquitectura sus elementos, historia, y significado. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1999. CAPÍTULO 1 “Utilidad”: ¿cómo funciona un edificio? Haec autem na fieri deber, ter habearr ratio firmisaris, militatis, venusiuais. (Deben llevarse a cabo de tal “manera que se tenga en cuenta le resistencia, lo urilidad, la gracia). Marco Vitruvio, De architectara, hacia el 25 a. de C,, Látidi En arquitectura, como en las demás artes operativas, cl fin debe guiar a los medios: El fin es construir bien La buena construcción debe cumplir tres condiciones: utilidad, solidoz y deloite. Sir Hleney Wotten, The Elements of Architecture, 1624 Tal vez la definición más básica de arqui- tectura sea la que escribiera el antiguo ar- quitecto romano Marco Vitruvio, hacia cl año 25 a. de C. Como se comprueba al leer tratado, la arquitectura ya era objeto de tudios críticos mucho antes de la época en que fuc escrito. Varios arquitectos griegos re- copilaron libros sobre arquitectura durante los siglos anteriores al nacimiento de Cristo, y sus obras condujeron a la escrita por Vitruvio. En esta obra se relacionan 63 libros de arquitectura griegos y romanos consul- tados por el autor para escribir el suyo, al- gunos de los cuales se remontan al siglo 1v a. de C. Los elementos básicos de la arquitectura descritos por Vitruvio han permanecido sin cambios esenciales desde la antigijedad. "La arquitectura”, escribió, “debe proporcionar utilidad, solidez y belleza” o, como parafra- seó sir Henry Wotten en el siglo xvn, “utili dad, solidez y deleite”. Por utilidad, Vitruvio ón de las habitaciones y s de forma y manera que no hu- biera trabas a su uso y que el edificio se adap- tara perfectamente a su emplazamiento. Por solidez entendía que los cimientos debían ser sólidos y los materiales de construcción de- bían ser juiciosamente elegidos. Belleza sig- nificaba para él que “el aspecto de la abra es agradable y de buen gusto, y [que] sus ele- mentos están adecuadamente proporciona- dos con arreglo a los principios de la simetría”? No importa cómo se haya enten- dido esta noción de belleza, o venustas, a lo largo de los siglos, cl hecho es que la tríada vitruviana sigue siendo un compendio válido de los elementos de la buena arquitectura. Las cuestiones fundamentales de la arqui- tectura son las siguientes: la primera, ¿sirve el edificio para cumplir sus fines?, ¿realza el edificio su entorno?; segunda, ¿está suficien- temente bien construido como para perma- necer en pie?, ¿resisten bien a la intemperie los materiales que lo componen?, tercera, aun- que no menos importante, ¿es atractivo el edi sirve para proporcionar satisfacción y goce?, ¿proporciona deleite? La definición Lripartita vitruviana de ur- quitectura será la base de la exposición que se hace en los siete capítulos siguientes, em- pezando por el elemento que, a primera vis- ta, podría purecer más directo pero que, a mediados del siglo Xx, mostró ser sumamente problemático. Este elemento, el primero ci- tado por Vitruvio, es la función, La función o ulilidad pragmática de un objeto —o, si se prefiere, su aptitud para un uso particular es un criterio que ya fue analizado por filó- sofos o historiadores griegos como Platón, Aristóteles o Jenolonte? Las dificultades que nos hemos encontrado en los últimos tres cuartos de siglo son, en parte, debidas a que :spañol sólo existe una palabra para de- finir la función, de la misma manera que en la mayoría de las lenguas eurapeas existe una única palabra para definir la nieve, por cons- traste con los esquimales que tienen nume- rosas voces para describir las diferentes propiedades de la nieve según las condicia- 10 Los elementos de la arq lectura nes del tiempo. Análogamente, necesitamos variaciones para describir diferentes tipos de. función. Nuestra alternativa es construir pa- labras compuestas, como función de circn- lación o función acústica, por ejemplo. Para agravar aún más el problema, hacia da de 1920, la definición de función se restringió a un sentido puramente mecá- nico, con el nacimiento de lo que se llamaría arquitectura moderna internacional, el “es- tilo internacional”, como fue bautizado en 1932 por Henry Russell Hitchcock y Philip Johnson. El modelo para este tipo de edifi- cio lo proparcionaron la fábrica de tnrbi- nas ARG (1908-1909), en Berlín, de Peter Behrens, y la fábrica Fagus (1911), en Alfeld (Alemania), de Walter Gropius [20.7, 20.8]. En ambos casos, la forma del edificio estaba casi absolutamente dictaminada por los pro- cesos industriales internos. En 1926, Gropius proyectó el nuevo edificio para la Escuela de la Bauhaus en Dessau (Alemania), cuya ala de talleres ejemplificaba el mismo determi nismo industrial. Aproximadamente por la misma época, Gropius escribió sobre la nue va arquitectura: “Cada cosa está determina- da por su naturaleza y, para que funcione correctamente, su esencia debe ser exami- nada y comprendida en su integridad. Cada cosa debe responder a su propia función en todos los aspectos, es decir, debe cumplir su Énalidad en un sentido práctico y, por lo tan- 10, debe ser útil, fiable y barata”.* El arquí tecto suizo-francés Charles Édouard Jean- neret (más conocido por su seudónimo de Le Corbusier) describió la inadecuación fun- cional de la casa contemporánea, diciendo que, para la nueva era y la nueva arquitec tura que demandaba, “la casa es una má. quina de vivir”. En 1929, el arquitecto Bruno Taut resumió así el propósito de la arquitec- tura moderna: “El objetivo de la arquitectu- ra es la creación de la más perfecta -y, por ende, más bella- eficiencia”.* En pocas pala- bras, la belleza surgiría automáticamente de la más estricta y desnuda utilidad embargo, el problema que se fue des- velando paulatinamente a medida que avan- zaba el siglo xx, es que muy pocas tipologías de edificio (excepción hecha de las fábricas y otros edificios industriales) poseen esa cla. se de proceso interno capaz de determinar la forma de una manera tan directa, unívoca y utilitaria. La mayoría de las actividades hu- la déc: manas no puede ser cuantificada o reducida a una mera fórmula mecánica. El arquitec- lo norteamericano Louis 1. Kahn opinaba que “cuando uno crea un edificio, crea uma vida. realmente, se crea vida. Le habla a uno. Si solamente se tiene la com- prensión de la función del edificio, difícil- mente podrá éste constituir el ambiente para una vida”? Otro problema que se nos ha presentado durante los dos últimos siglos es que pocos edificios siguen usándose para la función para la que fueron creados. Ello se ha tra- ducido en ampliaciones, reformas o en la construcción de edificios completamente nuc- vos, cuando no cn la reconversión del edili- cio original para un nuevo uso. En este caso, la tentación más inmediata es argumentar que el viejo edificio nunca fue funcional por- que no puede dar acomodo al ¡2uevo uso que queremos darle, aunque, en realidad, lo más probable es que, en su tiempo, el edificio cum- plicra perfectamente su función original. Una alternativa a esta cuestión sería pro- yectar el edificio de manera que pudiera dar acomodo a cualquier actividad que se plan- tease en el futuro. Este fue el enfoque adop- tado a mediados del siglo xx por Ludwig Mies van der Rohe, quien ideó lo que él mimo. Vamo el Vielzaweckraum, el espacio multifn- cional o espacio universal. Efectivamente, Mies sostenía que él y sus asociados no adap- taban la forma a la función: “Damos la vuel- ta a este concepto, es decir, creamos una forma práctica y satisfactoria y, después, aco- modamos las funciones en ella. Hoy en día ésta es la única manera práctica de construi ya que las funciones de la mayoría de los edi- ficios cambian continuamente, mientras que el edificio no puede alterarse de manera cco- nómica”.* La demostración práctica de este aserto la tenemos en la gran sala sin pilares de la Crown Hall, en el Instituto Tecnológico de Mlinois (TIT), en Chicago (1952-1956) [1.1]. El problema es que, si bien una sala de tan amplias dimensiones puede dar acomodo a una gran diversidad de actividades, en cam- bio funciona bastante mal acústicament: ya que un sonido emitido en cualquier pun- to de la sala produce ecos y reverberaciones a través de todo el espacio. Sencillamente, Mies van der Rohe dio forma construida a lo que muchos de los arquitectos de la ar- quitectura moderna internacional pensaban Surge de la vida “Utilidad”: ¿cómo funciona un edificio? 11 1.1. Ludwig Mies van der Rohe, Crown Hall, Instituo Tecnológico de Jilinois (IT), Chicago, 1952-1956. El interior consiste simplemente en una amplia sala concebida para satisfacer una gran variedad de funciones diferemes. desde los años veinte: que había una uni- versalidad de necesidades humanas y de fum- ciones. Le Corbusier llegó incluso a alirmar que era posible proyectar “un solo edificio para todos los países y climas”.* Por desgra- cia, esta afirmación, tan atractiva debido a su aparente simplicidad científica, ignora dos verdades fundamentales, a saber; que la función está sometida a influencias sociales y culturales, y que la forma del edificio es también una respuesta a su entorno físico y climático. La función, por lo tanto, tiene muchos componentes, el más básico de los cuales es la utilidad pragmática, o sea, el acomodo de un uso o actividad determinado a una sala o espacio específico. Una habitación puede utilizarse para acoger una simple cama para dormir, puede ser un despacho con un es- critorio, o bien puede ser una gran sala de reunión o cualquier otro espacio público. La mayoría de los edificios, naturalmen- te, están compuestos de numerosas habita- ciones, con funciones vinculadas entre sí. Por consiguiente, la gente necesita desplaz: de una habitación a otra, razón por la cual la función de circulación es decir, la crea: ción de espacios para dar acomodo, dirigir y facilitar los movimientos de una zona a otra- es casi tan importante como la función uti- litaria. Cuando Charles Garnier proyectó la Ópera de París (1861-1875), analizó cuál era exactamente la función de la ópera. Ciertamente que los parisinos querían oir la última creación operística, pero, como Garnier observó sagazmente, para ir a la ópe- ra existía un motivo social tal vez más im- portante que el mero placer de escuchar la música: la gente quería ver y ser vista. Por lo tanto, las zonas de circulación debían scr tan importantes como el escenario y el audito- rio, de modo que, tal como la planta del edi- ficio revela con claridad, la magna escalinata, el foyer y los vestíbulos ocupan una parte muy significativa de la superficie total [19.14 19.13] Al igual que Garnier, cuando Louis Sullivan, hacia finales del siglo xIx, empezó 14. Los elementos de la arquitectura litario del conjunto; el otro es la capilla. Pues bien, no hay nada, ni en la forma ni en los materiales de que está construida la capi- lla, gue nos permita deducir en qué se difo- encia su función de la asignada a la casa de calderas. Pudiera ser que Mies van der Rohe concibicra la capilla como un espacio mul- tiluncional y evitara conscientemente con- ferirle una imagen demasiado unívoca que pudiera impedir darle cualquier otro uso di- lerente en el futuro. Por contraste, se puede comparar la capilla del Instituto Tecnológico 1 el interior de la iglesia luterana en de 1950, proyectada por Pietro y que para muchos críticos na el carácter [uncional de un odificio tratar de ser una recreación de identificativos de las iglesias góti- 10 bóvedas, florones o agujas En Estados Unidos, el edificio del Capito- lio Nacional, en Washinglon, estableció una sen de gobierno y, desde el año de su im construcción, en 1830, esta imagen ha sido evocada en innumerables ocasiones, Un ejem- plo notable es el Capitolio del Estado de Minnesota, Sainz Paul (1895-1905), de Cass Gilbert 11.6. Como el Capitolio Nacional, éste tiene dos cámaras, una a cada lado de una cámara central de e o culación rematada por una cúpula, En este caso, la cúpula está inspirada especilicamente en la de San Pedro de Roma, pero la imagen que transmite es la de un edificio en donde se legisla; la bri- llante cúpula de mármol blanco proclama a los cuatro vientos esa función, al elevarse por encima de los edilicios circundantes. Podemos referirnos a otro ejemplo: cuando, en 1956, Ecro Saarinen recibió el encargo de proyectar la terminal de la compañía Trans World Airlines en el acropuerto de Idlewild Choy, aeropuerto Kennedy), en Nueva York, diseñó unas forimas para el edilicio que, en 1.7. Diagraraa de los componentes velatty s de edific Un garaje o tana simbólicamente la sensación de vuclo. Él y sus socios concibieron un edificio con una scara de hormigón que se extendía partir del centro corno unas y cuyas superficies interiores se curvab: quinas 121.14]. En consecuencia, cuando lo atrave- samas para embarcar, la propia forme nas prepara para el milagro del vuelo. No hay edificio que esté dedicado ente- ramente a una sola función. los edificios contiene una mezcla de funcio- nes puramente ulilitarias y de funciones sim gran las gigante: elevaban sin ángulos agudos ni e bólicas. La figura 1.7 representa el universo “Utilidad”: SaRaJEO RENCIECA ES cmo o2sana “| MOMENTO cómo funciona un edificio? AN UTuDAD 15 Es 16 Los elementos de la arquitectura 1.8. Louis 1. Kahn, Instituto Biológico Jonas Salk, La Jolla (California), 1959-1965. Vista del patio interior. Las zomas de rrabajo en equipo están situadas en amplios espacios mulajiucionades, mientras que los estudios para análisis individuales están agrupados en el entral y se comunican con los anteriores s y pasarelas de contenidos utilitarios y simbólicos para cualquier edificio dado; la línea diagonal que atraviesa cl diagrama muestra qué cont: dos relativos puede contener un garaje (90% de contenido utilitario y 10% de simbólico), mientras que, por contraste, en un monu mento conmemorativo o en una ii pueden invertir las proporciones (10% de contenido puramente utilitario y 90% de con- tenido simbólico). Una vivienda estaría si- tuada en un término medio, con unos contenidos utilitario y simbólico aproxima- damente iguales. Una biblioteca pública o un ayuntamiento moderno se podrían situar, más o menos, en la misma ubicación en el grálico, tal vez con un ligero predominio de la función simbólica o representativa sobre la estrictamente utilitaria, mientras que, si ta “an construido en el si- glo x1x, el predominio de la fune mbólica habría sido mayor. De ahí que el diagrama de la figura 1.7 fije la combinación de fun- ciones simbólicas y utilitarias en un momen- to conercto en el tiempo, Para un período di- ferente, pasado o futuro, las líncas para diversos tipos de edificio tendrían distintas ubicaciones en el cuadro. La buena arquitectura también tiene que esia se les edificios se hubier satisfacer funciones lísicas y psicológicas P en el des :jemplo, una sala de espe! acho de un médico o en el departamento de urgencias de un hospital es untugar en el que la mayoría de la gente experimenta una cie ta ansiedad. Para contrarrestarlo, el arqui- tecto puede optar por crear un ambiente doméstico, como el de la sala de estar de una ¡onando vistas sobre un jan dín interior, en lugar de conferirle la asép- tica atmósfera hospital También existe una función psicológi- ca que se podría definir como la satisfacción óptima de lodos los tipos de funci banos de describir. Tal vez, el arquitecto mi vivienda, ropa aria. n que ac derno que mejor consiguió responder a la función psicológi Louis 1 Kahn, como demostró en el Instituto Biológico Jonas Salk, en La Jolla (California), construido entre 1959 y 1965 [1.8]. Al ig que hiciera Garnier en la Ópera de París, Kahn realizó un agudo análisis del conjunto de funciones que dcbía cumplir el laborato- rio y llegó a la conclusión de que resolver la función puramente utilitaria, proporcionan do espacio para realizar los experimentos, era sólo una parte de su tarea. También es tue el norteamericano al verdad que tuvo la suerte de contar con un cliente, el científico Jonas Salk, que ya había percibido la necesidad de satisfacer algo más que la mera utilidad. Como dijo Kahn, Salk reconocía que “el científico (...) necesitaba, más que nada, la presencia de lo inmensu- rable, que es el reino del arlista”.” Así, los es- pacios de laboratorio se dividieron en dos partes, los espacios de mayor tamaño para el trabajo de investigación en equipo, y los espacios más pequeños e íntimos para los análisis individuales. Los espacios de ma- yor tamaño se dispusieron en la parte exte- víor de la planta en forma de U, y los despachos privados ocupan la parte interior; ambos están comunicados mediante esca- leras y pasarelas. Los espacios de trabajo son expansivos y funcionalmente eficientes, mien- tras que los estudios son pequeños, ínlimos y privados, están revestidos en madera de leca y disponen de ventanas en ángulo que NOTAS 1. Desgraciadamente, la mayoría de esos ma- nuscritos se ha perdido, por lo cual el tratado de Vitruvio, escrito originalmente en 10 rollos de per- gamino, ha adquirido una especial importancia histórica, El libro nos proporciona solamente una vista fugaz sobre el pensamiento de los arquitec- tos de la antietiecad. La copia completa ¡ás an- tigua del manuscrito de Vitruvio data sólo del siglo van d, de €, y lue iranscrita por los monjes calí- gxalos del monasterio de Norihumbria (Inglaterra). Las otras 16 copias que subsisten del libro de Vitcuvio derivan de ésta y datan de entre los siglos x al xv. Las traducciones más recientes de Virruvio al inglés son: Frank tiranger (trad.), Vitruvis, On Architecture, 2 vols., Cambridge, Massachusetts, 1931, en la que se proporciona uña relación de varios manuscritos medievales de Vitruvio; y Morris Hickey Morgan (trad.), Vitruvius, Ten Books on Architecture, Cambridge, Massachuseris, 1914, en la cual se adapta el tex 1o de Vitruvio a un inglés más sencillo. La última versión castellana es: Los diez libros de arquitec- tura, Editorial Iberia, Barcelona, 1970, Las prin- cipales traducciones de Vitruvio a las lenguas europeas aparecen relacionadas en el libro tra- ducido por Granger, xxxili-xiv, incluyendo la versión parafrástica de sir Henry Wotten, The Elemenis of Archirecture, Londres, 1624, “Utilidad”: ¿cómo funciona un edificio? 17 permiten a los investigadores tener una vi- sión hacia poniente del océano Pacífico. Los espacios de Irabajo están concebidos y dedi- cados al desarrollo de la investigación em- pírica; el diseño de los despachos pretende lomentar la reflexión sobre el significado de la investigación. Como Kahn y Salk preten- dían dejar patente, la ciencia es algo más que la ¡nera acumulación de datos. Aunque la ciencia emane del inextinguible deseo hu- mano de conocer, tal conocimiento influye, inevitablemente, en la calidad de la vida hu- mana y, por lo tanto, demanda la reflexión más aguda. Como conocía sobradamente Salk, la ciencia va más allá de la mera acu- mulación de datos. Análogamente, la arqui- tecuura es algo más que la pura utilidad luncional o que la exhibición de audacia es- tructural; es el recipiente que conforma la vida humana. 2. Vitruvius, Ten Books on Architccrure, wwa- ducción inglesa de Morgan, p. 17, 3. Sobre el debate de la wrilidad y la adapta- ción al uso en la antiguedad, véase sir Edward. Robert De Zurko, Origins of Functionalist Theory, Nueva York, 1957, pp. 15-31. 4, Walter Gropius, "Where Artists and Technology Meet”, en Die Form, nueva colección, n* 1, 1925-1926, pp. 117-120. 5. Le Corbusier, Vers une Architecture, París, 1923; versión castellana: Hacia una arquitectura, Editorial Poseidón, Buenos Atres, 1965 6. aut, Bruno, Modern Architecture, Londres, 1929, y. 204. 7. Louis L. Kahn, entrevista contenida en John W. Cook y Hoinrich Klotz, Conversations with Architects, Nueva York, 1973, p. 204. 8. Architectural Forum, n* 97, noviembre, 1952, p. 94, 9. Le Corbusier, Précisions sur un dial prósent de l architecture ez de Urbanisme, París, 1930, p. 64. 10. Louis Sullivan, “The Tall Building Arris- tically Considered”, en Lippincotl + Magazine, m1 57, marzo, 1896, pp. 403-409; reeditado en L, M. Roth, ed, America Builds, Nueva York, 1983, pp, 340-346. 11. Louis L Kahn, cilado en Ann Mohler, ed,, “Louis 1 Kahu: Talks with Students”, en Architecture ul Rice, 0 26, 1963, p. 13.