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Cuidado infantil: Desarrollo y aprendizaje integral en la primera infancia, Resúmenes de Desarrollo Infantil

Este documento explora la importancia de las rutinas de cuidado infantil, como el baño, el cambio de ropa, la alimentación, el sueño y el control de esfínteres, en el desarrollo y aprendizaje de los niños en la primera infancia. Se destaca la influencia de estas actividades en el bienestar físico y emocional, la interacción social, la autonomía y la confianza del niño. El documento también analiza la importancia de crear un ambiente propicio para el desarrollo óptimo del niño, incluyendo la creación de un entorno seguro y estimulante.

Tipo: Resúmenes

2023/2024

Subido el 09/12/2024

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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO
MARÍA MONTESSORI
tulo:
Momentos de cuidado infantil que contribuyen en el desarrollo y aprendizaje
en la primera infancia
Integrantes:
AREQUIPA – PERÚ
2024
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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO

MARÍA MONTESSORI

Título: Momentos de cuidado infantil que contribuyen en el desarrollo y aprendizaje en la primera infancia Integrantes: AREQUIPA – PERÚ 2024

I

Introducción La investigación titulada "Momentos de cuidado infantil que contribuyen en el desarrollo y aprendizaje en la primera infancia" se centra en la importancia de las rutinas diarias de cuidado y su impacto en el desarrollo integral de los niños en sus primeros años de vida. Durante esta etapa crucial, cada interacción y experiencia no solo satisfacen necesidades básicas, sino que también desempeñan un papel significativo en la formación de habilidades cognitivas, emocionales y sociales. A medida que los niños exploran su entorno y desarrollan sus capacidades, los momentos de cuidado infantil ofrecen oportunidades valiosas para el aprendizaje y el crecimiento. Esta investigación está estructurada en varios capítulos, cada uno dedicado a un momento específico del cuidado infantil. En el Capítulo II, se identificará como el momento del baño favorece en el desarrollo y aprendizaje, explorando cómo este proceso no solo es fundamental para la higiene, sino también para el desarrollo de la autonomía y la relajación. El Capítulo III se enfocará identificar cómo el cambio de ropa es fundamental en el desarrollo y aprendizaje en la primera infancia., discutiendo su importancia en la autoexpresión y la adquisición de habilidades motoras. En el Capítulo IV, se abordará el momento de la alimentación, se describirá cómo el momento de alimentación contribuye en el desarrollo y aprendizaje de los niños, destacando su papel en la nutrición, la socialización y el aprendizaje de hábitos saludables. El Capítulo V se dedicará a identificar y describir la importancia del momento del sueño en el cuidado infantil y su impacto en el desarrollo en la primera infancia, subrayando su importancia en el bienestar físico y emocional de los niños, así como su impacto en el aprendizaje diario. Finalmente, el Capítulo VI tratará de identificar cuál es el proceso de acompañamiento en el control de esfínteres, para esta etapa de desarrollo y su relevancia en la autonomía y la confianza del niño. A través de esta estructura, la investigación buscará ofrecer una comprensión integral de cómo estos momentos de cuidado contribuyen al desarrollo y aprendizaje en la primera infancia, proporcionando a educadores y cuidadores herramientas para fomentar un entorno enriquecedor y propicio para el crecimiento óptimo de los niños.

III

Abstract Summary Children, being social beings, can only develop through active interactions with others, whether their peers or adults. Their identity and their unique way of being are built based on how they are cared for and accompanied by their parents and/or significant adult figures. The care they receive from the mother, father or caregiver during daily activities, such as feeding, bathing, changing diapers and clothes, sleeping, and when being carried or carried, entails numerous learnings that are often not are sufficiently recognized by adults as educational activities. However, from birth, babies can understand what is happening to them, as long as adults explain it to them in a simple Way. Keywords: social beings, active interactions, significant adults, care, learning.

Problema de Investigación I.1. Objetivos I.1.1. Objetivo General  Describir cómo los momentos de cuidado infantil contribuyen al desarrollo y aprendizaje en la primera infancia. I.1.2. Objetivos Específicos  Identificar como favorecer el desarrollo y aprendizaje en los momentos del baño.  Identificar cómo el cambio de ropa es fundamental en el desarrollo y aprendizaje en la primera infancia.  Describir cómo el momento de alimentación contribuye en el desarrollo y aprendizaje de los niños.  Identificar la importancia del momento del sueño en el cuidado infantil y su impacto en el desarrollo en la primera infancia.  Identificar cuál es el proceso de acompañamiento para el control de esfínteres.

I.3. Antecedentes Smith et al. (2021) destaca que las prácticas de cuidado que permiten la participación activa de los niños en actividades cotidianas, como vestirse o lavarse las manos, son cruciales para su desarrollo de autonomía y autoestima. Al involucrarse en estas tareas, los niños no solo adquieren habilidades prácticas, sino que también experimentan un sentido de logro y competencia que refuerza su autoconfianza. La investigación muestra que cuando los niños asumen responsabilidades en su cuidado personal, sienten que tienen control sobre su entorno, lo que fomenta su independencia y los prepara para enfrentar nuevos desafíos. Además, estas actividades ofrecen oportunidades para la interacción social, permitiendo que los niños desarrollen habilidades comunicativas y de colaboración. Así, las rutinas de cuidado se convierten en momentos educativos significativos que impactan positivamente en el crecimiento emocional y social de los niños, estableciendo una base sólida para su aprendizaje continuo. Domínguez y Ronaldo (2020), en su estudio titulado "Importancia del cuidado infantil en los niños y niñas de primer ciclo de educación inicial: Revisión Sistemática", Lima, Perú, tuvieron como objetivo examinar la relevancia del cuidado infantil en los primeros años de educación inicial, con base en investigaciones científicas recientes. La metodología empleada fue de tipo básica, con un diseño narrativo de revisión sistemática. Para ello, se utilizaron como fuentes de información bases de datos de alto impacto, como ResearchGate, Redalyc y Google Académico, y, aplicando criterios de inclusión y exclusión, seleccionaron nueve artículos relevantes. Los resultados sugieren que el cuidado infantil desde el nacimiento es esencial para el fortalecimiento del vínculo de apego, la seguridad y la confianza en los niños, lo cual requiere una adecuada alimentación, apoyo emocional y ambientes saludables que favorezcan su crecimiento y desarrollo óptimo. Asimismo, enfatizan la importancia de la participación activa de los padres y de proporcionar un entorno adecuado para la interacción y cuidado infantil. Méndez Ccaulla, Janneth. (2019) es una investigación titulada “Conocimiento y práctica de las madres en los cuidados esenciales del lactante menor de 6 meses en el

Centro Materno Infantil José Gálvez Villa María del Triunfo, El objetivo de la investigación fue determinar el nivel de conocimiento y las prácticas de las madres en relación con los cuidados esenciales de los lactantes menores de 6 meses. La población consistió en 50 madres, y se utilizó una metodología cuantitativa descriptiva correlacional mediante una encuesta. Para la recolección de datos, se empleó un cuestionario validado con una prueba de concordancia de expertos (valor de 0.79) y se evaluó la confiabilidad con el alfa de Cronbach (valor de 0.83). Los resultados mostraron que un alto porcentaje de las madres tiene un conocimiento medio sobre los cuidados de sus hijos, lo que podría incrementar el riesgo de enfermedades en los lactantes por la falta de cuidados adecuados. En conclusión, se halló que un gran porcentaje de madres carece de los conocimientos y prácticas necesarios para el cuidado de sus hijos, lo que puede llevar a que sus lactantes se enfermen con frecuencia. Tejada Palma y Vilca Chura (2021) realizaron un estudio cuyo objetivo fue determinar el conocimiento de las madres primígestas sobre el cuidado del recién nacido en el Hospital Central de Majes, Arequipa. La investigación, de tipo básica y nivel descriptivo, se enmarcó en un enfoque cuantitativo, con diseño no experimental y de corte transversal. La población del estudio consistió en 40 madres primígestas, y se utilizó un cuestionario de estructura cerrada de 25 preguntas, que evaluó tres dimensiones: alimentación (5 preguntas), higiene (13 preguntas) y cuidados complementarios (7 preguntas). Los resultados indicaron que el 77,5% (31) de las madres posee un conocimiento medio sobre los cuidados del recién nacido. En cuanto a la dimensión de alimentación, el 57,5% (23) mostró un conocimiento medio; en higiene, el 82,5% (33) también presentó un nivel medio; y en cuidados complementarios, el 85% (34) de las participantes se ubicó en un nivel medio. La conclusión del estudio señaló que la mayoría de las madres primígestas en esta población tiene un conocimiento de nivel medio en relación con los cuidados del recién nacido en el mencionado hospital.

II.1.1. Preparar con anticipación los elementos que se van a utilizar Antes de bañarlo, se debe tener listo todo lo que se va a necesitar. Se sugiere; esponja , jabón, tina o bañadera, el agua con temperatura ideal para el niño (aproximadamente 36°C). Tener un termómetro para medir la temperatura del agua puede parecer algo sofisticado, sin embargo, se considera dentro de las condiciones ideales ya que la sensación térmica es bastante personal. Muchas veces si se toca el agua con la mano o con el codo, para una persona puede estar adecuada y en cambio para el niño puede sentirla fría. Incluso, si la temperatura del agua está a 36º grados puede ser agradable para un niño, mientras que otro puede percibirla caliente o fría. II.1.2. Expresar con palabras lo que se va hacer Aunque el niño sea recién nacido está capacitado para escuchar lo que el adulto le dice, poco a poco irá comprendiendo y encontrando significado a lo que se le conversa en relación a lo que va a suceder. Por ejemplo: si el niño está en el lugar para cambiarse se le puede decir: “Ahora te voy a sacar la camiseta” o en el momento de llevarlo a la tina o al río: “Ya te saqué la ropa y ahora te voy a levantar para llevarte al agua”. Esas palabras que anticipan, se las dice el adulto antes de realizar la acción. Es muy importante esperar y escuchar las respuestas corporales del niño; esperar unos segundos después de haber terminado la frase para darle tiempo a escuchar, comprender, asociar y responder con gestos, mímicas y todo su cuerpo. El rostro del adulto puede colocarse cerca del niño (a unos 25 cm.) y cuando las miradas se encuentren se le habla con ternura. II.1.3. Sentirse bien sostenido Es indispensable sostener muy bien al niño sobre el brazo del adulto, con la cabeza en la parte interna del codo y la mano sujetando el brazo desde la axila. Al sentirse bien sostenido, no experimenta inquietud ni la sensación angustiante de caerse.

II.1.4. Brindar libertad de movimiento y posibilidad de autonomía El niño sintiéndose seguro y a gusto, vivirá con naturalidad la experiencia del agua, moviendo sus piernas y sus brazos libremente. El adulto permite que lo haga, cuidando de no soltarlo completamente y sin dejar de mirarlo. El nivel del agua no siempre será el mismo sino que irá variando de acuerdo a cómo vaya creciendo el niño. Un recién nacido se siente más seguro si percibe que está bien apoyado en la tina, sentir que flota sin límites puede generarle temor. En cambio, cuando un niño maneja bien su cuerpo, se pone de rodillas, se voltea, etc. una mayor cantidad de agua le resultará más placentera. Se ha de considerar que en climas fríos es preferible sumergir al niño en una mayor cantidad de agua tibia, para evitar que tenga frio en las partes del cuerpo que no están cubiertas y se sienta cómodo para moverse. Igualmente, para que el niño reciba con agrado el momento del baño, debe estar sin sueño y sin hambre, de lo contrario es muy probable que pase todo el momento del baño llorando y con el cuerpo rígido. Se sugiere repetir cada día el mismo horario para el baño. II.1.5. Tiempo prudente de duración del baño La periodicidad del baño depende mucho del tipo de clima, sabemos que por lo general, a menor temperatura, menor cantidad de baños. El tiempo de duración del baño depende mucho de la observación que al adulto haga acerca de cómo vive el niño este momento. La placidez, la emoción de alegría, son indicadores importantes, el color y textura de la piel nos dicen cómo vive el agua el niño, si es muy caliento o fría, y si es o no excesivo el tiempo que permanece en el agua. Finalizado el baño, se le debe envolver y proteger bien con una tela cálida y absorbente. II.1.6. Evitar distractores de la comunicación adulto - niño

. Es importante saber que el baño es un momento clave de encuentro y comunicación adulto-niño, por ello hay que diferenciarlo de otras situaciones de juego en el agua, donde el adulto le coloca juguetes plásticos y el niño realiza diferentes acciones como pasar agua de un envase a otro, bañar a un muñeco, etc. Se puede bañar al niño de manera cálida y respetuosa, y finalizado el baño, colocarle algunos juguetes para que juegue y explore. Si se colocan estos objetos en la tina antes de bañarlo, el

Capítulo III: El momento del cambio de ropa III.1. El momento del cambio de ropa Ministerio de Educación (2013) afirma que, El momento del cambio de ropa las actitudes, gestos y la manera en que se realice el cambio de pañales y de ropa, en especial desde los primeros meses de la vida del niño, marcarán la pauta para que las experiencias futuras en este aspecto sean más o menos placenteras o más o menos desagradables, tanto para el adulto como para el niño. Si el adulto está apurado y cada vez que realiza el cambio de ropa, lo hace en forma mecánica, sin anticipar al niño lo que va hacer, sin cuidar que las prendas que va usar sean cómodas, preocupado más por el tiempo, que por el niño, es seguro que convertirá esta experiencia en un momento de tensión permanente para ambos. En cambio, si el adulto comprende que esta experiencia de cambio de ropa es una oportunidad educativa importante, en la que a través de su tono de voz, el tipo de contacto corporal, el tipo de ropa que selecciona (ropa cómoda, de origen natural y fácil de colocar), le comunica al niño el respeto que le tiene, poco a poco este irá fortaleciendo su seguridad afectiva. En cuanto a los materiales ideales para la confección de la ropa del niño, es recomendable tener presente, que son preferibles todos aquellos que vienen de la naturaleza como el algodón, el lino, etc. Se debe evitar el uso de ropa sintética, ya que al no permitir que la piel del niño respire va provocando problemas en la piel como alergias o eczemas. III.2. Acompañar el cambio de ropa a niños de 1 año y medio a 2 años Cambiar de ropa a un niño puede ser una tarea complicada ya que se necesita que él esté atento, y en muchos casos, justo en ese momento no quiere hacerlo porque prefiere ir a jugar o no siente la satisfacción de ser autónomo. Es fundamental, tener en cuenta que los momentos de cuidado infantil tienen que ser situaciones predominantemente agradables, donde el niño se sienta feliz de ser independiente. Para ello, debe existir acuerdo y reciprocidad entre las personas involucradas y haberse construido una relación de afecto y respeto desde el nacimiento.

III.3. ¿Cómo debe ser la ropa?  Poner ropa cómoda: Durante los primeros meses, se recomienda ponerle prendas abiertas adelante o atrás ya que es más cómodo para él, estas prendas son preferibles a las que pueden ponerse únicamente metiendo la cabeza. El adulto encarruja la manga y se la coloca al niño. Cuando la mano ingresa por la manga lo que baja es la manga delicadamente. El brazo no se estira pues puede ser doloroso. Los movimientos para vestirlo deben ser muy delicados. Es importante que las mangas le permitan movilidad de la mano y la muñeca, si están demasiado largas, es mejor doblárselas, así el niño puede moverla, llevársela a la boca, tomar objetos, etc. Meses más tarde el niño podrá aceptar ropas cerradas de mejor manera teniendo en cuenta que el cuello de la ropa (la parte que se coloca por la cabeza) sea lo suficientemente ancha como para no provocarle molestias. Los niños van dando la pauta de lo que es agradable o no.  Darle libertad de movimiento al momento del cambio: Es necesario recordar la importancia del movimiento durante los primeros años y permitir que el niño se mueva durante el cambio, que pueda colocarse de espalda o girar y quedar boca abajo. Experiencias respetuosas durante los momentos de cuidado demuestran que si el adulto es hábil (y esto se aprende fácilmente), podrá ponerle los pañales y la ropa al niño en sus diferentes posturas posibilitando una actividad agradable que permite un alegre encuentro y comunicación, en lugar de obligarlo a permanecer de espaldas haciendo más tensa y difícil la situación  Ropas que permiten libertad de movimiento: Camisetas abiertas que permiten ser puestas por los brazos sin pasar por la cabeza. Tratar de poner la ropa al niño por la cabeza es una situación muy incómoda especialmente durante los 6 primeros meses.  Enterizo o mameluco que toma todo el tronco y las piernas del niño, de modo que puede moverse con total libertad sin que se le salga.

niño a realizar movimientos que pueden ser tensos tanto para él como para el adulto. Cuando los niños son pequeños y giran sus caderas algunos pantalones se les salen o le aprietan la cintura, mejor evitarlos los primeros meses.  Los zapatos “en miniatura” se usarán después que el niño ya camine, ya que usarlo antes limita sus posibilidades de desplazamiento. Antes de eso, es preferible utilizar medias o zapatos de algodón, lana (p. 48- 52). III.4. El cambio de pañal, un compartir entre dos El el momento del cambio de pañal Elisa permanece relajada, movilizando, sin embargo su tono en el momento oportuno, por ejemplo para acurrucarse o tender sus brazos. Ella aprecia la amabilidad de María y acepta su proximidad física e incluso los gestos más desagradables tales como los relativos a los cuidados de la nariz. María entiende bien a Elisa: ha procurado comprenderla, ha observado sus reacciones, se fija en lo que le gusta, o al contrario lo que no tolera. Aunque los cuidados se desarrollen según un esquema fijado con antelación, ella exige a la educadora una atención constante. En efecto si la estructura es puesta como una trama, la relación varía según los estímulos de Elisa y la capacidad de María de aportar calidez en su tacto dejándose guiar por la niña. La educadora se queda siempre un poco apartada, a la escucha del niño, ofreciéndole el contenedor necesario para que pueda reunirse, expresarse y participar. Ella le propone un soporte para ayudarle a darse cuenta de sus propios movimientos y producciones, favoreciendo así la conciencia de sí, del otro, de su entorno y de su desarrollo en su carácter global. María es la garante de esta relación. Elisa, sabe que en ningún momento sufrirá un gesto desagradable como, por ejemplo una toallita que pasa sobre su cara sin ser prevenida o con brusquedad. Ella ha interiorizado el desarrollo del cu- idado, sabe, que después de la cara serán las manos las que serán lavadas, lo que le permite esbozar un gesto para extenderlas y luego, a su manera, participar, si tiene ganas. Gracias a estas señales ella puede prever el momento en que será desvestida, aceptar las sensaciones desagradables que acompañan ese momento. Así el cuidado no será vivido como un momento de disgusto y de discontinuidad. Elisa experimenta bienestar y seguridad física, la relación entre ella y su referente se proseguirá en plena calma. Esta relación se consolida, se alimenta de las interacciones pero sin reemplazar nunca a la de Elisa y su mamá, porque forma parte

del mismo cuidado. María y Elisa se adaptan mutuamente. Los lazos que tejen durante estos cuidados permiten que se construya la seguridad psíquica evitando crear confusión en el psiquismo del niño. Hay placer mutuo, pero este es posible a través del cuidado dado de modo que el cuerpo del niño no sufra ninguna in- trusión y sea tratado con dulzura y respeto. El objetivo es que el cuidado sea dado en todas sus dimensiones y por tanto con una implicación psíquica de la educadora, compartiendo emociones pero sin que la niña se sienta insegura (Fomasi y Travaglini, 2018).

Capítulo V: El momento del sueño V.1. El momento del sueño El Ministerio de Educación (2013), afirma que, la vida transcurre entre momentos de vigilia y momentos de sueño, entre espacios de actividad y de descanso, entre tiempos de día con luz y tiempos de noche con oscuridad. El ritmo de sueño y descanso de un niño es diferente al de un adulto, y respetarlo es vital para su desarrollo madurativo. Una de las características de los recién nacidos es que duermen mucho. Lo hacen, porque durante ese tiempo de descanso se facilita la maduración cerebral y se segregan las hormonas necesarias para su crecimiento. Para que el niño tenga un sueño tranquilo y reparador, es necesario que los adultos puedan filtrar lo que sucede en el ambiente. Filtrar significa cuidar la salud ambiental del niño para el buen dormir, se trata de velar porque el ambiente donde duerme tenga las condiciones favorables para un descanso reparador. Por ejemplo: evitar los ruidos molestos y las interrupciones, mantener un ambiente tranquiloque no sea excitante, reducir los estímulos o perturbaciones propios del ambiente (como podrían serlo los mosquitos), etc. Para hacer que el momento de ir a dormir sea agradable para los niños, y puedan conciliar el sueño con facilidad, se sugiere:  Generar una especie de ritual, es decir, realizar siempre una misma secuencia. Como si fuera una ceremonia, se comienza por darles de comer, ayudarlos a ponerse la ropa de dormir, realizar la higiene, cantarles una canción suave, leerles un cuento o hacer algo que les resulte relajante y que les indique que es la hora de dormir.Al repetirlo cada día, se convierte en un hábito, así se va construyendo el proceso de aprender a dormir solo, el cual dura varios años.  Desde recién nacido hasta los 3 primeros meses de vida, lo ideal es que esté en su cuna o espacio para dormir, libre de interferencias y al cuidado de quienes velan por él.  En el caso de atención a niños en zonas de calor, puede colocarse alguna cuna en el patio para dormir, protegida del sol, la lluvia o cualquier

cambio de temperatura de manera que el niño pueda disfrutar de un ambiente con luz natural y oxigeno. En la cuna, puede haber un pañuelo de colores contrastantes cerca de él, para que lo pueda explorar. Este simple objeto y sus manos bastan a esta edad como estímulos interesantes. V.2. Favorecer un buen descanso V.2.1. Colocarlo en una buena posición La vida transcurre entre momentos de vigilia y momentos de sueño, entre espacios de actividad y de descanso, entre tiempos de día con luz y tiempos de noche con oscuridad. El ritmo de sueño y descanso de un niño es diferente al de un adulto, y respetarlo es vital para su desarrollo madurativo. Una de las características de los recién nacidos es que duermen mucho. Lo hacen, porque durante ese tiempo de descanso se facilita la maduración cerebral y se segregan las hormonas necesarias para su crecimiento. Para que el niño tenga un sueño tranquilo y reparador, es necesario que los adultos puedan filtrar lo que sucede en el ambiente. Filtrar significa cuidar la salud ambiental del niño para el buen dormir, se trata de velar porque el ambiente donde duerme tenga las condiciones favorables para un descanso reparador. Por ejemplo: evitar los ruidos molestos y las interrupciones, mantener un ambiente tranquilo que no sea excitante, reducir los estímulos o perturbaciones propios del ambiente (como podrían serlo los mosquitos), etc. Para hacer que el momento de ir a dormir sea agradable para los niños, y puedan conciliar el sueño con facilidad, se sugiere: Generar una especie de ritual, es decir, realizar siempre una misma secuencia. Como si fuera una ceremonia, se comienza por darles de comer, ayudarlos a ponerse la ropa de dormir, realizar la higiene, cantarles una canción suave, leerles un cuento o hacer algo que les resulte relajante y que les indique que es la hora de dormir. Al repetirlo cada día, se convierte en un hábito, así se va construyendo el proceso de aprender a dormir solo, el cual dura varios años. Desde recién nacido hasta los 3 primeros meses de vida, lo ideal es que esté en su cuna o espacio para dormir, libre de interferencias y al cuidado de quienes velan por él.