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CONSIDERACIONES SOBRE LA INSTITUCIONALIDAD DE LA SALUD a nivel mundial
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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Es fácil reconocer que hoy existen en el mundo tres sistemas básicos de atención médica: asistencia pública, seguro de salud y sistema nacional de salud. Estos, a su vez, están asociados con, y corresponden a los tres sistemas económicos básicos del mundo actual: precapitalista, capitalista y socialista. Existe mucha diversidad entre los diferentes países que tienen el mismo sistema de atención médica. Además, más de un sistema pueden coexistir en el interior de un mismo país, el tipo indicado para cada uno de ellos se refiere al sistema por el cual obtiene atención IB mayor parte de la población. Ahora una vista a sus aspectos mundiales como internacionales.
Hace una generación, lo que entonces se denominaba en general la “salud internacional”, era principalmente una cuestión técnica de importantes organizaciones de las Naciones Unidas como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), donantes bilaterales, grandes organizaciones no gubernamentales (como CARE o World Vision) e instituciones académicas, como escuelas de salud pública. A lo largo de la última generación, la salud internacional ha dado paso a la “salud mundial”. Este cambio terminológico, a pesar de que aún no es universal, refleja un profundo cambio de perspectiva. Los países y las instituciones ya no pueden contemplar a la salud como una preocupación limitada por las fronteras nacionales, como a menudo hacían en el pasado. Los responsables de la elaboración de políticas, los profesionales de la salud pública y los proveedores de servicios médicos solían distinguir entre “salud internacional" y, al menos por contraste e implicación, “salud nacional”. En efecto, la salud mundial ha cobrado tanta importancia que es cada vez más un asunto del que se ocupan los activistas de la sociedad civil, como podemos ver por el impacto evidente del VIH/SIDA en las políticas públicas y en las pautas de gasto nacionales e internacionales de los Estados Unidos y de otros países. El crecimiento masivo de los contactos que traspasan las fronteras nacionales, desde los viajes hasta el comercio, ha facilitado la transmisión de enfermedades infecciosas de un país a otro, y ha generado una amplia y cabal concienciación de que las enfermedades contagiosas no respetan las fronteras nacionales. El crecimiento de la comunicación electrónica, a su vez, ha facilitado la concienciación respecto a estos cambios. El ONUSIDA fue la primera gran institución de la salud mundial establecida desde la creación del Fondo de Población de las Naciones Unidas en los años sesenta. El panorama de la salud mundial está siendo poblado cada vez más por alianzas entre el sector público y el sector privado creadas para fines específicos. La mayor y más ambiciosa de estas alianzas, el Fondo Mundial, fue la primera gran nueva institución financiera internacional establecida después de la creación del menos prominente Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones, por el Banco Mundial durante prolongadas negociaciones a finales de la década de los setenta y durante la de los ochenta.
El sistema de salud de Venezuela se encuentra en un proceso de cambio desde 1999, fecha en la que se aprobó la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. A partir de esta fecha, el MPPS se planteó la reestructuración del nivel central para implementar un modelo de atención integral a la población y la creación de un Sistema Público Nacional de Salud (SPNS) con el objetivo de garantizar el derecho a la salud de todos los venezolanos. Dicho SPNS estaría regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración social y corresponsabilidad social, y su financiamiento y gestión serían responsabilidad del Estado. Sin embargo, el proceso de creación SPNS ha sido lento y aún no se ha concretado, principalmente porque no se ha promulgado la Ley Orgánica de Salud (LOS) correspondiente, que debe ser consistente con el espíritu y los cambios establecidos en la nueva constitución. Hasta que no se cuente con dicha ley se mantiene la estructura del sistema de salud venezolano tradicional, altamente fragmentada en un conjunto de subsistemas y con una forma de organización inequitativa, sin universalidad de acceso a los servicios. El sector público está constituido por el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) y diversas instituciones de seguridad social, dentro de las que destaca el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). El MS se financia con recursos del gobierno central, estados y municipios. El IVSS se financia con cotizaciones patronales, cotizaciones de los trabajadores y con aportes del gobierno. Ambas instituciones cuentan con su propia red de atención ambulatoria y hospitalaria. El sector privado está constituido por prestadores de servicios que reciben pagos de bolsillo y por compañías aseguradoras. El sistema de salud venezolano atraviesa por un proceso de reforma desde la aprobación de la Constitución de 1999 que plantea la creación de un Sistema Público Nacional de Salud cuya punta de lanza hoy es el programa Barrio Adentro. Las condiciones en que se están prestando servicios de salud en la Venezuela actual no permiten siquiera referirnos al conjunto de establecimientos prestadores como un sistema. Su fragmentación creciente, el fracaso evidente y públicamente reconocido de la red primaria conocida como «Misión Barrio Adentro» y la ineficiencia y –probablemente– corrupción involucradas en la remodelación de hospitales, así como el negocio de los insumos, tienen un impacto evidente en los indicadores de salud, que ha sido mostrado en otras oportunidades. De esta manera, la atención que requiere el uso de tecnología de punta ha quedado circunscrita a ciertos establecimientos de Barrio Adentro III que son una suerte de «vitrinas», en donde a veces ni siquiera es posible atender la demanda creciente. Lo mismo ocurre con los hospitales y ambulatorios, que son los preferidos por los usuarios en razón de la creciente ineficiencia y escasa capacidad resolutiva de la MBA (Díaz Polanco, 2008). Frente a esa situación reconocida públicamente por el Gobierno como “emergencia sanitaria”, las respuestas oficiales no han diferido de las anteriores. Más personal cubano, más dinero para compras intermediadas por Cuba, que han llevado a los servicios de salud existentes a una situación primitiva, restringiendo la atención médica de calidad a los servicios privados y sólo para quienes puedan tener acceso a ellos. Mientras la renta petrolera lo permita, ese acceso podría mantenerse dentro de márgenes razonables, porque el Estado no tiene otro camino que transferir recursos financieros para la atención –mediante contratos de seguros colectivos– a aquellos centros privados que disponen de la tecnología apropiada. Pero esa situación tiene límites: los establecidos por la obsolescencia de los equipos y la necesidad de mantenerlos en funcionamiento y la escasez de recursos fiscales que permitan salvaguardar el esquema perverso de privatización del derecho al acceso a servicios de salud. No existe rectoría del MPPS porque si hubiese un sistema de salud estaría regido por normas que nadie conoce porque no han sido elaboradas en el país ni difundidas para sus ciudadanos. Como se ha mostrado, el régimen actual ha sido incapaz de rescatar la rectoría del Ministerio de Salud.