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Orientación Universidad
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DOCUMENTO DE LECTURA, Esquemas y mapas conceptuales de Introducción al Aprendizaje Automático

DOCUMENTO DE LECTURA Y AUTOR ESTADISTICO

Tipo: Esquemas y mapas conceptuales

2024/2025

Subido el 25/06/2025

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abigail-timana 🇵🇪

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PROGRAMA DE ESTUDIOS GENERALES

H U M A N I D A D E S

Lenguaje y Comunicación II

Coordinadora responsable:

Elisa Haydeé Torres Abanto

2025 1 Este material de apoyo académico se reproduce para uso exclusivo de los alumnos de la Universidad de Lima y en concordancia con lo dispuesto por la legislación sobre los derechos de autor: Decreto Legislativo 822. Se recogen aquí todos los aportes del equipo docente. Elisa Torres es responsable de la compilación y edición de este material.

ÍNDICE

Textos fuente

MÓDULO 1

  1. Lengua, sociedad y realidad: ¿palabras diferentes, mundos diferentes? 7 SUZANNE ROMAINE
  2. Los sapiens y el lenguaje 12 YUVAL NOAH HARARI
  3. Cultura, sociedad y lengua 16 ALBERTO ESCOBAR, JOSÉ MATOS Y GIORGIO ALBERTI
  4. Lenguaje, pensamiento y causalidad 21 MARVIN HARRIS
  5. Cuatro tipos de argumentos: una rápida aproximación 24 ALONSO RABÍ EJERCICIOS SOBRE INTERTEXTUALIDAD 30 EJERCICOS SOBRE LÉXICO ACADÉMICO 35 MÓDULO 2 1. Juicios de hecho, juicios de valor y prejuicios lingüísticos 40 JESÚS TUSÓN
  6. Las nociones de lengua, variedad, nivel y rasgo 47 JORGE PÉREZ 3. Breve evolución histórica de la discriminación lingüística en el Perú 54 MARCO ZAMORA HUAMÁN 4. La discriminación lingüística 59 JORGE PÉREZ 5. Retos de la educación intercultural para todos 65 SHEILA GENDRAU, ANDREA CABEL, ANDRÉS NAPURÍ Y ELLA YEP 6. La situación sociolingüística en América Latina y la planificación lingüística 72 INGE SICHRA 7. “Aprende a pronunciar si quieres trabajar aquí”: así es la discriminación por acento 78 NOEMÍ LÓPEZ
  7. Ensayo «Considerando la ecología actual de las lenguas del Perú, ¿cuál sería el futuro de las lenguas amerindias peruanas 82 JASMÍN OCHOA Y RAYMUNDO CASAS

EJERCICIOS SOBRE INTERTEXTUALIDAD 88

EJERCICIOS SOBRE LÉXICO ACADÉMICO 94

MÓDULO 3

  1. Una Introducción al lenguaje inclusivo 99 JOSÉ GÜICH Y OLGA SAAVEDRA
  2. Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer 106 IGNACIO BOSQUE
  3. Sin peros en la lengua 115 ISAÍAS LAFUENTE
  4. ¿La lengua tiene género? ¿Y sexo? 118 WINSTON MANRIQUE SABOGAL
  5. Lo absurdo del lenguaje incluyente 123 JULIA ALEGRE
  6. La Unesco ha decidido divulgar una propuesta para quienes 125 quieran usarla ILEANA FERNÁNDEZ TEXTOS COMPLEMENTARIOS
  7. Variedad estándar 129 DANIEL CASSANY, MARTA LUNA Y GLORIA SANZ
  8. Construyendo espacios significativos de argumentación oral 132 ANA RAYMONDI LILIANA RAMÍREZ
  9. Lengua y cultura. La tradición cultural hispánica 148 JESÚS SÁNCHEZ LOBATO
  10. ¿El lenguaje expresa qué tan machista es una cultura? Opiniones sobre lenguaje inclusivo 154 ROBERTO GUTIÉRREZ ALCALÁ
  11. Entrevista con Álex Grijelmo: “Lo ideal es que las mujeres se apropien de los genéricos en lugar de sentirse excluidas” 157 ALOMA RODRÍGUEZ
  12. ¿Es el spanglish un idioma? 161 ROBERTO GONZÁLEZ
  13. ¿Es el spanglish realmente un idioma? 164 GABRIELA GONZÁLEZ
  14. El spanglish y su circunstancia 169 MORENO FERNÁNDEZ GLOSARIO 172

LENGUA, SOCIEDAD Y REALIDAD: ¿PALABRAS

DIFERENTES, MUNDOS DIFERENTES?^1

Suzanne Romaine

En El lenguaje en la sociedad: una introducción a la

sociolingüística. Barcelona: Ariel, 1996.

Las relaciones entre lengua y sociedad no son necesariamente tan estrictas como para que se correspondan elemento por elemento. Como presupuesto de trabajo, sin embargo, podemos aceptar que probablemente no existe ninguna comunidad de habla en la que la sociedad no tenga en absoluto influencia sobre el lenguaje. Es tarea de la sociolingüística examinar las varias conexiones posibles entre los dos aspectos. Hace algún tiempo comentaba un lingüista que no existen dos lenguas lo suficientemente parecidas como para considerar que representan la misma realidad social. Tal afirmación supone un reconocimiento del papel crucial que tiene el lenguaje como transmisor de la cultura. A menudo se repite que el vocabulario de una lengua constituye el inventario de las entidades de las que se habla en una determinada cultura, inventario ordenado y categorizado de modo que establezca un cierto orden sobre el mundo. Sin embargo, el lenguaje no es simplemente el reflejo de una realidad “objetiva” que cada lengua modela a su manera. La lengua nos ayuda a dar sentido al mundo. Al clasificar las cosas les damos una estructura, y el lenguaje nos ayuda a construir el modelo. Un buen ejemplo lo tenemos en la concepción occidental de la semana de siete días, con cinco laborables y dos de descanso. El tiempo no está dividido así por su propia naturaleza, sino que esos conceptos reflejan la interacción de los seres humanos con su entorno y el acuerdo consciente de varias sociedades para fraccionarlo de esa manera. Pero otras culturas tienen una visión distinta del tiempo. Todas las lenguas dan nombre a conceptos que tienen relevancia cultural y marcan en su gramática ciertas categorías conceptuales, como la diferencia entre macho y hembra, la diferencia entre uno y más de uno, etc. Las múltiples lenguas del mundo son, pues, una rica fuente de datos sobre la estructura de las categorías conceptuales. Quizás el ejemplo más tópico sea la existencia en esquimal de varias palabras para referirse a la ´nieve´, cuando en inglés (y en español) tenemos solo básicamente una. Es fácil ver, desde luego, el porqué de algunas de esas diferencias. La nieve es importante para el esquimal, mientras que para la mayoría de los hablantes de inglés (o de español) el estado de la nieve es accesorio, salvo cuando van a esquiar. Pero debemos manejar con cuidado generalizaciones de este tipo. Los anglohablantes (y los hispanohablantes) son perfectamente capaces de hablar de diferentes clases de nieve, aunque para ello tengan que usar expresiones de más de una palabra, como nieve en polvo, nieve helada, etcétera. Palabras inglesas como slush ´nieve semiderretida´ y sleet ´nieve granulada´ se refieren a la nieve según el estado en que se encuentre, y son de uso común. Lo más probable es que de variaciones léxicas de este tipo no resulten diferencias conceptuales importantes. Piénsese que, dentro de una misma lengua, especialistas como los biólogos, los decoradores o los lingüistas tienen un amplio (^1) Hay un juego de palabras en el original, puesto que el vocablo inglés words (palabras) es casi igual en su forma a worlds (mundos). El lenguaje en la sociedad. Una introducción a la sociolingüística (Romaine, Suzanne

vocabulario para hablar de sus propios temas, y que esas diferencias se subsumen con naturalidad bajo la noción de registro. El análisis de la terminología del parentesco en las diferentes lenguas sí puede revelar algo sobre la conceptualización de la realidad social en la cultura correspondiente. Incluso, lenguas muy próximas como el inglés y el sueco difieren a este respecto. El inglés tiene términos como aunt ´tía´, grandfather ´abuelo´, grandmother ´abuela´ que distinguen el sexo de ciertos parientes^2 , mientras que lo que al sueco le importa no es eso, sino si una tía es hermana del padre ( faster , literalmente una combinación de las palabras para ´padre´ y ´hermana´) o de la madre ( moster , combinación de las palabras para ´madre´ y ´hermana´), y si un abuelo es el padre del padre ( farfar , repetición de la palabra para ´padre´) o de la madre ( morfar , combinación de los términos que significan ´madre´ y ´padre´). La categorización del mundo a través del lenguaje es una actividad social continua, puesto que constantemente aparecen nuevas cosas que han de ser nombradas. Cuando clasificamos las cosas y los conceptos solo parcialmente lo hacemos por las semejanzas que percibimos entre ellos. La categorización tiene también una base cultural, de modo que entidades percibidas como similares en una cultura pueden no serlo en otras. Aunque existen, desde luego, considerables coincidencias a este respecto en las lenguas humanas. Un vistazo a lenguas no occidentales revela clasificaciones para nosotros sorprendentes, y a veces muy complejas. Una forma útil de conceptualizar las diferencias entre las lenguas es fijarse no tanto en lo que cada una puede decir, sino en lo que es inevitable que diga. El inglés es una lengua relativamente pobre si la comparamos con otras como el javanés en términos de las distinciones sociales que tienen que ser expresadas gramaticalmente, pero hay otras lenguas con gramáticas mucho más permeables a los aspectos sociales. En japonés, por ejemplo, la referencia a uno mismo está en función de las relaciones sociales. Donde el inglés dice “I” (y el español “yo”), el japonés puede emplear cuatro pronombres según la formalidad de la ocasión y la naturaleza del interlocutor. En lenguas tales, los hablantes no pueden hablar de sí mismos sin tener en cuenta su lugar en la sociedad. Un estudiante coreano que hablaba también inglés me dijo que cuando se encontraba en Estados Unidos con coreanos bilingües prefería conversar en inglés, puesto que así evitaba el escollo de adivinar el estatus y la edad del interlocutor. En inglés podría decir simplemente “I” y “you”. Igual que en japonés, no es posible referirse a uno mismo sin hacer ciertas distinciones sociales, en español y otras muchas lenguas europeas no es posible decir “you are tired” sin aludir al sexo y relación con el interlocutor. Porque, en efecto, decir estás cansada hace algo más que aludir al cansancio de la otra persona: indica, además, que estamos hablando con una mujer y que el hablante tiene con ella la suficiente confianza como para usar la forma tú. Ya hemos visto que el inglés no, pero la mayor parte de las lenguas de Europa obligan al hablante a elegir entre más de un pronombre de segunda persona de acuerdo con (^2) Esta distinción es también la que importa en español. Se recoge sobre todo mediante procedimientos morfológicos (tío/a, primo/a) y, más raramente, léxicos (yerno/nuera; madre/padre).

En virtud de su competencia comunicativa, los hablantes eligen no solo qué van a decir, sino también cómo y cuándo decirlo.

I. GUÍA DE LECTURA

  1. ¿Cuál es el rol que debe cumplir la sociolingüística?
  2. ¿Qué función puede cumplir la lengua según el texto leído?
  3. ¿De qué manera la lengua puede clasificar el entorno? Presente un ejemplo citado en el texto.
  4. ¿Qué es la categorización? Defina.
  5. ¿De qué manera la gramática posibilita las diferencias estructurales categóricas de la lengua?
  6. ¿En qué consiste la categorización del mundo a través del lenguaje?
  7. ¿El uso de los pronombres personales en castellano puede ser un ejemplo de gramaticalización de la lengua? Justifique su respuesta.
  8. La autora afirma que «La lengua nos ayuda a dar sentido al mundo», ¿está usted de acuerdo con ello? Elabore un párrafo argumentativo para sustentar su idea.
  9. Está usted de acuerdo con que «ninguna lengua puede ostentar el privilegio de ver el mundo como es en realidad». Elabore un párrafo argumentativo para sustentar su respuesta.
  10. Entreviste a cuatro o más personas de su entorno para preguntarles sobre un tema libre (por ejemplo, eutanasia, uso del chat GPT, enseñanza de lenguas originarias, etc.). Luego, elabore un párrafo argumentativo para sustentar por qué cree usted que piensan diferente o similar.

II. LÉXICO ACADÉMICO

Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore. Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios correspondientes. Palabra Sinónimos

tocado o sentido. Leyendas, mitos, dioses y religiones, todos aparecieron con la revolución cognitiva. Muchas especies podían comunicar: ¡ Cuidado, un león! ; pero esta revolución le permitió solo al sapiens decir: El león es el espíritu tutelar de nuestra tribu. Así, se pudieron transmitir grandes cantidades de información sobre cosas que no existen realmente como los espíritus tribales, las naciones, las sociedades anónimas o los derechos humanos. Desde entonces, los sapiens han vivido en una doble realidad: por un lado, la realidad objetiva de los ríos, los árboles y los leones; por otro, la realidad imaginaria de los dioses, las naciones y las sociedades comerciales. La realidad imaginaria no es una mentira; al contrario, es algo en lo que todo el mundo cree; y mientras esta creencia compartida se mantiene, ejerce una gran fuerza en el mundo. Las realidades imaginarias compartidas permiten la cooperación entre un gran número de desconocidos y, también, innovaciones bastante rápidas en materia de comportamiento social. Así, el lenguaje nos permite no solo imaginar cosas, sino imaginarlas colectivamente. Los científicos sociales llaman a estas realidades imaginarias compartidas “mitos” o “construcciones sociales” y estas son parte fundamental de cada cultura. Esto permite al sapiens cooperar con muchos desconocidos de manera flexible – a través de las relaciones y normas sociales– y dirigir el mundo, a diferencia de los demás animales que no cuentan con esta herramienta. UN ORDEN IMAGINARIO INTERSUBJETIVO Un orden imaginario, como el cristianismo, el capitalismo o la democracia, permite la cooperación de grupos enormes de individuos. Este orden imaginario es intersubjetivo; es decir, es un conjunto de creencias compartidas por miles o millones de individuos. Lo objetivo es independiente de la conciencia y de las creencias de la humanidad (por ejemplo, la radioactividad). En cambio, el orden subjetivo depende de estas creencias, está en la conciencia de un individuo. Pero ¿cómo llegan a creer los seres humanos en este orden imaginario subjetivo? Esto se debe a que son educados en él sistemáticamente desde el nacimiento a través del proceso de socialización temprana y, gracias a ello, este orden no se reconoce como subjetivo, como construido socialmente como parte de una determinada cultura, sino que se considera natural. Tres factores permiten que los individuos no se den cuenta de que este orden es imaginario, puramente subjetivo y no natural. En primer lugar, este orden imaginario está incorporado en el mundo material. Por ejemplo, las sociedades modernas valoran el individualismo: los niños aprenden que no deben prestar una atención demasiado grande a la opinión que los demás tienen de ellos. Y esta mentalidad se refleja en los elementos materiales como la arquitectura. Así, la casa moderna está construida siguiendo la concepción individualista: está dividida en pequeñas habitaciones para que cada integrante del hogar tenga su propio cuarto, con una puerta que se puede cerrar, con paredes y estantes que se pueden decorar como cada uno quiere. Un niño que crece en una casa de este tipo se percibirá a sí mismo como un individuo que goza del derecho de diferenciarse de los demás. En la Edad Media, en cambio, no se creía en el individualismo. El valor de las personas dependía de su lugar en la sociedad y de lo que los demás pensaban y decían de ellas. Esto se reflejaba en los castillos medievales: el hijo de un noble no tenía un cuarto propio con una puerta que podía cerrar; dormía en una sala común con otros muchos jóvenes y estaba permanentemente expuesto a la mirada y al juicio de los

demás. Crecer en este entorno hacía evidente que el valor de cada uno dependía de su lugar en la jerarquía social y de la opinión que los demás tenían de él. En segundo lugar, este orden imaginario modela nuestros deseos. Hasta nuestros deseos más personales están orientados por él. Actualmente, por ejemplo, la gente gasta enormes cantidades de dinero para pasar sus vacaciones en el extranjero porque son adeptos del consumismo romántico. Este mito moderno combina dos ideologías dominantes en la actualidad: el romanticismo y el consumismo. El romanticismo nos dice que para desarrollar nuestro potencial humano debemos multiplicar las experiencias, romper con la rutina diaria y alejarnos de nuestros espacios cotidianos para conocer la cultura de otros pueblos. El consumismo nos dice que para ser felices debemos consumir los más posible de productos y servicios. Cada publicidad televisiva insiste en que consumir un producto o servicio mejorará nuestra vida. La unión de ambos ha creado un enorme “mercado de experiencias” que sustenta a la industria del turismo. Pocos cuestionan estos mitos y la gran mayoría no es consciente de que estos construyen nuestros deseos. En tercer lugar, el orden imaginario es intersubjetivo. Existe en el seno de la red de comunicación que enlaza la conciencia subjetiva de numerosos individuos. No importa que uno o varios individuos cambien de creencias. Pero si la mayoría lo hace, este orden intersubjetivo cambiará o desaparecerá. Aunque estas construcciones sociales no existen objetivamente como los fenómenos físicos, su impacto es muy considerable. La mayoría de motores clave del comportamiento del ser humano son intersubjetivos: la ley, el dinero, los dioses y las naciones. Para cambiar un imaginario intersubjetivo hay que cambiar las mentalidades de millones de individuos. Esto solo es posible si se crea otro orden intersubjetivo más poderoso que sustituya al anterior. Y esto se logrará únicamente a través de una organización compleja: partidos políticos, movimientos ideológicos, culto religioso. Este orden imaginario intersubjetivo permite superar las limitaciones biológicas y la lentitud de la evolución natural del Homo sapiens. Así, por ejemplo, la evolución no ha dotado a los seres humanos de la capacidad de jugar fútbol. Sí de piernas para patear, de hombros para dar golpes irregulares, de bocas para insultar, pero esto no permite realizar un tiro libre o meter un gol. Sin embargo, los sapiens somos capaces de jugar fútbol actuando cooperativamente con nuestro equipo y con el contrario; pero para eso hay que conocer las reglas y seguirlas. Reglas que son compartidas y que nos permiten jugar. Lo mismo, a mayor escala, ocurre con las naciones, las iglesias y las redes comerciales. A pesar de las ventajas que estas redes supusieron para los sapiens, los órdenes imaginarios que las sustentaron no eran ni neutros ni justos. Estos dividieron a la población en grupos organizados jerárquicamente: hombres libres y esclavos, blancos y negros, ricos y pobres, hombres y mujeres. Y cada sociedad pretende que su jerarquía es natural y justa, pero que la de los demás se sustenta en criterios falsos y ridículos. Gracias a que el lenguaje humano permite construir órdenes imaginarios compartidos por millones de individuos que forman parte de culturas particulares, las sociedades se mantienen cohesionadas y logran funcionar más o menos organizadamente. Esta revolución cognitiva explica el lugar que el Homo sapiens ha logrado alcanzar frente a otras especies.

CULTURA, SOCIEDAD Y LENGUA

Alberto Escobar

José Matos Mar

Giorgio Alberti

En Perú, país bilingüe. Lima: Instituto de Estudios

Peruanos, 1975.

La cultura y la sociedad aparecen al observador no especializado como una unidad indisoluble. Sin embargo, al adoptar la perspectiva metodológica propia de las ciencias sociales, es posible establecer una distinción analítica entre la una y la otra. Dicha distinción cumple un doble propósito: permite la elaboración de marcos conceptuales específicos a cada una de ellas y facilita la investigación empírica. Ella intenta dilucidar las determinaciones mutuas entre cultura y sociedad que ocurren en el devenir histórico, ya no al nivel teórico conceptual sino al nivel empírico-concreto. Así se completa un circuito que, partiendo de la separación analítica de "hechos" aparentemente inseparables, conduce a la identificación de sus elementos constitutivos, a la interpretación de su dinámica de interacción y, en última instancia, al rescate de su unidad y de su modo de articulación recíproca. Adoptemos definiciones iniciales. Entendemos por cultura el proceso acumulativo de conocimientos, formas de comportamiento y valores que constituyen el legado histórico de cualquier grupo humano. Una definición de esta naturaleza desecha los prejuicios inherentes a concepciones elitistas y etnocéntricas que conducen a afirmaciones tales como "es un pueblo sin cultura". Por otra parte, esta definición va mucho más allá de la que considera como elemento principal de la cultura a la expresión artística. Al considerar un fenómeno cultural es importante detenernos no en el elemento aislado, sino en el conjunto de las representaciones y de los tipos de comportamiento que conforman su totalidad. Igualmente cabe señalar que la cultura es dinámica y, por lo tanto, está en permanente proceso de cambio. Definimos a la sociedad como el conjunto de relaciones que se establecen entre los distintos individuos, grupos, clases o sectores que conforman su estructura y organización en un determinado momento. Tales relaciones están condicionadas fundamentalmente por los principios, variables a través del tiempo y del espacio, de la estratificación social y de las formas de funcionamiento del proceso productivo. Cultura y sociedad, consideradas en la evolución histórica, generan una compleja dinámica de determinaciones mutuas que impiden la reducción de un fenómeno al otro. Es decir que ni la sociedad explica la cultura ni esta a la primera. Es así como el funcionamiento específico y concreto de una determinada sociedad a través del tiempo da lugar a un cuerpo cultural que, por su propio carácter acumulativo, llega a separarse de una filiación directa de la sociedad. Y así logra asumir una dinámica propia que, a su vez, en el continuum histórico, influye en las formas específicas del sistema de relaciones sociales que constituyen la sociedad. Ambas aparecen, de este modo, entramadas por múltiples vinculaciones interdependientes. Perú ¿país bilingüe? - LIBROS PERUANOS

Adoptadas estas elementales definiciones apropiadas a los fines de este libro, podemos ahora considerar la lengua como instrumento de comunicación a nivel de la sociedad y como mecanismo de articulación entre sociedad y cultura a través del proceso de socialización. En efecto, cada nueva generación se enfrenta a un cierto tipo de organización social enmarcada en un determinado sistema cultural. El proceso de adquisición de los conocimientos, normas y patrones culturales, que llamamos socialización, se lleva a cabo principalmente por intermedio de la lengua. La comunicación no debe pues ser entendida como un hecho puramente verbal. El mensaje no es reducible sino en términos artificiales a un hecho exclusivamente lingüístico. Aunque no lo percibamos en primera instancia, la comunicación es, por lo tanto, un comportamiento cargado de antecedentes, significados y consecuencias sociales y culturales. De allí que cultura, sociedad y lengua se presupongan y condicionen. Es decir, que cada una existe en función de las otras, sin que ninguna de ellas alcance vida independiente.

1. ¿QUÉ ES LA LENGUA Y CÓMO FUNCIONA?

LA LENGUA Y EL HABLANTE

¿Qué es lo que sabemos acerca de la lengua, su uso y funcionamiento? El hablar es considerado algo tan inherente al ser humano que, por ello, es difícil tomar suficiente distancia para observarlo de la misma manera que se hace con otros comportamientos individuales. Para un observador ingenuo el uso de la lengua, o sea el acto de hablar, es casi equivalente a respirar o caminar. La analogía parece válida y estaríamos tentados de convenir en ella, si no cayéramos en cuenta de que la lengua es adquirida en y de la comunidad como parte del proceso de socialización; es decir, que se trata de un típico fenómeno cultural. En esto se distingue de toda forma de herencia biológica, si bien es innegable que la facultad de poseer una lengua determinada (sea el español, el japonés, el inglés o el quechua) depende de condicionamientos que están en la base biofísica del sujeto hablante; por ejemplo, los órganos del aparato fonador, la respiración, las características auditivas, etc. Las tendencias modernas, orientadas a sostener ciertas premisas universales para todas las lenguas del mundo, no niegan dos hechos: que la lengua es un fenómeno cultural adquirido individualmente en el proceso de socialización; y que el cuerpo humano adecúa ciertos órganos, cuya función primaria es otra, para ofrecer un canal articulatorio a la emisión del hablar y para permitir su reconocimiento. Cuando en el curso de este libro digamos lengua entenderemos siempre un fenómeno oral. En otras palabras, distinguimos entre lengua y escritura. La escritura es una representación gráfica que intenta reproducir la lengua. Porque, tanto en la perspectiva individual como en el devenir histórico, el fenómeno oral (o sea la lengua) antecede siempre a la aparición de la escritura. Conviene, por ello, tener muy en cuenta que no deben confundirse escritura y lengua, y que puede darse la segunda sin la primera, pero nunca la escritura sin la lengua. El hecho de que existan escrituras de lenguas ya extinguidas y que son hasta la fecha desconocidas no es argumento en contra. El que esos sistemas escritos permanezcan sin descifrar comprueba, al contrario, que la escritura se deriva siempre del fenómeno oral que es la lengua (Hockett 1971: 547-576; Bierwisch 1971).

en la lengua de mayor prestigio y acaba, por fin, imponiéndose como lengua oficial. Ese reconocimiento puede o no figurar en un texto constitucional o legal, pero significa mucho más que eso. Implica que las actividades reguladoras del Estado se efectúan a través del vehículo lingüístico privilegiado. La lengua oficial será, entonces, aquella reconocida por el Estado como forma de comunicación habitual y legal para todos los trámites usuales en la vida ciudadana: desde la inscripción en el registro civil hasta las argumentaciones del proceso judicial. En países de gran homogeneidad o de definida superordenación, la lengua oficial es única. En países que emergen de un proceso de colonización, la lengua oficial comúnmente ha sido la impuesta por el colonizador. Por contraste, las llamadas lenguas aborígenes o vernaculares han sido las propias de las poblaciones nativas, que preexistían a la iniciación del dominio foráneo. En la zona andina, por ejemplo, el castellano ha sido el idioma oficial que se superponía al quechua, al aimara y las lenguas amazónicas que son las de origen prehispánico (Ugarte Chamorro 1961:101-125). En algunas regiones, de las que podríamos tomar como referencia el Paraguay, ocurre que la lengua vernacular o nativa es la más generalizada (más del 90%), mientras que los hablantes de español apenas superan el 50% de la población (Rubin 1974). En casos como este se suele hablar de una lengua nacional, el guaraní, frente a una oficial que es el castellano. Pero pese a su difusión y al extenso e intenso uso informal del guaraní, el castellano retiene los privilegios de la lengua oficial, o sea el ser vehículo de la administración del Estado y de la enseñanza formal en la escuela. En resumen, el estatus de lengua oficial, vernácula o nacional corresponde a una suerte de rango de usos y de reconocimiento social frente al empleo y roles del instrumento lingüístico. Ello, no obstante, y desde un punto de vista que es propio de las ciencias del lenguaje, tanto la vernácula, la oficial como la nacional son sistemas de comunicación que funcionan de manera semejante. Intrínsecamente, o sea pensando en la funcionalidad del sistema lingüístico, no puede decirse que una lengua sea mejor ni peor que otra; todas habilitan al hablante para la comunicación en los contextos en que suelen ser usadas por la comunidad que interactúa a través de ellas. Pero, en términos sociales, como ya hemos visto, no todas gozan del mismo

I. GUÍA DE LECTURA

  1. Explique por qué los autores afirman que la definición de cultura que proponen “desecha los prejuicios inherentes a concepciones elitistas y etnocéntricas”.
  2. ¿En qué sentido los conceptos de lengua, cultura y sociedad se determinan mutuamente?
  3. ¿Qué se entiende por socialización?
  4. ¿Por qué los autores afirman que la lengua es un fenómeno cultural?
  5. ¿Por qué los autores afirman que la lengua es un fenómeno oral?
  6. ¿A qué se denomina lengua oficial?
  7. ¿Qué es la escritura y por qué afirman los autores que suele confundirse con el concepto de lengua?
  8. ¿Por qué afirman los autores que no debe confundirse la gramática de una lengua con la que figura en los libros?
  9. Desde el punto de vista de las ciencias del lenguaje y tomando en cuenta la funcionalidad de los sistemas lingüísticos, ¿se puede afirmar, según los autores, que

existen lenguas mejores que otras? Justifique su respuesta en un párrafo argumentativo.

  1. En términos sociales, ¿todas las lenguas son valoradas de igual manera? Justifique su respuesta en un párrafo argumentativo.

II. LÉXICO ACADÉMICO

Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore. Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios correspondientes. Palabra Sinónimos