

























Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
Análisis del diseño desde sus inicios
Tipo: Apuntes
1 / 33
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
[ANALYSIS OF INTELIGENT DESIGN]
SANTIAGO COLLADO
Resumen: En esta exposición intento esbozar un breve análisis del conteni- do y las implicaciones de la aportación hecha por el «Intelligent Design». El enfoque es muy general ya que trato de dar una visión global de qué es el «Diseño Inteligente». Para conseguirlo explico sus antecedentes, los principa- les hitos de su todavía corta pero den- sa historia, expongo de una manera breve y sencilla cuales son sus princi- pales puntos de apoyo desde el punto de vista de su aportación intelectual, y me detengo en algunas de las críticas que se le han formulado en los últimos años que considero más importantes. Palabras clave: Diseño Inteligente, Creacionismo, Darwinismo, Episte- mología, Metafísica, Michael Behe, William Dembski.
Abstract: In this exposition I attempt to give a brief analysis of the content and the implications of the contribu- tions made by «Intelligent Design». The focus is very general because my aim is to provide a global vision of what «Intelligent Design» is. To this end, I explain its background and the main landmarks in its short but dense history, I set out briefly and simply its main issues from the point of view of its contribution to intellectual debate, and I highlight some of the more im- portant criticisms that have been for- mulated over recent years.
Keywords: Intelligent Design, Creatio- nism, Darwinism, Epistemology, Me- taphysics, Michael Behe, William Dembski.
SCRIPTA THEOLOGICA 39 (2007/2) 573-605 573 ISSN 0036-
En esta exposición intento esbozar un breve análisis del contenido y las implicaciones de la aportación hecha por el «Intelligent Design». El enfoque es muy general ya que trato de dar una visión global de qué es el «Diseño Inteli- gente». Para conseguirlo explico sus antecedentes, los principales hitos de su to- davía corta pero densa historia, expongo de una manera breve y sencilla cuáles son sus principales puntos de apoyo desde el punto de vista de su aportación in- telectual, y me detengo en algunas de las críticas que se le han formulado en los últimos años que considero más importantes. El motivo de seguir este esquema es el convencimiento de que para comprender lo que es el ID es necesario, en primer lugar, situarse en el contexto en el que aparece. Ese contexto es de pug- na entre dos visiones de la ciencia que se presentan como excluyentes. De una parte estaría una ciencia a la que sus oponentes llaman naturalista. El motivo de la oposición a este tipo de ciencia está en que ven su naturalismo como equiva- lente a materialismo. Los que denuncian la existencia del naturalismo científi- co sostienen que quienes hacen este tipo de ciencia sustentan su actividad sobre principios que no son estrictamente científicos, sino que se orientan por prin- cipios de carácter filosófico, ideológico o antirreligioso. La alternativa propues- ta sería una ciencia respaldada solamente por «evidencias empíricas», lo cual im- plicaría liberarla de la carga ideológica que imponen los primeros y abrirla a la posibilidad de admitir fenómenos que no se pueden explicar desde las simples leyes naturales pero de los que sí tenemos evidencias. Esta última perspectiva es la que defienden los principales promotores del «Intelligent Design» 1.
Es claro que los científicos, cuando realizan su trabajo, no se debaten normalmente en esta alternativa. Lo que ordinariamente hacen es aplicar los métodos y técnicas propias de su disciplina para llegar a unos resultados más o menos buscados. Pero por otra parte es cierto que, sobre todo en USA, hay un grupo de científicos que, cuando divulgan su ciencia, defienden, y algunos con extrema vehemencia, unas posiciones netamente materialistas y, además, clara- mente beligerantes frente a la religión 2. Un científico que constituye un ejem- plo paradigmático de esta actitud es Richard Dawkins. El nacimiento del ID y el trabajo de divulgadores como Dawkins ha avivado en los últimos años un de-
SANTIAGO COLLADO
un camino que recibió poco después el nombre de Fundamentalismo. Los au- tores de estos volúmenes atacaron con mucha más agresividad al criticismo bí- blico, que se ejercía entonces en el área germánica, que a la evolución biológi- ca. Ninguno de ellos vio entonces la necesidad de emprender una lucha abierta para erradicar la enseñanza de la evolución de los centros docentes.
El momento clave, en el que se desencadena la auténtica lucha del Fun- damentalismo recién nacido contra el pensamiento evolucionista, llegó al final de la I Guerra Mundial. William Jennings Bryan, personaje entonces famoso en USA por haberse presentado sin éxito a las elecciones presidenciales en tres ocasiones, pronunció en 1921 un conocido discurso titulado «La Amenaza del Darwinismo», donde alertaba a la sociedad del peligro de dicha doctrina para la fe cristiana y la acusaba de poner las bases para que se desencadenara la más sangrienta guerra de la historia. Bryan, en el mismo discurso, indicó la necesi- dad de condenar públicamente el darwinismo. La ocasión de ejecutar dicha condena llegó en 1925 cuando en Dayton, Tennessee, se celebró un juicio con- tra el profesor John Scopes que fue ampliamente conocido como el Juicio del mono ( Scopes Monkey Trial ). Se acusaba a Scopes de enseñar la Teoría de la Evo- lución contra una ley del estado de Tennessee. Fue una victoria legal del Fun- damentalismo: el profesor fue condenado a una multa simbólica y la ley se mantuvo sin posibilidad de ser recurrida a un tribunal federal.
Los ánimos parece que quedaron apaciguados, al menos externamente, en los años siguientes. La biología experimentó notables avances en ese período: destacan, entre otros, los trabajos del genetista de origen ruso Theodosius Dob- zhansky, que en los años 30 publicó su libro más importante: Genetics and the Origin of Species. Este biólogo contribuyó de una manera decisiva a poner las ba- ses para la unión de la genética y la biología tradicional. La orientación de sus trabajos se continuó en los años sucesivos y dio lugar a una síntesis entre gené- tica y biología que ahora se conoce como la Teoría Sintética o neo-Darwinismo.
Un momento de gran importancia para la consolidación del neo-Darwi- nismo como teoría dominante en el ámbito científico fue el descubrimiento de la estructura del ADN, en 1953, por Crick y Watson. En ese momento se pue- de decir que la totalidad de la comunidad científica respaldaba ya la teoría sin- tética. Por tanto, la evolución darwiniana (el neodarwinismo) se impuso sóli- damente durante la primera mitad del siglo XX. En la medida en que el Darwinismo era aceptado, y rechazadas las tesis de los Fundamentalistas, tam- bién iba creciendo el malestar incluso entre algunos científicos que veían cómo se imponía, junto con el Darwinismo, una visión de la naturaleza predomi- nantemente materialista y amparada en la misma ciencia. En el conjunto de la sociedad estadounidense este malestar era mucho más generalizado. Cada vez
SANTIAGO COLLADO
era más patente para algunos que había que defender los principios creacionis- tas en el mismo ámbito científico en el que la evolución estaba cosechando tan- tos éxitos, es decir, conseguir que el creacionismo fuese también reconocido co- mo ciencia: la Ciencia de la Creación. Pero las tesis del C reacionismo Científico tenían como punto de apoyo fundamental la subordinación de la ciencia a lo que se dice en la Escritura, pero en su sentido literal. Esto llevó a los promoto- res del Creacionismo Científico a defender afirmaciones que entraban en con- tradicción abierta con tesis científicas bien contrastadas, especialmente las refe- ridas a la edad de la tierra y a la ascendencia común de las distintas especies.
En los años 70 y 80 ven la luz asociaciones y publicaciones que se hacen eco de este malestar pero, a diferencia de lo que ocurre con las típicamente crea- cionistas, el enfoque adoptado por un buen número de ellas es realmente cien- tífico. Estas publicaciones y grupos trataban de poner de manifiesto, desde la misma ciencia, las lagunas e insuficiencias que esconden con frecuencia los ar- gumentos defendidos por no pocos evolucionistas 4. Dos de los libros que con- tribuyeron con más eficacia a suscitar recelos científicamente fundados frente al Darwinismo fueron: El misterio del origen de la vida escrito por Thaxton (químico), Bradley (ingeniero) y Olsen (geoquímico) 5 , y Evolución: una teoría en crisis , escrito muy poco después del anterior por Michael Denton, agnóstico y especialista en genética molecular 6.
Uno de los grupos formado entonces y que compartía el interés por el es- tudio de las ideas contenidas en los libros mencionados, es el que, durante los últimos años de la década de los 80 y principios de los años 90, da lugar al In- telligent Design. Como es patente, el ambiente en el que nace es de enfrenta- miento entre posiciones teístas y ateas de carácter materialista. Pero también en un clima en el que empiezan a esgrimirse argumentos científicos contra el pa- radigma dominante en biología: neodarwinismo.
Desde el nacimiento del ID podríamos decir, de modo muy esquemáti- co, que la todavía breve historia del ID recorre tres fases. Cada una la podemos asociar a un personaje que asume en ese momento el protagonismo dentro del movimiento.
ANÁLISIS DEL DISEÑO INTELIGENTE
ra el ID. Hasta el momento esta batalla ha dado como resultado la derrota del Intelligent Design en el juicio de Dover en diciembre de 2005. También es jus- to decir que la incidencia en el mundo científico de las ideas propugnadas por los defensores del movimiento está quedando muy por debajo de las expectati- vas que habían creado sus promotores en los años precedentes. En un libro del 2004 Dembski afirmaba: «Día a día se fortalece mi convicción de que el dise- ño inteligente está llamado a revolucionar la ciencia y nuestra concepción del mundo» 9. El horizonte de Dembski es realmente ambicioso. Pero los resultados obtenidos hasta el momento no parecen acompañar la convicción del principal defensor del movimiento en la actualidad.
El juicio de Dover ha supuesto un duro revés para los objetivos del ID como movimiento. En cualquier caso, sus principales miembros parece que mantienen intacta su agenda y continúan dando la batalla para alcanzar sus me- tas. Podríamos decir que sus previsiones recorren tres importantes pasos:
Dembski es consciente de que el objetivo de fondo del movimiento, un cambio de paradigma científico, está lejos de ser alcanzado pero, por otra par- te, parece realmente sincero su convencimiento de que esta meta se alcanzará si se sigue el camino que él mismo ha delineado. La pretensión de provocar un cambio de paradigma científico —en el sentido que Kuhn diera a esta pala-
ANÁLISIS DEL DISEÑO INTELIGENTE
bra—, debería estar sustentada sobre sólidos pilares 11. En lo que sigue vamos a exponer, también de manera muy breve pero suficiente, las ideas fundamenta- les que parecen ofrecer para sus promotores esos fundamentos sobre los que edificar la construcción de un nuevo paradigma científico.
Las dos ideas centrales sobre las que se apoya la pretensión del ID de con- vertirse en un nuevo paradigma científico son: la noción de complejidad irre- ductible, expuesta por Behe con amplitud en Darwin’s black box , y las nociones de filtro de diseño y de complejidad especificada, expuestas por Dembski en multitud de escritos 12. Vamos a exponer a continuación de una manera des- criptiva y breve dichas ideas. La exposición tratará de destacar los elementos que me parecen más interesantes de cara a un análisis crítico.
«La teoría de la evolución se ocupa de tres materias diferentes. La prime- ra es el hecho de la evolución; esto es, que las especies vivientes cambian a tra- vés del tiempo y están emparentadas entre sí debido a que descienden de ante- pasados comunes. La segunda materia es la historia de la evolución; esto es, las relaciones particulares de parentesco entre unos organismos y otros (por ejem- plo, entre el chimpancé, el hombre y el orangután) y cuándo se separaron unos de otros los linajes que llevan a las especies vivientes. La tercera materia se re- fiere a las causas de la evolución de los organismos» 13.
Hoy en día el darwinismo, con todos sus perfiles actuales, es la teoría que domina en el ámbito científico y que el mundo académico ha adoptado como explicación más ajustada a los datos disponibles. Darwin es considerado por la
SANTIAGO COLLADO
Behe podemos llegar a afirmar científicamente la existencia de diseño en algu- nos sistemas biológicos que encontramos en la naturaleza formando parte de los seres vivos. La cuestión ahora es ¿qué tipo de complejidad es la que nos per- mite afirmar el diseño y a qué tipo de diseño se refiere Behe?
La clave con la que da unidad a los dos momentos señalados y la que su- puestamente le va a permitir la demostración científica de diseño es la noción de Complejidad irreductible (CI). Behe la caracteriza en su libro de la siguiente manera: «Con la expresión sistema irreductiblemente complejo me refiero a un solo sistema compuesto por varias piezas armónicas e interactuantes que con- tribuyen a la función básica, en el cual la eliminación de cualquiera de estas pie- zas impide al sistema funcionar» 14.
El ejemplo preferido por Behe cuando explica esta noción es el de la trampa de ratón. En ella encontramos un conjunto de piezas que interactúan de acuerdo con un diseño bien específico para alcanzar un fin que es también muy preciso. Nadie que vea cómo funciona la trampa de ratón pone en duda que aquel instrumento ha sido pensado y construido para cazar ratones. Que- da fuera de toda duda, como ocurre con cualquier otro artefacto, que la dispo- sición en el sistema de las piezas que lo componen no ha sido fruto del azar. Se descarta también, por su probabilidad prácticamente nula, que el sistema se ha- ya formado gradualmente y como consecuencia de una serie de pasos interme- dios que han ido mejorando el sistema por un mecanismo de tipo darwiniano: o están todas y cada una de las piezas dispuestas en el orden previsto o el siste- ma no funciona. No hay mejora gradual posible respecto a un supuesto ante- cesor porque, sencillamente, la trampa no cazaría ratones de ninguna manera.
La trampa de ratón constituye para Behe un ejemplo diáfano de com- plejidad irreductible. Lo que me parece más importante destacar en esta carac- terización, y en el ejemplo que la acompaña, es que la determinación de irre- ductibilidad deriva de que se asume que cada una de las piezas del sistema tiene un carácter elemental , es decir, no está compuesta a su vez por otros elementos, o si lo estuviera, deberíamos poder a su vez determinar la complejidad irreduc- tible de esa pieza componente. Es decir, cabría admitir una jerarquía de niveles de sistemas y subsistemas, pero la clave de la aplicabilidad de la caracterización
SANTIAGO COLLADO
radica en tener la capacidad de poder llegar en el análisis a las « piezas elementa- les » o átomos del sistema.
La pregunta que se hace el autor de Darwin’s black box es, precisamen- te, si existe algún sistema biológico que permita afirmar con certeza científica que posee complejidad irreductible, es decir, que no se ha podido alcanzar de una manera gradual: cambios pequeños que supongan ventajas competitivas y selección natural. Es una pregunta que de tener respuesta afirmativa iría di- rectamente contra el núcleo de la teoría darwiniana. La posibilidad de res- ponder a esta cuestión depende de si podemos aplicar la caracterización de complejidad irreductible, y esto será posible si somos capaces de «enumerar to- das las partes del sistema y conocer una función» 15. Insistimos en la impor- tancia que tiene la condición de que las partes enumeradas sean «elementales», de la misma manera que las piezas de la trampa del ratón lo son para el con- junto de la trampa.
Uno de los sistemas en los cuales, según Behe, es posible determinar la existencia de complejidad irreductible es el flagelo bacteriano. En la bacteria que lo posee, el flagelo funciona de una manera parecida a un pequeño motor incorporado en su organismo que le permite propulsarse en diversas direccio- nes. Su estructura, que contiene unas treinta proteínas distintas, recuerda la de un auténtico motor de los que poseen las embarcaciones. Si una sola de esas proteínas es desactivada por una mutación genética el motor ya no servirá pa- ra impulsar a la bacteria.
El grado de análisis al que podemos llegar en ejemplos como el anterior, lleva a Behe a pensar que la bioquímica moderna nos ha permitido llegar has- ta los «ladrillos» con los que están formados todos los seres vivos. La ciencia nos permite, por tanto, llegar a descubrir qué hay en el interior de la «caja negra», poder desvelar los «mecanismos» mediante los cuales dichas «piezas» se relacio- nan entre sí. Con palabras del mismo Behe: «Por extraño que parezca, la bio- química moderna ha demostrado que la célula es operada por máquinas: lite- ralmente, máquinas moleculares. Como sus equivalentes artificiales (ratoneras, bicicletas y naves espaciales), las máquinas moleculares van desde lo simple has- ta lo sumamente complejo: máquinas mecánicas que generan energía, como en los músculos; máquinas electrónicas, como en los nervios; y máquinas de ener- gía solar, como en la fotosíntesis. Desde luego, las máquinas moleculares están hechas de proteínas, no de metal y plástico» 16. Behe asume que la pieza es sólo pieza y su comportamiento está perfectamente determinado. El tornillo es sólo
ANÁLISIS DEL DISEÑO INTELIGENTE
do desechada por la «filosofía mecánica» o mecanicismo, sino lo que quedaba de finalidad en el argumento del diseño, es decir, una finalidad más próxima a lo intencional que a la teleología tomista. Dembski propone la recuperación pa- ra el pensamiento científico de esta «causa» perdida. En realidad, la argumen- tación que concibe ya no tiene por objeto la causa final aristotélica, sino que aborda el problema desde el punto de vista del argumento del diseño que fue expuesto, por ejemplo, por William Paley (1743-1805) en su Teología natural.
El problema principal que se plantea Dembski es: ¿se puede descubrir que en la naturaleza existe diseño y, por tanto, que no todo se reduce a azar y necesidad? Responde a esta pregunta de una manera tajante afirmando que el diseño se puede inferir, y propone el algoritmo para lograr dicha inferencia: «el filtro de diseño».
Las tres nociones claves para poder inferir el diseño son: contingencia, complejidad y especificación 19.
La contingencia es expresión de la existencia de una posibilidad real en el mundo físico de ser o no ser. Tiene que ver, por tanto, con la noción clásica de potencia y, consiguientemente, con la noción de causa material o materia pri- ma. Esto último no lo explicita Dembski, que ilustra la existencia de contin- gencia de diversas maneras. Dice, por ejemplo, que la disposición sobre el ta- blero de unas fichas de ajedrez no se puede reducir o deducir de sus formas. Del mismo modo, la imagen de la tinta en el papel no se puede reducir a las pro- piedades químicas de la tinta. Estos ejemplos son ilustrativos de lo que Dembs- ki entiende por contingencia.
La noción de complejidad está directamente relacionada, al menos en una primera aproximación, con la probabilidad. Se trata, por tanto, de la caracteriza- ción de complejidad más sencilla que podemos formular: un sistema cualquiera es complejo si son muchas las posibles configuraciones que puede adoptar su es- tructura, es decir, si éstas ocurren en un espacio de probabilidad grande. Será tan- to más complejo cuanto mayor es el espacio de probabilidad. Un ordenador se- ría un sistema complejo ya que tiene muchos elementos y pueden estar unidos de maneras muy diversas (aunque solamente una, o unas pocas, funcionen).
ANÁLISIS DEL DISEÑO INTELIGENTE
Las dos nociones anteriores no suponen ninguna novedad conceptual. La noción quizá más original y que constituye el paso decisivo para la «inferencia de diseño» es la de especificación. Ésta podría caracterizarse como la determina- ción «a priori» de un subconjunto reducido de posibilidades dentro del espacio de probabilidad en el que se mueve el sistema. Es importante para los objetivos de Dembski entender que el «a priori» no lo es en sentido temporal. Pienso que en esta noción es donde el autor del esquema que estamos exponiendo se jue- ga su validez. Uno de los ejemplos propuestos por Dembski puede servir muy bien para ilustrar esta noción.
Si vemos que un conjunto de flechas han caído muy cerca de un gru- po de blancos, inmediatamente pensamos que esas flechas no se han clavado allí de una manera casual, sino que han sido dirigidas por la puntería de un arquero. Hay un patrón «a priori» para poder inferir lo atinado que ha esta- do el arquero. Este patrón, determinado por la proximidad de las flechas a los centros de las dianas, restringe los lugares en los que pueden caer las fle- chas a unas áreas concretas. Es obvio que encontrar las flechas cerca de los blancos no me serviría para determinar la calidad del tirador si el arquero pri- mero dispara las flechas y después marca los centros. A esta última posibili- dad Dembski la llama fabricación. El «a priori» quiere dar cuenta de que di- cho patrón debe ser describible antes o independientemente de que ocurran los eventos en estudio, aunque en realidad se haya descrito después, como en el caso de encontrarnos ya las flechas clavadas. Se trata de poder decir lo que debe ocurrir sin necesidad de saber lo que ha ocurrido, que sería el caso de fabricación. Si estamos en condiciones de describir el patrón según un «a priori» entonces podemos decir que disponemos de una especificación o, en su caso, un sistema de complejidad especificada en el sentido en que habla de ella Dembski.
De las tres nociones anteriores, la que suscita más interrogantes en rela- ción a la pretensión de Dembski de la determinación de diseño, es la tercera. No obstante, si aceptamos la validez de las tres nociones precedentes podemos dar el siguiente paso y establecer el modo de determinar la existencia de diseño tal como lo concibe Dembski. El filtro de diseño es un sencillo algoritmo que, supuesta la posibilidad de determinar si un sistema cumple con lo que las tres nociones anteriores expresan, permite concluir con certeza si el sistema ha sido diseñado o no. Esquemáticamente puede explicarse con el diagrama que repro- ducimos aquí.
SANTIAGO COLLADO
A cualquiera de los sistemas biológicos de los que habla Behe en su libro son aplicables las dos primeras características exigidas por el filtro de diseño: son sistemas contingentes y complejos. Que son complejos no parece que admita duda. También parece claro que poseen contingencia. De hecho hay una gran diversidad de seres que emplean los mismos elementos componentes —aminoácidos, proteínas, etc.— A lo largo de la historia de la vida han apare- cido y desaparecido muchos tipos de sistemas compuestos de esos mismos ele- mentos. Ahora existen entidades biológicas de las que no encontramos rastro en el pasado, y también encontramos rastros de otras que ahora no parece que existan. Esto podría considerarse como una demostración de la contingencia de dichos sistemas. Por tanto, para poder concluir con la existencia de diseño a tra- vés del filtro de Dembski, como hemos señalado anteriormente, el principal problema está en la noción de especificación. ¿Son los sistemas biológicos, sis- temas especificados?
Es en este punto donde entran abiertamente en conflicto el Darwinismo y el ID. Una especificación, en el mundo biológico, podría considerarse como una función que el sistema es capaz de realizar. Poder desempeñar una función implica una composición y configuración muy específica en un sistema. Cual- quier configuración de un sistema biológico no es capaz de desempeñar una función tan altamente específica como, por ejemplo, la visión. ¿Cómo explica el darwinismo que el órgano de la vista pueda haber alcanzado la configuración precisa para poder ofrecer la función de ver? Volviendo al ejemplo puesto por Dembski del arquero, el darwinismo defiende que un arquero, nada habilido- so con el arco, hace una gran cantidad de lanzamientos de flechas porque tiene mucho tiempo para hacerlo. En realidad podría incluso admitirse que lanza flechas en todas las direcciones. Cuando se han clavado, el arquero selecciona —deja clavadas— aquellas que han caído junto a los blancos, y recoge las que se han clavado fuera de los centros. Alguien que contemple el resultado después de mucho, mucho tiempo, recibirá la impresión de estar cerca de un arquero extraordinario, aunque la realidad es que el arquero, como arquero, es un de- sastre. La impresión recibida por el observador ajeno a lo ocurrido proviene de que éste no ha tenido que esperar todo el tiempo que el arquero ha estado lan- zando y quitando flechas, sino que contempla el resultado final.
El ID plantea una dificultad al esquema anterior precisamente en rela- ción a la selección de las flechas lanzadas, al momento en el que hay que dejar- las clavadas o retirarlas. Concretamente es la noción de complejidad irreducti- ble la que parece impedir hacer esa selección que se extiende en el tiempo. Decir que un sistema posee complejidad irreductible sería como afirmar que no tengo posibilidad de seleccionar las flechas que debo recoger. Lo único que pue-
SANTIAGO COLLADO
do hacer es lanzarlas todas y ver qué ha pasado al final. El arquero no puede recoger ninguna flecha durante los lanzamientos porque el lugar donde han caído permanece inaccesible para él en todo momento. Es entonces cuando el observador puede acercarse a los blancos y ver la calidad del arquero cuyo pres- tigio, si se trata del arquero anterior, quedaría completamente arruinado.
Por el contrario, si existen unas dianas con los centros bien delimitados —existen funciones bien definidas, o dicho en los términos de Dembski, pue- do hacer una especificación bien precisa a priori— y, sin dejar que el arquero se acerque a las dianas, cuando miro el resultado de sus lanzamientos resulta que todas las flechas están junto a los blancos, es decir, el sistema es capaz de realizar esas funciones sin que haya podido ajustar poco a poco el sistema a di- cha función, entonces puedo hablar con toda propiedad de que el sistema está especificado y, consiguientemente, supuesta la contingencia y la complejidad, sería perfectamente legítima la inferencia de diseño. Éste sería el planteamien- to defendido por Dembski.
¿Existe en la naturaleza un buen arquero que dirige sus flechas directa- mente al blanco, o las flechas son lanzadas sin apuntar y sólo quedan clavadas aquellas que se acercan al centro? Dicho de otra manera, ¿hay un agente que ac- túa en la naturaleza formando directamente sistemas que realizan una función específica, o esos sistemas se han ido formando después de un proceso de se- lección largo y azaroso que no ha sido dirigido a priori, es decir, que no obe- dece a ninguna especificación? Ésta es la alternativa que presenta el ID frente el Darwinismo.
Habría dos posibilidades para determinar quién tiene razón. La primera sería vigilar al arquero mientras lanza sus flechas. Desgraciadamente esto no pa- rece viable: no tenemos constancia de la mayoría de los pasos que la vida ha ido dando a lo largo del tiempo. El registro que tenemos de esos pasos es, al menos por ahora, muy parcial y no parece que permita determinar de una manera con- cluyente y categórica qué ha ocurrido con las flechas lanzadas. La otra posibili- dad, que daría la razón a los defensores del ID, sería alcanzar la seguridad de que ha sido imposible ir a retirar las flechas lanzadas y caídas fuera de lugar. Pa- ra conseguir un buen resultado, por tanto, habría hecho falta un buen arquero con el conocimiento y la destreza suficientes para saber a priori dónde están los blancos, y lanzar las flechas con acierto sobre ellos. Dicho de otra manera: los elementos del sistema tendrían que haber sido dispuestos desde el principio pa- ra que realicen una función concreta y buscada a priori. Esto último, que es po- sible saber que en algunos sistemas no se ha permitido quitar flechas erróneas, es precisamente lo que defiende la noción de complejidad irreductible. Por tan- to, si se admite la validez de dicha noción para un sistema natural y se aplica el
ANÁLISIS DEL DISEÑO INTELIGENTE
En realidad, como se ha mencionado ya, se puede afirmar que toda la co- munidad científica —los biólogos— admite como verdadera la teoría de la evo- lución en su forma actual, con la fuerte dosis de darwinismo que contiene. Hay pocas excepciones en las que se presentan matizaciones o incluso rechazo. Mu- chas de esas excepciones provienen, obviamente, de los defensores del Intelli- gent Design. Collins afirma en el libro citado anteriormente: «Ningún biólogo serio duda hoy que la teoría de la evolución explica la maravillosa complejidad y diversidad de la vida. De hecho, el parentesco de todas las especies a través de los mecanismos de la evolución constituye tan profunda fundamentación para la comprensión de toda la biología que es difícil imaginar cómo se podría es- tudiar la vida sin ella» 21.
Lo afirmado por Collins en el párrafo anterior exige matices. El consen- so de la comunidad científica no es el mismo para todos los problemas que la ciencia tiene planteados respecto a la evolución de los seres vivos. Hay además cuestiones en las que todavía estamos casi totalmente a oscuras. Una y muy principal es el mismo inicio de la vida, para la que la teoría de la Evolución no parece ser competente. El mismo Collins reconoce este hecho en su libro 22. No obstante, hay un acuerdo generalizado en la importancia que los mecanismos de la evolución, y en particular los darwinistas, tienen en el proceso seguido por los vivientes desde su origen.
Collins aborda directamente el argumento principal del ID contra el dar- winismo, la complejidad irreductible, desde la autoridad que le da ser un espe- cialista de prestigio en el ámbito en el que dicho argumento se mueve: la quí- mica de la vida. Las objeciones del director del proyecto genoma frente al ID podríamos resumirlas en los dos siguientes puntos:
ANÁLISIS DEL DISEÑO INTELIGENTE
ficos. Pero esa circularidad es completamente insalvable. El ID tiene cierta- mente simpatizantes pero, como el mismo Dembski reconoce, no han conse- guido incidir en la comunidad científica en el modo de hacer la ciencia: no han conseguido moverla aunque sí hayan provocado multitud de debates de carác- ter filosófico o religioso. Así lo expresa Dembski: «Aunque los proponentes del diseño inteligente han realizado una labor realmente buena con su creación de un movimiento cultural, no podemos anotar demasiados éxitos del diseño in- teligente en el haber de los logros científicos» 24. Esta afirmación, por otra par- te, no parece restar un ápice de optimismo a su autor, que considera que con- seguirlos es una cuestión de tiempo. Collins piensa que no es verosímil que el motivo por el que existe rechazo al ID en la comunidad científica sea, sencilla- mente, que constituye un desafío a Darwin, es decir, al paradigma dominante.
Con el mecanismo de la duplicación genética se podría explicar la for- mación de sistemas que ostentan una presunta complejidad irreductible. Pero esa explicación, en la actualidad, dista mucho de ser una descripción —aunque sea poco detallada— de cómo ocurrieron las cosas, sino más bien se trata de una conjetura verosímil de cómo en el ser vivo pueden aparecer funciones an- tes inexistentes, con aumento de complejidad, y donde siguen teniendo un pa- pel principal los mecanismos darwinianos. En cualquier caso, Collins tampoco parece muy convencido de que algún día se encuentren exactamente los pasos que han llevado a la formación de dichos sistemas. Pero el que no se sepan o no se lleguen a saber nunca esos pasos no significa que no se hayan recorrido. Sen-
SANTIAGO COLLADO