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Orientación Universidad
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Cómo entender a mi hijo adolescente - Prof. Rimero, Apuntes de Comunicación

Este documento aborda la etapa de la adolescencia y cómo los padres pueden entender y acompañar a sus hijos durante este proceso de cambios físicos, emocionales y de personalidad. La autora, bárbara tovar, una reconocida psicóloga, explica las diferentes fases de la adolescencia, las batallas internas que libran los jóvenes y cómo los padres pueden ayudarles a superarlas. El texto ofrece una visión profunda y práctica sobre cómo navegar esta etapa tan desafiante pero crucial en el desarrollo de los hijos, brindando estrategias para educar las emociones, manejar la ira, fomentar el esfuerzo y el crecimiento emocional en familia. Con un lenguaje accesible y ejemplos concretos, este libro se presenta como una guía valiosa para que los padres puedan entender mejor a sus hijos adolescentes y acompañarlos de manera efectiva.

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 27/05/2024

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ADOLESCIENCIA
ADOLESCIENCIA
CÓMO
ENTENDER
A MI HIJO
ADOLESCENTE
Bárbara Tovar
Bárbara Tovar
La psicóloga más popular
de televisión
11mm
Diseño d e la cubier ta: Depa rtamen to de Arte y D iseño,
Área Edi torial G rupo Pla neta
Fotogr afía de la c ubiert a: Corte sía de © Iris G arcía Rui z- IGR Fotóg rafos
www.temasdehoy.es
www.planetadelibros.com
Bárbara Tovar es psicóloga y experta
en emociones y salud por la Universidad
Complutense de Madrid. Ha participado
en congresos y en conferencias con temas
relacionados con la comunicación, el estrés,
la ansiedad y el desarrollo del talento personal.
Desde hace diez años colabora en programas
de televisión y en la actualidad es la psicóloga
del exitoso programa Hermano mayor de
la cadena Cuatro. Dirige talleres y masterclass
por toda España orientados a padres
y adolescentes. Ha recibido un premio honorífico
por su participación en medios de comunicación,
otorgado por el Colegio Oficial de Psicólogos
de Madrid. Hoy dirige su propio despacho y lo
compagina con su labor de madre y educadora.
¿Tienes un hij@ adolescente y no eres
capaz de entenderle?
¿Sientes que se aleja de ti
y de tu entorno familiar?
¿Pierdes los nervios y el control cuando
intentas comunicarte con él/ella?
Bárbara Tovar, la psicóloga del programa Hermano
mayor y especialista en terapia con adolescentes,
te ofrece las herramientas necesarias para conocer
las emociones de tu hij@ y ayudarle a gestionarlas.
En Adolesciencia encontrarás las claves para acercarte
a su universo y descubrir que, pese a que no lo parezca,
tenéis mucho que compartir en esta difícil etapa en
la que te necesita más que nunca. Eso sí, tienes que
saber cómo, y este libro te ayudará a conseguirlo.
9 788499 985435
PVP 19,90 10137559
SELLO
FORMATO
SERVICIO
TEMAS DE HOY
15 x 23 cm
COLECCIÓN
Rústica con solapas
CARACTERÍSTICAS
4/0
IMPRESIÓN
PLASTIFÍCADO BRILLO
INSTRUCCIONES ESPECIALES
PRUEBA DIGITAL
VALIDA COMO PRUEBA DE COLOR
EXCEPTO TINTAS DIRECTAS, STAMPINGS, ETC.
B
DISEÑO
EDICIÓN
18/04/2016 GERMAN
C_AdolesCiencia.indd 1C_AdolesCiencia.indd 1 19/04/16 12:5819/04/16 12:58
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¡Descarga Cómo entender a mi hijo adolescente - Prof. Rimero y más Apuntes en PDF de Comunicación solo en Docsity!

ADOLESCIENCIA

CÓMO

ENTENDER

A MI HIJO

ADOLESCENTE

Bárbara Tovar

La psicóloga más popular

de televisión

BÁRBARA TOVAR

ADOLESCIENCIA

CÓMO ENTENDER A MI HIJO ADOLESCENTE

Í NDICE

  • INTRODUCCIÓN
    1. V IVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA
      • te y cómo actuar? ¿Qué puedes esperar en cada etapa adolescen-
    • Los lobos que luchan en el interior de tu hijo
    1. EDUCAR LAS EMOCIONES: CÓMO LOGRARLO
    • Emociones adolescentes
      • miguitas de pan Las emociones en los padres: cómo dejarles
    • Mi compañera de viaje: la preocupación
    1. ¿CÓMO SE TRATA A SÍ MISMO?
    • Un termómetro que mide la autoestima
    • El camino de la verdadera felicidad
    • Convertir su exigencia en excelencia
    • Conviértele en su mejor coach motivacional
    • Solo él puede tomar las riendas
      • E STILOS EDUCATIVOS 4. L A HUELLA QUE DEJAMOS EN NUESTROS HIJOS
      • quiero que no sufra» El estilo sobreprotector: «Pobrecito, yo solo
      • tiene que ver eso?» El estilo autoritario: «¿Emociones? ¿Y qué
    • El estilo negligente: «Ahora no tengo tiempo»
      • y a veces conceder» El estilo democrático: «Amar a veces es exigir
    1. CUANDO LA IRA SECUESTRA A TU HIJO
    • Emociones que dañan: la ira
    • Una desagradable visita
    • Las gafas de la ira y otras trampas de su mente
    • Efecto Pigmalión: ahora más que nunca
    • Antídotos infalibles
    1. ENAMORARSE DEL ESFUERZO
    • El esfuerzo: compañero de viaje
    • El camino es lo importante
    • Descubriendo el poder arrebatador del esfuerzo
      • me apetece» Deshojando la margarita: «Me apetece o no
    • STOP: se acabó dejar todo para el final
    • El verdadero compromiso

1

V IVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA

Lo que en la juventud se aprende, dura toda la vida.

FRANCISCO DE QUEVEDO

¿QUÉ PUEDES ESPERAR EN CADA ETAPA ADOLESCENTE

Y CÓMO ACTUAR?

L a adolescencia siempre me ha resultado una etapa

fascinante. Es un periodo con grandes posibilidades,

quizás es una de las etapas más decisivas en la vida, y

conocerla a fondo nos permitirá ayudar a nuestros

hijos, sin duda, a que le saquen el máximo partido.

Como todo, tiene su ciencia, y mi objetivo es mostrár-

tela para reforzar tu labor como padre durante estos

años.

20

Hoy en día, la adolescencia es una etapa que cada

vez resulta más dilatada en la vida de nuestros hijos. Ya

no se trata de algo pasajero que, simplemente, aguantan-

do la respiración conseguimos atravesar. Ahora necesi-

tamos respirar en ella, ya que debido a factores funda-

mentalmente educativos y vinculados a nuestra sociedad

actual, este periodo es cada vez más largo. Además, en

él se resuelven las encrucijadas más importantes para la

vida de nuestro hijo, por lo que debemos zambullirnos

de lleno, en lugar de pasar de puntillas. De esta forma,

tanto tú como tu hijo, aprenderéis cosas nuevas y mara-

villosas, decisivas para continuar por el camino del cre-

cimiento y la transformación.

Si tienes un hijo con diez años, tienes un hijo que está

entrando en la adolescencia. Un hijo que va a necesitar

que escuches más y hables menos, que hagas aquello que

dices que vas a hacer, y que pienses antes de actuar. Es

muy probable que hayas notado algunos cambios en él,

que hayan aparecido ciertos altibajos de carácter, emo-

ciones más complejas e, incluso, que hayan aumentado

las tensiones en casa. Algunos niños, y especialmente

niñas, pueden comenzar a manifestar rasgos adolescen-

tes incluso antes, en torno a los nueve años. Recuerdo

cómo una madre me explicaba, algo sorprendida, que su

hija de nueve años se encerraba en su habitación a escu-

char música durante largas horas cada vez que tenía

algún problema con una amiguita. Este es un rasgo cla-

ramente adolescente. Su entorno, madurez, personali-

22

Se trata de un cambio progresivo, lento, con grandes

altos y profundos bajos, en el que poco a poco las curvas

del camino se van suavizando, con menos picos, menos

valles y que son, sobre todo, menos frecuentes. Este es

el auténtico síntoma indicativo de que el adolescente

está superando esa etapa.

La adolescencia se ha dividido en tres capas, cada

una con un nivel madurativo distinto:

1.ª capa: de diez a catorce años. Se caracteriza por

ser una etapa de lucha contra su identidad, de conflictos

con los padres, de cambios repentinos de humor, com-

portamiento infantil cuando hay una situación de estrés

o un cambio en su vida. Crece el pensamiento abstracto.

2.ª capa: de quince a diecinueve años. Aparece en

esta etapa un cambio determinante aumentando su inte-

rés por el razonamiento moral y su reflexión sobre el

significado de la vida. Aparece el distanciamiento de los

padres y un fuerte acercamiento a los amigos. Se inicia

la capacidad de marcarse objetivos.

3.ª capa: de veinte a veinticuatro años. Afortunada-

mente comienza a solidificarse la identidad y una mayor

estabilidad emocional. El individuo ya piensa en el futu-

ro y sigue usando el razonamiento moral. Se desarrolla

la capacidad cerebral para gestionar ideas complejas.

Cada una de estas capas requerirá un acercamiento

distinto al hijo adolescente. En este cuadro se resumen las

principales características que los padres deben conocer

para apoyar y ser realmente una ayuda para él en esta etapa.

VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 23

D E LOS 10 A LOS 14 AÑOS DE LOS 15 A LOS 19 AÑOS DE LOS 20 A LOS 24 AÑOS

Momento crucial para sembrar valores antes de que lleguen las verdade- ras turbulencias de la adolescencia.

Los padres tendrán peso en la medida en que su hijo vea en ellos algo que necesita y no tiene. Es importante que nuestro hijo vea que le compren- demos y entendemos su forma de ver la vida.

Aunque le veamos más estable, sigue necesitan- do tu escucha y tu guía. Pero cada vez hay que dejarle más autonomía, para que aumente su independencia en la forma de gestionar su vida.

Los padres deben apro- vechar para sembrar un fuerte liderazgo emocio- nal y de valores en su hijo. Luego será más difícil.

Fuerte vínculo con sus amigos y con la figura líder, su opinión puede ser más importante que la de sus padres. Puede traicionar nuestra con- fianza por ellos.

Como padres, ser su alia- do, su incondicional, pero sin miedo a expre- sar de forma adecuada lo que nos parece incorrec- to; sin temor a su recha- zo. Hay que decírselo.

Necesita sentirse acepta- do en el grupo de amigos y hará por integrarse todo lo que esté en su mano. Muy importante: conocer los valores, acti- tudes y entorno educati- vo de sus amistades prin- cipales, así como conocer bien a sus amigos y la relación que establecen con él.

Fuerte idealismo y vincu- lación a valores, aunque a veces no actúe de acuerdo a ellos. Aprove- char esto para inculcarle principios positivos con argumentos lo suficien- temente bien funda- mentados para que le motiven en su realiza- ción. Su afán de prota- gonismo favorecerá la charla centrada en él y en sus cosas.

Error muy grave encasi- llarlo como «malo», «bueno» o «echado a perder». Es probable que se comporte confor- me a esas etiquetas. Per- mitirle que muestre el otro lado. Evitar las eti- quetas le ayudará a expresarse con más libertad.

Muy dado a hacer lo que la mayoría o el líder mande. Aunque lo hará igualmente, alentarle para que tome sus pro- pias decisiones, en fun- ción de sus preferencias.

Ofrecerle compromisos concretos y posibles. No cumplir con nuestras promesas puede generar- le una actitud de rechazo hacia nosotros y romper su confianza.

Época para luchar contra el hedonismo y el mate- rialismo que impera en la sociedad y que puede manifestarse de forma masiva en esta etapa. Su pensamiento más elabo- rado le ayudará a absor- ber estos conceptos.

VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 25

LOS LOBOS QUE LUCHAN EN EL INTERIOR DE TU HIJO

Existe un proverbio alemán que dice: «Cuando el niño

crece, tiene un lobo en el vientre». Yo creo realmente

que tiene dos, lo explicaré más adelante. Lo cierto es que

esta expresión resalta el componente de lucha que aflora

en la adolescencia, una dura batalla entre el que es y el

que quiere ser. La diferencia entre cómo le ven los

demás y cómo quiere que le vean. Y esa lucha interna

produce muchas veces un estado anímico cambiante,

con altos y bajos, explosiones emocionales, mutismo,

alegría desbordante o tristeza profunda. Si la adolescen-

cia se caracteriza por algo es precisamente por albergar

emociones a raudales, muchas de ellas extremas, que nos

desconciertan como padres. Esas emociones intensas

son observables por nosotros como espectadores de pri-

mera fila y, con frecuencia, van precedidas por una lucha

interna que, o bien ha finalizado, o bien sigue abierta

dentro de él.

Recuerdo el caso de María, de quince años. Un día en

nuestra sesión me dijo: «No puedo con mi madre, cuan-

do se pone en plan crítica sobre si la falda no me queda

bien, si esta camiseta es horrorosa, y todo, apenas unos

minutos antes de salir con mis amigas, no lo soporto de

verdad, parece que lo hace a propósito para sacarme de

quicio». El caso es que María llevaba horas en su habi-

tación probándose diferentes conjuntos de ropa que no

acababan de convencerla y libraba una férrea batalla

26

interior con respecto a su imagen. El comentario de su

madre probablemente hizo que se dispararan sus emo-

ciones y pagó con ella toda la tensión acumulada. María

está en la fase dos y, como hemos visto en el cuadro, es

fundamental el manejo de la crítica en esta etapa, saber

detectar esas luchas interiores en nuestros hijos para

profundizar en sus emociones y actuar en consecuencia.

A veces observarás que tu hijo llega a casa más serio

de lo habitual, o, por el contrario, lo hace con una

amplia sonrisa. O que, en ocasiones, se encierra en su

cuarto sin apenas hablar y en otras se muestra más cola-

borador que nunca. Nosotros asistimos perplejos a estos

cambios de humor aparentemente inexplicables, pero

que tienen su fundamento en el universo de tu hijo. Algo

ha sucedido que le está provocando esos cambios. Ser

sensible a ello es muy importante, porque nos permitirá

conectar con su vida y los acontecimientos que en ella

suceden. A ellos les resultará difícil abrirse emocional-

mente si perciben que te enfadas o te sientes herido por

lo que hace. Eliminar esa percepción es parte de nuestro

trabajo como padres; de lo contrario, nos expulsará de su

vida íntima, y perderemos una información que es de vital

importancia conocer.

A todas estas emociones encontradas hay que añadir

los cambios físicos. Siempre que pienso en ello, me viene

a la memoria el famoso cuento del patito feo, ¡cuántas

veces nuestros hijos se han sentido como patitos feos en

el camino de su trasformación física! Acné, bello, altiba-

28

otorgaba una media de tres. Tras correr alrededor de

cuarenta minutos, después de una ducha y ponerse cómo-

do, debía repetir la valoración, y esta aumentaba, por

término medio, hasta los 6 puntos. No solo se autoapro-

baba, sino que se concedía un bien. Indudablemente, era

el mismo que una hora antes se castigaba con un insufi-

ciente, los mismos granitos, en los mismos lugares,

—«mágico, ¿no?»— me decía Jaime. No es magia, es

química, es serotonina, adrenalina, opiáceos endógenos,

que ayudaban a Jaime a verse mejor. ¡Qué buena receta!

La autoestima, el bienestar, aunque a nuestros hijos

les cueste darse cuenta, nace desde su interior hacia el

exterior. Si el interior no está bien, el exterior tampoco

lo estará. Darán igual los esfuerzos estéticos que se

inviertan, solo si el interior está bien, relativizaremos

nuestra percepción del exterior.

También se producen cambios en la manera de ves-

tir. La adolescencia es la época en la que muchos jóvenes

comienzan a cambiar su atuendo. Pueden decidir vestir

solo de negro, teñirse el pelo de colores, rapárselo o

cubrirse el cuerpo de tatuajes o piercings. Todo ello no

es más que una necesidad individual de proclamar a

gritos quién es, cómo es, lo que siente, qué piensa, y

cuándo lo piensa. En estos casos, el desprecio de los

padres a estas formas de expresión suele ser interpretado

por el adolescente como un rechazo a su persona, a sus

ideales, a sus emociones y al grupo de referencia al que

pertenece sin reservas. Mala receta. Recuerda que estos

VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 29

cambios suelen ser temporales, suelen evaporarse, igual

que vienen se van.

La ropa, en estas etapas, se manifiesta como un obje-

to instrumental para alcanzar cierta seguridad, solo eso.

Cuando nuestro hijo descubra quién es, no le importará

que los demás no lo sepan, porque, en caso de que les

interese saberlo, ya se esforzarán por acercarse y cono-

cerlo. En definitiva, habrá madurado. Por el contrario,

es información útil acerca de sus gustos y sus ideales.

Invierte más tiempo en descubrirlos con una mente

abierta que en juzgarlos. Dará mejores resultados.

Hasta aquí tres claves indispensables para entender

la adolescencia:

  • La lucha abierta e interior del adolescente, con

claro reflejo en el exterior. No se debe tomar

como algo personal.

  • Las emociones encontradas, expresadas torpe-

mente y a borbotones.

  • Los numerosos cambios físicos y de forma de

vestir que le llevan a reivindicarse ante el mundo

de una determinada manera.

Son los lobos que habitan en el vientre de tu hijo los

que en ocasiones hacen que no reconozcamos a ese

dulce y cariñoso niño de antes. ¿Dónde está?, se pregun-

tan muchos padres. Está ahí mismo, frente a ti, pero no

siempre quiere mostrar dulzura y, a veces, la oculta tras

VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 31

Otras veces, comprobamos que su interés por todo

lo que le enseñamos está en lucha con su apatía y su

indolencia. De esta manera, trata de aumentar su auto-

nomía, de separarse de nosotros, de ver qué sucede si

camina solo.

Los padres, frustrados y rechazados, nos retiramos

ante la falta de interés de nuestros hijos por nosotros.

Ahora, su alegría, su energía, su ilusión, las invierte en

su novio o en su novia, en sus amigos, mostrándola en

casa con poca frecuencia. El tema es que a vosotros ya

os tiene conquistados, ahora es al resto del mundo al que

ha de conquistar.

Los lobos siguen estando ahí; se manifiestan en la

constante dualidad que subyace entre lo que debe hacer

y lo que quiere hacer, entre lo que dice y lo que final-

mente hace. Esta lucha se materializa en una anécdota

entrañable que me sucedió hace unos años en la boda de

un familiar. Era una ceremonia sencilla, con pocos invi-

tados, pero todos muy allegados. Mis hijos andaban de

aquí para allá entre las mesas hablando con unos y otros.

Entonces, un familiar del novio se levantó y comenzó a

tocar el violín de forma deliciosa. Mi hijo mayor, Óscar,

un amante de la música desde muy pequeño, más inclu-

so de lo que reconoce, siempre se ha empeñado en di-

simular la enorme emoción que le genera la música, pero

lo cierto es que su cuerpecito se mueve de manera invo-

luntaria en cuanto escucha las primeras notas. En esta

ocasión se me acercó y me dijo: «Mamá, quiero bailar,

32

pero me da vergüenza, me van a mirar todos…». Com-

prendí perfectamente lo que debía de sentir y le dije:

«Mira cariño, a veces sentirás que tienes dos lobos

luchando dentro de ti: uno es el de la vergüenza, el otro

el de la valentía». Rápidamente me interrumpió: «Y

¿quién gana, mamá, quién gana?». «Ganará aquel al que

tú decidas dar de comer. Si hoy no bailas, estarás alimen-

tando al lobo de la vergüenza y este se hará más grande

y fuerte. Sin embargo, si bailas, estarás fortaleciendo tu

valentía». Me miró con cara de estar asimilando cuanto

acabada de oír, y con la música del violín de fondo,

comenzó a moverse y a bailar, ante la atenta y divertida

mirada de amigos y familiares. Recuerdo la escena con

todo detalle, porque comprobé que mi hijo, a pesar de

su sonrojo, no dejaba de bailar, y no dejó de hacerlo

durante un buen rato. Me sentí orgullosa y feliz por verle

gestionar aquella situación que le sacaba fuera de su

zona de confort. Cuando la música terminó, vino corrien-

do, se echó en mis brazos y me dijo: «Mamá, me he

puesto rojo, pero lo he hecho». Fue un gran hito para él,

porque logró superarse y de vez en cuando recuerda

aquellos lobos para enfrentarse a una nueva situación de

superación. Los niños son realmente sabios y nunca

olvidan una herramienta útil cuando disponen de ella.

Hoy sé que todos llevamos esos lobos dentro, no

importa la edad que tengamos, tampoco si somos hom-

bres o mujeres, si nuestra estatura es alta o baja, si somos

o no malos estudiantes, pacientes o impacientes, todos,