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Ensayo sobre la corrupción en la policía mexicana
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
Subido el 08/11/2020
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(3)2 documentos
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Con frecuencia en México se pretende explicar la corrupción policiaca como si fuera un fenómeno aislado política y socialmente, una anomalía de la que se tiene conocimiento pero a la que nadie quiere meter mano para dar una solución. Se habla, se argumenta como si la policía fuese un ente autónomo, que de algún modo existe al margen de la sociedad. En México faltan estudios sociológicos sobre el fenómeno de la policía. Esta ha sido estudiada, sobre todo, desde la perspectiva normativa y reglamentaria, pero no se ha analizado, con seriedad, por qué la policía actúa de la manera en que lo hace y por qué han fracasado los diferentes intentos de controlar su actuación ilegal. Lo que más llama la atención de cualquiera sobre nuestra policía es la corrupción. Sin embargo, también hay problemas serios de ineficiencia, negligencia o mala preparación que están opacados por los escándalos de corrupción. Entender este trabajo requiere comprender que para que se produzca un acto de corrupción tienen que intervenir, en el modelo más simple, dos personas: el corruptor y el corrompido, en este caso, policía y sociedad. La necesidad de definir apropiadamente el objeto de estudio, en este caso la corrupción policial, permite conocer el alcance y las características del fenómeno. Debemos hacer una distinción inicial que nos permita enfocar el debate conceptual que se presentará más adelante. La corrupción en el interior de los órganos policiales puede ser de dos tipos: el primero, la corrupción administrativa, que dice relación con aquellas conductas corruptas que se dan a nivel de la gestión de recursos humanos y materiales en el interior de la institución y que son similares a aquellas presentes en otros organismos públicos (pago de comisiones por contratos internos, desvío de fondos, pago por ascensos o traslados, entre otras);; el segundo tipo se refiere a una corrupción que es producto de las relaciones con el medio externo a la institución: esto es, se presenta ‘hacia fuera’ de la institución,
en el contacto cotidiano de los policías con ciudadanos y delincuentes. Esta es la corrupción operativa (aceptar/pedir dinero para no cursar una multa o una detención, extravío o producción intencional de evidencia, protección de delincuentes, como ejemplos). 1 La policía es un producto social;; es un componente de un proyecto de sociedad que está determinado por circunstancias históricas concretas. Lo adecuado, por tanto, es aproximarse a ella tomando en cuenta las características del contexto que la crean y determinan. La policía forma parte de los principios de organización social que sostienen el paradigma del Estado moderno, pero cada sociedad le ha asignado atributos específicos a lo largo de su historia, tanto formales como reales, que han respondido a las demandas culturales, sociales, políticas y económicas que se crean en su seno.^2 Por tanto dejare aun lado el análisis sociológico y legal para enfocarme desde una perspectiva ética, retomando algunos de los principios de la teoría Aristotélica y deontológica ya que desde esta posición podremos darnos cuenta del actuar de los servidores encargados de ofrecer seguridad a la ciudadanía, pero de igual manera ver como la sociedad en general cae en este círculo de vicio y degradación. Con respecto a la ética Aristóteles propone que todo lo que conduce al hombre a su propio bien y al logro de sus verdaderos fines es una acción buena y todo lo que lo desvía de ese objetivo es una acción mala. Existen distintas clases de bienes;; y según la actividad que realice cada uno será el bien que desea conseguir. Y también diferentes fines, que pueden ser parciales y que están subordinados a otros de carácter último. 3 Aristóteles en su obra “Ética a Nicodemo” trata de explicar el Bien como fin último. Para ello cree necesario remitirse a la ciencia ética individual y luego a la ciencia (^1) Alejandra Mohor. (2006). “Reflexiones en torno a la corrupción policial”. Chile. (^2) López Portillo, Ernesto. (2000). “La policía en México: función política y reforma”. México. p. 3 (^3) Manrique Enríquez, Fernando. (2002) “Teoría de los valores y ética”. Rentería, Lima. Pág. 172.
En nuestro país, la corrupción policial y el involucramiento de algunos de sus miembros en actividades delictivas o del crimen organizado es una cruda realidad. Entonces ¿cómo veríamos reflejado este pensamiento ético en nuestras corporaciones policiacas y en la sociedad misma? Es importante asegurar un grado mínimo razonable de eficacia a los cuatro principios constitucionales de actuación policial (legalidad, eficiencia, profesionalismo y honradez), antecede a la decisión de otorgarles mayor poder. Es un contrasentido fortalecer una institución que no merece la confianza ciudadana, sin proponer medidas concretas y suficientes que tiendan a garantizarla. Se trata de lograr la eficiencia y eficacia de la policía a partir de un proceso de reintegración policía sociedad, fundado en tres valores básicos de un modelo democrático de policía: su carácter público (es decir ajeno a compromisos privados);; su definición civil (marginado de todo esquema militar), y su perfil profesional (sujeto a evaluación por instrumentos técnicos). Uno de los problemas más graves de la policía en México, es la distancia y confrontación que hay entre ella y la ciudadanía. Por tanto la ética social es el fundamento de la ética policial y de una moderna deontología profesional 5
. La función ética y lícita de los policías se sustenta precisamente en el respeto de la dignidad y los derechos humanos. En consecuencia, no es una materia anexa a los procesos formativos de los organismos encargados de hacer cumplir la ley, sino que es el pilar ontológico y deontológico base sobre la cual se construye una identidad social acorde con la dimensión de servicio público, tan propia de la función policial. En consecuencia, (^5) El término “deontología” proviene del vocablo griego deon, que significa deber y logos, razonamiento o ciencia. Es una palabra que por primera vez utilizó el economista, jurista, literario y filósofo ingles Jeremías Bentham (1748-‐1832), en una corriente doctrinaria llamada utilitarismo, que versa sobre los deberes del ser humano, determinados de alguna manera por la ética y la moral, aplicada a diversas situaciones sociales, es decir, el bien y el mal que cada persona tiene consigo mismo y con los que le rodean en la profesión que desempeña.
la ética policial no busca transformarse en una “ética utilitarista”, 6 sino más bien en una “ética de las virtudes”^7 (^6) Su mayor representante es el filósofo inglés John Stuart Mill. Su máxima ética expresa que el fin del actuar del hombre es alcanzar el mayor placer para el mayor número de personas. (^7) Sistema ético que propone el ejercicio de las virtudes, es decir, el “justo medio”, según Aristóteles en su Ética a Nicómaco, como camino para el perfeccionamiento moral del hombre. Herrera Verdugo, Arturo. (2006). “Deontología policial: Reflexiones y retos para las policías de la región americana”. Chile. p. 1