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Breve comentario con relación al texto apócrifo del Evangelio de Tomás.
Tipo: Apuntes
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Comentario al texto de Tomás Entre 1945-1946 se descubrieron en Nag Hammadi, un pueblo ubicado en las riberas del Nilo en el Alto Egipto, una gran cantidad de papiros escritos en lengua copta, y que según los expertos pertenecen a los siglos II y IV de nuestra era. Aunque no tienen relevancia espiritual alguna para los creyentes, sí son documentos valiosos por estar relacionados con la literatura cristiana antigua gnóstica. De estos escritos los que más ocupan el quehacer de académicos en la actualidad son los evangelios de Tomás y Felipe^1 , y más recientemente, el evangelio de Judas. En este comentario nos ocuparemos de dos textos puntuales del evangelio de Tomás que consideramos inverosímiles acerca de Jesús: uno está al inicio del evangelio, y el otro está rotulado como el dicho 114 de Jesús. El texto se presenta así: “Estas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito.”^2 Nos llama la atención que el autor hable de “palabras secretas” dichas por el Señor, toda vez que el evangelio canónico de Juan, precisamente, señala la transparencia del ministerio de Jesús cuando este fue inquirido por el sacerdote Anás: “Mientras tanto, el sumo sacerdote interrogaba a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas. ―Yo he hablado abiertamente al mundo — respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada .” (Jn.18:19-20 NVI –cursiva añadida-). El Señor no hizo nada escondido, y lo que dijo, lo dijo públicamente y ante testigos. La Biblia nos muestra también a un Dios que si bien es cierto no nos ha dado a conocer todo (Dt.29:29), lo que sí ha dado a conocer no ha sido con hurtadillas y sigilo. (^1) Aurelio de Santos Otero, Los evangelios apócrifos (Madrid: BAC, 2005), 367-371. (^2) Evangelio según Tomás, de http://escrituras.tripod.com/Textos/EvTomasGn.htm, último acceso 25 de febrero de 2017.
Dios pudo haber destruido a Sodoma y Gomorra sin decirle a nadie, pero tuvo un pensamiento para sí sobre decirle o no a Abraham lo que pensaba hacer; y en esa reflexión que hace Jehová se aprecia la transparencia y honestidad del Señor cuando se relaciona con el hombre: “« ¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer?” (Gn.18:17 NVI), ¡Evidentemente, no! No hay porqué pensar que esa característica de transparencia y honestidad tan propia del Padre no vaya a verse reflejada en el actuar del Hijo. La segunda cita hace referencia a un supuesto diálogo en el que participan Pedro, Jesús, y al parecer otros; se encuentra al final del texto de Tomás, como el dicho de Jesús número 114: “Simón Pedro les dijo: « ¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo»”.^3 Es improbable que tanto Jesús como el apóstol Pedro, hayan tenido un cruce de palabras referidas a la mujer en estos términos. En Hechos 2:14-21, se relata el primer discurso de Pedro, en compañía de los otros once discípulos, después del derramamiento del Espíritu Santo. Pedro cita la profecía de Joel: “Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre mis siervos y mis siervas , y profetizarán.” (Hch.2:17- NVI –cursiva añadida-). El mismo apóstol, en lo que se ha considerado el primer sermón a la iglesia, está diciendo que tanto hombres como mujeres recibirán el Espíritu Santo sin (^3) Evangelio según Tomás, de http://escrituras.tripod.com/Textos/EvTomasGn.htm, último acceso 25 de febrero de 2017.