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Tipo: Resúmenes
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Raúl V elásquez GaVilanes∗∗
Artículo recibido: 24/01/ Evaluación par interno: 20/02/ Evaluación par externo: 20/02/
Resumen
Este artículo contribuye al entendimiento de las políticas públicas a través de la propuesta y análisis de una nueva definición del concepto política pública. Esta definición es el resultado de un ejercicio académico liderado por su autor en el que participaron diversos estudiantes de universidades de Bogotá y el cual fue complementado por una revisión de las definiciones existentes en la bibliografía especializada. El artículo se divide en tres partes. En la primera se justifica la necesidad de buscar una nueva definición del concepto de política pública aludiendo a los vacíos encontrados en las definiciones de otros autores. En la segunda se presenta la definición propuesta, se hacen algunas consideraciones sobre la natu- raleza de la misma y se alude a los diversos tipos de políticas públicas que son recogidos por la definición. Finalmente, en la tercera parte se analizan los elementos constitutivos de la definición, mencionando los principales ajustes introducidos gracias a los debates de clase.
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Palabras clave: políticas públicas, análisis de políticas públicas, definición de política pública.
Abstract
This article contributes to the understanding of public policies through the proposal and analysis of a new definition of public policy. This definition resulted from an academic exercise led by its author with the participation of various university students from Bogotá, complemented by a review of definitions existing in specialized literature. It is divided into three parts. It first justifies the need to provide a new definition that alludes to gaps found in definitions by other authors. Secondly, it outlines the proposed definition, presents considerations about the nature of said definition, and points out some public policy typologies for advancing in understanding the definition. Finally, it analyzes the elements that constitute the definition, pointing out major adjustments introduced from class debates.
Key words: public policy, public policy analysis, public policy definition
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Falla tipo II. Definiciones incompletas que no incorporan todo los elementos que constituyen a la política pública. Basta ilustrar aquí este tipo de falla con la definición de Jean Claude Thoenig “La política pública se presenta bajo la forma de un programa de acción, propio de una o varias autoridades públicas o gubernamentales”; definición que ignora elementos esenciales de la política pública como su fina- lidad, sus instrumentos para alcanzar los fines previstos y la posible participación de los particulares en la formación de la política.^3
Podemos decir lo mismo de la definición de David Easton: “Asig- naciones autoritarias de valores para toda la sociedad”, pues no permite reconocer las políticas que se producen bajo procesos de diálogo y concertación con los particulares y las que son dirigidas a grupos particulares, como los adultos mayores o los desplazados por la violencia. 4
Falla tipo III. Definiciones que por ser muy generales e incompletas permiten que se considere como política pública decisiones o acti- vidades que no lo son. El ejemplo más representativo de esta falla se observa en la definición de Thomas Dye: “[política pública es] lo que los Gobiernos escogen hacer o no hacer”;^5 y en el concepto de Hugh Heclo, quien establece que política es un “curso de acción adelantado bajo la autoridad de los Gobiernos”.^6
Estos conceptos no solo dejan por fuera elementos importantes de la definición, como la finalidad de la política y los instrumentos para cumplir los objetivos, sino que no permiten distinguir entre gestión y política pública. La definición de Dye también deja por fuera los momentos de implementación y evaluación de la políticas, pues se reduce a la sola escogencia.
(^3) Jean Claude Thoenig, “El análisis de las Políticas Públicas,” en Revista Universitas , núm. 93, diciembre de 1999, p. 75. (^4) Definición citada en Thomas R. Dye, Understanding Public Policy , 12th ed., New Jersey, Prentice Hall, 2008, p. 9. Encontramos una noción similar en David Easton, Esquema para el análisis político , Buenos Aires, Amorrortu editores S.A., 1979, p. 79. (^5) Thomas R. Dye, op. cit ., p. 1. (^6) Hugh Heclo, “Policy Analysis”, in British Journal of Political Science , vol. 2, núm. 1, enero de 1972, pp. 83, 108.
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En la revisión bibliográfica, además de encontrar que las definicio- nes existentes tienen fallas y están incompletas, también es evidente que pocos autores construyeron sistemáticamente una definición de política pública.^7 Los textos revisados se pueden agrupar en cuatro grupos:
(^7) De hecho, hasta el momento no he encontrado un texto dedicado expresamente a definir a la política pública. (^8) Wayne Parsons, Public Policy: An Introduction to the Theory and Practice of Policy Analysis , Alder- shot, Edward Elgar Publishing Limited, 1995. pp. 2-16; William Dunn N. Public Policy Analysis: An introduction , 3 rd^ ed., New Jersey, Pearson Prentice Hall, 2004; Charles E. Lindblom, The Policy Making Process , 2 nd^ edition, New Jersey, Prentice Hall Inc., 1980; Eugene Bardach, Los ocho pasos para el análisis de políticas públicas , México, CIDE-Edición Miguel Ángel Porrúa, segunda reimpresión, 2001. Antes de presentar su categorización de las políticas públicas en redistributivas, distributivas y regulatorias, Lowi manifiesta que ha decidido “definir” las políticas en “los términos de su impacto o de su impacto esperado en la sociedad”. Su aporte es invaluable, pero esta aseveración no alcanza a ser una definición sino una explicación del criterio de clasificación. Véase, Theodore J. Lowi, “Políticas públicas, estudios de caso y teoría política”, en: Luis F. Aguilar, (ed.), El estudio de las políticas públicas Colección Antologías de Política Pública, Segunda Antología , México, Miguel Ángel Porrúa, 1992, [1964], p. 100. (^9) Harold D. Lasswell, “La orientación hacia las políticas”, en: Luis F. Aguilar (ed.), El estudio de las políticas públicas Colección Antologías de Política Pública, Primera Antología, México: Miguel Ángel Porrúa, 1992 [1951], pp. 79-103; Harold D. Lasswell, “La concepción emergente de las ciencias de políticas,” en Ibíd , [1971], pp. 105-117; Yehezkel Dror, “Prolegómenos para las ciencias de políticas”, en Luís F. Aguilar (ed.), El estudio de las políticas públicas Colección Antologías de Política Pública, Primera Antología , México: Miguel Ángel Porrúa, 1992, [1970], pp. 119-147. (^10) Michael Howlett y M. Ramesh, Studying Public Policy: Policy cycles and policy subsystems , Ontario, Oxford University Press, 1995, pp. 4-7; Luís F. Aguilar, “Estudio introductorio”, en Luís F. Aguilar, (ed.), El estudio de las políticas públicas Colección Antologías de Política Pública, Segunda Antología , México, Miguel Ángel Porrúa, 1992, pp. 22-28.
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Mi crítica a las definiciones y a los textos de los autores citados así como mi convencimiento de que todavía es posible aportar una definición más completa del concepto política pública, no ponen en entredicho la calidad de los trabajos revisados. El interés de la ma- yoría de ellos era diferente al que me motiva para dedicar un artículo a proponer una definición integral de política pública. Los autores mencionados pretendían –y lo logran de manera acertada– abordar el estudio de otros aspectos de las políticas públicas, como el sentido y el contenido del campo de conocimiento conocido como análisis de políticas públicas o su estudio y momentos particulares.
La segunda razón para proponer una nueva definición de política pública es de carácter pedagógico: una definición completa y actua- lizada del concepto contribuirá a que académicos, estudiantes, profe- sionales, funcionarios públicos y líderes sociales y políticos cumplan con cuatro objetivos: a) adquirir un conocimiento integral de lo que significan las políticas públicas y los elementos que las conforman; b) reconocer aquellos casos que no constituyen política publica; c) ganar consciencia sobre las posibilidades para contribuir al bienestar ciudadano a través del estudio y la formación de políticas públicas particulares; y d) identificar aquellas políticas públicas que son de- fectuosas, ya sea por su inadecuada concepción o por circunstancias ajenas a la responsabilidad de sus autores.^16
El deseo de hacer pedagogía con una definición completa es motivado por Edgar Morin cuando nos invita a producir macro-conceptos que nos permitan enfrentar un mundo complejo, concentrándonos en la definición del núcleo de las cosas y alejándonos de sus fronteras borrosas y superpuestas con las fronteras de otros conceptos.^17 No comparto las afirmaciones de Stella Theodoulou y Thomas Birkland, quienes consideran que al definir las políticas públicas
(^16) Sobre un interesante caso de la importancia de una clara definición y sus efectos en las políticas públicas, véase Mark Friedgan y Alex Friedgan, “Importance of Definitions,” in: The Data Administration Newsletter , LLC, www.TDAN.com, octubre de 2003, disponible en: http://www.tdan.com/view-articles/5161. (^17) Edgar Morin, “El paradigma de la complejidad”, en: Introducción al pensamiento complejo , Barcelona, Gedisa, 2001, p.105.
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se está restringiendo la posibilidad de análisis, pues las diversas de- finiciones obedecen a distintas formas de ver el mundo.^18 Creo que hay que asumir el riesgo académico de producir una definición que, a manera de macro-concepto, y en lo posible neutra y libre de valo- res, comprenda la esencia de lo que es la política pública y permita su comprensión. De eso se trata este artículo.
1. La definición propuesta y su naturaleza
Con la esperanza de haber persuadido al lector sobre la necesidad de una nueva definición de política pública a continuación presento la que yo propongo:
Política pública es un proceso integrador de decisiones, acciones, inacciones, acuerdos e instrumentos, adelantado por autoridades públicas con la participación eventual de los particulares, y enca- minado a solucionar o prevenir una situación definida como proble- mática. La política pública hace parte de un ambiente determinado del cual se nutre y al cual pretende modificar o mantener.
Antes de analizar esta definición, unas precisiones acerca de su naturaleza.
a) La definición propuesta es descriptiva y no normativa. Es decir, con ella no se define el deber ser de la política pública, por el contra- rio, se reconoce lo que en cualquier sistema político, sea democrático o incluso autoritario, puede ser considerado como política pública. Por este motivo, esta definición recoge a las de Kraft y Furlong y Ocampo como especies.^19
Proponer una definición descriptiva fue uno de los aspectos que generó más polémica en clase. Un buen número de estudiantes reclamaban una definición de corte normativa, siguiendo así una ten- dencia hacia el idealismo. Esta posición fue asumida particularmente por aquellos que se desempeñaban como consultores o funcionarios
(^18) Stella Theodoulou, op. cit ., pp. 1-9; Thomas Birkland, An introduction to the policy process: theories, concepts, and model of public policy making , New York, M.E. Sharpe Inc., 2005, pp. 17-18. (^19) Aunque Lindblom no da una definición de política pública, coincide en que en sistemas autoritarios existen políticas. Véase Charles E. Lindblom, The Policy Making Process , 2 nd^ edi- tion, New Jersey, Prentice Hall Inc., 1980, p. 6.
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En muchas ocasiones, ellos fueron incisivos y me convencieron de incluir nuevos elementos, cambiar algunas palabras o ajustar sus sen- tidos; en otras, me resistí a incorporar sus sugerencias, pues hubiera terminando definiendo algo distinto de lo que hasta este momento considero como política pública. A lo largo de este artículo me referiré a los casos que suscitaron más debate.^20
Durante el desarrollo del ejercicio fui consciente del riesgo de afectar la definición con mis enfoques e ideologías;^21 por ello, traté de ser lo más descriptivo posible del fenómeno considerado como política pública, articulando sus elementos esenciales. No privilegié un enfoque particular basado en la toma de decisiones, en el ejercicio del poder o en los efectos de las instituciones; me esforcé por producir una definición que recogiera las ya revisadas y que complementara sus aspectos débiles o faltantes.
c) La definición propuesta reconoce el aspecto político de las políticas públicas, pero no confunde estos dos fenómenos. En la lengua espa- ñola, la palabra política expresa, por una parte, el arte y la ciencia de gobernar, de adquirir el poder en la toma de decisiones, de producir consensos; por otra, la política como proceso integrador de decisio- nes, acciones, inacciones, acuerdos e instrumentos, conducido por autoridades públicas con el fin de solucionar o prevenir situaciones definidas como problemáticas. Esta diferenciación no se presenta en la lengua inglesa, pues para referirse a cada caso se emplea una palabra diferente: “politics” para el arte y la ciencia de gobernar; “policy” para el proceso que busca intervenir en las situaciones de- finidas como problemáticas.^22
(^20) Me refiero a los estudiantes que he tenido en la carrera de Ciencia Política y Gobierno, en los diplomados en Altos Estudios en Gerencia, Políticas y Gobernabilidad, Gobierno Elec- trónico y en el Programa en Alta Gerencia en Inteligencia y Seguridad del Estado ofrecidos por la Universidad del Rosario; en la Especialización en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de los Andes; en el Doctorado en Sociología Jurídica y Maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia; y en la Carrera en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Carrera en Derecho y Especialización y Maestría en Política Social de la Pontificia Universidad Javeriana. Aprovecho para dedicarles este artículo que finalmente nace a la luz pública. (^21) Michael Howlett y M. Ramesh, op. cit ., p. 7. (^22) Iain McLean (ed.), The Concise Oxford Dictionary of Politics , Oxford, Oxford University Press, 1996, pp. 388-389.
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Pese al esfuerzo por concentrarnos en el proceso integrador a cargo de autoridades que intervienen situaciones definidas como proble- máticas, la definición que propongo reconoce los aspectos políticos de la política pública. Las situaciones a intervenir no están dadas de manera objetiva y a priori. Los que están en el poder o cerca de él son quienes las “definen” como problemáticas. Lo mismo se pre- dica de la definición de objetivos e instrumentos de intervención. A continuación nos concentraremos en el análisis de la definición y volveremos sobre estos temas con más detalle.
2. Análisis de la definición propuesta
El concepto de política pública y las políticas públicas son fenómenos complejos; sus elementos están interrelacionados y su agregación genera una realidad que va más allá de la simple sumatoria de sus partes. La frase que Morin cita de Pascal es muy ilustrativa aquí: “No puedo concebir el todo sin concebir a la partes y no puedo concebir a las partes sin concebir al todo”.^23 Hecha esta precisión, la definición se puede dividir en los siguientes cuatro elementos:
A continuación profundizaremos en cada uno de ellos, sin perder la noción integral de política pública.
1. Proceso integrador de decisiones, acciones, inacciones, acuerdos e instrumentos
“Proceso” significa que la política pública no es un hecho simple ni inmediato, sino un fenómeno complejo que se extiende en el tiempo
(^23) Citado en Edgar Morin, op. cit ., p.107.
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las definiciones que fueron revisadas. El primero son los acuerdos. La política pública no es solo decisiones, acciones e inacciones; también implica la necesidad de celebrar acuerdos en las organizaciones públi- cas y en ocasiones con los particulares. Si la definición aludiera solo a decisiones, haríamos invisible este aspecto esencial y de carácter polí- tico de la política pública. El segundo son los instrumentos o medios con los cuales se pretenden cumplir los objetivos de la política.^27
Dichos instrumentos pueden ser diversos. Para ilustrarlos me baso en la clasificación de Howlett y Ramesh, quienes los agrupan en tres tipos según el nivel de intervención del Estado: a) Instrumentos exclusi- vamente estatales: como las regulaciones, las organizaciones del Estado, las empresas públicas; b) Instrumentos mixtos: como los subsidios, los impuestos, las contribuciones, las campañas y las exhortaciones; y c) Instrumentos privados: como las familias, las organizaciones volunta- rias, la sociedad, el mercado.
A esta clasificación añadiría dos categorías de instrumentos adicionales: por una parte, instrumentos neutros que pueden pertenecer tanto al Estado y a los particulares, como las tecnologías de la información y la comunicación, los medios de transporte, las maquinarias y las obras de infraestructura por ejemplo represas, construcciones, autopistas y puentes; por otra, la política pública misma cuando es considerada como tal por una política mayor o megapolítica. En este caso se ge- nera una especie de “matrioskas” o “muñecas rusas”, en donde unas políticas públicas mayores albergan unas menores. El analista escogerá si se concentra en todos los niveles o si estudia exclusivamente una política en particular.
La consideración de los instrumentos enunciados como elementos esenciales de la política pública deja en claro que esta es más que una norma jurídica. En su ámbito, las regulaciones pasan a ocupar el lugar de instrumentos para cumplir, junto con otros medios, los objetivos
(^27) Por este motivo me identifico con Meny y Thoening cuando expresan que una política está constituida por un conjunto de medidas concretas que conforman su verdadera “sus- tancia”. Citado en Pierre Muller, Las políticas públicas , Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2006, p. 52.
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de la política. Con esta afirmación no le restamos importancia a la ley, le damos su justo lugar. También podemos entender por qué algunas leyes no se ejecutan: porque carecen de una política pública efectiva que las anteceda y las acompañe con otros instrumentos para su eficiente ejecución.
La política pública, como proceso y subsistema, es producida por analistas, sean los funcionarios responsables de su formación o control o las personas que la estudian o tratan de incidir en ella. 28 Por tratarse de una construcción social, la concepción de la política estará afectada por las ideologías, enfoques y experiencias de los analistas; así, es muy probable que un analista al servicio del Gobierno produzca una versión de la política diferente a la de su opositor.
Quien construye la política pública lo hace a través de la producción de los instrumentos escogidos y de la institucionalización de decisiones, acciones, inacciones y acuerdos; quien la estudia, hará su análisis por medio de la investigación e interpretación de las decisiones, acciones, inacciones, acuerdos e instrumentos escogidos e implementados por los anteriores. Este último tipo de analista tendrá que tener cuidado al considerar las inacciones de las autoridades para no caer en im- precisiones. 29
En ocasiones la tarea de los analistas de la política es más sencilla debido a su relativa simplicidad, a la calidad de sus documentos, a la disponibilidad de evidencias y a su grado de estructuración. En otras, tendrán que esforzarse más para recoger los elementos inte- rrelacionados de la política, pues, de acuerdo con Thoenig, no todas las políticas públicas “están fundamentadas sobre perspectivas explí- citamente definidas, racionalmente articuladas entre sus elementos, ni permanentes en el tiempo”.^30
(^28) Varios autores aluden a que la política pública es una construcción del analista. Véase Pierre Muller, Las políticas públicas , Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2006, pp. 52-53; Hugh Heclo, op. cit ., p. 85; Ives Meny y Jean-Claude Thoenig, op. cit ., pp. 91-92. (^29) Ives Meny y Jean-Claude Thoenig, op. cit ., p. 92. (^30) Jean-Claude Thoenig, op. cit ., p. 75.
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de la política cuando esta misma llegue a contemplarlo o cuando se organicen para evaluar sus efectos con el fin de introducir ajustes. Sin embargo, la participación de los particulares no es un requisito fundamental en todas las políticas públicas; Por tal motivo, la defi- nición propuesta emplea la expresión “con la participación eventual de los particulares”.
Las consideraciones anteriores generaron la reacción de algunos estu- diantes, quienes consideraban que la participación de los particulares en el proceso de las políticas es fundamental, pues, de lo contrario, estas no son efectivas ni públicas. Citaban estudios que demuestran la participación ciudadana como un factor que contribuye a la efecti- vidad en la formación de políticas públicas, y apelaban a los principios de la Constitución de 1991 así como a los espacios de participación creados por ella. 32
Es cierto que la participación activa de los ciudadanos puede con- tribuir a definir mejor los problemas y seleccionar los instrumentos más adecuados; sin embargo, la definición propuesta pretende recoger todos los tipos de políticas, por lo que no es posible dejar por fuera a las políticas creadas sin la consulta o el apoyo de los particulares.
Sumado a lo anterior, una definición descriptiva permite reconocer aquellos casos en los que la participación de los particulares se da a través del empleo de métodos poco transparentes, apelando a veces a la intimidación para obtener un beneficio directo en desmedro de los intereses colectivos. Surgen entonces las políticas públicas deplorables, sobre las que volvemos en el anexo 2 de este artículo, que consigna una relación de las principales tipologías de políticas públicas.
3. Proceso encaminado a prevenir o solucionar una situación definida como problemática
La política pública no es un acto reflejo; es un proceso intencional me- diante el cual las autoridades públicas, con la eventual participación de
(^32) Bernardo Kliksberg, “Seis tesis no convencionales sobre participación”, en: B. Kliksberg y L. Tomassini, (comp.), Capital social y cultura: claves estratégicas para el desarrollo , Washington D.C., BID, 2000, pp. 167-195.
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los particulares, definen una situación como problemática que debe ser intervenida, establecen ciertos objetivos y seleccionan e im- plementan determinados instrumentos para alcanzarlos. 33 Cualquier definición que ignore la vocación teleológica de la política pública será incompleta. En el mismo sentido, cualquier accionar del Estado en donde el analista no pueda reconocer este elemento, no podrá ser considerado como política pública.
Los actores, públicos y privados, lucharán por incidir en la forma como se definan los problemas, objetivos e instrumentos. Sus ideolo- gías, enfoques conceptuales e intereses afectarán el resultado de este ejercicio, y si hay un descuido, podrán aparecer políticas deplorables en desmedro de lo colectivo.
Los funcionarios públicos responsables del proceso de formación de la política podrán acudir a diferentes tipos de racionalidades para lograr sus cometidos, entre otros, valerse del método científico y entregar la elaboración de la política a los expertos; fomentar la negociación o la imposición de interpretaciones, dejando la estructuración de la políti- ca en manos de los políticos; o propiciar un diálogo de saberes entre técnicos, políticos y ciudadanos bajo una racionalidad pragmática.^34 Tal selección dependerá no solo de su voluntad, sino de la disponibilidad de los recursos, de la naturaleza de los problemas y del momento por el que atraviese la formación de la política pública.^35
Si la política busca prevenir situaciones que se definen como proble- máticas, reflejará la existencia de autoridades con visión estratégica; lamentablemente, estas se ven, con mucha frecuencia, en la tarea de reaccionar ante hechos inminentes que demandan rápidas definiciones
(^33) Helen Ingram y Anne Schneider han escrito un interesante texto donde estudian cómo las políticas públicas construyen realidades, en el caso particular, grupos beneficiarios. Anne L. Schneider, Helen M. Ingram, Deserving and Entitled: Social Constructions and Public Policy (Suny Series in Public Policy), 2005, p. 13. Disponible en http://www.sunypress.edu/ pdf/61060.pdf. (^34) Sobre tipos de racionalidad en la hechura de la política pública véase Brian W. Hogwood y Lewis A., Gunn, op. cit., pp. 42-64 y 82-107; y André-Noel Roth Deubel, op. cit., pp. 87-105. (^35) Para este modelo contingente del empleo de la racionalidad, véase Brian W. Hogwood y Lewis A., Gunn, op cit., pp. 42-
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El ambiente de la política pública está conformado por diversos elementos; entre ellos, el sistema político dentro del cual se forma y que está integrado por el ordenamiento jurídico, por las organiza- ciones públicas y por las comunidades que se benefician o se ven afectadas por la política misma. De este sistema político, en par- ticular de su ordenamiento jurídico, las autoridades públicas derivan su poder para participar en el proceso de formación de la política. Por ello, un concepto completo de política pública tiene que integrar al ambiente como elemento esencial.
Otros sistemas también hace parte del ambiente de la política pública; los más destacados son los sociales, naturales y económicos del orden local, nacional o internacional, y los susbsistemas de otras políticas públicas.^37 El analista deberá establecer las conexiones de doble vía que se presentan, o que se pueden presentar, entre la política y los componentes que integran su ambiente, reaccionando oportunamente ante las ventajas y las restricciones. Así mismo, tendrá que prestar mu- cha atención a los intereses de los actores, a los efectos de la cultura, a los comportamientos sociales, a las ideologías y a las representaciones sociales en el proceso de formación de la política.^38
Conclusión
Con la esperanza pedagógica de la redundancia, reitero el concepto de política pública propuesto en este artículo:
Proceso integrador de decisiones, acciones, inacciones, acuerdos e instrumentos, adelantado por autoridades públicas con la parti- cipación eventual de los particulares, y encaminado a solucionar
(^37) Me baso aquí en los planteamientos de David Easton expuestos en su libro Esquema para el análisis político , Buenos Aires, Amorrortu Editores S.A., 1979. Giandomenico Majone nos alerta sobre la creciente interrelación de las políticas públicas, llegando a conformar lo que hoy se conoce como “espacios de políticas”. Véase Giandomenico Majone, Evidencia, argumentación y persuasión en la formulación de políticas , México, Fondo de Cultura Económica, 1997. (^38) Sobre la relación de las autoridades y su ambiente he venido construyendo un modelo que está expuesto en Raúl Velásquez, Bogotá: políticas públicas de gobierno local , Bogotá, Centro Editorial Javeriano, 2003; y Raúl Velásquez et al ., “El acuerdo 13 y su incidencia en la pla- neación y presupuestación local en Bogotá: recomendaciones de política pública”, en Revista Universitas , no. 108, diciembre de 2004, pp. 449-599.
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o prevenir una situación definida como problemática. La política pública hace parte de un ambiente determinado del cual se nutre y al cual pretende modificar o mantener.
Espero que lo que he presentado aquí contribuya al desarrollo del campo de conocimiento y ejercicio profesional que hoy conocemos como análisis de políticas públicas, y que la definición propuesta cum- pla con los objetivos pedagógicos previstos al inicio de este artículo. Invito a los lectores a mantener vivo el debate, haciéndome conocer sus observaciones sobre la definición.^39 Así mismo, los motivo a procurar la formación de políticas públicas virtuosas y exitosas por su impacto relevante en la sociedad.
Bibliografía
Aguilar, Luis F., “Estudio Introductorio”, en Luis F. Aguilar, (ed.), El estu- dio de las políticas públicas, Colección Antologías de Política Pública, Segunda Antología , México, Miguel Ángel Porrúa, 1992.
Bardach, Eugene, Los ocho pasos para el análisis de políticas públicas , México, CIDE-Edición Miguel Ángel Porrúa, segunda reimpresión, 2001.
Birkland, Thomas, An introduction to the policy process: theories, concepts, and model of public policy making , New York, M.E. Sharpe Inc., 2005.
Dror, Yehezkel, “Prolegómenos para las ciencias de políticas”, en: Luis F. Aguilar (ed.), El estudio de las políticas públicas, Colección Antologías de Política Pública, Primera Antología , México, Miguel Ángel Porrúa, 1992, [1970].
Dunn N., William, Public Policy Analysis: An introduction , 3 rd^ ed., New Jersey, Pearson Prentice Hall, 2004.
Dye, Thomas R., Understanding Public Policy , 12 th^ ed., New Jersey, Prentice Hall, 2008.
Easton, David, Esquema para el análisis político , Buenos Aires, Amorrortu Editores S.A., 1979.
Friedgan, Mark y Friedgan, Alex, “Importance of Definitions”, en: The Data Administration Newsletter , www.TDAN.com, 1 de octubre de 2003, disponible en http://www.tdan.com/view-articles/5161
Heclo, Hugh, “Policy Analysis,” in British Journal of Political Science , vol. 2, num. 1, January 1972.
(^39) Por favor escribir a raul.velasquezga@urosario.edu.co o velmurc@yahoo.com