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Sigmund Freud y Jacques Lacan exploran el papel del falo como símbolo de poder y falta en la formación de la subjetividad humana. Este documento analiza cómo el falo organiza la estructura neurótica y sexual, y cómo el semblante (significado) desempeña un papel crucial en otorgar un ser. Además, se discute el concepto de desidentificación fálica y cómo el analista debe abordar el análisis.
Qué aprenderás
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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A partir, de que entre los sujetos siempre existe el malentendido, invita a distinguir a cada uno de los hablantes y esta singularidad permite que se ponga el juego el deseo de cada quien. Desde el punto de vista del psicoanálisis, aquello que permite tanto reunirse como también el separarse a la condición que elija cada sujeto: como lesbiana; hombre; queer, etc; son semblantes que cada una de las personas decide sostener; les ofrecen a los sujetos considerar una posición respecto de su sexualidad. Por esta razón, con respecto al sexo, lo común a todo ser hablante es la particularidad que lo define y determina su manera singular de gozar. Esta diferencia que explicaba anteriormente que: une y separa es la falla esencial da lugar a las historias de cada persona y dicha carencia que distingue a todo ser hablante, construyendo los
diferentes semblantes con que un sujeto pueden conformar un cuerpo, y a través de ese cuerpo eligen el camino que desean transitar. El ideal de su sexo es una frase que utiliza Lacan en la significación del falo y, no se refiere a la cuestión hombre o mujer sino, al ideal que tenga en la cabeza esa persona, sea trans, lo que fuere; porque la singularidad subjetiva no se puede atrapar. Entonces entendemos que tanto el Sujeto y el sexo es donde fracasa el lenguaje. Estos cuerpos hablantes tienen la posibilidad de lograr encuentros singulares, gracias al tono personal que toman ciertas palabras comunes en cada escena sexual. Por último y no menos importante, debe destacarse que, en la actualidad, existen propagación de semblantes que corroboran una y otra vez la No relación Sexual , esto significa que el sexo no define ninguna relación en el ser hablante.
Sigmund Freud hace girar su clínica”, la cuestión traumática por excelencia que en cada Sujeto se encarna, es de una manera singular; es advertir la castración de la madre y los niños se encargan de querer enterarse de que “la madre no tiene pene”. Alrededor de esta falta y en particular cuando se ha señalado sobre el cuerpo de la madre, Freud hace girar su clínica, muestra que el encuentro con las modalidades de esta falta tiene una función decisiva en cuanto a la elección de la neurosis, y de la orientación sexual, significa que esta falta organiza la estructura neurótica del ser hablante y hablamos de que la proliferación de semblantes que distinguen nuestra actual subjetividad (tiene que ver con restituir la pretensión el falo materno), en tanto quiere decir: el poder vivir sin falta “yo soy yo” , de la misma forma es la necesidad que se establece de cambiar el nombre; “me pongo el nombre que yo quiero” y ciertas cuestiones que en algunos casos está produciendo estragos en la población adolescente. Sigmund Freud, dijo que acá lo que vale es el falo, está diciendo que el psicoanálisis reconoce que una cuestión neurótica que otorga a ese símbolo, ese primado, “lo reconoce puesto que suministra su experiencia, del cuerpo del macho es tomada la forma que simboliza por excelencia la turgencia del goce, (forma gloriosa que sublima una realidad que no es menos, Es decir, el falo como símbolo, recalco algo, la imagen del falo es el pene erecto, ese es el falo, el pene erecto, de lo cual explica por por qué tantos problemas tiene el hombre con la cuestión del falo, eso se llama impotencia; es decir, cada tanto aparece esta potencia, “es sin duda, por su
recobre el horizonte deshabitado del ser donde debe desplegarse su virtud alusiva” ; al decir horizonte deshabitado del ser , es lo mismo que decir: “desidentificación fálica “es aquí donde el Sujeto analizado está advertido de que ese ser que utiliza para andar por el mundo y demás es un ser de puro semblante y por lo tanto, puede convivir mejor con aquello que el semblante no cubre, con la diferencia absoluta. En Dirección de la cura desde la perspectiva del falo como semblante, del falo como organizador de los semblantes que otorgan un ser. En el texto de “Dirección de la cura”, Jacques Lacan pone el énfasis en la desidentificación fálica , es decir, tomando un ejemplo: una pareja puede encontrarse y salir; él la invita a cenar y la deja pasar primero en el restaurante y se puede hacer todo este juego de seducción tradicional y, ninguno de los dos se la cree demasiado, simplemente lo utiliza como un artificio para el encuentro y si tomamos el ejemplo contrario, que podría ser dos adolescentes (dieciséis- diecisiete años) que también se encuentran; paga la salida la adolescente o, pagan los dos y no tienen inconvenientes en entrar primero él después ella o al revés (van a estar funcionando los semblantes). Un psicoanálisis consiste en ajustar semblantes y ese ajustar semblantes supone una distancia respecto del semblante; una cosa es portar el semblante de hombre y andar por el mundo con ese semblante y meterse en la cama con alguien con ese semblante, otra cosa es creerse un hombre. Se entiende que el semblante está íntimamente relacionado con el ser, es lo que te otorga un ser, pero ese ser es siempre engañoso. No sabemos qué somos, la singularidad es algo que se escapa, el Sujeto se escapa permanentemente. Indudablemente el adolescente se enfrenta a la angustia que experimenta cuando precisamente se pregunta “qué soy”, lo preguntan de una manera desgarradora a través de acting, con preguntas y, hoy por hoy la elección del semblante, “soy o no soy”, está en primer plano y, hay un empuje “a ser “por parte del entorno, del contexto. El analista no tiene que juzgar si un encuentro es mejor que el otro, lo que sí es intenta pesquisar es si existe un “mejor o peor malestar” que puede traer un Sujeto a su análisis. El silencio el Analista, debe ser obligado, para llevar al sujeto por encima de ese pantano el dedo levantado “ llevar a un Sujeto al horizonte deshabitado del ser , al tratar de captar el deseo y puesto que solo puede captárselo en la letra, ya que son las redes de la letra lo que determinan su lugar, esto permite que se pueda escuchar otra cosa y quizás para lograr este saber del sujeto, en ciertos casos puede a llegar a ser pertinente una intervención; hay que ver en qué momento se interviene, cómo proceder en posición de Deseo del Analista, la escucha (activa parejamente flotante) y
en ese decir del analizante puede interrumpirse por un, equívoco significante y se escuchar a la letra. En ese poder para propiciar el equívoco significa que es “la intervención”, y esto inminentemente freudiano, es la intervención prínceps del Analista, el equívoco significante, no es la única claramente, pero es la más económica, la más dispuesta y la que puede pesquisar. El escuchar a la letra, poder escuchar el significado sí: del sentido común y escuchar otra cosa más alla de lo dicho por el analizante. Interroguemos lo que” hay de ser” puesto en juego en el Analista en cuanto a su propio deseo”, el ser del Analista convoca el tema de la destitución subjetiva. Esta destitución subjetiva significa poder asomarse, convivir, poner en juego nuestra carencia en ser; aquí nos encontramos con dos conceptos importantes: una es la carencia en ser , esto es estructural, somos seres de semblante; por tanto, lo que nos distingue es nuestra carencia en ser, y quien practica el psicoanálisis (debe de alguna manera) poder atravesar esta experiencia con la carencia en ser, que no tiene nada que ver con lamentarse y decir: “no soy nada”. Otra cosa es la falta en ser , el neurótico sufre por su falta en ser, “he fracasado, no me eligieron” todas esas frases propias de la impotencia neurótica, y la falta en ser produce que: “el otro sí lo pudo hacer, la otra también…, él puede hacerlo, yo no puedo”, esto es la falta en ser, quien está identificado con el falo, padece la falta en ser , porque el falo aquí tiende a derrumbarse. En este sentido es que Freud entiende de su destitución subjetiva, “quién mejor que el confesando sus sueños supo interpretar el valor que tienen los sueños; estos tienen el inmenso valor de revelar la falta fálica de que somos seres de semblante, de que el ser que nos otorgamos con el falo; está agujereado. Al hablar de cargas de la necesidad, refiere a entender que el ser hablante es un ser de la necesidad, el ser hablante es un ser de deseo, entonces nuestras necesidades biológicas están absolutamente corruptas por el significante. Freud es quien ha interrogado tan intrépidamente ese sentir ligado a la cotidianeidad del sufrimiento y él está hablando de un hombre de deseo, de un deseo que siguió contra su voluntad reflejados por el sentir, el dominar y el saber; pero del cual supone por momentos velar. El significante impar, ese falo cuya recepción y cuyo don son para él neuróticos igualmente imposibles ya sea que sepa que el otro no lo tiene, o bien que lo tiene, porque en los dos casos su deseo está en otra parte; es el de serlo, el deseo del neurótico es ser el falo , el falo de madre, ese es el deseo del neurótico, completar a la madre.
“Una mujer puede constituir un síntoma para otro cuerpo, ya que es el lugar de un goce Otro, que no es el de ese otro cuerpo. Esto vale para no todas las mujeres, ya que una mujer es enigma, Otra para sí misma, a descifrar. Este desciframiento no pasa por la inteligencia de la Idea de lo femenino, sino por la lectura del síntoma que ella encarna en cuanto mujer como condensación de goce fuera de cuerpo para otro cuerpo que no es el suyo” En la frase anteriormente descripta, significa qué lugar ocupo en el fantasma del Otro, y, de hecho, todo Sujeto en el análisis, (en un análisis que avanza) todo Sujeto empieza a desistir con su costado femenino. En el texto de Sigmund Freud del tomo XXIII (p 220) “Análisis terminable e interminable, habla de la desautorización de la feminidad (propio del neurótico) que parte tanto de hombres como de mujeres y es estructural. Un ejemplo seria, por más que se pueda eliminar el patriarcado, y por más que la mujer adquiera valor, seguirá una desautorización de lo femenino, porque esto es estructural, entonces la conjetura desde el punto de vista psicoanalítico, no tiene que ver con la cultura; por otro lado el discurso feminista como el de Judith Butler diría, “no, esto es propio de la cultura”, ninguna postura superior a la otra, dos miradas diferentes sobre el tema en cuestión. Con respecto a lo desarrollado anteriormente, hablando del sujeto en análisis, es interesante preguntarse e indagar más sobre la posición de objeto en el fantasma de los padres, (de papá o de mamá) de lo que puede ubicar un niño. También, esto es el malentendido de estos padres, donde se aloja a un chico o a un adolescente que está dejando de ser niño, y se encuentra en este tránsito tan significativo para el sujeto adolescente.
En esta viñeta, “del hombre impotente”, considero que este hombre la ubica como síntoma, (esto en la fantasía de este hombre), no es que la chica es el síntoma y hace lo que el hombre quiere; si se sabe que el hombre que se cree que tiene el falo y que ese un hombre, está en la posición bien del macho, fetichista ( porque la sexualidad del macho es fetichista) y que hace de la mujer un objeto entre otras
cuestiones; en este sentido una mujer o quien fuere frente a esta postura del hombre, puede prestarse a ser objeto, pero “jamás identificarse a ser objeto del hombre ”; puede usar a este hombre para que la haga gozar o, pelearse con él. Son dos posiciones distintas. Esta diferencia dicha así: una cosa es prestarse a ser Objeto en el deseo del otro. Otra muy distinta es identificarse a ser Objeto.
Una cosa es el pene y otra cosa es el falo. No hay falo más presente, que en la ausencia de pene en la madre y esto va de manera muy sintónica con la perspectiva según la cual la palabra mata la cosa, como explica Lacan; o que el símbolo ha remplazado a la cosa del mundo, es decir, una vez que aparece el símbolo, el símbolo me impide llegar al referente. El falo es un semblante, el psicoanálisis ha puesto a la luz, el montaje significante del primado del falo ha desenmascarado que esto es un error inevitable
que ser mujer”, pero ahora prevalece la insistencia de que “vos tenes que ser hombre” y hay tanta influencias, tanto en una como en otra dirección.
En sus últimos seminarios, sobre todo a partir del Seminario XXII, Lacan enfatiza una perspectiva transclínica por la cual sin dejar de considerar las estructuras psicopatológicas, el falo cede su lugar central en el abordaje del ser hablante, considerando que todo el mundo es loco; entonces el falo y el nombre del padre, lejos de asumirse como garantes de alguna normalidad pasan a considerarse como un recurso más de los que el ser hablante, (según las particularidades y circunstancias de
su construcción subjetiva) se va a servir para poder conformar un cuerpo y una escena del mundo. De esta manera, el cuerpo no se constituye por la imagen del otro ya que antes de la imagen del otro, se constituye el cuerpo por un decir, y “ese decir” va acompañado de un imaginario que no es especular; y en ese imaginario no especular alberga al campo femenino, uno de cuyos nombres es precisamente “la prójima”: Lacan dice entonces que Dios nos ordenó amar a nuestro prójimo, porque si nos hubiese ordenado amar a nuestra prójima nos llevaría al rotundo fracaso. Podemos decir entonces que la relación del Sujeto con su propio cuerpo es el goce, y ésta es la definición que brinda Lacan en la p. 70 de su texto “hablo a las paredes”, como sugiriendo que habla para él mismo, no para los demás. El autor está planteando una alteridad, “tengo un cuerpo, no soy un cuerpo”, punto fundamental de la perspectiva Lacaniana. Tanto es así, que Jacques Lacan, en el año 1946 llegó a decir “tengo un cuerpo” como un objeto que, en nada lo diferencia del resto de los objetos, de mis objetos, es decir que esos objetos por el cual uno siente afecto forman parte del cuerpo. Como ejemplo serio cuando una persona se va de viaje, cuando alguien muere, o una persona termina el lazo amoroso con otra y para recordar se miran fotos, pertenencias etc.; sobreviene la angustia, el llanto como desahogo a lo que se considera parte de tu cuerpo. Lacan expresa entonces que la angustia (que no es lo mismo que la tristeza), es el sentimiento de la sospecha de verse reducido al propio cuerpo, al cortarse los lazos con el entorno. Por otra parte, Lacan va a decir, “Lo que el hombre sabe hacer, con su imagen permite imaginar la forma en que se las arregla con el síntoma” En la pubertad y los adolescentes efectivamente ensayan todo tipo de versiones con su cuerpo, con su imagen, ya que se encuentran intentando ir moldeándose, “armar un semblante”, como puede ser a través de prácticas en las redes sociales (seria como el estadío del espejo hoy); desde la pubertad se transita en las redes sociales y donde se debe poner foco, es si observar si media la palabras en estas plataformas, es muy importante el tema de los significantes para tramitar lo que se confronta en las redes. En la medida en que haya diálogo, que haya palabras las imágenes se puede tramitar porque si la imagen es sola una, hueca o con un significado estereotipado, tenemos que estar alertas. Esta ilusión por la cual yo digo mi cuerpo y me creo un cuerpo, es un error, pero es necesaria, esto es el semblante, por eso el semblante va más allá de la imagen, el semblante (no es el Yo ideal) de Freud.
perspectiva histórico constructivista tanto sea de: de Butler, de otros movimientos feministas e incluso del psicoanálisis de género (que también tiene perspectiva histórico constructivista). Gracias. Alumna: Benítez Natalia