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Celos Infantiles: Comportamiento y Estrategias Educativas, Apuntes de Psicología

Una guía completa sobre los celos infantiles, explorando sus causas, manifestaciones y estrategias para la educación afectiva. Se analizan las reacciones del primogénito ante el nacimiento de un hermano, incluyendo cambios en el comportamiento y conductas infantiles. Se proporcionan consejos prácticos para ayudar a los hijos a afrontar la llegada de un nuevo hermano, incluyendo la preparación previa, la gestión de la rutina y la importancia de la atención individualizada.

Tipo: Apuntes

2023/2024

Subido el 23/09/2024

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EOE
ORIENTACIONES SOBRE LOS CELOS INFANTILES
Consideraciones:
Los celos son sentimientos de envidia y resentimiento hacia otra persona que se supone
obligada a prestarnos atención y no lo hace. Constituyen una reacción emotiva próxima a la
ansiedad.
En la familia, la rivalidad entre los hermanos por conseguir el afecto y la atención de los padres
suele ser el principal y primer motivo de celos.
Las fuentes de este sentimiento pueden ser reales (particularmente cuando los padres
establecen comparaciones diferenciadoras entre sus hijos, que comportan una agravio
comparativo para uno de ellos) o imaginarias (cuando el niño atribuye o malinterpreta la valía
y/o intención de sus padres, hermanos o compañeros).
Los celos son un estadio relativamente normal que hay que superar y no tienen importancia sin
son circunstanciales y pasajeros, pero hemos de prestarles atención cuando alteren la
convivencia y el desarrollo normal del niño o sean persistentes y no remitan pasados los cinco
años de edad. Si se perpetúan pueden conducir a un desarrollo anómalo de la personalidad,
apareciendo síntomas muy diversos, como agresividad incontrolada, manifiesta inseguridad,
regresión y desajuste en laS relaciones interpersonales (desconfianza, terquedad y envidia).
Líneas de intervención
Prevención: Es el medio más sencillo, natural y eficaz de evitar la reacción celosa. (Se
adjuntan orientaciones).
Fortalecer la autoconfianza del niño, así como el sentimiento de seguridad personal evitando
hábitos de comparar afectos, pertenencias, capacidades., (declarados o solapados).
Educación de la afectividad basada en la cooperación, la confianza en los demás, el
altruismo y en una visión positiva de las relaciones humanas y ofreciendo modelos familiares
consecuentes.
Modificación de conducta : reforzando conductas positivas e incompatibles con la reacción de
celos e ignorando las inadecuadas.
Reatribución cognitiva: Ayudar a discriminar y comprender las verdaderas causas de los
problemas y de los éxitos, de los afectos y las reprimendas. Esto se consigue con técnicas
específicas pero también a través del diálogo razonado y de la coherencia de nuestras
actuaciones.
Los celos y la educación en el hogar. Orientaciones.
¿Cómo debemos tratar a nuestro hijo para que los celos desaparezcan? ¿Debemos
prestarle una mayor atención que a los demás hijos? ¿Qué podemos hacer para que mejore su
comportamiento? ¿Debemos tratarle con más afecto que a sus hermanos?
Es lógico que los padres se planteen estos interrogantes. En cierto modo, lo hacen
porque consideran que tal vez su modo de comportarse respecto de su hijo puede ser la causa
que haya determinado la aparición del comportamiento infantil celoso. Aunque, en algunos ca-
sos esto es así, los padres no deben sentirse necesariamente culpables del comportamiento
celoso de sus hijos. Deben preocuparse más de prevenir o encauzar estos comportamientos
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¡Descarga Celos Infantiles: Comportamiento y Estrategias Educativas y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity!

ORIENTACIONES SOBRE LOS CELOS INFANTILES

Consideraciones:

Los celos son sentimientos de envidia y resentimiento hacia otra persona que se supone obligada a prestarnos atención y no lo hace. Constituyen una reacción emotiva próxima a la ansiedad.

En la familia, la rivalidad entre los hermanos por conseguir el afecto y la atención de los padres suele ser el principal y primer motivo de celos.

Las fuentes de este sentimiento pueden ser reales (particularmente cuando los padres establecen comparaciones diferenciadoras entre sus hijos, que comportan una agravio comparativo para uno de ellos) o imaginarias (cuando el niño atribuye o malinterpreta la valía y/o intención de sus padres, hermanos o compañeros).

Los celos son un estadio relativamente normal que hay que superar y no tienen importancia sin son circunstanciales y pasajeros, pero hemos de prestarles atención cuando alteren la convivencia y el desarrollo normal del niño o sean persistentes y no remitan pasados los cinco años de edad. Si se perpetúan pueden conducir a un desarrollo anómalo de la personalidad, apareciendo síntomas muy diversos, como agresividad incontrolada, manifiesta inseguridad, regresión y desajuste en laS relaciones interpersonales (desconfianza, terquedad y envidia).

Líneas de intervención

Prevención: Es el medio más sencillo, natural y eficaz de evitar la reacción celosa. (Se adjuntan orientaciones).

Fortalecer la autoconfianza del niño, así como el sentimiento de seguridad personal evitando hábitos de comparar afectos, pertenencias, capacidades., (declarados o solapados).

Educación de la afectividad basada en la cooperación, la confianza en los demás, el altruismo y en una visión positiva de las relaciones humanas y ofreciendo modelos familiares consecuentes.

Modificación de conducta : reforzando conductas positivas e incompatibles con la reacción de celos e ignorando las inadecuadas.

Reatribución cognitiva : Ayudar a discriminar y comprender las verdaderas causas de los problemas y de los éxitos, de los afectos y las reprimendas. Esto se consigue con técnicas específicas pero también a través del diálogo razonado y de la coherencia de nuestras actuaciones.

Los celos y la educación en el hogar. Orientaciones.

¿Cómo debemos tratar a nuestro hijo para que los celos desaparezcan? ¿Debemos prestarle una mayor atención que a los demás hijos? ¿Qué podemos hacer para que mejore su comportamiento? ¿Debemos tratarle con más afecto que a sus hermanos?

Es lógico que los padres se planteen estos interrogantes. En cierto modo, lo hacen porque consideran que tal vez su modo de comportarse respecto de su hijo puede ser la causa que haya determinado la aparición del comportamiento infantil celoso. Aunque, en algunos ca- sos esto es así, los padres no deben sentirse necesariamente culpables del comportamiento celoso de sus hijos. Deben preocuparse más de prevenir o encauzar estos comportamientos

Ante un niño celoso, los padres no pueden adoptar una actitud demasiado permisiva ni excesivamente represora. No corregir la conducta celosa como se debe -- sin exigencias descarnadas, pero también sin blandas e injustas tolerancias -- supone el que los padres están enseñando a sus hijos a odiar a sus rivales. Los padres que permiten esas conductas enseñan al hijo que ciertos sentimientos de envidia y de odio pueden estar justificados; que compararse con los demás es lo normal; que descalificar al compañero porque tiene más o mejores habilidades que nosotros es algo corriente. Pero una atención desmedida de los padres al comportamiento celoso de sus hijos o sus machaconas referencias al problema pueden contribuir a prolongar lo que tal vez no era sino apenas una conducta sin importancia.

Si entre el niño celoso y el hermano de quien tiene celos hay mas diferencia de edad, los celos pueden resolverse con gran rapidez a través de actitudes miméticas que le permitan al hermano mayor celoso imitar a la madre en las tareas y prestaciones que esta realiza con el recién nacido. En estas circunstancias, a través de un mecanismo de imitación y de identificación con la madre , el niño celoso madura muy rápidamente y su deseo de ser mayor le hace apartarse hasta declinar competir con su hermano recién nacido por el afecto y la atención de su madre. En este caso las consecuencias de los celos pueden llegar a ser positivas, por cuanto que pueden constituir un poderoso recurso al servicio de la pronta maduración del niño celoso.

Las madres desempeñan en la educación afectiva una importante e irreemplazable función, ya que la conducta de apego entre sus hijos y ellas no son simétricas ni se sitúan al mismo nivel. En efecto, para cada niño su madre es única e irremplazable, mientras que para muchas madres el amor de su pequeño es también irremplazable y único pero de otra manera, ya que deben atender a las demandas de afectos que les hacen los otros hijos.

Los padres deben tratar de implantar en los hijos actitudes mas cooperativas y menos competitivas. La formación de actitudes cooperativas en los hijos pasa por educarles en la solidaridad y el altruismo. Si desde pequeños aprenden a ser generosos, a compartir aquello que tienen--y que, lógicamente, es suyo--, pero que quizás otro de sus hermanos puede necesitarlo también, de seguro que su competitividad será menos egoísta y más madura, a la vez que mejoraran también sus actitudes hacia la cooperación.

Esto hacemos cuando les enseñamos a prestar sus cosas, a colaborar --aunque sólo sea con su mera presencia en cualquier pequeño arreglo que hay que realizar en la casa-- a responsabilizarse y cumplir con el encargo que se le ha hecho y del que probablemente depende el bienestar de los que le rodean. Otras actividades que no deben faltar consisten en solicitar y conseguir algún pequeño favor para el hermano mas pequeño; ayudarle en las pequeñas dificultades que pueda tener; enseñarle a solucionar los problemas que se le presentan de manera que sea él mismo, a través de la ayuda que recibe, el que los resuelve, etc. También debe aprender a escuchar, conocer los proyectos y juegos de los otros y colaborar con ellos, tolerar otras peculiaridades y aficiones aunque sean muy innovadoras o discrepantes de las que para él son usuales, es decir, desarrollar el gusto por todo lo que sea instructivo y ayude a la convivencia y al respecto por un sano pluralismo.

Todas las anteriores son actitudes cooperativas en las que es necesario educar a los hijos, no importa la edad que tengan con tal de que el contenido de las actividades que aprenden se ajuste a su edad.

Los padres deben reflexionar sobre si el estilo de conducta que desean aprendan sus hijos pues, como ha sido demostrado, aquellos aprenden por imitación --a través del llamado aprendizaje vicario--, la mayoría de su repertorio de conductas. Si la madre tolera las peleas y riñas entre hermanos, estas irán a más. Si los padres se gritan entre ellos, sus hijos aprenderán a resolver sus conflictos gritando. Si el padre se manifiesta celoso y desconfiado respecto de la madre, es lógico que alguno de sus hijos siga mas tarde su ejemplo. Si nos mostramos injustos --comprensivos con unos e intolerantes con otros--, es muy probable que entre nuestros hijos se establezca una dosis mayor de rivalidad, igualmente injusta. Si reaccionamos con ansiedad o perdemos la compostura ante un hecho sin importancia, nada de particular tiene que esa misma conducta se manifieste más tarde en nuestros hijos.

vigilando escrupulosamente las dosis que reciben cada uno de sus hermanos de ese bien escaso que son los afectos.

Otra noción afectiva en que los hijos deben ser educados es que los afectos no pueden tenerse en forma exclusiva. Ningún hijo es el amor exclusivo de sus padres y, por consi- guiente, ninguno de ellos debe temer la perdida de la exclusividad en los afectos de sus padres. Todo hijo debiera aprender, como parte de la virtud de la generosidad, que cuanto más se comparten los afectos entre los hermanos mas unido se esta a ellos y con los padres y, por tanto, mayor y mas calidad tiene ese afecto.

El afecto familiar como el apego infantil no es una propiedad ni una posesión que se consiga de una vez por todas y para siempre, como si se tratase de una herencia. Tampoco es algo que se pueda ni deba cuantificar. No son convenientes las usuales preguntas al niño, por los adultos acerca de ‘‘¿cuanto quieres a tu papa?’’, ‘‘¿a quien quieres más ?’’...

Principios que pueden ser útiles para la educación de la afectividad del niño

celoso:

  1. Es conveniente que el niño se alegre del bien ajeno, es decir, cuando observa algo bueno realizado en otra persona. Esto difícilmente ocurrirá si el niño no aprende a observar y a distinguir lo bueno en una cierta educación en los valores. Esta muy extendida la costumbre de percibir únicamente lo malo de las personas, los defectos, sin que apenas haya ojos entrenados en observar las cualidades positivas que también esas personas tienen. Esta tendencia en el modo de percibir a los demás debe corregirse pues, de lo contrario, es muy fácil el asentamiento sobre ella de la envidia
  2. Aunque cierto tipo de comparaciones son connaturales entre los niños, puesto que es un procedimiento que les ayuda a conocer y a conocerse, las comparaciones que intervienen en el comportamiento celoso son de otro tipo y no tan naturales. Se orientan a autovalorarse como superior o inferior respecto a los otros. Es muy conveniente enseñarle a que evite establecer ese tipo de comparaciones.

3.- La educación afectiva del niño celoso debe ser abierta, de manera que se le pueda mostrar una pluralidad de valores. Si se procede así, el niño celoso comprenderá que las comparaciones con otros hermanos y compañeros no tienen sentido, puesto que si el se siente superior en esto o aquello en relación con su hermano , este en cambio es muy superior a él en otras cualidades diferentes. De otro lado, la pluralidad de valores amplía el horizonte educativo y motivacional del niño. La educación en la pluralidad de los valores imposibilita en buena parte esa tendencia a la exclusividad posesiva. Si aprende que hay muchos valores y que de todos ellos puede tener una parte mayor o menor--cosa que es compatible con que los demás también tengan otras porciones--, entonces no planteara un comportamiento celotípico precisamente cuando se siente amenazado en la exclusividad de aquello que posee..

4.- Para reducir el egoísmo que caracteriza al comportamiento celoso puede ser muy conveniente educar al niño en otros principios antropológicos fundamentales como algunos de los siguientes:

a) Que cualquier persona vale más que todas las cosas, posesiones y pertenencias. b) Que es más sano preocuparse por los demás que únicamente preocuparse por sí mismo. c) Que ante la admiración de un valor realizado en un compañero, lo que no hay que hacer es desearlo para sí sin ningún esfuerzo, sino más bien tratar de conquistarlo a través de un sano deseo de superación de uno mismo. d) Que la prosperidad de los que nos rodean nunca hemos de tomarla cómo algo que forzosamente nos perjudica o nos causa un grave perjuicio.

  1. La educación en la afectividad del niño celoso puede sintetizarse en lo que sigue: tratar de hacer de él una persona que sepa querer y que no sea dependiente de los demás, por el afecto que de ellos recibe. En principio, durante las primeras etapas del desarrollo son

dependientes del afecto que de sus padres reciben. Pero si esa dependencia afectiva se prolongase a lo largo de su vida, su personalidad entera seria dependiente, constituyéndose y configurándose de una forma neurótica. Por consiguiente, al niño hay que educarle para que sepa querer, que es algo muy diferente de depender afectivamente de los demás. Un niño madura y aprende a querer:

a) Si es capaz de establecer un vínculo afectivo y auténtico con alguien y no condiciona su querer únicamente al hecho de que le quieran. b) Si es capaz de autoestimarse y respetarse a si mismo, independientemente de que reciba o no afecto continuo de otras personas. c) Si no confunde las discrepancias, desacuerdos y diversas maneras de ser, con manifestaciones de rechazo, animadversión y descalificación personal. d) Si tolera las frustraciones que la convivencia humana comportan, sin que por ello se rompa o destruya la amistad y el afecto que tiene a las otras personas.

(Extractado de A. Polaino)

Cambios en el comportamiento

-Incremento de la desobediencia -Más llorones y tercos -Irritables y nerviosos -Agresividad creciente dirigida al principio contra la madre y posteriormente contra el hermano -Retraimiento que desemboca en relación hostil con el hermano -Afectuosidad excesiva hacia el bebé.

Conductas infantiles

-Se chupa el dedo -Vuelve a hacerse pipi o caca encima -Utiliza de nuevo el "lenguaje bebé" -vuelven las rabietas -Cambios en el sueño -Se incrementa las conductas rituales

3.- ¿A qué niños les afecta más?

Va a depender además de la edad (en niños menores de 5 años se da más frecuentemente) de:

Relación con los padres antes del nacimiento del bebé : Se ha comprobado que en las familias que el niño tiene una relación estrecha con el padre antes del nacimiento la escalada del conflicto con la madre tras el nacimiento del bebé es mucho menos marcada.

Estado de la madre tras el nacimiento del bebé : Cuando la madre se encuentra cansada o deprimida tras el nacimiento del bebé, le lleva a cambiar su comportamiento y hábitos incluidos los que tenía con el niño, ante el cambio los primogénitos suelen reaccionar retrayéndose.

No podemos evitar los celos, sólo ayudar a que sean menos dolorosos y a no fomentarlos

LOS CELOS DEL MENOR HACIA LOS MAYORES

No solamente el primogénito siente celos, también los pequeños envidian a los mayores. El caso del niño de "en medio"" en una familia de tres hijos es el más difícil ya que puede sentir que no cuenta ni con las ventajas del mayor ni con las del pequeño.

Reacciones

El mayor le sirve al niño de modelo. Se identifica con él. Quiere hacer las mismas cosas e imitándolo va aprendiendo por si solo y desarrollándose rápidamente. Esto que puede ser beneficios se convierte en perjudicial cuando la identificación y admiración es muy grande de forma que bloquea la personalidad del menor. Se puede colocar al mayor como un "tope" imposible de rebasar y entonces el pequeño:

-Se aferra a la madre y no quiere crecer : se chupa el dedo, se hace pipí, mantiene un lenguaje infantil..

-Se vuelve un rival agresivo e envidioso : esto es lo más frecuente, muchas veces se intenta toda la vida superar a los otros; esta agresividad envidiosa se manifiesta principalmente en TERQUEDAD como oposición sistemática.

COMO AYUDAR A LOS HIJOS ANTE EL NACIMIENTO DE UN NUEVO HERMANO

1.-Preparar al niño para la llegada de un hermano La preparación ayuda al niño aunque no por ello se evitan los celos. Aunque el niño/a lo comprenda todo racionalmente se puede sentir abrumado emocionalmente. Lo fundamental para la preparación es que el niño comprende que se le va a seguir queriendo. No adelantaremos acontecimientos diciéndole que jugará con su hermanito ya que aún tendrán que pasar muchos meses para que esto ocurra. Durante el embarazo, sobre todo si los niños tienen entre 4 y 6 años, harán muchas preguntas sobre temas sexuales y de reproducción es un buen momento para comenzar una buena educación sexual

2.-Intentar cambiar lo menos posible la rutina del niño tras el nacimiento del hermano. En distintos estudios se ha comprobado que disminuye considerablemente el volumen de atención que recibe el primogénito al tiempo que cambia su rutina tras el nacimiento. Esto afecta mucho al niño/a, por lo tanto procurar controlar su tiempo especial, los ritos para acostarse, seguir diciéndole lo mismo sobre lo que está permitido y lo que no...

3.-Mantened al niño/a aislado de la madre el menor tiempo posible. Mientras que la madre da a luz muchas veces se envía al niño con otros familiares .Lo mejor es que se ocupa el padre y si no puede que este alejado de la madre el menor tiempo posible. Incluso es conveniente que visite a su madre en la clínica, buscando un momento tranquilo en el que esté sólo la familia.

4.-Hablar de "igual a igual" con el primogénito la rivalidad suele disminuir cuando la madre habla con el primogénito de igual a igual respecto al bebé. Comentar lo que el bebé puede sentir o necesitar llamar la atención del niño ante el interés del bebé por él, hacia lo que le gusta y lo que no...

Algunos Ejemplos : "A ella le gusta mirarte","¿Se habrá enfadado por despertarle? "no sonreirá si le gritas porque le asusta un poco" "Escucha a la pequeña Adela, quiere su biberón" podemos preguntar al niño lo que cree que quiere o siente el bebé.

5.-No hacer comparaciones

6.-Prestar atención al mayor y hacer que lo hagan los demás Dedicad al día un tiempo exclusivo para el niño, de 10 1 5 minutos. El niño puede esperar este tiempo y confiar en él.

7.-Nunca alejad al mayor por el nacimiento de un hermano Muchas veces para tener más tiempo para atender al pequeño enviamos al hermano a una guardería o lo confiamos durante un tiempo a otras personas, hemos de evitar esto ya que la amenaza de abandono se concreta y da lugar a perturbaciones en su comportamiento o a sentimientos dolorosos.

8.-No "pasarle" todo al pequeño Muchas veces el pequeño se aprovecha. Puede molestar al mayor destruyendo sus realizaciones y este reaccionar con violencia. No reprender muy fuertemente al mayor no consolar mimosamente al pequeño, reñir al pequeño suavemente para que sea más cuidadoso y ayudar al mayor a rehacer su construcción.