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Orientación Universidad
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Documento ensayo academico, Apuntes de Biología

Ensayo academico de la universidad

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 11/09/2021

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El ensayo académico: una experiencia de
aprendizaje de lenguaje escrito.
Autores:
Ochoa H., Eduardo; Zamudio H., Nicolás; Acuña L., Katya A.; Barragán P. , Blanca E. y Torres A. Tomas.
1. Introducción
El ensayo es estratégico para revertir la incidencia de las restricciones lingüísticas en la
posibilidad de abordar satisfactoriamente el conocimiento sistematizado, Silvia
Schlemenson postula en este sentido: “expresarse, entender, reflexionar, hablar son
competencias necesarias para ingresar a la complejidad de un mundo de transformación y
cambio
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Escribir sobre el ensayo, y además, proponerlo como herramienta en la formación del
estudiante, es una tarea titánica, de principio lo podemos asegurar. Sin embargo, es más
importante lo que el ensayo es para la libertad y para las democracias en formación como la
nuestra, si consideramos su papel catalizador en las discusiones que envuelven a la sociedad
en el contexto de la tolerancia progresista. Para su instrumentación en la pedagogía
posracionalista, es necesario el rechazo a cualquier forma de censura a los ensayistas impuesta
bajo la óptica de escribir contenido de neutralidad política, ideológica y emocional.
Neutralidad imposible desde cualquier punto que se quiera para partir en la construcción de
un documento como éste, con la idea de atributos de neutralidad ya señalada. En la
redacción del ensayo algunos dicen que requerimos quedar bien con todos los posibles
lectores, la estrategia clásica para conseguir este fin es la instrumentación mecanicista que
aniquila la consciencia intelectual y degrada la figura del ensayo a información neutra.
Cuanta más dinámica es la discusión de las ideas en el seno de los cuerpos argumentativos
del ensayo, la calidad de su actividad de formación, investigación y divulgación se potencian.
Es verdad que para un lector puede resultar ambiguo si equivocamos palabras, frases y
operadores lógicos en proposiciones, sin embargo, el asunto de fondo debe ser presentado
audazmente por quien lo comunica, de lo contrario, sí es una equivocación el escribir una
numeración de ideas o palabrería irrelevante sin que nos comprometamos a definir una
postura.
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El ensayo académico: una experiencia de

aprendizaje de lenguaje escrito.

Autores: Ochoa H., Eduardo; Zamudio H., Nicolás; Acuña L., Katya A.; Barragán P., Blanca E. y Torres A. Tomas.

1. Introducción El ensayo es estratégico para revertir la incidencia de las restricciones lingüísticas en la posibilidad de abordar satisfactoriamente el conocimiento sistematizado, Silvia Schlemenson postula en este sentido: “expresarse, entender, reflexionar, hablar son competencias necesarias para ingresar a la complejidad de un mundo de transformación y cambio”^1 Escribir sobre el ensayo, y además, proponerlo como herramienta en la formación del estudiante, es una tarea titánica, de principio lo podemos asegurar. Sin embargo, es más importante lo que el ensayo es para la libertad y para las democracias en formación como la nuestra, si consideramos su papel catalizador en las discusiones que envuelven a la sociedad en el contexto de la tolerancia progresista. Para su instrumentación en la pedagogía posracionalista, es necesario el rechazo a cualquier forma de censura a los ensayistas impuesta bajo la óptica de escribir contenido de neutralidad política, ideológica y emocional. Neutralidad imposible desde cualquier punto que se quiera para partir en la construcción de un documento como éste, con la idea de atributos de neutralidad ya señalada. En la redacción del ensayo algunos dicen que requerimos quedar bien con todos los posibles lectores, la estrategia clásica para conseguir este fin es la instrumentación mecanicista que aniquila la consciencia intelectual y degrada la figura del ensayo a información neutra. Cuanta más dinámica es la discusión de las ideas en el seno de los cuerpos argumentativos del ensayo, la calidad de su actividad de formación, investigación y divulgación se potencian. Es verdad que para un lector puede resultar ambiguo si equivocamos palabras, frases y operadores lógicos en proposiciones, sin embargo, el asunto de fondo debe ser presentado audazmente por quien lo comunica, de lo contrario, sí es una equivocación el escribir una numeración de ideas o palabrería irrelevante sin que nos comprometamos a definir una postura.

Definir el concepto de ensayo, sus categorías, estructuras, procesos de construcción y evaluación, no pretendemos que termine con este documento. Nos proponemos aportar un humilde modelo de ensayo académico que potencie la capacidad de aprender generando conocimiento racional y emotivo en la experiencia del lenguaje escrito. El lenguaje escrito en el ensayo es una reflexión profunda que dialoga el yo y se proyecta sobre el universo. Este conocimiento generado en el ensayo es un modelo mental complejo, que intenta ser verdad al asegurar concordancia con la realidad. Las referencias teóricas con las que observamos a un objeto de estudio, moldean nuestra mente, esto debe advertirnos de un dogma que da por sentado el conocimiento posible entre el observador y el objeto de estudio, de esta manera nos son dados los límites de referencia del desafío al escribir un ensayo. La confianza en la razón humana como proceso crítico no la cuestionemos, pero señalamos que una buena parte de los avances en ciencias se debieron a que alguien imaginó alternativamente una función intermediaria del conocimiento con la realidad. En buena medida el lenguaje nos permite perforar la realidad, pero dudar de sus caprichos inerciales semánticos es esencial, el lenguaje se desconoce en sus mecanismos más finos biológicos y neurales, el cómo tiene lugar el conocimiento en el lenguaje no garantiza una teoría del conocimiento. Es decir, conocer el fenómeno del conocimiento nos ayudaría a los problemas que se presentan en la escritura de un ensayo, además, de provocarnos consciencia de ellos, sin embargo, no nos dice que es conocimiento. El problema es mayor si consideramos que el conocimiento es más que gramática, semántica y pragmática de los lenguajes que lo hacen posible. El ensayo como imagen temporal del espíritu humano, es un testimonio narrativo de nuestra capacidad de reinventar nuestro yo como un estado de conocimiento. Cabría pensar que la misión del lenguaje escrito es transformarnos para que alcancemos la más alta capa de necesidades que Maslow concibió para la dignidad Humana. La lógica y la experiencia, ó razón y sabiduría, se entremezclan al momento de escribir un ensayo. El conocimiento como producto de la relación del escritor y su objeto de estudio, es la experiencia; en el sentido que el escritor es quien determina al objeto de estudio. El conocimiento como producto de evaluaciones de la arquitectura íntima de las ideas y sus relaciones mutuas, es la lógica; razón

  1. Necesidad comunicativa: el primer plano de la consciencia tiene los aspectos gramaticales, terminológicos y de estilo; mientras se mantiene enmascarada cuasi inadvertida la idea mental que se intenta comunicar. Nosotros en innumerables veces hemos recurrimos a grupos de revisión – compañeros de trabajo, colegas disciplinares, amigos o en menor medida a grupos editores de revisión- para resolver la necesidad comunicativa. La razón es que criterios tales como el público al que se dirige; el medio en el que se pública y demás factores de la industria o la academia literaria influyen sobre los criterios documentales del ensayo. Nuestra consciencia no es fácil enfocarla en esta segunda necesidad, dado que generalmente el cerebro del escritor favorece más atención en la complejidad semántica de la precisión de las ideas que intenta expresar con lenguaje escrito^5 ; dejando lateralmente procesos automáticos gramaticales. Y súmese más complejidad para resolver la segunda necesidad si por ejemplo leemos en Inglés y escribimos en español. Hasta aquí, esperamos no haberlo estresado sobre el desafío de la lengua escrita que implica un ensayo. Pero si esperamos haberlo advertido que este desafío es un gran esfuerzo, mucho más que cualquier tarea escolar de transcribir o parafraseo de textos que es común en las aulas de enseñanza. En el sentido de la filosofía de Hessen que lo conduce a una teoría del conocimiento, estamos de acuerdo en que la esencia del ensayo no consiste en acumular ideas, y el pensamiento en él no es para ser capaz de comprender simplemente, sino para que el espíritu del hombre encuentre formas semánticas de su actividad y de su emotividad en el sentido esencial de todo ser y obrar; el pensamiento le apoya a ser tolerante y poner la vida en el orden superior de la exigencia natural y social. Es decir, vivir más intensamente la dignidad de este orden, en la medida en que la experiencia nos hace dueños de la cultura.^6

2. Definición En las tramas de los interlocutores profesor y estudiante, es común que el término ensayo se haga presente como instrumento de lectura y como creativa forma de aprender escribiendo lo que pensamos respecto de una crítica honesta frente a la obra de arte del acervo documental de la humanidad. El ensayo somete al rigor nuestra experiencia, lectura de cartografías de argumentos que en la libertad y la espontaneidad se experimentan las emociones estéticas y la exigencia intelectual de la crítica que permite la disensión y la claridad del yo mismo respecto de los paradigmas examinados. Concepto que introduce el francés Michel de Motaigne^7 , su raíz latina “exagium” que designa pensar, medir, poner en balanza, nos permite adentrarnos en el concepto de ensayo, a partir de la idea de equilibrio 8

. El discurso del ensayo es más que entrelazar citas de textos; es más que verborrea de parafraseo de textos de intelectuales destacados en sus comunidades epistémicas. Es el esfuerzo de encontrar el equilibrio entre textos paralelos que se observan con profundidad y dentro de una autonomía intelectual nos eligen un camino de complejos argumentos que emocionan lo más profundo de nuestra vocación social. Borges en este mismo sentido nos dice: “La puerta es la que elige, no el hombre” en su obra “Fragmentos de un evangelio apócrifo”, complementa explicando el deseo de vivir con dignidad: “quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma”…” de biólogos, de ingenieros, de metafísicos, de poetas, de químicos, de algebristas… abundan individuos que dominan esas disciplinas diversas, pero no los capaces de invención y menos los capaces de subordinar la invención a un riguroso plan sistemático. Ese plan es tan vasto que la contribución de cada escritor es infinitesimal”^9. El ensayo es el arte de juzgar en el contexto de verdades provisionales en el tiempo. Es la reflexión individual frente a la argumentación de la otredad. Es el sustento de una tesis personal que analiza textos y documenta evidencias que críticamente sostienen el refutar y presentar los nuevos argumentos. El sustento no es la estructura del ensayo, sino las piezas de la armazón argumentativa que en la reflexión generan las nuevas ideas. La coherencia de esta armazón de argumentos no se da bajo la suma de ideas simplemente, sino, bajo la

documentales. No es que el orden no sea necesario, sostenemos que no es suficiente. Los ensayos, escritos de formas fronterizas de innovación, nos dice Steiner: “es aquello que, sin importar cuándo fue escrito, no pierde la capacidad de cuestionarnos, de develarnos aspectos de nuestra propia naturaleza que antes nos eran desconocidos”^11. Anderson Imbert niega que se pueda conceder un origen concreto al ensayo, para lo cual comenta y compara los ensayos de Montaigne con los de Bacon. Para él, el ensayo, "en tanto género abstracto y universal, no existe sino en la cabeza de los profesores. Lo que sí existe son “los ensayos”, concretos, sigularísimos e irrepetibles en la historia de la literatura"^12. El ensayo enfrenta a la mediocridad que intenta correlacionar la cultura letrada y una estructura de valores autoritarios en la sociedad, que en la práctica docente el profesor materializa como un clima de acento populista que elimina el rigor de la naturaleza del ensayo. Tenemos que empezar por reconocer que no existe correlación entre la influencia de los textos clásicos y la búsqueda de la educación de ideales igualitarios o redistributivos económica o socialmente. De vez en cuando han coexistido dentro de la esfera de compromiso y retórica consoladora, suscrita a la holgura económica de algunos cuantos quienes no tienen la necesidad de prioridades de complejizar su cultura. Ahora los tiempos son más difíciles y los textos son ciertamente inagotables para satisfacer nuestras necesidades y para desafiar esa constante “irresponsabilidad”, desinteresada e interrogadora fundamental que engendra la práctica docente alejada de metas educativas de generar pensamiento original. Sólo el pensamiento original forja una sociedad soberana y justa; por el contrario, la educación llamada privilegiada de élites sociales, vende la idea de capacidades surgidas de lo innato, un acceso material, entrenamiento costoso y de ocio asegurado socialmente. La tradición abierta de la Universidad moralmente nos compromete con el ensayo, la verdadera lectura crítica y las demandas de satisfacción igualitaria. En suma, cualquier modelo de verdadera lectura es fundamental para que el estudiante ensayista se forme en la construcción de su propio conocimiento. El intento durante todo el siglo XX, de imponer hábitos escolares de “textos clásicos” que más tarde hicieron una industria de control político, ideológico y cultural: llamado libro de

texto gratuito. Masificó un público, como se está haciendo ahora mismo en muchas instituciones educativas, es una hipocresía contraproducente. Seguramente lleva a un oportunismo poco elegante o a una traición a sí mismo por parte del profesor, y a la indiferencia o al extremo que es la máscara violenta del aburrimiento por parte del estudiante. El ensayo como instrumento formativo se aleja de los profesores de las modas, didactas arcádicos mareados por una duradera juventud utópica. Son los profesores que andan rodeando la formalidad del trabajo intelectual. El trabajo del profesor no es enseñar “teoría critica” de la sociología de la literatura o escritura creativa. Si estamos con el compromiso de formar nuevas generaciones tendremos que entrenar el intelecto leyendo y escribiendo, sus procesos formales, sus criterios y categorías desde el más humilde nivel de rectitud, desde el análisis de una oración, el diagnóstico gramatical de una proposición, la medida de un verso, a través de la palabra y de sus múltiples capas de medios representativos y de supuestos referenciales, hasta ese ideal de completa colaboración en la construcción del conocimiento entre escritor ensayista – aprendiz- y el profesor. Tendremos que aprender a proceder, paso a paso, desde la casi dislexia de los hábitos de lectura del estudiante actual, hasta ese acto enigmático de penetrante elucidación en que se percibe el sentido del paisaje lingüístico complejo y de hecho se “comprende entre líneas”, como lo ejemplifica Heidegger en sus lecturas de Hölderlin: “lo importante no es la observación arbitraria sino la interpretación de lo observado en función de nuestra postura o posición de nuestro ser frente al mundo”^13. En fin, el ensayo es un proyecto de vida, un proyecto intelectual y estético del hombre. 2.3. El ensayo como proceso Los principales modelos de análisis del ensayo, lo categorizan en: El ensayo como forma. El ensayo como juicio. El ensayo como género o como antigénero. El ensayo como forma discursiva. El ensayo como escritura. El ensayo como producción simbólica. El ensayo como prosa crítica^14.

 Análisis. Consiste en dividir lo complejo en sus partes simples, con el objetivo de

percibirlas clara y distintamente. Los datos de la experiencia suelen ser confusos, y la física debe descomponer esto en partes simples, como triángulos, puntos, líneas, etc.

 Síntesis. Consiste en una reconstrucción deductiva del saber de los elementos simples

conocidos por intuición. Para Descartes, la deducción es un proceso por el cual a partir de elementos simples, obtenidos por intuición, se va elaborando un saber más complejo. Por ejemplo, a partir de un triángulo, podemos ir elaborando un sistema de saber más complejo en el que descubrimos que la suma de sus ángulos mide 180º, etc.

 Enumeración. Comprobar constantemente que en el proceso no existe error alguno.

El equilibrio que supone el ensayista en su trabajo intelectual, lo balancea entre ser objetivo y el subjetivismo del ensayo. El ensayo tiene relación con la motivación personal que conduce a la elección del tema y la manera como ese tema se hace investigación y luego escritura. El ensayo se convierte así en autobiografía íntima en la que se cuentan el saber y la experiencia desde un punto de vista y de un carácter determinado. Dice Torres Duque^19 : “Y es que lo que define al ensayo, es sin duda su personalismo, su capacidad lingüística de reflejar un pensamiento coherente, es decir, un carácter, una visión fielmente acoplada a las palabras; yo diría: la función poética del pensamiento, su capacidad de convertirse en materia plástica y sonora, siempre conservando la sustancia argumentativa, el talante de agudeza específica para relacionar de manera novedosa dos o más realidades: mínimo, el mundo y el yo del autor; o el autor y su propio tema”.(1998:p. 20 - 21) 2.3.2. El ensayo como juicio De entrada un ensayo como juicio, es una postura moral, jurídica, ambiental, económica, …, personalidad textual que para juzgar si algo es bueno o malo tenemos que observar sus consecuencias. Ninguna razón moral revisa el pasado como énfasis; todas las verdaderas

razones morales observan las consecuencias de nuestros actos presentes. Así la idea de un ensayo como juicio, tiene como énfasis, la valoración de las normas, métodos y actos humanos de hoy. Por ejemplo, si creemos que la única cosa buena en sí misma es el placer, viviremos de forma muy diferente a quien piensa que el conocimiento es la única cosa buena en sí misma. Pero si lo que esperamos de un ensayo como juicio, es una teoría moral que nos haga muy simple decidir lo que debemos hacer, entonces hemos dado un gran paso en la dirección equivocada. El primer rasgo observado en el ensayo como juicio, es la posición ideológica del ensayista. Un concepto simple de ideología es la concepción de la realidad desde una perspectiva particular. Si consideramos que esta perspectiva es la del escritor, podría inferirse que no es la de la ciencia, la cual es una práctica objetiva; el ensayista no se ciñe a la ciencia, sino que busca transcenderla o antecederla. La función ideológica, se manifiesta en el texto como un afán que tiene el escritor de persuadir con respecto a su manera de valorar las cosas. La ideología no consiste en las ideas específicas, sino en los procedimientos mediante los cuales se analizan los hechos. Se trata de que el ensayista estructure evidencias y argumentos para dejar al final una serie de proposiciones que llevan a un orden moral. 2.3.3. El ensayo como género o como antigénero En el ensayo como género, es clasificado en literario y científico. El ensayo literario es caracterizado por la diversidad de formas y libertad ideológica. Muchas veces se parte de citas, lecturas y de obras literarias, pero otros temas son motivados por costumbres, la experiencia social y reflexiones sobre el deber ser. Es multidisciplinar dado que se apoya en la filosofía, la historia y la política entre otras importantes áreas del saber. Es siempre personal, subjetivo y resultado de un juicio critico por excelencia, favoreciendo la experiencia estética y emocional de la vida moral de las ciencias. El ensayo científico, constituye una postura fronteriza entre la literatura y la ciencia. Parte de la razón expuesta en reportes e investigación científicos y se combina con la imaginación literaria que organiza estéticamente los argumentos. Pretende despertar motivaciones por líneas de investigación y explorar más a fondo la filosofía de la ciencia.

como un texto cultural, y que contenga en sí misma un significado simbólico socio-histórico capaz de disparar formaciones discursivas en la sociedad, puede convertirse en un legítimo objeto de estudio: desde el arte y la literatura, las leyes y los manuales de conducta, los deportes, la música y la televisión, hasta las actuaciones sociales y las estructuras del sentir. Esto quiere decir —como ya han señalado muchos— que es un campo que no puede ser definido per se por ciertos temas, sino por el acercamiento metodológico y epistemológico a dichos temas. 2.3.7. El ensayo como prosa crítica Es frecuente que el ensayo no evada el saber crítico de nuestro espíritu, cuya alegría en el acto experimental, simplemente es una necesidad de su ser artístico, su método. Queremos decir algo más, el ensayo es la forma de la categoría crítica de nuestro intelecto. Entonces, aquel que critica, necesariamente debe experimentar, debe lograr condiciones bajo las cuales un tema se renueve con seguridad, incluso distinto de otro autor, y por sobre todo debe validar la vigencia de su tema, volver a intentar, y con certeza esto ya es el sentido de la variación reducida, cuyo tema vive una experiencia a través de su crítica. Se pudiera poner en marcha una crítica literaria, plantear reglas, principios, así como ha sucedido ya en la antigua poesía con otras categorías; ella debería expresar que en cada buena crítica hay una ley de conservación de variación mínima en el tema - pero esta variación nos sugeriría un lugar en el cual ya sea toda la grandeza o toda la miseria de los temas autoriales en cuestión estarían seguros-. De cualquier manera que la ley aquella de las modificaciones mínimas, bajo la cual el ensayista crítico trabaja, también es el método de su experimento. En este sentido contiene todo lo que cae bajo la categoría de pensamiento crítico: sátira, ironía, cinismo, escepticismo, caricaturización, etc. Así se verá, directamente a través de la preferencia del ensayo, que el crítico es natural en la confinidad entre la creación y el estadio estético por un lado, y por el otro entre la tendencia y el estadio ético. No pertenece a ningún estadio, sino a una confinidad y desde una perspectiva sociológica cabe expresar, ¿qué es cómo? entre las clases y como el gozo temporal entre los tiempos, allá, donde se presentan o se preparan la abierta o interna revolución, la resistencia, la inseguridad, ahí encontrará sus amigos.

3. Categorías del ensayo 3.1. Ensayo corto y en extenso El ensayo por extensión es muy común en convocatorias de concursos y revistas, el tamaño en este caso es una referencia de categoría. Para el ensayo corto muestreamos 40 de estos y al evaluarlos arrojaron un rango de 1 2 a 25 páginas con los siguientes valores promedio: Ensayo corto 12 paginas 25 paginas Palabras 3761 8363 Párrafos 81 197 Líneas 381 760 Referencias 13 40 Kilo Bytes 73 KB 368 KB Tabla 1. Ensayo corto. Para el ensayo en extenso, se muestreo también 40 documentos, arrojando un rango de 54 a 270 páginas con los siguientes valores promedio: Ensayo en extenso 54 paginas 270 paginas Palabras 14,453 50249 Párrafos 346 1561 Líneas 1669 6930 Referencias 115 375 Kilo Bytes 840 KB 3746 KB Tabla 2. Ensayo en extenso. 3.2. Literario o científico Es una categorización por el género, las humanidades y ciencias sociales componen el género literario. Ramas tales como arte, psicología, economía, historia, antropología, geografía, filosofía, pedagogía, derecho, administración, fraseología, terminología, gramática, lingüística, semántica, entre las principales. En búsquedas en Internet, encontramos el ensayo como juicio critica de la cultura con mayor énfasis, seguido del ensayo epistemológico, de modelado de la conducta humana, el ideológico y el de la teoría del lenguaje.

información ver URL: http://dieumsnh.qfb.umich.mx/marcot.htm. El sistema operativo del ensayo está escrito dentro de la corriente epistemológica posracionalista y responde al modelo de mente narrativa e inteligencia emocional. 4.1. Construcción del conocimiento en el ensayo Producir un argumento dentro de una tarea de un ensayo, se le asigna a un estudiante para que aprenda tres cosas, a) el cómo explorar un dominio del saber y hacer una aproximación crítica sobre un problema particular; b) cómo crear un argumento fundamentado en criterios racionales de evidencia y experiencia estética; c) escribir una idea compleja interesante y coherente organizada en un ensayo (ver Fig. 1).

Fig. 1. Modelo de construcción del ensayo académico. El objetivo de que un estudiante escriba un ensayo es persuadir a la curiosidad y críticamente leer tópicos con la terminología correcta. No podemos hacer esto en una neutralidad emocional o listando una secuencia de hechos. En cambio, si nosotros construimos un razonamiento coherente con la evidencia documental, tendremos argumentos autorizados para participar en las comunidades epistémicas de evaluación objetiva pública. En esta obra, el estudiante autor explora el problema de cómo es posible derivar conocimiento y creencias justificadas sin caer en los razonamientos circulares o sucumbir al escepticismo; en su análisis se ocupa de cuestiones fundamentales, como la confiabilidad, el conocimiento y lo perceptual, la coherencia, las virtudes epistémicas, la justificación, además de proponer el perspectivismo de la virtud: la idea de que el conocimiento reflexivo sólo surge cuando logramos entender cómo conocemos^21. Por ejemplo, Gustavo Pereira en su ensayo “ Medios, capacidades y justicia distributiva”. Esta obra aborda el problema de la justicia en las sociedades actuales. En la argumentación toma como guía la propuesta de Ronald Dworkin entorno a la igualdad de recursos, y a la autonomía del sujeto y su dignidad como parámetro en la elaboración de criterios distributivos y compensatorios. Se discuten, además, las posturas de Rawls, Sen y Cohen, entre otros, que han planteado críticas a la propuesta de Dworkin. Ejemplos: Francisca Pérez Carreño. El valor moral del arte y la emoción. Crítica, UNAM pp. 69– 92 (2006) [en línea] http://critica.filosoficas.unam.mx/pdf/C114/c114_perezcarr.pdf [consulta: 6 de abril de 2007] Jason Stanley, Knowledge and Practical Interests, Clarendon Press, Oxford, 208 pp. (2005) [en línea] http://critica.filosoficas.unam.mx/pdf/C114/c114_erana.pdf [consulta: 6 de abril de 2007] Gustavo Fernández Díez. El análisis lógico de la predicación colectiva. CRÍTICA, Vol. 38, No. 114: 21–44 (2006) [en línea] http://critica.filosoficas.unam.mx/pdf/C114/c114_fernandez.pdf [consulta: 6 de abril de 2007]

los lenguajes disciplinares que críticamente nos aproxima al objeto de estudio. Objeto en percepción o concebible, que para nuestra motivación requiere de un modelo de sistema de relaciones lógicas coherentes entre conceptos y objetos. Algunos tópicos de los objetos de estudio: Historia, Derecho, Biología Evolutiva y Ciencia Cognitiva son respectivamente los partidos de izquierda clandestinos y públicos; vías jurídicas del juicio de amparo; la muerte celular programada y el cáncer; máquinas adaptativas de redes neuronales electrónicas. Cuándo nos preguntamos por un tópico del dominio del saber, nos referimos a una categoría de la poliedricidad del objeto de estudio. Descomponer en pequeñas partes un objeto de estudio, no significa desligar sus partes en el proceso, las piezas son identificadas al hacer consciencia del sistema que la mente lee y reflexiona. Este proceso implica la elaboración de ficheros de síntesis. La escritura de estas síntesis es lo que para el médico basado en evidencias, una herramienta clínica. Todos podemos reconocer en nosotros mismos una cierta selectividad que de alguna manera privilegia determinados temas en detrimento de otros. Cuando elegimos con prejuicios, es un problema que más tarde ahogara la autoestima referente a la eficacia del escritor del ensayo. Admitir esta tendencia no implica la confesión de una falta, sino, por el contrario nos exige que tengamos contacto con la socialización de grupo, entrevistas con el profesor y de esta manera ampliar nuestro horizonte teórico y no quedarnos sin interrogarnos sobre nuestra particular manera de acercarnos a los hechos naturales y sociales. Sin duda estas motivaciones tienen profundas raíces en nuestra mente narrativa, de creencias subjetivas y emotivas. Nuestra experiencia con estudiantes en el Aula Digital, nos hace sugerir que historizar los intereses propios es comenzar a evaluar las raíces culturales y ponerlas en la mesa crítica de la razón. Es la oportunidad de abrir otras puertas con el fin de descubrir otros proyectos de vida posibles para nuestra vida emocional y racional. Tiene enorme importancia comunicar al grupo y al profesor la reconstrucción de la historia de nuestras inclinaciones, es porque no es una actividad individual pura, sino que es una elección individual producto de una experiencia de reflexión colectiva.

Usted será exigido continuamente por el profesor para que por escrito reporte en forma de narrativa cual fue su experiencia en las tareas contempladas en las diferentes materias o asignaturas. La producción escrita representa acciones de los personajes, herramientas y distribuciones de tiempo que enlazados estimulan la reflexión, por tanto, “definible como el esfuerzo de romper la clausura en la que en cada caso estamos necesariamente cautivos como sujetos, provenga esta clausura de nuestra historia personal o de la institución social-histórica que nos ha formado, a saber, humanizado”^22. El profesor debe ser consciente que la reflexión sólo se da cuando no crea un contexto de “vacas sagradas” donde sus verdades no tienen posibilidad de ser criticadas. El estudiante se interroga sobre la terminología asociada al objeto de estudio, además, somete sus presupuestos y fundamentos culturalmente formalizados en su vida. Donde es posible cuestionar el fundamento del orden social y natural, su pensamiento construye su propia identidad. El estudiante experimentara fuertes crisis sobre la idea de desprenderse de sus “certezas” previas; la lectura juega el rol de preparar en una neutralidad intersubjetiva estudiante-texto, significados que operan con el principio de realidad y sientan las bases lógicas de la discusión en la socialización grupal y la asesoría del profesor en línea o en videoconferencia. Un error común se da cuando el profesor desprecia el conocimiento previo del estudiante y entonces el estudiante sólo repite palabras de otros. Reconstruir términológicamente la cosmovisión del objeto de estudio, requiere de leer en la diversidad documental. Para leer Usted debe asegurar un acervo de textos, es necesario que el texto sea mostrado a texto completo y que muestre en su diferencia que su alteridad y literalidad son autónomas. La lectura deberá desarrollar la autonomía necesaria para la reflexión, de lo contrario caerá en la mera repetición del pensamiento y sumisión de su óptica a la del texto. Schopenhauer, en su obra “El mundo como voluntad y representación” nos dice en este mismo sentido: “leer es pensar con un cerebro ajeno”^23. Nos dice lo que Yolanda Argudín y María Luna titularan para su obra llamada “aprender a pensar leyendo bien”^24 , además, estas