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Este manual de preparación para el enarm ofrece una guía completa sobre las dislipidemias y su relación con el riesgo cardiovascular. Abarca la definición, clasificación, diagnóstico, tratamiento y prevención de las dislipidemias, incluyendo información sobre las metas terapéuticas y el manejo de pacientes con riesgo cardiovascular alto. También se incluyen secciones sobre el tratamiento de la dislipidemia en pacientes con vih y el hiperparatiroidismo.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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Las dislipidemias son un conjunto de enfermedades asintomáticas, resultantes de concentraciones anormales de colesterol, triglicéridos, C-HDL y C-LDL en la sangre, y que participan como factores de riesgo cardiovascular. Se clasifican de la siguiente forma:
La dislipidemia puede ser asintomática y diagnosticarse incidentalmente, o tener un debut clínico con manifestaciones de aterosclerosis acelerada.
La hipertrigliceridemia grave puede presentarse con pancreatitis recurrente, xantomas eruptivos, xerostomía y xeroftalmia. Las manifestaciones como el anillo corneal antes de los 45 años, los xantomas sobre los tendones extensores y el xantelasma sugieren el diagnóstico de hipercolesterolemia familiar.
Las dislipidemias más frecuentes en México son los niveles bajos de C-HDL y la hipertrigliceridemia. La ENSANUT del 2018 reportó una prevalencia de 19.5% en personas mayores de 20 años y de hasta 28% en el grupo de 50 a 79 años. Los niveles de normalidad para colesterol total deben ser <200 mg/dl, triglicéridos <150 mg/dl, y C-HDL > mg/dl, en cuanto al C-LDL en individuos con riesgo cardiovascular muy alto debe ser <70 mg/dl, riesgo alto <100 mg/dl, y en riesgo moderado a bajo <115 mg/dl. La importancia del control de este grupo de patologías radica en que la enfermedad cardiovascular derivada de ateroesclerosis es una de las causas primarias de morbilidad y mortalidad mundiales. La dislipidemia aterogénica se caracteriza por hipertrigliceridemia, C-HDL bajo y presencia de partículas pequeñas y densas de C-LDL.
Según la GPC no se recomienda la toma rutinaria de proteína C reactiva ultrasensible en la población mexicana de riesgo intermedio por considerarse un marcador bioquímico inespecífico para este grupo de riesgo. La diabetes mellitus, enfermedad renal crónica, enfermedades autoinmunitarias, infección por virus de inmunodeficiencia humana, síndrome nefrótico e hipotiroidismo, son las más comúnmente asociadas a los distintos tipos de dislipidemias. De acuerdo con la GPC, la evaluación inicial de un paciente con
dislipidemia debe documentar el antecedente personal de enfermedades cardiovasculares asociadas a la aterosclerosis, historia familiar de muerte prematura cardiovascular, pancreatitis, hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad o dislipidemia, factores de riesgo personales (tabaquismo, alcoholismo, hipertensión arterial, diabetes mellitus, síndrome metabólico), consumo de fármacos que alteren el perfil metabólico, causas secundarias de dislipidemia, evaluación de los hábitos alimenticios y de actividad física, además de la exploración física intencionada de xantomas, soplos carotídeos, disminución de los pulsos poplíteos, pedios o tibiales, anormalidades del fondo de ojo, medición de la tensión arterial, índice de masa corporal y perímetro de la cintura. El diagnóstico de hipercolesterolemia familiar debe sospecharse bajo las siguientes circunstancias:
La GPC recomienda el tamizaje en el primer nivel de atención con la determinación de los niveles de triglicéridos y colesterol en los mayores de 20 años sin factores de riesgo cardiovascular y en estado asintomático, realizando nuevas mediciones cada 5 años en caso de que los niveles resulten normales. La GPC recomienda la estratificación del riesgo cardiovascular de los mayores de 19 años con el instrumento GloboRisk (herramienta que considera las variables de sexo, diagnóstico de diabetes mellitus, tabaquismo, edad, presión arterial sistólica y nivel de colesterol total) para la estimación del riesgo cardiovascular a 10 años; se consideran las categorías de riesgo muy alto (≥10%), alto (5-9%), moderado (1-4%) y bajo (<1%).
No se recomienda el uso de sistemas de cálculo de riesgo desarrollados para la población general para evaluación del riesgo cardiovascular en personas con antecedentes de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, enfermedad renal crónica moderada o grave, niveles muy altos de factores de riesgo individuales o hipercolesterolemia familiar.
La GPC recomienda la determinación de ApoB para la determinación del riesgo en personas con hipertrigliceridemia, diabetes mellitus, obesidad, síndrome metabólico o niveles muy bajos de C-LDL. De estar disponible, puede emplearse como alternativa a C-LDL como análisis lipídico principal de tamizaje, diagnóstico y tratamiento,
prefiriéndose sobre el colesterol no-HDL en personas con hipertrigliceridemia, diabetes mellitus, obesidad o C-LDL muy bajo.
Los sujetos sanos, sin factores de riesgo cardiovascular ni dislipidemia secundaria y con niveles de C-LDL de 100-190 mg/dl y C-no HDL de 130-220 mg/dl no requieren tratamiento de prevención primaria y deben vigilarse anualmente, fomentando el estilo de vida saludable. La prevención primaria recomendada incluye hábitos de vida saludables (ejercicio, alimentación balanceada, consumo moderado de alcohol, el cese del tabaquismo activo y evitación tabaquismo pasivo) e intervenciones farmacológicas. La dieta mediterránea enriquecida en aceite de oliva o nueces reduce en casi 30% la incidencia de eventos cardiovasculares mayores en comparación con una dieta considerada baja en grasas. El consumo de alcohol debe limitarse a ≤2 bebidas/día (≤24 g de etanol/día) en hombres y ≤ 1 bebida/día en las mujeres. Se define como 1 bebida a 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino (12% de alcohol) o 1.5 onzas de licores destilados de 80 grados.
En el caso de las personas con riesgo cardiovascular muy alto y antecedente personal de enfermedad cardiovascular o de hipercolesterolemia familiar se recomienda una reducción ≥50% en el nivel basal de C-LDL, con una meta <55 mg/dl; si la persona experimenta un segundo evento cardiovascular en los 2 años siguientes a pesar del uso de las dosis máximas de estatinas, la meta terapéutica en el nivel de C-LDL será <40 mg/dl.
Figura 7. Tratamiento farmacológico inicial de las dislipidemias (adaptado de la GPC). Ante el fracaso terapéutico con las estatinas de primera línea, debe realizarse la progresión farmacológica como se muestra en el algoritmo para pacientes con riesgo cardiovascular muy alto.
Cuadro 3 7. Recomendaciones no farmacológicas incluidas en la GPC para la reducción del riesgo cardiovascular Plan de alimentación que incluya granos integrales, frutas y verduras (5 raciones/día) y carnes magras. Reducción de la proporción de grasas saturadas (<10%) y grasas trans (<1%), así como reducción en el consumo de sal. Realización de ejercicio por 30 minutos/día y 5 días/semana. Cese del tabaquismo, especialmente antes de los 35 años. Limitación del consumo diario de alcohol a ≤1 bebida en las mujeres y ≤2 bebidas para los hombres (es preferible el consumo moderado de vino tinto y cerveza sobre otros tipos de bebidas alcohólicas)
Figura 8. Tratamiento farmacológico de la dislipidemia en personas con riesgo cardiovascular muy alto (adaptado de la GPC).
Edad >40 años y C-LDL elevado
Riesgo bajo (<1%)
C-LDL ≥116 y <190 mg/dl
Estatina de intensidad moderada
mg/dl
Estatina de intensidad alta
Riesgo moderado (≥1% y <5%)
C-LDL ≥100 y <190 mg/dl
Estatina de intensidad moderada
mg/dl
Estatina de intensidad alta
Riesgo alto (≥5% y <10%)
C-LDL ≥70 y <100 mg/dl
Estatina de intensidad moderada
mg/dl
Estatina de intensidad alta
Edad >20 años con dislipidemia familiar y/o riesgo cardiovascular muy alto (>10%)
C-LDL <55 mg/dl
Estatina de intensidad moderada por 3-6 meses
C-LDL ≥55 mg/dl
Estatina de intensidad alta por 3-6 meses
Sin alcance de la meta terapéutica
Estatina a dosis máxima por 3- meses
Sin alcance de la meta terapéutica
Adición de ezetimiba por 2 meses
Alcance de la meta terapéutica
Contra-referencia al primer nivel
Sin alcance de la meta terapéutica
Evaluación multidisciplinaria para diagnóstico y tratamiento de causas secundarias por 2-4 meses
Alcance de la meta terapéutica
Contra-referencia al primer nivel
Sin alcance de la meta terapéutica
Adición de evolucumab por 3-6 meses
Alcance de la meta terapéutica
Contra-referencia al primer nivel
Alcance de la meta terapéutica
Contra-referencia al segundo nivel
hiperparatiroidismo familiar (no asociado a MEN) y de tumor maxilar inferior. Entre las causas de hipercalcemia, el hiperparatiroidismo primario se caracteriza hallazgos laboratoriales en el plasma , como fosfato normal o disminuido, paratohormona ( parathyroid hormone , PTH) elevada, 25-OH-vitamina D normal y 1,25-(OH) 2 -vitamina D normal o elevada, y la orina (calcio elevado, fosfato disminuido).
Cuadro 40. Causas de hiperparatiroidismo primario Adenoma paratiroideo primario (80-85%) Hiperplasia paratiroidea múltiple (10%) Adenoma múltiple (4%) Carcinoma paratiroideo (1%)
El hiperparatiroidismo secundario representa una elevación apropiada de los niveles de PTH ante estados hipocalcémicos; se distinguen formas renales y no-renales. Las características laboratoriales del hiperparatiroidismo terciario son idénticas a las del hiperparatiroidismo primario, por lo que la distinción clínica depende del reconocimiento de la hiperfunción paratiroidea autónoma persistente al tratamiento del hiperparatiroidismo secundario; usualmente se asocia a disfunción renal.
El abordaje diagnóstico del hiperparatiroidismo debe incluir la determinación de los niveles de calcio, proteínas, PTH y vitamina D, así como la estimación de la tasa de filtrado glomerular y la cuantificación del calcio urinario en 24 horas.
Las manifestaciones son producidas por la hipercalcemia (deshidratación y elevación del potencial de membrana) y dependen de la concentración de calcio y la velocidad de su instauración. La hipercalcemia leve o asintomática se trata con la disminución de la ingesta de calcio, aumento del consumo de agua y sal, actividad física y evitación de la inmovilización.
La hipercalcemia moderada sintomática (>12 mg/dl) y la hipercalcemia grave (>14 mg/dl) deben tratarse de forma rápida y agresiva con reposición de volumen con solución NaCl 0.9%, promoción de la calciuresis con diuréticos de asa una vez que se ha restablecido la euvolemia, y disminución de la actividad osteoclástica con calcitonina y bifosfonatos. El tratamiento médico crónico (reservado para los pacientes con contraindicaciones para el manejo quirúrgico) incluye agentes como alendronato y cinacalcet y disminución en el consumo de calcio.
Cuadro 41. Diagnóstico diferencial de hipercalcemia con elevación de la concentración de PTH Hiperparatiroidismo primario Hiperparatiroidismo asociado a tiazidas o litio Hipercalcemia hipocalciúrica familiar Hiperparatiroidismo normocalcémico o hipercalcémico intermitente Hiperparatiroidismo secundario y terciario asociado a enfermedad renal terminal Hipercalcemia asociada a neoplasia
La paratiroidectomía es el único tratamiento curativo para el hiperparatiroidismo primario; en caso de hiperplasia paratiroidea debe realizarse autotrasplante de tejido paratiroideo al antebrazo para prevenir el desarrollo de hipocalcemia. La GPC establece que, en el caso de hiperparatiroidismo primario, la obtención de estudios de imagen (gammagrafía paratiroidea con Tc^99 -Sestamibi con o sin ultrasonido de cuello) sólo está justificada en los casos con indicación para el manejo quirúrgico. La radioterapia puede ser útil en los casos de cáncer paratiroideo con recurrencias locales irresecables.
Cuadro 42. Manifestaciones clínicas de la hipercalcemia Renal Nefrolitiasis relacionada con hipercalciuria Diabetes insípida nefrogénica (poliuria y deshidratación) Vasoconstricción renal (disminución reversible en la tasa de filtración glomerular) Nefrocalcinosis (calcificación de los túbulos renales que puede comprometer la función renal) Músculo y huesos
Osteopenia u osteoporosis Quistes óseos (osteítis fibrosa quística) Nódulos fibrosos Dolor óseo Fracturas Mialgias difusas y fatiga generalizada Gastrointestinal Estreñimiento Dolor abdominal vago Anorexia Pancreatitis aguda Enfermedad ulcerosa péptica Neurológico y cognitivo
Ansiedad o depresión Disminución de la función cognitiva Cambios dramáticos en el estado mental Alucinaciones Coma Otros Queratopatía en banda (depósitos subepiteliales de fosfato de calcio en la córnea) Acortamiento del intervalo QT
Cuadro 43. Indicaciones para la obtención de estudios de imagen y tratamiento quirúrgico del hiperparatiroidismo primario Sintomáticos Siempre
Asintomáticos
Elevación del calcio sérico >1 mg/dl por encima del límite normal Tasa de filtración glomerular estimada <60 ml/minuto Edad <50 años Disminución de la densidad mineral ósea Calificación T
El hipoparatiroidismo es una causa de hipocalcemia menos frecuente que la deficiencia de vitamina D. La causa más frecuente de hipoparatiroidismo agudo o crónico es el daño o remoción de las glándulas paratiroides durante la cirugía de cuello. Otras causas son idiopáticas, relacionadas al síndrome poliglandular autoinmune tipo I o secundarias a hipomagnesemia (que induce resistencia o deficiencia de PTH).
El hipoparatiroidismo primario se caracteriza por la ausencia o disfunción de las glándulas paratiroides, con secreción inadecuadamente baja de PTH y las subsecuentes hipocalcemia e hiperfosfatemia. El hipoparatiroidismo secundario es una condición en la que los niveles de PTH se encuentran disminuidos en respuesta a estados de hipercalcemia. Las manifestaciones clínicas son producidas por la hipocalcemia y su intensidad depende de la concentración de calcio y la velocidad de su instauración. Los hallazgos laboratoriales del hipoparatiroidismo corresponden a alteraciones en el plasma (calcio disminuido, fosfato elevado, PTH normal o disminuida, 25-OH-vitamina D normal, 1,25-(OH) 2 -vitamina D disminuida) y la orina (calcio elevado, fosfato normal o disminuido).
Cuadro 44. Manifestaciones clínicas de la hipocalcemia Neuromuscular Parestesias periorales Hormigueo de manos y pies Tetania espontánea o latente Hipocalcemia grave o aguda: Convulsiones, espasmo laríngeo Hipocalcemia crónica y asociada con hiperfosfatemia: Trastornos del movimiento extrapiramidal secundarios a la calcificación de los núcleos basales Psiquiátricas Irritabilidad Depresión Psicosis (casos graves) Cardiacas Disminución de la contractilidad miocárdica que puede originar insuficiencia cardiaca congestiva Prolongación del intervalo QT
La hipocalcemia sintomática debe tratarse con la infusión continua de gluconato de calcio y calcitriol. La hipocalcemia asintomática (como las formas crónicas relacionadas con hipoparatiroidismo) puede tratarse con carbonato de calcio oral y vitamina D ; en caso de no obtenerse una respuesta completa, puede administrarse PTH sintética (aún no se encuentra aprobada por la Food and Drug Administration ).