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Consejeria en salud sexual y reproductiva, Resúmenes de Antropología Social

Contenido en historia de la planificación sexual y familiar

Tipo: Resúmenes

2023/2024

Subido el 28/04/2025

liz-soto-7
liz-soto-7 🇦🇷

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Planificación familiar
El término planificación familiar se refiere a todos aquellos suministros y servicios que hacen
posible que las personas y las parejas tengan el número de hijos e hijas que desean tener y
planifiquen el cuándo y cada cuánto tiempo los tendrán. En ella se incluyen los métodos
anticonceptivos modernos, tales como la píldora anticonceptiva, los DIU, los productos
inyectables, o los preservativos para hombres y mujeres. Los servicios incluyen atención
médica, asesoramiento e información y educación relacionadas con la salud sexual y
reproductiva.
El control natal o planificación familiar puede tener como objetivo engendrar o no
descendientes y, en su caso, decidir sobre el número de hijos, el momento y las circunstancias
sociales, económicas y personales en las que se desea tenerlos.
También se incluye dentro de la planificación familiar la educación de la sexualidad, la
prevención y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual, el asesoramiento antes de la
fecundación, durante el embarazo y el parto, así como el tratamiento de la infertilidad,
mediante técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro.
Servicios de planificación familiar
Los servicios de planificación se definen como el conjunto de prestaciones ofrecidas por
profesionales sanitarios especializados que incluyen actividades y prácticas educativas,
preventivas, médicas y sociales que permiten a los individuos, incluidos menores, determinar
libremente el número y espaciamiento de sus hijos y seleccionar el medio más adecuado a sus
circunstancias.
La planificación se utiliza a veces como un sinónimo de control de la mortalidad. En este
sentido los servicios médicos de planificación familiar facilitan información sobre los distintos
métodos anticonceptivos y ofrecen asistencia médica especializada para conseguir espaciar los
embarazos deseados así como para evitar los embarazos no deseados. En este sentido la
planificación familiar consiste en la utilización de diferentes métodos para controlar el número
y la cronología de los embarazos.
La finalidad última de la planificación familiar consiste en mejorar la salud de la madre, sus
hijos y la familia en general. En este sentido, las medidas preventivas de salud básicas
reconocidas son:
Espaciamiento de los partos.
Limitación del tamaño de la familia.
Programación de los nacimientos.
Los objetivos de la obstetricia en la Planificación Familiar:
- Ser sensible a las necesidades de control de la natalidad de la mujer o la pareja.
- Conservar la objetividad al hablar de los métodos de control de la natalidad, incluso
cuando se trate de esterilización y aborto.
- Orientar a la mujer sobre todos los métodos de control de la natalidad.
- Ofrecer amplia información sobre el método elegido por la mujer.
- Permitir a la paciente tomar una decisión informada.
- Animar a la paciente a buscar ayuda cuando se le presenten dudas o problemas.
- Estar a disposición de la paciente cuando necesite consejo o ayuda.
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Planificación familiar El término planificación familiar se refiere a todos aquellos suministros y servicios que hacen posible que las personas y las parejas tengan el número de hijos e hijas que desean tener y planifiquen el cuándo y cada cuánto tiempo los tendrán. En ella se incluyen los métodos anticonceptivos modernos, tales como la píldora anticonceptiva, los DIU, los productos inyectables, o los preservativos para hombres y mujeres. Los servicios incluyen atención médica, asesoramiento e información y educación relacionadas con la salud sexual y reproductiva. El control natal o planificación familiar puede tener como objetivo engendrar o no descendientes y, en su caso, decidir sobre el número de hijos, el momento y las circunstancias sociales, económicas y personales en las que se desea tenerlos. También se incluye dentro de la planificación familiar la educación de la sexualidad, la prevención y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual, el asesoramiento antes de la fecundación, durante el embarazo y el parto, así como el tratamiento de la infertilidad, mediante técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro. Servicios de planificación familiar Los servicios de planificación se definen como el conjunto de prestaciones ofrecidas por profesionales sanitarios especializados que incluyen actividades y prácticas educativas, preventivas, médicas y sociales que permiten a los individuos, incluidos menores, determinar libremente el número y espaciamiento de sus hijos y seleccionar el medio más adecuado a sus circunstancias. La planificación se utiliza a veces como un sinónimo de control de la mortalidad. En este sentido los servicios médicos de planificación familiar facilitan información sobre los distintos métodos anticonceptivos y ofrecen asistencia médica especializada para conseguir espaciar los embarazos deseados así como para evitar los embarazos no deseados. En este sentido la planificación familiar consiste en la utilización de diferentes métodos para controlar el número y la cronología de los embarazos. La finalidad última de la planificación familiar consiste en mejorar la salud de la madre, sus hijos y la familia en general. En este sentido, las medidas preventivas de salud básicas reconocidas son: Espaciamiento de los partos. Limitación del tamaño de la familia. Programación de los nacimientos. Los objetivos de la obstetricia en la Planificación Familiar:

  • Ser sensible a las necesidades de control de la natalidad de la mujer o la pareja.
  • Conservar la objetividad al hablar de los métodos de control de la natalidad, incluso cuando se trate de esterilización y aborto.
  • Orientar a la mujer sobre todos los métodos de control de la natalidad.
  • Ofrecer amplia información sobre el método elegido por la mujer.
  • Permitir a la paciente tomar una decisión informada.
  • Animar a la paciente a buscar ayuda cuando se le presenten dudas o problemas.
  • Estar a disposición de la paciente cuando necesite consejo o ayuda.

¿Por qué no se tiene una planificación familiar? En los países en vías de desarrollo una de cada cuatro mujeres se encuentra entre los 15 a 49 años; es decir, en edad reproductiva. De ellas, 867 millones no desearían quedar embarazadas, espaciar los nacimientos o limitar sus embarazos futuros. Unas 645 millones están utilizando métodos modernos de anticoncepción y se calcula que unas 222 millones no usan ningún método moderno de anticoncepción, o utilizan métodos tradicionales y se encuentran con una necesidad insatisfecha de planificación familiar. Las razones de no utilizar métodos anticonceptivos, a pesar de no desear tener un embarazo, pueden ser sociales, culturales o políticas. Muchas veces motivadas por los grupos religiosos o porque los hacedores de política no entienden la real importancia de la planificación familiar o no están de acuerdo y, por lo tanto, no garantizan el acceso a la anticoncepción moderna a todos los grupos etarios; por ejemplo, la restricción a grupos de adolescentes, o la falta de disponibilidad de anticonceptivos, no por hacer una compra inapropiada sino por carecer de políticas de distribución y supervisión permanente. Historia reciente de la planificación familiar Inicialmente este tema de la planificación familiar inicio como bien se sabe en China que es un país en desarrollo que cuenta con la población más numerosa del mundo. De tal forma, el 6 de enero de 2005 nació el ciudadano chino número 1,300 millones y, según el censo nacional realizado a finales de 2010, la población total es de 1340 millones de personas; un poco menos que un quinto de la población mundial (6,896 millones). No obstante, su numerosa población es resultado de la llamada revolución demográfica china, es decir, de su planificación, la política de un solo hijo por familia. Con este plan, China evitó el nacimiento de más de 300 millones de personas en los últimos 32 años. Este plan se dio a conocer en todo el mundo provocando que existiesen distintas consideraciones para tener una planificación familiar.[8]Consideraciones como las del neomaltusianismo han hecho que los Estados se preocupen por tener políticas de población. En el siglo pasado el ingreso del concepto de control de la natalidad en la década de 1970, fuertemente ligado al concepto demográfico y, posteriormente, modificado por el concepto de planificación familiar, menos agresivo pero cuyo significado era muy similar, y que prácticamente se mantuvo hasta la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD) llevada a cabo en la ciudad de El Cairo, Egipto en septiembre del año 1994 (3), donde se reformula el concepto de planificación familiar, y se liga al desarrollo, a la equidad de género y al respeto de los derechos humanos, específicamente al de los derechos sexuales y reproductivos. En esta conferencia, la planificación familiar fue reconocida como una estrategia de salud, importante y fundamental, que aplicada en forma adecuada puede contribuir al desarrollo de los pueblos en el mundo. El énfasis se centró en la persona y, como tal, se reconocieron sus derechos a la salud y su salud sexual y reproductiva. Actualmente es considerada como un elemento promotor de los derechos humanos. Tener acceso a los alimentos, al vestido, al agua segura, a los servicios de salud de más alta calidad con programas de promoción y prevención, con una amplia variedad de medicamentos, y métodos anticonceptivos disponibles y accesibles. Es decir, tener acceso a una planificación familiar es también un derecho de todos y es deber del Estado garantizarla.

La utilización del primer preservativo se le asume al rey Minos (año 1.200 a.C), hecho de vejiga de cabra o, según algunos autores, pulmones de pez (Martos, 2010). Otros materiales fueron descritos para la creación del preservativo como lienzo, calabaza, cuero, seda, papel aceitado y tejidos animales. Los fabricados con intestinos animales eran cosidos por un lado y, por el otro se le añadía una cinta para mantenerlo sujeto. En esa época el preservativo se utilizaba en su mayoría para evitar enfermedades de transmisión sexual como la sífilis y no como contraceptivo (Potenziani y Potenziani, 2008). Hipócrates en su tratado “Enfermedades de la mujer” (año 460 a.C.) señaló que la mujer era más fértil después de la menstruación. También se le atribuye la utilización de un tubo de plomo para insertar medicamentos o pesarios en el útero con el objetivo de evitar la concepción (Aguiar García et al., 2019). Años más tarde, Sorano de Éfeso, médico griego que ejerció en Alejandría, considerado el padre de la Ginecología, recomienda utilizar como contraceptivo una mezcla de aceite rancio de oliva, miel y bálsamo introducidos en la vagina en una bola de lana hasta llegar al cuello uterino (Clavero-Núñez, 2018). Otro método recomendado en la antigua Grecia consistía en ejercer presión sobre el abdomen para expulsar el semen de la vagina. Se dice que las mujeres de Sri Lanka comían una papaya al día para evitar el embarazo. Las mujeres chinas, hace siglos, bebían plomo y mercurio para controlar la fertilidad, lo que a menudo provocaba la esterilidad y/o la muerte (Christin-Maitre, 2013), o bien, utilizaban tampones empapados en sal, miel y aceite. En textos musulmanes como en el tratado de Medicina del Profeta o de Medicina islámica, podemos encontrar referencias al uso de espermicidas con fórmulas secretas que las comadronas insertaban en el útero (Martos, 2010). Finalmente, el preservativo se consideró un método contraceptivo cuando, en el siglo XX, el descubrimiento de la penicilina redujo el miedo a las enfermedades de transmisión sexual (Martos, 2010). El preservativo conservado más antiguo es de 1640, permitía múltiples usos y disponía de un manual de usuario escrito en latín. Estaba fabricado de tripa de cerdo y contenía un cinturón para ajustarlo correctamente. En 1870 se diseñó el primer preservativo de caucho, el cual era de mala calidad y poco práctico (Lugones y Ramírez, 2013). Los principales métodos de control de la natalidad utilizados antes del siglo XX incluían principalmente la abstinencia, el coito interrumpido, la lactancia materna y el aborto. A partir del siglo XX se introdujeron mejoras en el control de la natalidad gracias a varias mujeres, entre ellas, la Dra. Marie Stopes, que escribió una guía de anticoncepción titulada "Wise Parent- hood" y abrió la primera clínica de planificación familiar en 1921. Otra mujer, la enfermera Margaret Sanger, fundó en 1921 la Liga Americana de Control de la Natalidad, que se convirtió en la actual “Planned Parenthood”. Afirmaba que "ninguna mujer puede llamarse libre si no es dueña y controla su cuerpo. Ninguna mujer puede llamarse libre hasta que pueda elegir conscientemente si va a ser madre o no" (Cascales et al., 2016; Chesler, 1992). El Dispositivo Intrauterino (DIU), como se ha señalado anteriormente, se conocía desde Hipócrates, pero no fue hasta 1909 cuando se creó un anillo de

seda que, en 1929, se sustituyó por plata. Su uso no alcanzó suficiente divulgación hasta pasados los años 40 (Clavero-Núñez, 2018). (1921 Alfredo Trojan creador de los preservativos de látex reutilizables) Durante el año 1930 se masificó la producción de preservativos de látex en los Estados Unidos (EEUU) (Potenziani y Potenziani, 2008). En 1932 Ogino en Japón, y en 1933 Knauss en Austria, estudiaron los días del ciclo de la mujer, y evidenciaron que evitar las relaciones sexuales durante esos días se podía regular la natalidad. Este método adquirió gran difusión hasta final de los años 50 cuando apareció la píldora anticonceptiva. Las aportaciones de estos dos investigadores legitimaron la anticoncepción mediante la Conferencia de Lambeth (1930) (Suárez-Lugo, 2013). En España, en 1941, la Jefatura del estado promulgó una Ley para la protección de la natalidad contra el aborto y la propaganda anticoncepcionista, que se trasladó al Código penal, y por la que se amenazaba con penas de multa y arresto para quien informaran, divulgaran, indicaran o prescribieran cualquier método contraceptivo. Esta situación persistió hasta 1978 para la anticoncepción hormonal, hasta 1981 para los DIUs y hasta 1985 para el aborto terapéutico (Rodríguez-Ocaña et al., 2012). En Países Bajos, Inglaterra y EEUU se inició el primer movimiento internacional por la salud de las mujeres y la planificación familiar con el objetivo común de proporcionar a las mujeres información y métodos para evitar embarazos no deseados. La creación de los anticonceptivos hormonales a finales de la década de 1950 fue considerado el principal agente de cambio hacia la separación de la práctica sexual de la concepción (Ortiz-Gómez y Ignaciuk, 2019). Somers Sturgis, desde la Facultad de Medicina de Harvard, descubrió los efectos anovulatorios del suministro exógeno de estrógenos y en 1940 inició su administración en pacientes con dismenorrea y endometriosis. En 1950 se descubrieron los gestágenos sintéticos, que requerían cantidades inferiores para alcanzar sus efectos terapéuticos. En esta línea, reformulada a partir de 1956, apareció la primera píldora anticonceptiva. En España, se empezaron a vender en 1964 y se difundieron con rapidez. (Rodríguez- Ocaña et al., 2012). La vasectomía, método anticonceptivo permanente, se ha estado practicando desde 1770 y se le atribuye a John Hunter, pero no pasó a ser una técnica de uso habitual, junto a la ligadura tubárica, hasta la década de los sesenta (Clavero-Núñez,

  1. Se estima que más de 42 millones de parejas la utilizan como método contraceptivo. En 1985, se introdujo una nueva técnica de vasectomía sin bisturí que fue desarrollada en China en 1974 (Aguiar García et al., 2019). En relación a la píldora anticonceptiva, los ensayos clínicos con anticonceptivos no podían realizarse en Estados Unidos porque su dispensación seguía siendo un delito por lo que, los ensayos iniciales se llevaron a cabo en Puerto Rico. En 1957, la Food and Drug Administration (FDA) aprobó el uso de Enovid 10 mg para el tratamiento de trastornos menstruales y amplió las indicaciones aprobadas de ese producto para incluir la anticoncepción en 1960. No fue hasta diez años más tarde, cuando se autorizó su acceso a mujeres solteras. Debido a las investigaciones, se observó que la adición de estrógenos reducía las hemorragias intermenstruales por lo que la composición de todas las píldoras posteriores fue una combinación de estrógenos y progestágenos. Hay diferencias entre las primeras píldoras y la actual, como la reducción de la dosis hormonal, la introducción de nuevos progestágenos (levonogestrel) y el desarrollo de vías de administración alternativas. Por otro lado, se creó un anillo vaginal que contenía etonogestrel y etinilestradiol, y un parche

Nueve estándares para ejercer el derecho humano a la planificación familiar

1. Sin discriminación La información y los servicios de planificación familiar no deben restringirse por motivos de raza, sexo, idioma, religión, afiliación política, origen nacional, edad, situación económica, lugar de residencia, discapacidad y estado civil. 2. Disponibilidad La información y los métodos anticonceptivos deben estar disponibles en cantidad y variedad suficiente para todos. Es un derecho humano, al igual que el acceso al agua potable, un saneamiento adecuado y un mínimo de atención médica. La calidad del sistema educativo y la infraestructura de salud influyen en la disponibilidad de información y anticonceptivos. Los retos en estos servicios deben superarse porque son derechos fundamentales. Mujeres asisten a una clase de planificación familiar en Pakistán en 1973. Cada persona tiene el derecho de acceder a la información sobre su cuerpo y su fertilidad. © UN Photo/B Wolff 3. Accesibilidad Los países deben garantizar que los productos y servicios de planificación familiar sean accesibles físicamente y asequibles para todos. 4. Aceptabilidad La información y servicios de métodos anticonceptivos deben proporcionarse de manera digna, respetando tanto la ética médica moderna como la cultura de las personas que reciben atención. 5. Calidad La información sobre planificación familiar debe comunicarse claramente y ser científicamente precisa. Los productos anticonceptivos no deben haber expirado y ser suministrados por personal de salud calificado en un ambiente seguro e higiénico. "Pensé que la planificación familiar era para personas casadas y no para niñas", dijo la enfermera Blessings Sonkhanani en Malawi en 2015. Fue entrenada para proporcionar información y atención sobre la salud sexual y reproductiva. "Ahora, sé que cualquier persona en edad fértil puede tener acceso a la planificación familiar 6. Toma de decisiones informada La asesoría integral en materia de reproducción permite que cada persona tome decisiones informadas de forma independiente, sin presiones, coerción o tergiversación y rechaza opciones inapropiadas. 7. Privacidad y confidencialidad Todas las personas deben disfrutar del derecho a la privacidad cuando buscan información y servicios de planificación familiar. Los trabajadores de salud deben estar capacitados para mantener la confidencialidad de este servicio. Una partera ofrece consejería de planificación familiar en Camboya. Los trabajadores de la salud deben estar capacitados para preservar la privacidad y confidencialidad de los pacientes. 8. Participación Los países tienen la obligación de garantizar la participación activa e informada de las personas en las decisiones que los afectan, incluidos los problemas de salud. Esto significa, por ejemplo, que las mujeres, principales beneficiarias de los servicios de planificación familiar, deben estar representadas en la elaboración de políticas para estos servicios. Los jóvenes deben ser incluidos en los esfuerzos para promover la educación sobre salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar. Las perspectivas de los grupos vulnerables y marginados deben integrarse en la prestación de servicios en las comunidades.

9. Responsabilidad Los sistemas de salud, los sistemas educativos, los líderes y los legisladores son responsables de los esfuerzos para hacer realidad el derecho humano a la planificación familiar. Esto significa que las mujeres, los jóvenes y las poblaciones marginadas deben ser informadas de sus derechos y tener la oportunidad de obtener una compensación por su daño si se viola este derecho.