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Diagnóstico en fisioterapia, Apuntes de Métodos de Enseñanza

Está herramienta te ayudará como realizar una evaluación clínica

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 07/10/2024

luis-vina-1
luis-vina-1 🇻🇪

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Diagnóstico
En la práctica clínica nos enfrentamos a la fractura vertebral
por dos vías distintas. En unos casos, diagnosticamos la frac-
tura por presentar el paciente dolor vertebral agudo, inso-
portable, que impide la deambulación y que le obliga a una
consulta urgente. El diagnóstico lo establece una radiogra-
fía centrada en la zona dolorosa. En otros casos, el diagnós-
tico es casual, al realizarse una radiografía por otros motivos
y descubrir que el paciente es portador de una fractura ver-
tebral. En ambos casos el diagnóstico lo establece la radio-
logía.
El primer paso frente a una fractura vertebral es el diag-
nóstico diferencial. El interrogatorio debe descartar el ante-
cedente traumático; los impactos producidos en accidentes
de circulación o las caídas desde alturas no ofrecen dudas.
Por acuerdo general, se considera que las fracturas que se
originan tras caídas en bipedestación, de la silla, de la cama,
y, en general, de una altura de unos pocos centímetros, son
atraumáticas, llamadas también por fragilidad, y sintomáticas
de osteoporosis. Como se ve en la tabla 1, son numerosas las
posibles causas, y el diagnóstico requiere diferentes explora-
ciones y medios diagnósticos. De modo general, la fractura
osteoporótica se reconoce en la radiografía por acompañarse
de signos de rarefacción ósea: menor densidad en la placa,
refuerzo de la trabeculización vertical por pérdida de las tra-
béculas horizontales y, sobre todo, por la afectación genera-
lizada de todas las vértebras. Las causas más frecuentes de ra-
refacción ósea se presentan en la tabla 2. En la osteoporosis
queda respetado el arco posterior, y los platillos vertebrales
suelen tener depresiones y discontinuidades. En la osteoma-
lacia los platillos no presentan solución de continuidad, son
muy lisos, y predominan las fracturas bicóncavas que afectan
a varios cuerpos vertebrales; además, hay trastornos del cal-
cio, del fosfato, de la parathormona y de los metabolitos de
la vitamina D. En las espondilitis, en el mieloma, en las me-
tástasis vertebrales y en los tumores primarios óseos se afec-
tan parcelas de la vértebra y suelen invadir, en unos casos, el
arco posterior y, en otros, las partes blandas. Estas particula-
ridades junto a la anamnesis, las pruebas específicas (inmu-
noelectroforesis, proteinuria de Bence Jones, anemia, reac-
tantes de fase aguda elevados), la fiebre, los abscesos de
partes blandas, el malestar general, etc., hacen fácil el diag-
nóstico.
Las fracturas vertebrales adoptan la forma en cuña ante-
rior, forma bicóncava, aplastamiento total o en galleta, y, ra-
ramente, cuña posterior. Se utiliza la clasificación de Gen-
nant para valorar la intensidad de la fractura, y atendiendo a
la pérdida de altura anterior, media o posterior, la fractura
es leve o de grado 1 cuando la disminución de la altura alcan-
za del 21% al 25%; es moderada o de grado 2 cuando la dis-
minución representa más del 25% y no supera el 45%; y es
severa o de grado 3 cuando la disminución supera el 45%. Es
importante no confundir la fractura vertebral con la enfer-
medad de Scheuermann (afecta a varios cuerpos vertebrales,
aparece en la juventud, y destaca la afectación de las super-
ficies articulares con numerosas depresiones y nódulos de
Schmorl).
De los problemas que se plantean a menudo, uno es dis-
tinguir una fractura reciente de una antigua (especialmente
en el marco de pacientes con múltiples fracturas vertebrales
que acuden a consulta con dolor intenso) y otro, separar la
fractura benigna (no tumoral), de la fractura patológica (tu-
moral) en el anciano (fig. 1). Si disponemos de radiografías
previas, la comparación aclarará la duda. Hay que ser escru-
pulosos en establecer una buena correlación clínico-radioló-
gica antes de aceptar que el dolor se justifica por la altera-
ción morfológica vertebral. Si no se dispone de radiografías
previas hay que acudir a otras exploraciones. La gammagra-
fía ósea con difosfonato de 99Tc (DP-99Tc) es de gran ayu-
da1. La positividad se muestra por un aumento de captación
Medicine. 2006;9(60):3913-3915 3913
PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL
Protocolo de actuación diagnóstica
y terapéutica ante una fractura vertebral
J. Farrerons Minguella, J. Malouf Sierra, A. Laiz Alonso y V. Longobardi Steiman
Metabolismo Mineral. Servicio de Medicina Interna. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.
TABLA 2
Causas más usuales de rarefacción ósea
Osteoporosis
Osteomalacia
Hiperparatiroidismo
Neoplasias
TABLA 1
Causas más frecuentes de la alteración del contorno vertebral
Metabólicas: osteoporosis, osteomalacia, hiperparatiroidismo, enfermedad de Paget
Infecciosas: piógenas, tuberculosas, otras
Neoplasias: mieloma, metástasis, enfermedad de Hodgkin, hemangioma
Miscelánea: traumáticas, artrosis, enfermedad de Scheuermann, mastocitosis,
enfermedad de Gaucher, enfermedad de células falciformes, sarcoidosis, amiloidosis
En negrilla: entidades con las que se suele plantear el diagnóstico diferencial con mayor
frecuencia.
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Diagnóstico

En la práctica clínica nos enfrentamos a la fractura vertebral por dos vías distintas. En unos casos, diagnosticamos la frac- tura por presentar el paciente dolor vertebral agudo, inso- portable, que impide la deambulación y que le obliga a una consulta urgente. El diagnóstico lo establece una radiogra- fía centrada en la zona dolorosa. En otros casos, el diagnós- tico es casual, al realizarse una radiografía por otros motivos y descubrir que el paciente es portador de una fractura ver- tebral. En ambos casos el diagnóstico lo establece la radio- logía. El primer paso frente a una fractura vertebral es el diag- nóstico diferencial. El interrogatorio debe descartar el ante- cedente traumático; los impactos producidos en accidentes de circulación o las caídas desde alturas no ofrecen dudas. Por acuerdo general, se considera que las fracturas que se originan tras caídas en bipedestación, de la silla, de la cama, y, en general, de una altura de unos pocos centímetros, son atraumáticas, llamadas también por fragilidad, y sintomáticas de osteoporosis. Como se ve en la tabla 1, son numerosas las posibles causas, y el diagnóstico requiere diferentes explora- ciones y medios diagnósticos. De modo general, la fractura osteoporótica se reconoce en la radiografía por acompañarse de signos de rarefacción ósea: menor densidad en la placa, refuerzo de la trabeculización vertical por pérdida de las tra- béculas horizontales y, sobre todo, por la afectación genera- lizada de todas las vértebras. Las causas más frecuentes de ra- refacción ósea se presentan en la tabla 2. En la osteoporosis queda respetado el arco posterior, y los platillos vertebrales suelen tener depresiones y discontinuidades. En la osteoma- lacia los platillos no presentan solución de continuidad, son muy lisos, y predominan las fracturas bicóncavas que afectan a varios cuerpos vertebrales; además, hay trastornos del cal-

cio, del fosfato, de la parathormona y de los metabolitos de la vitamina D. En las espondilitis, en el mieloma, en las me- tástasis vertebrales y en los tumores primarios óseos se afec- tan parcelas de la vértebra y suelen invadir, en unos casos, el arco posterior y, en otros, las partes blandas. Estas particula- ridades junto a la anamnesis, las pruebas específicas (inmu- noelectroforesis, proteinuria de Bence Jones, anemia, reac- tantes de fase aguda elevados), la fiebre, los abscesos de partes blandas, el malestar general, etc., hacen fácil el diag- nóstico. Las fracturas vertebrales adoptan la forma en cuña ante- rior, forma bicóncava, aplastamiento total o en galleta, y, ra- ramente, cuña posterior. Se utiliza la clasificación de Gen- nant para valorar la intensidad de la fractura, y atendiendo a la pérdida de altura anterior, media o posterior, la fractura es leve o de grado 1 cuando la disminución de la altura alcan- za del 21% al 25%; es moderada o de grado 2 cuando la dis- minución representa más del 25% y no supera el 45%; y es severa o de grado 3 cuando la disminución supera el 45%. Es importante no confundir la fractura vertebral con la enfer- medad de Scheuermann (afecta a varios cuerpos vertebrales, aparece en la juventud, y destaca la afectación de las super- ficies articulares con numerosas depresiones y nódulos de Schmorl). De los problemas que se plantean a menudo, uno es dis- tinguir una fractura reciente de una antigua (especialmente en el marco de pacientes con múltiples fracturas vertebrales que acuden a consulta con dolor intenso) y otro, separar la fractura benigna (no tumoral), de la fractura patológica (tu- moral) en el anciano (fig. 1). Si disponemos de radiografías previas, la comparación aclarará la duda. Hay que ser escru- pulosos en establecer una buena correlación clínico-radioló- gica antes de aceptar que el dolor se justifica por la altera- ción morfológica vertebral. Si no se dispone de radiografías previas hay que acudir a otras exploraciones. La gammagra- fía ósea con difosfonato de 99 Tc (DP-^99 Tc) es de gran ayu- da^1. La positividad se muestra por un aumento de captación

PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL

Protocolo de actuación diagnóstica

y terapéutica ante una fractura vertebral

J. Farrerons Minguella, J. Malouf Sierra, A. Laiz Alonso y V. Longobardi Steiman Metabolismo Mineral. Servicio de Medicina Interna. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.

TABLA 2 Causas más usuales de rarefacción ósea Osteoporosis Osteomalacia Hiperparatiroidismo Neoplasias

TABLA 1 Causas más frecuentes de la alteración del contorno vertebral

Metabólicas: osteoporosis , osteomalacia, hiperparatiroidismo, enfermedad de Paget Infecciosas: piógenas, tuberculosas, otras Neoplasias: mieloma, metástasis , enfermedad de Hodgkin, hemangioma Miscelánea: traumáticas, artrosis, enfermedad de Scheuermann , mastocitosis, enfermedad de Gaucher, enfermedad de células falciformes, sarcoidosis, amiloidosis En negrilla: entidades con las que se suele plantear el diagnóstico diferencial con mayor frecuencia.

lineal y transversa en el cuerpo vertebral inmediata de la fractura (en casos excepcionales puede retrasarse hasta 15 días) y que se mantiene de 8 a 9 meses, desapareciendo des- pués (puede durar de 3 a 18 meses). Con esta premisa es fá- cil separar una fractura antigua de una reciente, descartar un dolor vertebral como secundario a una fractura y descubrir una fractura vertebral que pasaba desapercibida. Con la to- mografía gammagráfica (SPECT) se puede identificar la causa de un dolor vertebral persistente después de una frac- tura debido a una lesión en las facetas articulares^2. La reso- nancia magnética (RM) también es de gran ayuda en el diag- nóstico de la fractura vertebral. En la fase aguda se observa una atenuación de la señal en secuencia T1, y un aumento en T2 y en STIR. Además, tiene la ventaja de que descarta la afectación de partes blandas que puede acompañar a una le- sión neoplásica, hecho importante, ya que ésta da lugar a imágenes secuenciales muy parecidas. Este tipo de señal per- siste durante unos 30 días y se normaliza a los 3 meses. En las fracturas antiguas puede verse una secuencia T1 aumen- tada, que se cree es el resultado de la acumulación grasa en la médula ósea.

Tratamiento

Tiene tres vertientes bien definidas y con entidad propia, que, a su vez, se imbrican unas con otras. Son el tratamiento

del dolor, el tratamiento de la deformidad ósea y el trata- miento de la enfermedad causal: la osteoporosis. El dolor es difícil de suprimir, debido a que al propio de la fractura se le superpone el causado por las tensiones secun- darias sobre los ligamentos, los tendones y las cápsulas de las facetas interapofisarias. Además estos pacientes sufren de di- ficultades respiratorias y contracturas secundarias. En cual- quier caso, los analgésicos menores son suficientes y no hay que recurrir a los mórficos. Es imprescindible hacer sesiones de respiración diafragmática junto a fisioterapia basada en ejercicios isométricos de la musculatura paravertebral y ex- tensión de la columna^3. Con ello se consigue una mejoría es- pectacular en el 100% de los casos. Cuando asistimos a un caso con fracturas previas y gran inestabilidad de la columna, utilizaremos corsés de hiperextensión, tipo marco de Jewett, con el propósito de sacar al enfermo de la cama lo antes po- sible y nunca más tarde de 2 ó 3 días. Pasada la fase aguda, hay que prescindir del corsé para evitar la atrofia muscular y el empeoramiento de la osteoporosis. El tratamiento quirúrgico está indicado en aquellos casos con compromiso neurológico o con gran riesgo de que esto ocurra (fracturas conminutas del cuerpo con fragmentación posterior). En estos casos hay que estabilizar la fractura con implantes. En las fracturas por fragilidad el arco posterior está conservado, y la inestabilidad vertebral es excepcional. Hoy, sin embargo, disponemos de métodos quirúrgicos que nos permiten corregir la deformación vertebral y que a

Pérdida de altura vertebral anterior, media o posterior > 20%

Fractura vertebral

Osteoporosis Metástasis tumoral

Fractura aguda: Correlación clínico-Rx: + Comparación con Rx previas: nueva fx Gamma DP-Tc-99: + RM: hiposeñal en T hiperseñal en T

RM: hiposeñal en T hiposeñal en T

Fractura antigua: Correlación clínico-Rx: – Comparación con Rx previas: fx antigua Gamma DP-Tc99: – durante el dolor RM: normoseñal en T1 (o aumentada) normoseñal en T

Fig. 1. (^) Algoritmo diagnóstico de la fractura vertebral.

Rx: radiografía; Fx: fractura; RM: resonancia magnética.

PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL