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Desarrollo Humano y sus antedecentes, Guías, Proyectos, Investigaciones de Psicología

Ensayo Desarrollo Humano y sus antecedentes Maestría en Desarrollo del Potencial Humano

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2010/2011

Subido el 24/01/2022

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Universidad de Occidente
Maestría en Desarrollo del Potencial Humano
Generación 2014-2016
Compilación de teorías
que sustentan la asignatura
ENFOQUES TEÓRICOS
DE LA PSICOLOGÍA HUMANISTA
Facilitadora: Cintia Guadalupe Sánchez Flores
Octubre de 2014
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Universidad de Occidente

Maestría en Desarrollo del Potencial Humano

Generación 2014-

Compilación de teorías que sustentan la asignatura

ENFOQUES TEÓRICOS

DE LA PSICOLOGÍA HUMANISTA

Facilitadora: Cintia Guadalupe Sánchez Flores

Octubre de 2014

TEORÍAS HUMANISTAS SOBRE EL DESARROLLO DE LA

PERSONALIDAD

Página

**1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DESARROLLO HUMANO EXISTENCIAL- HUMANISTA 3

  1. EL PERSONALISMO DE ALLPORT** 13 2.1. PRINCIPALES CATEGORÍAS PLANTEADAS POR ALLPORT PARA EL ESTUDIO Y LA COMPRENSIÓN DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD 2.2. EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA 2.3. LA IMPORTANCIA DE LA AUTONOMÍA FUNCIONAL 2.4. LAS ORIENTACIONES NORMALES Y NEURÓTICAS 3. LA TEORÍA ORGANÍSMICA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DE MASLOW 21 3.1. LA NATURALEZA HUMANA 3.2. LA TEORÍA DE LA MOTIVACIÓN Y LA JERARQUÍA DE LAS NECESIDADES 3.3. CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS ACTUALIZADAS 3.4. EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD SALUDABLE 4. TEORÍA DEL SÍ MISMO Y EL FUNCIONAMIENTO PLENO DE ROGERS 34 4.1. TEORÍA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD 4.2. TEORÍA DEL FUNCIONAMIENTO PLENO DE LA PERSONA 4.3. PRINCIPIOS BÁSICOS DE SUS CONCEPCIONES 5. EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DESDE LA ÓPTICA DE ERICH FROMM 45 5.2. LA ORIENTACIÓN PRODUCTIVA Y EL DESARROLLO DE LA ACTITUD AMOROSA 5.1. LAS ORIENTACIONES DE LA PERSONALIDAD 6. LA VOLUNTAD DE SENTIDO DE VIKTOR FRANKL 53 6.1. EL CONCEPTO DE SER HUMANO EN LA FILOSOFÍA DE FRANKL 6.2. LOS VALORES QUE FUNDAN AL SER HUMANO

TEORÍAS HUMANISTAS SOBRE EL DESARROLLO DE LA

PERSONALIDAD

1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DESARROLLO HUMANO EXISTENCIAL-

HUMANISTA El desarrollo humano existencial-humanista, es un movimiento dentro de la psicología contemporánea que ha tenido un rápido desarrollo como un modelo filosófico y práctico para el fomento de la salud psicológica. Este movimiento se inició en los Estados Unidos de Norteamérica a partir de seis fuentes principales: el programa New Deal de reconstrucción sociocultural, la psicología humanística, el existencialismo europeo (principalmente de Francia y Alemania), algunas de las más representativas sabidurías orientales, el psicoanálisis de Adler y el movimiento de la dinámica de los grupos (Quitman, 1991; González y Valdés, 1994). La psicología humanística, principal núcleo de desarrollo de este movimiento, cuyas raíces filosóficas se encuentran en la corriente fenomenológica propuesta por Edmund Husserl, se originó a principios de la década de los años 40’s con los trabajos del psicólogo norteamericano Carl Ransom Rogers, quien revolucionó el campo de la psicoterapia al proponer su Enfoque Centrado en la Persona (Lafarga, 1989). Una década más tarde, en los años 50’s, Abraham Maslow y Clark Moustakas, comenzaron a dar forma al movimiento quedando finalmente conformada con la creación y fundación entre 1961 y 1963 de una revista y de una asociación respectivamente, en las cuales se expresan sus postulados epistemológicos básicos y sus principios teórico-metodológicos fundamentales (Globe, 1991; Ginger y Ginger, 1993). La Journal of Humanistic Psychology , estaba interesada en la publicación de investigación teórica y aplicada, sobre los valores, la autonomía, el ser uno mismo, el amor, la creatividad, el crecimiento, la salud psicológica, la autorrealización y la satisfacción de las

necesidades humanas básicas y de trascendencia. Temas, todos ellos, que no tenían cabida en ninguna de las revistas de psicología conductual y psicoanalítica existentes en la época. Por otra parte la American Association of Humanistic Psychology al ser creada dejó de manifiesto que sus intereses generales eran:

  1. Centrar la atención en la persona que experimenta, es decir, utilizar la vivencia como fenómeno primario en el estudio del ser humano
  2. Comprender las cualidades típicamente humanas tales como la elección, la creatividad, la valoración y la autorrealización, entre otras
  3. Respetar la naturaleza del objeto de estudio: la vivencia humana. Y en consecuencia no sacrificar la significación de los fenómenos por el hallazgo de la objetividad De esta manera el interés básico del enfoque humanístico se colocó en el estudio y la comprensión del complejo fenómeno de lo humano y sus atributos, especialmente los relacionados con los valores, la autoconciencia, la salud, la creatividad, el significado de la existencia y la plena realización del potencial biopsicosociotrascendental de la naturaleza humana (Martínez, 1998). Algunas de las nociones centrales de la psicología humanística, como autorrealización organísmica, funcionamiento holístico, contacto, autorregulación, Sí mismo, autoayuda, vivencia, equilibrio dinámico y trascendencia, entre los más explorados, fueron desarrollados por psicólogos alemanes emigrados a los E.U. a causa del fascismo europeo de la década de los treintas, como Kurt Goldstein, Erick Fromm, Fritz Perls, Charlotte Büler y Ruth Cohn, entre los más reconocidos; quienes arribaron a América poco después de la depresión económica del 29, cuando se iniciaba en los E.U. un periodo de prosperidad denominado por el presidente Roosevelt como New Deal, el cual era un programa de reforma económica y fundamentalmente de renovación cultural diseñado por el estado

espontaneidad, la creatividad, la racionalidad, la libertad y la responsabilidad del ser humano concreto. Por el contrario la psicología humanística, reconoce al ser humano concreto como una persona, es decir, como un individuo indeterminado, único e irrepetible con la capacidad para elegir conscientemente sus valores, de reconocer clara y responsablemente sentimientos, pensamientos y actitudes; de buscar su desarrollo humano de manera plena, satisfactoria y funcional; todo ello, no obstante e incluso, a pesar de las condiciones medio ambientales o psicodinámicas que influyen en su comportamiento y su personalidad. La psicología humanística tiene sus bases fundamentales en los principios que rigen el movimiento filosófico universal conocido como humanismo. Comúnmente se ha vinculado el término humanismo, con el movimiento cultural del Renacimiento que tuvo lugar en la Europa de los siglos XIV, XV y XVI, tal vez porque fue entonces la primera vez que a todas las ideas que mostraban un interés primario por la existencia y el lugar de los seres humanos en el mundo, se les conjuntó en un sólo paradigma con formas y características específicas, para el cual se acuñó, además, un nombre particular que ha trascendido en la historia como "Edad del Humanismo". De acuerdo con Silo (Citado en Puledda, 1996), este concepto surge del término latino " umanista " que en la Italia del siglo XVI se utilizó para designar aquellos escritos nacidos de la literatura, la filosofía y la política, que buscaron contribuir al mejoramiento de la vida mediante la reflexión sobre el quehacer humano cotidiano en su relación con los demás y con el mundo; y aunque a partir del siglo XVII cae en desuso, es introducido en nuestra cultura occidental nuevamente, esta vez de manera definitiva por el pedagogo alemán D.J. Niethammer, quien pretendía señalar con él, la importancia del estudio de los clásicos greco-latinos en la promoción del desarrollo de los jóvenes. De esta manera, el concepto comenzó a difundirse por el mundo y paulatinamente llegó a referirse a toda aquella filosofía de la

vida aplicada a los más diversos campos del quehacer humano, que considera a los individuos como su preocupación central. A lo largo de su historia ha adoptado diversos significados en el marco de una multitud de enfoques filosóficos en los cuales sus promotores han definido la esencia del ser humano y el camino que ha de seguir para su completa realización. Entre los más importantes movimientos universales de transformación sociocultural, que han tomado como vértebra fundamental lo humano para explicar, construir, deconstruir y reconstruir la realidad, podemos reconocer el pensamiento del Renacimiento, el del Marxismo, el del Cristianismo y el del Existencialismo (Puledda, 1996). El pensamiento del Renacimiento pretendió construir un mundo y una humanidad plenamente renovados, tomando como modelo la cultura greco-latina de los siglos IV y V a.C.; reorientando la vida de los seres humanos en las esferas política, religiosa, artística y moral y, cultivando, mediante la educación de la personalidad, las virtudes propias del ser humano que le devolvieran su dignidad y el control de su destino. El Marxismo, por su parte, pretendió liberar a la humanidad de cualquier forma de opresión, alienación y enajenación, que como producto del desarrollo histórico de la sociedad y la cultura, mantuviera encadenado y predeterminado al ser humano. Mientras que el Cristianismo, fundamentalmente el que se desarrolló la primera mitad del siglo XX, llegó a definir al hombre como un ser en relación con Dios, con lo cual lo transformó en un ser con voluntad, con libertad y con responsabilidad. Finalmente, el existencialismo, que, como he señalado con anterioridad, se desarrolló plenamente después de la Segunda Guerra Mundial, como una reacción contra el exceso de la filosofía de las ideas y de la filosofía de las cosas, le devolvió al ser humano su capacidad de dirigir su vida y renovar su espíritu, al señalar que es un

  1. Su promoción de una filosofía metodológica abierta que no descalifique ningún hallazgo sobre lo humano
  2. Su consideración del Ser humano como una unidad integral, que es capaz de conocerse, es decir, de ser conciente de sí mismo, de las situaciones y de las condiciones que lo influyen y a su vez de la influencia que él ejerce sobre las mismas; conciencia, que le permite la libertad de elección y en consecuencia lo hace propiamente humano
  3. Su énfasis en las cualidades de las relaciones humanas y la comunicación para el desarrollo social e individual y,
  4. Su promoción en el desarrollo integral - cognitivo y afectivo - del ser humano. Los psicólogos humanistas han creado modelos que se basan en atributos propiamente humanos y problemas típicos de la existencia humana, con los que rechazan los modelos que intentan explicar el desarrollo de la personalidad en términos de determinantes biológicos, psicodinámico-instintuales o culturales (Lindzey, Hay y Manosevi, 1992; y Dicaprio, 1999). De acuerdo con los humanistas, una teoría de la personalidad debe dar cuenta tanto de aspectos motivacionales, cognitivos, culturales y de desarrollo de habilidades; como (y esto fundamentalmente) de aspectos que hagan hincapié en atributos propios de la existencia humana como son: el amor, el odio, el sentido de la vida, la autorrealización, la envidia, el miedo, la trascendencia, los celos, la responsabilidad, etcétera. Así, han desarrollado algunos modelos explicativos sobre el ser humano basados en la filosofía existencialista, con los que pretenden dar cuenta de las peculiaridades del desarrollo de la personalidad humana; algunos de estos modelos que abordaremos en el presente capítulo son: el personalista de Allport, el organísmico de Maslow, el del Sí mismo de Rogers, el socioanalítico de Fromm, el analítico- existencial de Frankl y el existencialista de May. Por otra parte,

además de la psicología humanística y el existencialismo, el movimiento del desarrollo humano se nutre de los principios del psicoanálisis adleriano que señalan que el factor más importante de la transformación psicológica humana no es ni la herencia ni el medio, sino el estilo de la fuerza creadora del individuo. Sin embargo, a diferencia del movimiento humanista, que considera que el impulso creador es la manifestación de la tendencia del ser humano hacia su autorrealización y trascendencia, Adler explica la personalidad humana como producto de un conjunto de compensaciones negativas (González y Valdés, 1994). El pensamiento oriental, a través de la filosofía china (Taoísmo) e hindú (Zen), también ha dejado marcadas sus huellas en el movimiento del desarrollo humano existencial humanista mediante dos planteamientos fundamentales, primero, el que señala que al evitar cualquier tipo de conducta coercitiva sobre el ser humano se permite su desarrollo y, segundo, con la firme convicción en la existencia de fuerzas internas al ser humano que le permiten orientarse hacia la vida y el desarrollo pleno de sus recursos y potencialidades. Finalmente, es importante señalar que dos escuelas psicológicas que se relacionan con la psicología humanística y de las cuales también se nutre el movimiento del desarrollo humano son: la psicología comprensiva y la psicología de la Gestalt. La primera, centra su atención en el ser humano condicionado por su clase, su profesión, sus actitudes, su cultura, su época y su edad. Así, intenta aprehenderlo en su propia vida, es decir, en sus expresiones y actuaciones; situándolo como parte de una sociedad y un mundo material. La psicología de la Gestalt, por su parte, también aportó al movimiento humanista una nueva teoría del aprendizaje que señala que ese proceso es una reorganización del campo perceptual y, asimismo, que todo el conocimiento del ser humano está inmerso en un mundo de significados (González y Valdés, 1994).

características de fuerza, debilidad y liderazgo "...de modo que tanto un hombre como una mujer puedan ser, sin ansiedades ni degradación, fuertes o débiles, según las exigencias de la situación...” (p. 437). No obstante, como hemos podido constatar, los fundadores del desarrollo humano existencial-humanista prefieren considerar las semejanzas sobre las diferencias en la promoción del desarrollo existencial de los seres humanos; en la literatura contemporánea comenzamos a encontrar un insipiente pero firme replanteamiento de la cuestión, con el surgimiento de algunos textos teóricos y líneas de investigación que abordan la cuestión de las diferencias de género desde esta perspectiva; de esta manera, como producto de mi indagación bibliográfica encontré los siguientes documentos al respecto:

  1. "¡El derecho a ser yo misma! Una declaración sobre mi papel sexual", texto de Natalie Rogers, traducida al español en 1986 y probablemente escrito en la primera mitad de la década de los 70's
  2. Ser hombre, editado por Keith Thompson en inglés en 1991
  3. El desafío de ser hombres hoy, publicado en su idioma original en 1992
  4. La agonía del patriarcado, de Claudio Naranjo editado por primera vez en 1993
  5. "Mitos y realidades en las relaciones hombre-mujer”, artículo de Julieta Campos, publicado en Prometeo No. 3, 1993
  6. "El papel de lo femenino en el desarrollo humano transpersonal", texto de Ana María González Garza, publicado en Prometeo No. 3 en 1993
  7. "Luz y Sombra de la revolución sexual", artículo de Luis Mariano Acévez, publicado en Prometeo No. 3 en 1993
  8. La mujer y el desarrollo humano, volumen No. 8 de la revista Prometeo, publicado en el año de 1995
  1. "Mujeres con voz propia", tesis de Mtría en Desarrollo Humano, de Celia Mancillas publicado en 1998
  2. "Identidad masculina y desarrollo humano: ser hombre es más que ser masculino”, tesis de Mtría, en Desarrollo Humano, de Francisco Javier Santos Velasco. 2. EL PERSONALISMO DE ALLPORT Gordon W. Allport fue un psicólogo norteamericano (1897 - 1967) que desarrolló un conjunto de ideas originales y novedosas sobre la personalidad humana y las vías para su conocimiento. Se le puede identificar con el movimiento personalista por su convicción de que la persona ocupa el centro del interés de la psicología, aunque de ese movimiento critica la absolutización del papel que se le atribuye a la conciencia. Sus ideas y reflexiones filosóficas están cercanas a los planteamientos del marxismo, sobre todo, en lo referido a la objetividad de la personalidad como objeto de estudio de la psicología y la relación entre lo general y lo particular en la disciplina psicológica (González, Y Valdés, 1994); aunque en una de sus obras principales, la persona en psicología , se identifica explícitamente como psicólogo humanista aceptando su relación intelectual con Rogers, Maslow y Fromm. No obstante, al romper explícitamente con el empirismo y el idealismo radical y al no encontrar otro soporte filosófico sólido, que oriente de forma coherente su reflexión y su acción, busca en el eclecticismo una alternativa a muchas de sus interrogantes. Sin embargo, formula una posición epistemológica que denomina realismo heurístico, en la cual sostiene que la persona posee tendencias generales a la acción denominadas rasgos y que definen y orientan el comportamiento del individuo más allá de la inmediatez de nuestros sentidos.
  1. El motivo, aspecto rector del comportamiento humano, es un hecho de estructura y funciones actuales, no sólo una consecuencia de fuerzas anteriores.
  2. La autoconciencia es un aspecto fundamental del desarrollo de la personalidad, pero no es el único ni mucho menos el más importante elemento que la explica. 2.1. PRINCIPALES CATEGORÍAS PLANTEADAS POR ALLPORT PARA EL ESTUDIO Y LA COMPRENSIÓN DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Uno de los aspectos del desarrollo de la personalidad que se ha abordado con mayor énfasis en la investigación psicológica, es el que se refiere al estudio de la evolución del yo. Allport ha sido uno de los investigadores que más han insistido en la importancia del yo como núcleo en la construcción de la personalidad, pues señala que, una vez que se ha desarrollado, se convierte en una fuente de actividad espontánea y de control, que media entre las condiciones psicológicas y culturales que han enriquecido la personalidad del sujeto, y su comportamiento, sus actitudes y sus principales tendencias. Inclusive plantea un nuevo concepto para significar las autoexperiencias de la persona, es decir, para indicar todo aquello que tiene que ver con las vivencias tanto cognitivas como afectivas, que configuran el yo, tal concepto es el de proprium (Allport, 1982). Sobre las características sustantivas del yo, Allport señala que tiene un importante papel activo en la regulación de la conducta y en los procesos de integración de la personalidad; participa activamente en la significación de las diversas experiencias de la vida del individuo; no depende de los estados y vivencias psicológicas de ningún elemento parcial o aislado de la personalidad; y, un aspecto fundamental, es que juega un papel trascendente en la estructura de la motivación. Efectivamente, un aspecto importante en el desempeño del yo, es el referente al compromiso o el interés, el cual pone en juego los más profundos niveles de la motivación humana. Allport explica que en la actitud comprometida la acción satisface una

necesidad importante y útil para alcanzar una meta que promoverá el desarrollo del yo. Además, en este caso, la relación total entre el individuo y sus actividades varía, haciéndose más significativa e importante, lo cual no sólo psicológica, sino socialmente es fundamental para el desarrollo general del individuo (Allport, 1997). Es indudable que las motivaciones que implican de forma consciente la acción del yo, tienen un poder movilizador sobre el comportamiento más elevado y con el grado de aspiración, interés o compromiso que la persona adquiere con su entorno y con todo lo relacionado consigo mismo; aunque esté invertido no deja nunca de reconocer que lo más importante son los contenidos y la estructura de la personalidad. Para explicar su desarrollo y su estructuración de la personalidad, Allport plantea siete categorías básicas: 1) el sí mismo corporal, 2) la identidad del sí mismo, 3) la extensión del sí mismo, 4) la estimación del sí mismo, 5) la imagen de sí mismo, 6) el sí mismo racional y, 7) el esfuerzo orientado.  El Sí mismo Corporal: Al respecto señala que son todas las sensaciones orgánicas recurrentes, así como los encuentros gratificantes y frustrantes con los objetos. Se hace dominante cuando el niño está alerta a los cambios de su propio cuerpo y se agudiza durante la adolescencia, cuando se desarrolla la atención a la apariencia y a lo sexual.  La identidad del sí mismo: La identidad del yo, abarca el sentido que la persona tiene de sí misma independientemente de los cambios que ocurren a lo largo de su desarrollo; gracias a ella, el individuo se percata de su continuidad como persona.  La extensión del sí mismo: Con este concepto Allport se refiere a todo aquello que la persona valora, como son objetos y personas. La extensión de Sí mismo, es muy importante, pues le permite al individuo enriquecer su yo y ampliar su personalidad con los elementos de aprendizaje que le proporciona su entorno; pero por

ontológica de la persona; que se entreteje dialécticamente con los motivos y la conciencia, para dar paso a una personalidad integral. 2.2. EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA Según Allport, existen tres orientaciones básicas que reflejan la evolución ontológica de la persona que va de la niñez a la edad adulta: al principio los niños dependen casi en un cien por ciento de su contexto socioafectivo; gradualmente, mediante la madurez de las funciones psicológicas de la persona, se desarrolla la autonomía; finalmente, al llegar a la vida adulta, aumentan las aptitudes cognoscitivas y afectivas que le permiten la adaptación a su mundo. Para que este proceso se lleve a cabo con éxito, paralelamente se llevan a cabo diversos procesos de evolución e integración psicológica; por ejemplo el individuo que dirige sus comportamientos por medio de sus impulsos, comienza paulatinamente a encaminarlos a través de intenciones perfectamente estructuradas; asimismo, la persona pasa de la dependencia a la autonomía, de la motivación biológica al interés; del caos de las percepciones a la organización interna; de los rasgos compartidos, al carácter personal; de la percepción global y subjetiva, a la percepción específica y realista; del rechazo a las emociones y a los sentimientos a su plena aceptación y, con ello, a su plena seguridad emocional. Además, desarrolla una serie de habilidades productivas, las cuales son sumamente importantes, ya que le dan mayor seguridad, pues le permiten objetivar sus reflexiones y afectos. Finalmente, y no menos importante, es que tiene la posibilidad de desarrollar una filosofía unificadora de su vida que le permite vivir coherentemente en armonía con los diversos rasgos y componentes de su personalidad. 2.3. LA IMPORTANCIA DE LA AUTONOMÍA FUNCIONAL Con este principio Allport sostiene que un individuo es más sano y maduro, en tanto que un motivo no se origine de otro motivo de sí mismo. También señala que lo que empieza como una actividad

desarrollada por necesidad puede llegar a ser adecuada a la esfera propia y, por lo tanto, a convertirse en un poderoso motivo autónomo que al madurar se puede convertir en una intención (Dicaprio, 1996). Las intenciones a su vez, pueden ser explicadas en términos del estilo de vida, la autoimagen, las luchas propias, las autoextensiones y el temperamento de la persona; su importancia radica en que orientan la conciencia y dirigen el comportamiento del individuo. 2.4. LAS ORIENTACIONES NORMALES Y NEURÓTICAS Allport sostiene que el proceso básico de lo normal es sumamente diferente de su paralelo correspondiente, el neurótico; señala que hay una gran variedad de grados de normalidad y diversas formas de neurosis, pero que lo normal y lo neurótico son discontinuos pues sus procesos básicos son estrictamente diferentes. Así, menciona siete dimensiones en las cuales los individuos normales difieren de los individuos que son neuróticos:

  1. El neurótico intentará a toda costa evitar cualquier evento que le produzca algún tipo de tensión particular; en tanto que la persona normal enfrenta las peculiaridades de las circunstancias de la vida y hace lo necesario para satisfacer sus necesidades
  2. La persona neurótica se plantea metas irrealistas para resolver los conflictos que se le presentan en la vida; mientras que la persona normal tiene una idea bastante clara sobre como resolver los retos que la vida le impone
  3. El individuo neurótico se caracteriza por lo fragmentado de su personalidad, lo cual le hace entrar con mucha facilidad en constantes contradicciones en las diferentes dimensiones de su ser; por su parte, la persona normal, se caracteriza por su integridad y por la unidad de los diversos componentes de su personalidad