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apuntes para repaso de cáncer de vagina
Tipo: Apuntes
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El cáncer de vagina es una neoplasia maligna rara que representa entre el 1% y el 2% de todos los cánceres ginecológicos. Para que un tumor se clasifique como cáncer primario de vagina, no debe haber evidencia clínica o histológica de cáncer cervical o vulvar, ni antecedentes recientes de estos en los últimos cinco años. Esto se debe a que la mayoría de las lesiones malignas en la vagina suelen ser metástasis de tumores ginecológicos, como los de cuello uterino, endometrio, ovario, o incluso de otros órganos (Adams et al., 2021). Este tipo de cáncer afecta predominantemente a mujeres postmenopáusicas, con un pico de incidencia entre los 60 y 70 años. Sin embargo, en las últimas décadas ha aumentado su presencia en mujeres jóvenes debido a la persistencia de infecciones por el virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo, especialmente en regiones con alta prevalencia de VIH. Esto sugiere que factores virales y de inmunosupresión están contribuyendo significativamente a la aparición de esta enfermedad en edades más tempranas (Adams et al., 2021). Histológicamente, el cáncer de vagina se divide principalmente en cuatro tipos: carcinoma de células escamosas, adenocarcinoma, melanoma y sarcoma. El carcinoma de células escamosas es el más común, representando entre el 80% y el 90% de los casos. Este tipo se origina en las células epiteliales escamosas que recubren la vagina y suele estar precedido por una etapa precancerosa conocida como neoplasia intraepitelial vaginal (NIVA), la cual puede tardar años en progresar a cáncer invasivo (American Cancer Society, 2023).
El adenocarcinoma vaginal representa aproximadamente el 10-15% de los casos. Dentro de este grupo, el adenocarcinoma de células claras se ha relacionado especialmente con mujeres jóvenes expuestas intraútero al dietilestilbestrol (DES), un medicamento hormonal utilizado entre las décadas de 1940 y 1970. Estas pacientes también pueden presentar adenosis vaginal, una condición en la que el epitelio escamoso es reemplazado por epitelio glandular, aumentando el riesgo de transformación maligna (American Cancer Society, 2023). Desde el punto de vista molecular, el VPH juega un papel central en el desarrollo del cáncer vaginal. En particular, los tipos 16 y 18 del VPH pueden integrar su ADN en el genoma de las células huésped, activando las oncoproteínas E6 y E7. Estas proteínas interfieren con genes supresores tumorales clave, como p53 y pRb, lo que permite la proliferación celular descontrolada, inhibe la apoptosis y favorece la acumulación de mutaciones secundarias, facilitando así el desarrollo tumoral (Baral et al., 2022). Es importante distinguir el cáncer primario de vagina de otros tumores que comprometen esta área por extensión directa. Por ejemplo, si un tumor afecta simultáneamente el cuello uterino y la vagina, se considera un cáncer cervical. Asimismo, si compromete la vulva, se clasifica como cáncer vulvar. Este criterio es esencial para establecer un diagnóstico y plan terapéutico correcto (American Cancer Society, 2023).