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El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza, Guías, Proyectos, Investigaciones de Didáctica General

Este documento aborda dos cuestiones fundamentales en el ámbito educativo: el currículum y la enseñanza. Presenta una definición de la actividad de enseñanza y sus relaciones con los procesos de aprendizaje, analizando algunos de los problemas que surgen en esta relación. Además, se discuten los conceptos de enseñanza y aprendizaje, destacando que son procesos interdependientes pero no causales. Se exploran cuatro factores presentes en todo proceso de enseñanza y se plantea la necesidad de adoptar la noción de estrategias de enseñanza en lugar de métodos de enseñanza rígidos. Una visión amplia y reflexiva sobre la tarea docente, abordando aspectos clave como la relación entre enseñante y aprendiz, el papel de los contenidos culturales y la importancia de organizar la actividad de aula para crear un espacio compartido de aprendizaje.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2023/2024

Subido el 10/06/2024

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El ABC de la tarea docente:
currículum y enseñanza
Por
Gvirtz, Silvina y Palamidessi, Mariano.
Editorial AIQUE.
Capital Federal.
Primera edición: 1998.
Este material es de uso exclusivamente didáctico.
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El ABC de la tarea docente:

currículum y enseñanza

Por

Gvirtz, Silvina y Palamidessi, Mariano.

Editorial AIQUE. Capital Federal. Primera edición: 1998. Este material es de uso exclusivamente didáctico.

Capítulo 5

Enseñanza y filosofías de la enseñanza

∗ En este capítulo abordaremos dos importantes cuestiones. En primer lugar, una definición de la actividad de enseñanza y sus relaciones con los procesos de aprendizaje, analizando algunos de los problemas. En segundo lugar, describiremos dos grandes perspectivas, dos modos de comprender y actuar, es decir, dos filosofías básicas acerca de la enseñanza.

I. La enseñanza

¿Qué es la enseñanza?

En los capítulos anteriores centramos nuestra atención en diversos aspectos y dimensiones relacionados con la enseñanza (los contenidos, el currículum, la comunicación y el aprendizaje), pero sin tratar de lleno aún las problemáticas propias de la actividad de enseñar. Las primeras preguntas que podemos plantear al respecto son: ¿qué es enseñar? y ¿qué es la enseñanza? Y luego: ¿cómo y de qué manera se enseña?, ¿hay algún procedimiento o método preciso para enseñar? y ¿hay más de una forma de enseñar? y si las hay, ¿cuáles son? La enseñanza es una actividad, un hacer, una práctica. Pero, ¿cómo tiene que ser una actividad para que la llamemos enseñanza? Gary Fenstermacher^1 , un docente e investigador norteamericano, establece el concepto genérico de enseñanza como una actividad en la que debe haber al menos dos personas, una de las cuales posee un conocimiento o una habilidad que la otra no posee; la primera intenta transmitir esos conocimientos o habilidades a la segunda, estableciéndose entre ambas una cierta relación a fin de que la segunda los adquiera. ¿Por qué hablamos de la enseñanza como un intento? Porque al tratarse de una relación entre personas no es posible asegurar que aquello que se debe o quiere comunicar sea efectivamente transmitido y adquirido. Para decirlo en un lenguaje más usual: el hecho de que el docente enseñe no significa que el alumno aprenda o que aprenda lo que se pretende enseñarle. Sin embargo, no hace falta desesperarse por esta afirmación: si el alumno no aprendiera nunca algo cercano o parecido a lo que se le intenta transmitir, la enseñanza sería una actividad sin sentido.

La enseñanza y el aprendizaje

Fenstermacher sostiene que la relación que se establece entre la enseñanza y el aprendizaje es de dependencia ontológica y no de causalidad.^2 En esta relación, el concepto de enseñanza depende del concepto de aprendizaje, pues sin el concepto de aprendizaje no existiría el de enseñanza. Si no 1 Para la caracterización del concepto de enseñanza, véase G. Fenstermacher: "Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza", en M. Wittrock: La investigación de la enseñanza, T. I. Barcelona, Paidós, 1989. 2 Esto quiere decir que si no existiera el aprendizaje, no tendría sentido la actividad de enseñar. La enseñanza depende, en su esencia, del fenómeno del aprendizaje. Es una dependencia ontológica (ontos= ser) en la medida en que el ser de la enseñanza es derivado: la enseñanza no provoca, crea u origina el aprendizaje; en todo caso, lo guía, lo facilita, lo controla.

La enseñanza es una actividad que busca favorecer el aprendizaje. La enseñanza genera un andamiaje para facilitar el aprendizaje de algo que el aprendiz puede hacer si se le brinda una ayuda. A la manera de los andamios que se colocan para construir un edificio y se van retirando a medida que el edificio se eleva, la enseñanza sería la guía o el sostén que el docente ofrece y luego retira para favorecer el aprendizaje de sus alumnos. La visión de la enseñanza como una actividad de andamiaje aparece bien clara si se aplica a la relación padres-hijos. Los adultos guían el aprendizaje del niño mediante la proporción de "ayudas": el niño comienza realizando las tareas más fáciles mientras que el adulto se reserva las más complejas. Y, a medida que el pequeño aprendiz domina ciertas operaciones o tareas, el adulto- enseñante empieza a retirar su apoyo, dejándole al niño la ejecución de lo que antes realizaba. La enseñanza es una guía que se intenta proporcionar en el proceso de aprendizaje; el objetivo de la enseñanza es el traspaso de competencias del enseñante al aprendiz. La enseñanza sistemática existe en la medida en que se produce un proceso de comunicación entre docentes y alumnos, que permite que los primeros ayuden a los segundos a resolver problemas que no serían capaces de resolver por sí mismos. Claro que la enseñanza no sólo es "ayuda" sino también "guía" del aprendizaje que los alumnos realizan en la escuela. El aprendizaje se da en un contexto social, histórico y cultural determinado. Las ayudas que brinda la enseñanza (los contenidos) para resolver los problemas planteados a los aprendices constituyen un repertorio de soluciones moldeadas por la sociedad y la cultura; la resolución de problemas es cultural y socialmente relativa. Hemos propuesto pensar la enseñanza como una ayuda y una guía/tutela del aprendizaje^4 ; ¿cómo concebir esa ayuda y esa guía? Veamos dos definiciones actuales acerca de qué es la enseñanza. Lawrence Stenhouse afirma que: "...la enseñanza (...) es la promoción sistemática del aprendizaje mediante diversos medios"^5 Por su parte, Angel Pérez Gómez sostiene que: "...la enseñanza es una actividad práctica que se propone gobernar los intercambios educativos para orientar en un sentido determinado los influjos que se ejercen sobre las nuevas generaciones"^6 De la primera definición surge la promoción del aprendizaje como lo que es propio de la enseñanza; hasta aquí nos mantenemos en lo que ya habíamos dicho. Pero ambas definiciones nos traen un nuevo aspecto de la cuestión. Se trata de entender que esta promoción del aprendizaje es sistemática. La actividad práctica de la enseñanza afirma en un sentido sostenido y determinado una influencia social sobre los aprendices. Volviendo al concepto genérico de enseñanza, las preguntas que se plantean son las relativas a cómo se produce la ayuda/transmisión. Y tenemos una primera aproximación: en forma sistemática, orientada en un sentido determinado. Sintetizando, podemos decir que sin el concepto (y el fenómeno) de aprendizaje no existiría el concepto (ni el fenómeno) de enseñanza. Aunque aprendizaje y enseñanza sean procesos interdependientes, no es la enseñanza la causa del aprendizaje. Su razón de ser es favorecerlo y guiarlo de acuerdo con pautas culturales. Y si se mira bien el esquema, se puede ver que lo que una buena enseñanza debe intentar es hacer posible -e 4 En el capítulo 4 planteamos que el aprendizaje escolar es un proceso "tutelado", en el que el aprendiz recibe una ayuda que ha sido moldeada (por determinaciones políticas, culturales, sociales). En el capítulo 7 veremos que la enseñanza también pone en juego efectos de autoridad, poder y relación entre las personas. La enseñanza es una guía, una acción de "gobierno" del aprendizaje. 5 Stenhouse, L.: Investigación y desarrollo del currículum. Madrid, Morata, 1991, pág.53. 6 Pérez Gómez, A. I.: "Enseñanza para la comprensión", en Gimeno Sacristán, J. y Pérez Gómez, A.: Comprender y transformar la enseñanza. Madrid, Morata, 1997, pág. 95.

incrementar- la zona de intersección que existe entre enseñanza y aprendizaje, entre enseñante y aprendiz. Sin comunicación, contacto o significados compartidos no es posible desarrollar, inducir o guiar el proceso del aprendiz.

La enseñanza como sostén y guía del aprendizaje

Si seguimos las sugerencias de Jerome Bruner^7 , podemos pensar que lo que el docente debe hacer para estimular el aprendizaje de los alumnos no es muy diferente de aquello que los adultos hacen con los bebés. ¿Qué es lo que la madre u otros adultos hacen al relacionarse con un pequeño de pocos meses? Establece diálogos o pequeñas secuencias de interacción por medio de las cuales el adulto y el niño entran en contacto. El adulto presenta una actividad o una acción e invita al bebé a realizar una parte de la secuencia; se establece un juego donde se alternan las acciones de uno y de otro. Cuando el pequeño aprende a realizar una parte del juego, el adulto comienza a ceder partes de la actividad y se retira para que el bebé pueda completar toda la secuencia. En los intercambios posteriores, los adultos guían el aprendizaje del niño mediante "andamiajes" o esquemas de intervención conjunta en los cuales el niño empieza por realizar las tareas más fáciles mientras el adulto se reserva las más complicadas; así aprendimos a hablar, a caminar, a desenvolver pequeños juegos, a andar por la calle. A medida que el niño adquiere el dominio de sus tareas, el adulto empieza a quitar su apoyo. Se trata de un proceso de "aprendizaje guiado", de experimentación apoyada por el adulto cuyo objetivo es el traspaso de competencias del que sabe al que aún no sabe. De la misma manera, en el aprendizaje sistemático en la escuela se puede provocar la delegación de competencias en el manejo de la cultura -del docente al aprendiz- mediante un proceso progresivo de apoyos provisionales y la asunción paulatina de competencias y responsabilidades por parte del alumno. El alumno no es abandonado a su propia capacidad de descubrimiento sino que se pretende poner en marcha un proceso de diálogo entre el aprendiz y la realidad, apoyado en la búsqueda compartida con los compañeros y con los mayores, siempre y cuando dichos apoyos sean provisionales y desaparezcan progresivamente, permitiendo que el niño asuma el control de su actividad. La educación es una forma de diálogo en el que el niño aprende a construir imágenes y herramientas para interactuar con el mundo con la ayuda y la guía del adulto. En este proceso de diálogo, con la ayuda y el andamiaje del adulto, el niño asume las capacidades simbólicas, técnicas y afectivas que le permiten acceder al mundo de la cultura, del pensamiento y de la vida social y política.

Cuatro factores presentes en todo proceso de enseñanza

Hemos dicho que la escuela existe porque los aprendices son personas con determinado potencial de desarrollo y precisan de la asistencia sistemática de otra, culturalmente más experta que ellos, para poder resolver problemas que sólo pueden comenzar a abordar gracias a esa ayuda. Cualquier institución educativa supone la existencia de personas que desempeñan el papel de expertos/enseñantes y aprendices y un proceso de comunicación/influencia que permite a los primeros ayudar a los segundos a resolver problemas que no podrían resolver por sí mismos. Estos problemas, en mayor o menor medida, se encuentran dentro del terreno del desarrollo potencial inmediato de los aprendices: no tendría sentido plantearse el desafío de que un bebé de pocos meses aprenda a andar en bicicleta… 7 Jerome Bruner es un destacado psicólogo norteamericano que, desde la década de 1950, se ha dedicado a estudiar los problemas de la enseñanza y de la educación desde la perspectiva del desarrollo del lenguaje y la apropiación de la cultura que se realizan en el proceso de crecimiento infantil.

conocimientos para resolver este tipo de problema están en la mente del profesor y del libro de texto. El profesor puede transferir dichos conocimientos a los alumnos por medio de una explicación. Los aprendices se encuentran frente a un problema y tienen los conocimientos para resolverlo, pero no se dan cuenta de cómo están conectados entre sí. El profesor utiliza la pizarra para relacionar los conocimientos con el problema. Los alumnos asienten y sonríen cuando se dan cuenta del tipo de relación existente (...) Con respecto a este tipo de problemas, los aprendices ya no son aprendices y el profesor ya no juega un papel porque los nuevos expertos saben cómo tratar con esta clase de problemas."^10 A partir de esta situación, se pueden analizar diversas cuestiones:

  • Estos cuatro factores (docente, alumno, problema y contenido) interactúan en forma dinámica gracias aun proceso de comunicación.
  • El aprendiz logra resolver un problema cuando establece relaciones significativas entre los recursos que le ofrece el docente (el contenido) y el o los problemas en cuestión. Y avanza en la comprensión cuando logra aplicar estos aprendizajes a otras situaciones y problemas no previstos por el planteo original del docente.
  • La enseñanza y el aprendizaje se redefinen frente aun problema y un contenido determinado; ser enseñante y aprendiz es una situación provisoria y relativa.
  • Nunca hay UN problema. Lo que es considerado o definido como problema depende de la perspectiva: el docente puede considerar como un problema significativo algo que sus alumnos ni siquiera alcanzan a comprender o sentir. Y, a la inversa, lo que puede ser problemático y ocupar buena parte de la preocupación de un alumno puede pasar totalmente inadvertido para el docente.
  • Un contenido que el docente propone puede no ser el recurso que el aprendiz precisa para resolver el problema. Lo que define al docente experto es saber qué estrategia, qué recursos y qué contenidos son más efectivos para ayudar a sus alumnos a resolver un problema en una situación determinada.
  • En tanto proceso de comunicación, el progreso de la enseñanza y del aprendizaje es posible gracias al funcionamiento de sistemas de control. En medio de una clase, el docente controla la comunicación observando el trabajo que están realizando sus alumnos o por medio de preguntas. Cada tanto, puede realizar ejercicios de evaluación para comprobar el grado de avance de los aprendices y/o el grado de acuerdo y de comunicación que tiene con los aprendices. De este modo, el docente controla y analiza la tarea realizada, retroalimentando el circuito de comunicación entre los distintos factores.^10 10 Trabajaremos la cuestión del control en el capítulo 8, dedicado al tema de la evaluación. (^12) Pequeño Larousse Ilustrado, 1993.

El punto de partida de toda enseñanza: la experiencia, la cultura y el saber de los

que aprenden

"experiencia f. (lat. experientia). Conocimiento que se adquiere gracias a la práctica y la observación: la experiencia es madre de la ciencia. //SINÓN. Práctica, conocimiento. V. tb. destreza, observación y prueba //Experimento."^12 Experimentar implica probar y examinar prácticamente una cosa, construir experiencia, obtener conocimiento a través de la práctica y la observación. Si se piensa un poco más detenidamente en estas definiciones, es posible concluir que no se adquiere experiencia por el sólo hecho de permanecer en un lugar (que es otro de los significados de experimentar: padecer una situación). Se construye experiencia a partir de una intención de aprendizaje; una experiencia se produce cuando algo se decanta, cuando una cosa se transforma o nos transforma. En las escuelas siempre se experimenta algo; de un modo u otro, las cosas son sentidas por cada una de las personas. Pero, ¿cómo puede la escuela provocar nuevas experiencias?, ¿cómo intervenir para lograr una reconstrucción superior de la experiencia de los alumnos? En función de lo que ya hemos visto, los aprendices pueden participar de un proceso de intercambio y elaboración de significados, de elaboración de nuevas experiencias, cuando los contenidos que se les acercan para resolver determinados problemas ayudan a cuestionar las formas habituales de pensar y de actuar. La internalización de la cultura elaborada debe servir para reconstruir los saberes preexistentes en el individuo y potenciar la capacidad para resolver nuevos problemas. Eso es, en definitiva, el aprendizaje. Los problemas que la escuela y el docente plantean a sus aprendices deben ser adecuados a sus potencialidades actuales. Pero este diálogo, este conflicto - entre lo que el aprendiz ya se sabe y lo que intuye o puede hacer pero con la ayuda de una persona más experta- sólo podrá desarrollarse adecuadamente en la medida en que el docente tome como punto de partida las ideas, las motivaciones y las percepciones del alumno. La orientación tradicional de la práctica docente se dirige, por lo general, en un sentido inverso: parte del currículum y de las disciplinas y trata de acercarlas de una manera más o menos novedosa y motivadora a sus alumnos. Por el otro lado, las corrientes de la Escuela Nueva y las pedagogías centradas en el niño se olvidan de que existen contenidos culturales ya organizados y estructuran su intervención alrededor de los intereses del aprendiz. Quizás una buena enseñanza escolar deba relativizar los términos del dilema (¿el desarrollo y los intereses del alumno o la lógica del currículum

De este modo, el debate abierto en el aula incluye a todos porque se apoya en los conocimientos y las experiencias que cada uno propone y comparte. La función del maestro o profesor es:

  1. facilitar la participación activa y ordenada en el aula;
  2. presentar problemas adecuados al potencial de desarrollo actual de sus alumnos;
  3. ofrecer contenidos que enriquezcan el intercambio y provoquen la reflexión sobre los temas tratados (comunicación) y sobre el propio proceso de comunicación (metacomunicación) y..
  4. analizar la marcha del proceso para proponer y efectuar reajustes. "Tenemos" una experiencia cuando algo nos pasa. La creación de un espacio de conocimiento compartido es un intento -siempre abierto, en proceso- para que, cuando enseñamos y aprendemos, nos pasen cosas que valgan la pena.^12 Una vez dicho esto, está claro que la preocupación fundamental del docente no puede ser la de ceñirse a las determinaciones del currículum. Los contenidos serán utilizados y asimilados en la f medida en que el docente sepa mostrar las conexiones que puedan tener con los problemas planteados y las preocupaciones de los alumnos. Y para que esto se pueda producir es necesario crear las condiciones de comunicación en el aula, de modo que el aprendiz pueda poner en juego -sin miedo al ridículo o a la sanción- sus propias formas de ver, sentir y actuar. Organizar la actividad de aula para crear un espacio compartido donde, al enfrentar un problema, se produzca el traspaso de competencias y conocimientos del docente al alumno requiere un cambio profundo en la concepción de la enseñanza.

¿Métodos o estrategias de enseñanza?

Desde que se ha promovido el aprendizaje de forma explícita en instituciones específicas, se ha buscado la forma de fijar las acciones para favorecerlo y provocarlo. Se ha buscado establecer el método, es decir, el conjunto de reglas y ejercicios para enseñar alguna cosa, de un modo sistemático y ordenado. Tomemos por caso la Introducción de la Didáctica Magna de Jan Amos Comenio^13 "Didáctica Magna que expone el artificio universal para enseñar a todos todas las cosas, o sea modo cierto y exquisito para todas las comunidades, plazas y aldeas de cualquier reino cristiano, de erigir escuelas de tal naturaleza, que la juventud toda, de uno y otro sexo, sin exceptuar a nadie, pueda ser informada en las letras, reformada en las costumbres, educada en la piedad e instruida durante los años de la pubertad en todo aquello que hace relación a esta vida y la futura con brevedad, agrado y solidez. El FUNDAMENTO de cuanto aquí se expone está tomado de la misma naturaleza de las cosas; su VERDAD se demuestra con ejemplos equivalentes de las artes mecánicas; su SERIE se dispone por 12 Sobre la noción de "experiencia" y su importancia para pensar la educación actual, se puede consultar las innumerables sugerencias que propone el profesor de Filosofía de la Educación de la Universidad de Barcelona, Jorge Larrosa. Larrosa sostiene que: "La experiencia sería lo que nos pasa. No lo que pasa, sino lo que nos pasa. Nosotros vivimos en un mundo en que pasan muchas cosas. Todo lo que sucede en el mundo nos es inmediatamente accesible. Los libros y las obras de arte están a nuestra disposición como nunca antes lo habían estado. Nuestra propia vida está llena de acontecimientos. Pero, al mismo tiempo, casi nada nos pasa. Los sucesos de actualidad, convertidos en noticias fragmentarias y aceleradamente caducas, no nos afectan en lo propio (...) Sabemos muchas cosas, pero nosotros mismos no cambiamos con lo que sabemos. Esto sería una relación con el conocimiento que no es experiencia puesto que no se resuelve en la formación o en la transformación de lo que somos (...) Tenemos el conocimiento, pero como algo exterior a nosotros, como un útil o una mercancía. Consumimos arte, pero el arte que consumimos nos atraviesa sin dejar ninguna huella en nosotros. Estamos informados, pero nada nos conmueve en lo íntimo. Pensar la formación supone cancelar esa frontera entre lo que sabemos y lo que somos, entre lo que pasa (y que podemos conocer) y lo que nos pasa (como algo a lo que debemos atribuir un sentido en relación a nosotros mismos)." (Larrosa, J.: La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formación. Barcelona, Laertes, 1996, págs. 18 y 19.) 13 Jan Amos Comenio (1592-1670) fue un pastor y pedagogo moravo, autor de una de las obras fundantes de la pedagogía moderna, la Didáctica Magna, en la que propone un método universal para educar a las personas y difundir así su ideal "pansófico" (ciencia o saber universal). Frente a la convulsionada realidad europea del siglo XVII, Comenio proponía la unificación del saber y su difusión mediante un sistema escolar -dirigido por una academia internacional- para garantizar el

años, meses, días y horas; y, por último, se muestra el CAMINO fácil y cierto para llevar a cabo todo esto con feliz éxito." El supuesto que subyace en esta concepción de la enseñanza es que -dados un docente, un alumno y un contenido- basta seguir el método para obtener una modificación en el alumno. En la Didáctica Magna de Comenio, la enseñanza está caracterizada por:

  • la homogeneidad de la población escolar a la que va a enseñar;
  • la verdad del contenido a enseñar;
  • la serie de pasos o reglas que componen el método (estos pasos pueden determinarse);
  • el cumplimiento de lo anterior se llevará al éxito (la modificación deseada de las características personales del alumno). La primera dimensión, aquella que supone la homogeneidad del grupo, trae una forma de intervención educativa en la que -a partir de la existencia de un grupo de alumnos- se sostiene la uniformidad de la enseñanza que deberá proveerse. Esto es, que por estar unos alumnos todos juntos en el mismo espacio físico (el aula), con un mismo contenido común y un mismo maestro, todos aprenderán de la misma forma. Comenio sostiene el concepto de enseñanza simultánea. En esta perspectiva de la enseñanza -la más difundida en la práctica aun en la actualidad-, las características y las necesidades de cada individuo se pasan por alto. El supuesto y el valor de la homogeneidad -base de la acción pedagógica moderna- ignora, oculta o menosprecia las diferencias que constituyen a los seres humanos en cuanto poseedores de diferentes saberes y experiencias culturales. En relación con la verdad del contenido a enseñar, podemos remitirnos al capítulo 1, en el que hemos analizado cómo el contenido es una construcción social y cultural muy compleja, cuya verdad depende de los acuerdos sociales que le otorgan autoridad y legitimación. Hemos visto también que el contenido a enseñar está en buena medida indeterminado, parcialmente abierto y que, a través de las prácticas de enseñanza será completado, materializado. Y la tercera dimensión -tanto como la cuarta- es la preocupación central de este capítulo: la serie de pasos o reglas que componen el método que hará posible y efectiva la materialización del contenido, para lograr un feliz éxito en la tarea de enseñanza. Estas cuatro dimensiones sustentan todo el planteamiento, no sólo de la Didáctica Magna, sino de la mayor parte de las propuestas de enseñanza que han existido en la escuela hasta el momento actual. Pero hemos visto que hacer del aula un espacio de intercambio y de construcción de significados compartidos es una tarea que está siempre en movimiento. Nunca se llega aun punto estable, porque cada nuevo aprendizaje trae nuevas preguntas, cuestiones y desequilibrios. No hay un método definido para lograr esto, ni es posible fijar pasos para enriquecer la experiencia de una persona.^16 Partiendo de la misma idea, Lawrence Stenhouse propone hablar de estrategias como una alternativa a la concepción del método. Dice Stenhouse: mantenimiento de la paz. En 1650 escribe su obra Orbis sensualis pictus, primer libro escolar ilustrado, que tiene una enorme difusión en toda Europa. Recomendamos, respecto de la centralidad de la obra de Comenio, la lectura de dos trabajos: Narodowski, M.: Infancia y poder. El nacimiento de la pedagogía moderna. Buenos Aires, Aique, 1994 y Vasco Montoya, E.: La enseñanza en el pensamiento de Vives y Comenius. Bogotá, Magisterio-Iberoamericana, 1997. (^16) Quizás lo más relevante que se pueda decir al respecto sea: a) mantener siempre el valor del diálogo significativo, b) que lo que hagamos en el aula (nos) importe, (nos) guste y (nos) movilice energías y c) no olvidar que el contenido a enseñar es sólo uno de los contenidos que estamos transmitiendo. "Yo prefiero el término 'estrategia de enseñanza' al de 'métodos de enseñanza', que incluye tradicionalmente un significado de entrenar al profesor en ciertas destrezas. 'Estrategias de enseñanza' parece aludir más a la planificación de la enseñanza y del

"dado", los métodos son instrumentaciones técnicas para enseñar mejor, el contenido es relativamente indiferente al método).^16 16 Se podría decir que, en los últimos veinte años, las corrientes críticas de la Didáctica han intentado cuestionar estos supuestos. El problema que surge es que este desplazamiento -del método hacia las estrategias y de los esquemas técnicos

simples hacia la complejidad y la indeterminación de la enseñanza- ha cambiado totalmente el objeto de la didáctica. Si esto es así, como intentamos mostrarlo -en forma práctica- en este libro, la reflexión sobre el currículum y la enseñanza se torna un asunto político y práctico relacionado con cuestiones sociológicas, pedagógicas, políticas, éticas, estéticas, culturales: ¿Cómo pretender encerrar esta compleja reflexión -cuyo fin es práctico- dentro de los límites de una disciplina?