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Este documento analiza las diferencias entre el enfoque de determinación social de la salud adoptado por el movimiento de medicina social y salud colectiva latinoamericana y el enfoque de determinantes sociales de la salud de la organización mundial de la salud (oms). Las diferencias no son solo conceptuales, sino que reflejan propuestas ético-políticas distintas. El artículo contextualiza la construcción sociohistórica de cada enfoque, aborda diferencias epistemológicas, metodológicas y ontológicas y propone consideraciones praxiológicas.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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Rev. salud pública. 15 (6): 797-808, 2013
797
Debate
Conceptual differences and praxiological implications concerning social determination or social determinants
Carolina Morales-Borrero^1 , Elis Borde^2 , Juan C. Eslava-Castañeda 3 y Sonia C. Concha-Sánchez
1 Departamento de Salud Colectiva. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. carolinamorabo@ yahoo.es 2 Escuela Nacional de Salud Pública/FIOCRUZ. Rio de Janeiro, Brasil.borde.elis@gmail.com 3 Facultad de Medicina, Departamento de Salud Pública. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. solracnauj2@yahoo.com 4 Facultad de Odontología Universidad Santo Tomás. Bucaramanga. Colombia. sococosa@ yahoo.com Recibido 11 Febrero 2013/Enviado para Modificación 28 Abril 2013/Aceptado 28 Agosto 2013
RESUMEN
Las diferencias entre la determinación social y los determinantes sociales de la salud no son sólo conceptuales, son también ético-políticas. Conllevan rutas y apuestas divergentes, explicaciones distintas sobre la causalidad y el riesgo en salud con implicaciones esenciales en las relaciones de poder, en la concepción de la ética y en la comprensión del proceso salud enfermedad. El propósito de este texto es advertir las implicaciones praxiológicas de los enfoques de la epidemiología social latinoamericana y la anglosajona y, nutrir el debate entre la determinación social y los determinantes sociales de la salud. Para ello primero sitúa la construcción socio-histórico de estos enfoques, luego analiza sus diferencias con base en criterios de valoración epistemológica, metodológica y ontológica y finaliza con una breve consideración acerca de las implicaciones prácticas que conllevan estas diferencias.
Palabras Clave : Desigualdades en salud, medicina social, proyectos de investigación, inequidad social ( fuente: DeCS, BIREME ).
ABSTRACT
The differences between the social determination of health approach, adopted by the Latin-American Social Medicine and Collective Health movement, and the WHO social determinants of health approach are not merely conceptual but reflect different ethical-political proposals. Different notions of causality and risk
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are implied in the respective approaches and fundamentally shape how processes of health-illness and health inequities are understood and transformed. This article attempts to clarify these differences and specifically seeks to contextualize the socio-historical construction of each approach, address epistemological, methodological and ontological differences and propose some considerations regarding the praxiological implications.
Key Words : Social determinants of health, social medicine, research design ( source: MeSH, NLM ).
a desde el siglo XVII en la Europa occidental, y desde el siglo XVIII en el ámbito latinoamericano, la comprensión social de la salud ha estado presente en los estudios sanitarios (1,2). Pero fue en el siglo XIX, debido al despliegue de la revolución industrial, con sus dinámicas de urbanización, pauperización y crecimiento de las clases trabajadoras, cuando los vínculos entre salud y sociedad se hicieron más notorios y cuando la salud como fenómeno social se analizó con mayor interés y precisión en medio de la agitación política y la reorganización estatal (3). Desde entonces, no solo cobró importancia la medicina social sino que, desde diferentes perspectivas, se generaron las bases para pensar, de una manera más sistemática y científicamente fundada, la cuestión de la salud en las sociedades. A su vez, se hizo más clara la importancia de diferenciar el contexto social e histórico que da origen a los distintos enfoques sociales de la salud (4,5).
En este devenir histórico, que cobró gran vigor en la segunda mitad del siglo XX, se configuraron dos enfoques epidemiológicos principales en torno a la comprensión social de la salud: el primero derivado del saber epidemiológico clásico pero convertido en epidemiología social anglosajona, base del enfoque de los determinantes sociales de la salud (DSS-a), y el segundo ejercido como propuesta alternativa a la epidemiología clásica y devenido en la medicina social y salud colectiva latinoamericana, base del enfoque de la determinación social de la salud (DSS-b) (6-8).
Con todo, la epidemiología social en sus dos versiones se desarrolla en medio de los cambios en los modelos de desarrollo económico y de organización estatal entre los años sesenta y ochenta, del siglo XX, en los distintos continentes, bajo el impulso renovador propiciado por los lineamientos de la atención primaria inicialmente y, posteriormente, por las directrices de la promoción de la salud (9,10).
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relevan la relación entre pobreza, condiciones de trabajo y enfermedad como elementos clave del proceso salud enfermedad y establecen que los procesos sociales macro condicionan los patrones de salud y enfermedad en lo micro (25).
Pero las diferencias de los enfoques aparecen al analizar sus supuestos ontológicos, epistemológicos y praxiológicos, estos últimos referidos a los referentes ético-políticos (26,27). Así, por ejemplo, mientras que los DSS-a entienden la sociedad en su realidad poblacional, como sumatoria de individuos, la DSS-b asume la sociedad como totalidad irreductible a la dinámica individual. Mientras que los DSS-a sostienen una perspectiva funcionalista de la sociedad, con privilegio de la idea de homeostasis como pauta y de cualquier alteración como desviación, la DSS-b sostiene una perspectiva conflictual de la sociedad que implica una relación dialéctica entre lo biológico y lo social, en una estructura jerárquica donde lo biológico queda subsumido en lo social, mediante procesos de producción y reproducción social.
Los DSS-a ven lo subjetivo referido al individuo y separado de lo objetivo y de lo social que lo contiene. De allí que las condiciones de vida se entiendan como factores de riesgo sin historia, cuya relación con el individuo está dada por la probabilidad, en un lugar y tiempo definido (25). Definen la estratificación social con base en los contextos sociales los cuales determinan la salud por las diferencias en educación, ubicación laboral, ingresos y cohesión social de los individuos y los determinantes intermedios se concretan en las condiciones de vida de la gente por medio de la exposición y vulnerabilidad diferenciales de los individuos (17,19).
La DSS-b, por su parte, identifica distintas formas y jerarquías de la determinación de los procesos de salud y enfermedad humanos para comprender la dialéctica de lo humano y la génesis de las desigualdades e inequidades. No privilegia ni al sujeto ni a la sociedad, recoge en la categoría de modos de vida tanto procesos de producción, como de reproducción, deterioro y desgaste, y niveles del proceso salud enfermedad en lo singular, particular y general. Es por esto que los sujetos no están expuestos a un medio ambiente externo a ellos ni reciben el efecto de factores de riesgo contenido en este ambiente. Los sujetos están subsumidos en los modos y condiciones de vida impuestas por un todo social (7).
Mientras que los DSS-a entienden que los resultados en salud están relacionados con un contexto social donde la posición social del individuo
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genera exposición y vulnerabilidad diferencial que explica la distribución de las inequidades en salud, pero invisibiliza las fuerzas en tensión y relaciones de poder de la sociedad; la DSS-b releva las relaciones de poder y exalta las dinámicas de acumulación de capital como esenciales para entender la determinación social de los procesos salud-enfermedad que conllevan los patrones de trabajo y de consumo, las falencias de los soportes sociales y las formas de cultura que conducen a formas malsanas de vivir y llevan a los individuos a padecer la enfermedad de forma diferencial, según clase social, género o etnia (20,28).
Los DSS-a buscan evidenciar las causas de las enfermedades como producto de la exposición a factores de riesgo, sujetas a la vulnerabilidad diferencial del individuo y al tiempo de exposición a nivel de lo empíricamente observable. Ambas propiedades individuales son asignadas al sujeto, aunque se señalen factores estructurales que funcionan como determinantes de dicha exposición. De allí que la intervención del Estado sea sobre cada actor responsable de la cadena causal. La estrategia es la coordinación de actores para afrontar la corresponsabilidad del fenómeno mórbido. La DSS-b, por su parte, reconoce el fuerte vínculo de la ciencia y la política, y establece como propósito central de la investigación y de la acción, la transformación social.
Implicaciones praxiológicas
Hay que señalar que los DSS-a confieren mayor potencial de cambio a las acciones estatales orientadas a fortalecer las políticas y programas sociales, los acuerdos económicos y la gestión política (29) sin cuestionar las bases estructurales de las inequidades en salud que están relacionadas con el modelo de acumulación capitalista. La DSS-b, a su vez, otorga peso a los cambios en la correlación de fuerzas sociales y a la transformación de la calidad de vida con base en la contra-hegemonía de las clases subordinadas frente al poder económico, ideológico y político de las clases dominantes (7).
Los DSS-a se inscriben en la noción liberal de justicia, según la cual se acepta como justo la acción individual moralizante que conlleva castigo sobre los enfermos (27,30). La política de salud desde esta noción, propende por el logro de igualdad mediante acciones de justicia distributiva con subsidios cruzados, beneficencia y cooperación. Para los enfermos esto conlleva un grado de vulnerabilidad o victimización para acceder a este tipo de política.
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Luis Jorge Hernández F. Universidad de los Andes luishern@uniandes.edu.co El artículo hace un contraste entre dos enfoques: El de determinantes sociales anglosajón cuya epidemiologia refieren como de epidemiología social anglosajona y el modelo de determinación social del proceso salud enfermedad latinoamericano y su correlato en la epidemiología social latinoamericana. Llama primero la atención que el artículo se refiera a “enfoques” y no a “modelos”, siendo categorías taxonómicas diferentes.
Al interior de la llamada epidemiología convencional o social anglosajona se han venido dando cuestionamientos y elaboraciones teóricas y metodológicas bien interesantes. A veces se ofrece una visión muy simplificada de la misma como lineal y reduccionista lo cual no corresponde a la realidad. Uno de los más influyentes “epidemiólogos clásicos”, Kenneth Rothman, señala, por ejemplo, que la epidemiología es todavía una ciencia joven y como hasta los años setenta del siglo pasado casi todos los epidemiólogos eran médicos. Sin embargo, posteriormente se ha presentado una clara diferencia entre los médicos, los estadísticos y los epidemiólogos, configurando la epidemiología un campo de saber especifico y delimitado. Así mimo, Rothman sostiene que “un ejemplo de
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entre la teoría de la subsunción entre lo social y lo biológico de Jaime Breilh, de cómo la lógica de reproducción social hace que lo biológico se desarrolle subsumido en la determinación social (5).
Si bien entre las dos epidemiologías hay diferencias en lo ético-ontológico, como dicen los autores del artículo comentado, las cuales se deben contextualizar como productos, uno anglosajón y otro latinoamericano, con escenarios políticos, económicos y sociales diferentes, también hay puntos de convergencia a profundizar.
Andrés Duarte Osorio Departamento de Medicina Preventiva y Social Facultad de Medicina. Pontifica Universidad Javeriana aduarte@javeriana.edu.co
Amelia Fernández Juan Instituto de Promoción de la Salud Facultad de Medicina Pontificia Universidad Javeriana afernand@javeriana.edu.co
El artículo sobre Determinación Social de la Salud o Determinantes Sociales de la Salud plantea la genealogía de los dos enfoques, cuyas diferencias conceptuales e implicaciones prácticas, aparentemente divergentes, se entrecruzan entorno a una comprensión social de la salud, que se construye sobre la base del reconocimiento de la incorporación biológica, de las experiencias de vida de las personas en diversos contextos sociales y ecológicos.
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La conceptualización de cada uno de los enfoques, proporciona una estructura y unos contenidos para codificar e interpretar las realidades del proceso salud-enfermedad de personas o de grupos poblacionales. Explicanademás las interacciones entre características, capacidades, vulnerabilidades, adaptaciones y desenlaces en salud, independientemente del fin y del dominio de aplicación en que se usarán o reutilizarán sus definiciones.
Evidencian además que las interacciones entre los modos, estilos o condiciones de vida se relacionan con las problemáticas de salud y bien desde niveles estructurales, intermedios y personales o singulares, particulares y generales, dan cuenta tanto de los determinantes sociales de la salud como de la determinación social de la misma.
Ahora bien, en el eje de la discusión, subyacen dos nociones complejas e históricamente construidas: la noción de justicia y de equidad, las cuales a la vez que son la esencia del discurso de los dos enfoques, han retado a la salud pública en la práctica, por tanto en cuanto, es requisito que sean medidas y monitoreadas de forma tal, que permitan discriminar el impacto de las diferentes actuaciones de salud sobre personas y poblaciones.
Así las divergencias teóricas de los dos enfoques planteadas en el presente artículo, serán relevantes en la medida que se documenten las implicaciones diferenciales en la práctica.
Responden los autores
En cada uno de los textos que comentan nuestro artículo encaminado a mostrar las diferencias entre los enfoques de la determinación social y los determinantes sociales se evidencia una idea fuerza: en el primero es la complementariedad que existe entre enfoques o modelos, como sugiere llamarlos Hernández, mientras que en el segundo es que la relevancia de las diferencias entre los enfoques sólo resulta importante si se logra documentar que éstas tienen implicaciones prácticas diversas.
Frente al primer planteamiento, cabe señalar, por un lado, que se prefiere hablar de enfoques dado que dentro de ellos existen modelos diferentes. Pero, por otro lado, que sólo mediante el reconocimiento de las diferencias es que se puede plantear la posibilidad de una complementariedad (1). Sin embargo, no es tan fácil plantear la idea de complementariedad de enfoques