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Cambios en las relaciones de género en los territorios rurales, Resúmenes de Conceptos Económicos para Ingenieros

Este documento analiza los conceptos clave para el estudio de las relaciones de género en los territorios rurales, incluyendo la producción y reproducción, los intereses y necesidades estratégicos y prácticos de hombres y mujeres, los espacios institucionales (hogar, comunidad, mercado y estado) y el poder de negociación. Se enfatiza la importancia de entender la heterogeneidad de los intereses de género, las diferencias entre los intereses de las mujeres y los intereses de género, y cómo las instituciones sociales reproducen las inequidades de género. El análisis se centra en cómo las relaciones de género se construyen y se transforman en los contextos rurales, considerando los aspectos micro, meso y macro.

Tipo: Resúmenes

2023/2024

Subido el 20/07/2024

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Conceptos clave
Hay cuatro conceptos que interactúan en los tres niveles de análisis mostrados
anteriormente y que son relevantes para el análisis de género en los territorios
rurales. Estos son: la producción y reproducción; los intereses y necesidades;
los espacios institucionales; y el poder de negociación.
2.1. Producción / Reproducción
El género es la base para una de las divisiones fundamentales del trabajo en
la mayoría de las sociedades, en donde se distingue entre actividades
productivas
y reproductivas. Elson (1999, p.612) dice que los/las economistas
feministas han establecido que las actividades de cuidado o atención no
remuneradas y que no están en el mercado son claves para el funcionamiento
Cambios en las relaciones de género en los territorios rurales 81
Cuadernos de Desarrollo Rural 5 (61), 2008
de la economía productiva dado que ellas reproducen, diariamente y en un
contexto intergeneracional, la fuerza de trabajo que se desempeña en la
economía productiva. Además, actividades del cuidado no remuneradas
suponen siempre un trabajo, aunque no están en el mercado. La suma de este
trabajo puede ser llamado como economía reproductiva.
El análisis feminista de la economía pone énfasis en la inseparabilidad de las
esferas reproductiva y productiva, dado que la actividad económica incluye no
sólo las actividades del mercado (productivas) sino también la economía
reproductiva (trabajo doméstico no remunerado). Ambas mantienen y
reproducen
la fuerza de trabajo. La economía reproductiva diferencia de manera
importante las opciones que hombres y mujeres tienen para su participación en
el mercado y condiciona su posterior experiencia como empleado (Barrientos
et al., 2003, p.1515). La inseparabilidad de las esferas productiva y
reproductiva
no significa que sean iguales. Por el contrario, cada una tiene diferentes
características y la gente las valora de diferente manera. Sin embargo, una
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Conceptos clave Hay cuatro conceptos que interactúan en los tres niveles de análisis mostrados anteriormente y que son relevantes para el análisis de género en los territorios rurales. Estos son: la producción y reproducción; los intereses y necesidades; los espacios institucionales; y el poder de negociación. 2.1. Producción / Reproducción El género es la base para una de las divisiones fundamentales del trabajo en la mayoría de las sociedades, en donde se distingue entre actividades productivas y reproductivas. Elson (1999, p.612) dice que los/las economistas feministas han establecido que las actividades de cuidado o atención no remuneradas y que no están en el mercado son claves para el funcionamiento Cambios en las relaciones de género en los territorios rurales 81 Cuadernos de Desarrollo Rural 5 (61), 2008 de la economía productiva dado que ellas reproducen, diariamente y en un contexto intergeneracional, la fuerza de trabajo que se desempeña en la economía productiva. Además, actividades del cuidado no remuneradas suponen siempre un trabajo, aunque no están en el mercado. La suma de este trabajo puede ser llamado como economía reproductiva. El análisis feminista de la economía pone énfasis en la inseparabilidad de las esferas reproductiva y productiva, dado que la actividad económica incluye no sólo las actividades del mercado (productivas) sino también la economía reproductiva (trabajo doméstico no remunerado). Ambas mantienen y reproducen la fuerza de trabajo. La economía reproductiva diferencia de manera importante las opciones que hombres y mujeres tienen para su participación en el mercado y condiciona su posterior experiencia como empleado (Barrientos et al., 2003, p.1515). La inseparabilidad de las esferas productiva y reproductiva no significa que sean iguales. Por el contrario, cada una tiene diferentes características y la gente las valora de diferente manera. Sin embargo, una

comprensión amplia de la producción necesita mirar su relación con los aspectos de la reproducción en la sociedad. En otras palabras, para entender la división sexual del trabajo es necesario analizar la dinámica de los procesos reproductivos en la sociedad. También se debe tener en cuenta que esta interrelación varía de acuerdo a las condiciones históricas y culturales. Aquí vale la pena mencionar las diferencias que Edholm, Harris et al. (1977) definen entre la reproducción social, la reproducción de la fuerza de trabajo y la reproducción humana o biológica. La reproducción social es la reproducción de las condiciones y estructuras de la sociedad en su totalidad. La principal pregunta aquí es qué estructuras han sido reproducidas y cuáles deben serlo, y para ello es importante hacer evidentes las estructuras básicas de un modo de producción. Desde una perspectiva de género, el examen de las relaciones entre los hombres y las mujeres en la sociedad a diferentes niveles (micro, meso y macro) es crucial para analizar muchas estructuras y prácticas sociales. Un ejemplo de las estructuras sociales es la propiedad de la tierra y por tanto la transmisión de los derechos de propiedad privada de la tierra al interior de la familia es una forma de reproducción social, en donde los aspectos de género son relevantes: ¿quiénes son los propietarios? ¿Los hombres? ¿Las mujeres? ¿Cómo funciona el sistema de herencia? La reproducción de la fuerza de trabajo tiene dos significados. Primero, es el mantenimiento de la fuerza laboral en el presente, de lo cual el trabajo doméstico hace parte. Segundo, hace referencia a la distribución de las diferentes personas en diversas posiciones en el proceso laboral a lo largo del tiempo. Es importante tener en cuenta para el análisis de la reproducción de la Cuadernos de Desarrollo Rural 5 (61), 2008 María Adelaida Farah Quijano fuerza de trabajo el hecho de que está socialmente constituida y que algunas

tienen diferentes intereses de acuerdo con los contextos, los cuales se constituyen no solamente de manera histórica, social, geográfica y cultural, sino también política y discursivamente. De aquí se sigue que un análisis de la participación de las mujeres en el cambio social debe reconocer las diferencias entre las mujeres de acuerdo a su contexto más que asumir su homogeneidad y universalidad. En este sentido, siguiendo a Ardener (1978), no debemos olvidar que hay modelos culturales de las mujeres y por tanto la categoría más amplia de “mujeres” tiene muchas posibles realizaciones. Cambios en las relaciones de género en los territorios rurales 83 Cuadernos de Desarrollo Rural 5 (61), 2008 Desde este punto de vista, los intereses de un grupo de mujeres con características específicas determinadas por la edad, la ubicación geográfica (rural/ urbano, por ejemplo), la etnicidad, la religión, la clase social y la posición en la familia (esposa, hija, madre, abuela, madre soltera, etc.), entre otros aspectos, son diferentes a los intereses de un grupo de mujeres con otras características. Estos son los intereses de género, los cuales son relacionales y contextuales. De la diferencia entre los intereses de género y los intereses de las mujeres surgen dos cuestiones. Primero, dicha diferenciación también debe incluir a los hombres, y por tanto los intereses de género involucran a los hombres y mujeres de distintas edades. Vale la pena preguntarse qué tipo de luchas, complementariedades y solidaridades en los intereses y necesidades implican las relaciones entre hombres y mujeres al interior de las familias rurales. Segundo, es necesario tener en mente la heterogeneidad de los intereses de género de hombres y mujeres, al considerar el contexto rural, sus interrelaciones dinámicas con las zonas urbanas y sus procesos sociales y económicos. La otra diferencia que se debe hacer es entre intereses prácticos e intereses estratégicos. Los primeros están directamente relacionados con las condiciones

concretas que hombres y mujeres tienen, responden por lo general a unas necesidades básicas y no comprometen un objetivo estratégico en relación con el orden de género existente como puede ser la emancipación de las mujeres y la equidad de género. En palabras de Molyneux (1985, p.233), los intereses prácticos no son un reto en sí mismos para las formas prevalecientes de subordinación de género, aunque surgen directamente de ellas. Los intereses prácticos son ampliamente usados en el análisis de la participación de la gente en la acción social y en cómo las políticas y programas sociales los satisfacen. Los intereses estratégicos provienen del estudio de la subordinación de las mujeres, del cuestionamiento del orden de género y de la búsqueda de alternativas para mejorarlo, como son la abolición de la división sexual del trabajo, el alivio de la carga del trabajo doméstico y el cuidado de los niños, la remoción de formas institucionales de discriminación, el logro de la equidad de género, y la adopción de medidas adecuadas contra la violencia intrafamiliar. Estos intereses estratégicos determinan la posición de una persona o un grupo de personas en términos de poder y equidad, y en estos términos, dichos intereses tienen una naturaleza política y potencialmente transformadora. Es importante decir que la diferenciación entre intereses prácticos y estratégicos no significa que los primeros estén en contra de los últimos, como algunas veces el enfoque de planificación los ha presentado. 84 Cuadernos de Desarrollo Rural 5 (61), 2008 María Adelaida Farah Quijano Molyneux (1985,1998) habla de tres aspectos en relación con los intereses de género que son relevantes para el análisis en este artículo:

  • No se puede asumir que hay una relación directa entre los intereses de género estratégicos y el reconocimiento que las mujeres hacen acerca de ellos y su deseo de realizarlos o satisfacerlos. La razón no es solo la falsa conciencia de la que se habla en los estudios de género sino también la

tener en cuenta de alguna forma la interrelación con los demás. Siguiendo el Cambios en las relaciones de género en los territorios rurales 85 Cuadernos de Desarrollo Rural 5 (61), 2008 marco institucional desarrollado por Kabeer (Kabeer, 1994; Kabeer & Subrahmanian, 1996), un estudio institucional examina las relaciones sociales de producción en estas cuatro instituciones para entender cómo el género y otras relaciones son creadas y reproducidas a través de sus interacciones, y se enfoca en las reglas (cómo las cosas son hechas), recursos (qué es usado y qué es producido), personas (quién está adentro, quién está por fuera, quién hace qué), actividades (qué es hecho) y poder (quién decide, los intereses de quién son tenidos en cuenta). La introducción de una perspectiva de género en el análisis institucional tiene como su punto de partida la observación del hogar dado su papel central en darle a sus miembros capacidades, posibilidades, obligaciones y diferencias para su participación en la economía y sociedad en general (Kabeer, 1994, p. 283). Sin embargo, esta visión tiene que ir más allá al examinar la reproducción de las inequidades de género en los otros espacios institucionales (comunidad, mercado y estado) y las interconexiones entre ellos. Este tipo de análisis muestra cómo las instituciones sociales y sus relaciones son portadoras de género, es decir que el género está en las estructuras institucionales a través de las normas sociales. Cada institución opera con sus propias normas y valores, pero también todas las instituciones comparten ciertas normas y supuestos comunes que conducen a una creación y refuerzo sistemáticos de las inequidades sociales a lo largo de los espacios institucionales (Kabeer, 1994, p.281). Las normas sociales no son inmutables y sus cambios son parte de un proceso dinámico y complejo (Todaro, 2003). Los mercados, las empresas y otras instituciones intrínsicamente no tienen contenidos de género pero comienzan a tenerlos a través de las normas y redes de los mercados, de la constitución de derechos de propiedad y el desarrollo

endógeno del comportamiento de los agentes (Cagatay, Elson, & Grow, 1995, p.1829). El análisis de las reglas tiene que tener en cuenta no solo que los actores tienen diferentes capacidades para definir e interpretar las reglas, sino también que ellos tienen diferentes asuntos para defender (conflicto de intereses) (Kabeer & Subrahmanian, 1996).