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Este documento aborda la importancia de controlar el ego, que puede llevarnos a comportamientos poco saludables al buscar constantemente la aprobación externa, el poder y la atención como fuentes de valía personal. Se presentan dos ejemplos de ego desmedido, como el de una celebridad que depende de los halagos de sus fans o un empresario obsesionado con expandir su imperio, y se explica cómo pueden controlar su ego encontrando su valía intrínseca, aceptándose con defectos y virtudes, y priorizando su bienestar interno por sobre el éxito externo. El documento también advierte sobre los peligros de basar nuestra valía en lo que los demás piensan de nosotros, y recomienda dejar de pensar solo en nosotros mismos y en destacar, y enfocarnos en cómo podemos ayudar y permitir el crecimiento de las personas de nuestro entorno.
Tipo: Resúmenes
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El ego constituye nuestro sentido del yo y la identidad personal. Sin embargo, cuando el ego se vuelve desmedido, puede llevarnos a comportamientos poco saludables en la búsqueda de sentirnos valorados y seguros. Controlar el ego implica desapegarnos de la necesidad de aprobación externa, poder y atención como fuentes de valía personal. En su lugar, debemos cultivar una autoestima auténtica basada en la autoconciencia y autoaceptación. Dos ejemplos de ego desmedido y cómo controlarlo: Una celebridad que constantemente busca la atención mediática y los halagos de sus fans. Para controlar su ego, debe encontrar su valía intrínseca más allá de la fama, aprender a aceptarse con defectos y virtudes, y no depender tanto de la aprobación ajena. Un empresario obsesionado con expandir su imperio y tener cada vez más poder y riquezas. Su ego lo lleva a comportamientos poco éticos. Para controlarlo, debe reconectarse con sus verdaderos valores, propósitos y priorizar su bienestar interno por sobre el éxito externo y opulencia material.
Cuando hacemos las cosas bien, llega el éxito. El éxito atrae la atención y el interés de las personas. El interés de las personas nos gusta tanto que muchas veces sólo trabajamos para él y nos alejamos de lo que realmente nos llevó al éxito. Cuando estamos en una posición de poder o prestigio, es fácil embriagarse con la atención y el interés de las personas. Lo que hacemos es entregar a las personas el poder sobre nosotros. Hoy en día existen muchas personas que fueron empresarios exitosos en años anteriores, pero que ahora lo han perdido todo. Esta depresión se origina, más que en el problema económico, en el hecho de que ya no se consideran «importantes» para otras personas. Un amigo mío, que estuvo muy cerca de un candidato que todos creían que ganaría ciertas elecciones, me comentó que, en esos tiempos, en las reuniones sociales la gente lo buscaba con mucho interés. Él no había cambiado, pero el interés de la gente sí. Cuando basamos nuestra valía personal en lo que la gente piensa de nosotros, nos convertimos en seres dependientes. Tenemos la capacidad de respirar solos, pero lo olvidamos, creyendo que, sin el interés de las personas, no podremos hacerlo. Cuando trabajamos para lograr que la gente nos mire y aprecie, es que somos manipulados por nuestro ego. Cuentan que cuatro sabios encontraron en el bosque unos huesos de tigre. Para demostrar su habilidad, uno de ellos dijo: “Yo puedo recrear el esqueleto completo de este animal”. Y así lo hizo. Otro sabio prometió devolverle al animal su carne, su piel y su sangre, y así lo, hizo. El tercero, para demostrar que era el mejor, dijo: “Yo puedo regresarlo a la vida”. El cuarto sabio le pidió que no lo hiciera; que lo creía capaz, pero que dejara las cosas así. Pero el sabio insistió en demostrarles su poder. El cuarto sabio. Entonces pidió tiempo para poder subir a un árbol. Cuando el tercer sabio le dio vida al animal, el hambriento tigre devoró a los tres sabios que estaban a su costado. El cuarto observó con impotencia la suerte de sus compañeros desde el árbol. No deje que su ego lo devore en la vida alejándolo de la verdadera felicidad. Deje de pensar sólo en usted, en destacar y en figurar, y piense mejor en todo lo que puede hacer para ayudar y permitir crecer a las personas de su entorno. PUNTO DE VISTA. El ego nos impide ver las cosas con claridad y por lo tanto nos impide mejorar y crecer como personas, así que es importante aprender a controlar nuestros pensamientos. Dejar de pensar solo en nosotros mismos, en destacar y figurar, y piense mejor en todo lo que puede hacer para ayudar y permitir crecer a las personas