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Texto Brown (1995) Prejuicio su psicologia social capitulo 1 solamente
Tipo: Resúmenes
1 / 10
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,
RUPERT BROWN
PREJUICIO
SU PSICOLOGÍA SOCIAL
María Soledad Andr és Gó mez
,
Alianza Editorial
---------------- ~~~ ---------------
"'v Bul/ni", en 13 prensa;
Allen,. Racial prckrc:ncc a no social comparison proa:sses., JOUfflIl/ 01
de M. O. Ya: y R. J. Brown, .Sclf evaluations ano jrergroup :UtifUd es in c hildT('n agaI mree ro nine., Chij¿ lJnJdqpmffll, 63 (1994) 619-29;
CAPfTt]LO I
LA NATURALEZA DEL PREJUICIO
Brcu.I.a.
plU¡jurao
~pbdl (1972), conduyo que Cld3 un3 de estas diferemes perspectivas 3por-
u~mpo ~nozco que, 3 la lug;¡, en una finura utopla de ciencia social, I{)$ dlrerentes up05 de. :ucllisis tendrán que mamenef cieno grado de coherenci emre si y podrían Imponer rcstricciollCS emplricas y conceptUales 3 las n~orfas de los rcst<l.mes :l.mbiIOS.
Son las cino:o de' la larde en un sitio indetermin3do de' Bri stol, al oeste de Ingl3- te~1'll 3 med iados de lo.s años ochent3. A GeoffSmall, un hombre negro de unos veinte años, le aClban de' ensc:l\ar un pi50 pat:l alquilar, propiedad de un hom- bre' blanco.
SMAU.: ¡Soyd primero que lo ha vi~to? CASI;RO: ••• sr, pero hay 01l":1J (X'rwnas que también están interesada.!. IRnlro de un momemo, a y din, IItga Olro y a la Kis espero mis gente. SMAI.1.: Df; acuerdo. ,Y I¡ué criterio va a &eguór para adjudicarlo? CASERO: Bueno, voy 3 ir viendo a la gt'nte que va llegando. Despu6; les llamaré por teléfono pu" avw.rJes.
Diez minutos después un segu n do hombre, t"mbién de unos veinte años llama preguntando po r el mismo piso. Se llama 'fim Marshal l. Casual mem e ~ blan-
con él.
CUfJlO: (dUlbndo) ... bueno ... s/ .•. en principio ... a alguien ad~ yo ledilÚ que ~.$upoogo. ~ro ... en aI<IIquieraso ... siempre punto dccirql.lC 0ya lcavÍ5a- rb (nsa embaruosa). WJWIALL: IR acuc:rdo. d piso me gusta. ~rod aso es que ... lengo ... CASUO: ¡ ...0ItOs pisos que ver?
decir, ¡le ¡nlel"CS:l. a alguie n mis? CASERO: Ver:l USted. Vine a las 4 en pumo. A las 6 negó un tipo -----(nlre 6 y 7-
ca~(;IJor- pero pen~ que podr!a haber problemas, as! que le dije que ya I~ av'sarla. MMUHAIJ.: ,UJled no le alquilarla a un negro ..?
olA NATUIlALEZA DEl. P ulo"'oe'__________ CASfJtO: No. Era un lipo encantador, no creo. Pero, por OTI"lI panc, el"ll muy grandullón y parecía W1 poco dificil de tl"lltar. Mr que pensé que ¡><><Iría CK~r problemas. MARSHAU-: Vaya por Dios. No si que decir. No quiero perderlo, pero i2JTlpooo le puedo ruponder que si con seguridad. CAStRO: Bueno, tnlg<> ¡ambitn otra habitación para alquilar ... MAllSHALJ.: Bueno. me:uri<-sg:ut. porque dice tü{nI que nO K lo va a of=r al chico negro, ,no? CASERO: Eso .s..
en un momefliO dado le Ilq;:.t 3 describir como oun poco arropntoo.
BBC Telcvision, 1987). Provistos de micrófonos r clmaras oculras bUSQ ron
televisiva de una fumosa investigación inidada por una comisión nombrada por
solicitames autémicos, en búsqueda de' alojamiemo. cmpleo y todo lipo de ser-
primer solicitante para cualquier vacantc era, casualmeme, de' piel algo más
en de' piel blanca. pero hÚIIVro; y el lerecTo en sie'mpre inglés r blanco. Los rcsu],:::ados fue'ron dramáticos: de un total de 60 ClSC'1"OS aborchdos, los
¡iones (Danie!s, \968). En 38 de l.u otras 45 ocasiona, Se' les comunicó que' habl3n perdido d piso cuando a los otros dos solicit3nta se les dito más 1 2rde
más pura discriminadón: se 31xmlaron 40 empresas. Como muestra la Tabla
dmulos para 50 Iic itarlas mostr:aron un sesgo similar. La antigüedad de la investig:¡.ci6n podria llevarnos a ruestionar estOS resulta-
y con una legislación que: favorece la igualdad de oportunidades prcsenda rl :unos
tan e:~denle discriminación h oy. Yo no sería muy oplimista. Ese documental de televISión reveló repetidos ejemplos de lratllmienlo di.Kriminafivo emre repor- lc;os blarw::os.y negros. Que la discriminación persiste se conflrma en tres repor-
ltato dlscnmmanvo enln:: los solicitames de empleo, los blancos reciblan tres
vale.mes. A 10$ soll"rames hispanos sólo les iba un poco mejor, y la comparxión
(Turner'! otros, 199 1). En segundo lugar, la Comisión Briclnica para [a Igual-
pueblos y CIudades bnclmca:;; aún practican la discriminación de las minorlas
na lor lOS (eStR, 1990). En tereer lugar, un estudio de la discriminación a I)(:(p~e ll a ~I a emre los mMicO$ de los hospilales br idn icos moslró que una so lt c ll ud enviada ~ r correo de alguien con apelli do que sonara inglés tellla dos
7,,"fA 1.1. Discriminación en el empleo en Gran Brclali> a mediados de los a~o¡ 50enta
lIúnpt_ (^) AliJrinIs
OfelT2.l de empl..:> o al/mulos p= solicitarlo "
,No hay pI:w. de mommlOO pero le piden detaUes O SI: pide que Jl;mw,n de: nuevo (^15 7 ) _No hay plauso (^10 23 ) FI.IlI<n: o..,itl. (1%8), ubb 11.
y tr.u ("Seas estadísticas 5ubsiste una triste realidad de desdén ve rbal cotidia- "~, a~$O.y amena:w .de ataq~es Ilsicos par;¡ muchos miembros de los g rupos ~motllatlos. ~ún Cifras re<: l cnr~, hubo un incn::menro dI' mú dcl SO por
U.cgó por debajO de la l)lIera aUlla r.'mH ia británica negra sirva como úllimo ejemplo par;¡ rIXo rdarnos que cl prej ukio puede a veces, i nduso a menudo,
'J..ANA~PEL' 100. COntener clementos de abkrta ho~tilidad y violencia: .Pron to aprelH.kcls una
juid o h ada micmb ros de minodas ~tnica.s. H ay, por supuesto, otras muchas cia-
quedad. cbro en las pigin;u de estC libro. Pero, ¿qUl! quen::mO$ decir cnctamen- te con la palabra pn::juido? Uegados a este pumo la tradición es acudi r al dkcio- nario, en donde se deflne cl pn::jukio como:" Un juicio u opinión formado dI'
Definiciones como é$:ta han llevado a muchos psicólogos sociales a tildar
gm("rQlirAri6n UTÓn(1l ( ;IIJkxib/(. Puede $CntitSl' o expresatSl'. Puede dirigitSl'
vi d uo basada ún icameme en su pertenencia a un gru po' (Worchd y o rros, 1988 p. 449 [la cursiva es mCa]).
las basad as en enfoques formales del l6:ico. En pan ic ular transmiten, acertada- me nte, un aspecto esencial dd fenómeno de prejuicio: Sil oriema ci ón $OCial, ranto h.tcia grupos de pcnonas como totalidad o hacia individuos tl ellusa de su pel"lenencia a un grupo delerminado. El mTO f:tClor común en e5las deflnicio- nes es que destacan el aspecto negativo del prejuicio de grupo. Por supuesto,
me (para vergüenza de mi familia y amigos). Sin embargo, tan inofensivo capri- cho apenas constituye un problema social de impor tanda que reclame n U('S tra atención como ciemlficos sociales. Más bien, el tipo de prrjuicio que sub)'3ce en muchas sociedades del mundo de hoy y que requiere nuestra comprensión con urgencia ('$ la variedad negal iva: el trato receloso, temcroso, sospechoso, despectivo, hostil y, en t\hima instancia, asesi no de un grupo por parle de otro.
dc las variaciollCS que se producen en cstaS diversas rormas de anrip:u!a.
JI PR§!UIQO los 3 Y 4). Sin embargo ignorar que la naruraleza del prejuicio conlleva una gran carga emocional -incluso se podrfa hablar de saruración-, ral y como se da y experimenta en la vida cotidiana es, me parece a mí, pasar por alto algo
currente será la interacciÓn entre los procesos cognitivos y procesos más moti- vadonales implicados en el prejuicio.
Al halx-r definido lo que entiendo por prejuicio deberfa decir unas palabras sobre el enfoque analítico general que adoptaré a lo largo del libro. En esta fase presentaré una visiÓn muy amplia sin ofr~er demasiados daTOS ni argumentos que apoyen la teoría. En capftulos posteriores aportaré documentaciÓn más dcullada. w primero en Jo que quiero insistir es que considero el prejuicio, ante todo, como un fenómeno que se origi na en procesos de grupo. Hay tres aspcv
como he escogido defin irlo, una orientaciÓn hacia la toralidad de categorías de
en un ejemplo concreto fuera sólo un único in dividuo (como en el ejemplo con
esa persona importan mucho menos que Jos indicadores que le sitúan a él o a (
etc.-. La Sfl,Ullda razón por la que el prC'juicio deberfa considerarse como un pro-
ceso de grupo es que, muy frecuentemC'nte, tiene una orientaciÓn socialmente compartida. Es decir, un gran número de personas de cualquier Se'gmento social estarán en general de acuerdo con los cstereotipos negativos de cualquier exogrupo dado y se comportarán de forma similar hacia ellos. AunquC', como vef'('mos en el próximo Clpflulo, hay algunas rawnes para creer que, C'n sus for- mas m~s CJ¡tremas y crónicas, el prejuicio se podrla asociar con algunos tipos parriculares de personalidad, no debemos eludir la conclusiÓn de que Se' trata de un fenÓmeno demasiado extendido y frecuente como para consignarlo, sim- plemente, a la esfera de la patologfa individual. La rurua raZÓn pl"OCl.'de direc-
unm; grupos determinados hacia otros, no debería sorprendernm; demasiado
descubrir que las relaciones entre esos grupos juegan un papel imponantc en su deTerminaciÓn. Por tanto, rales relaciones inrergrupalcs como un conflicto a Clusa de la escasez de recursos, o la relaciÓn de poder de un grupo sobre otro, o una gran disparidad en tam año o esta tus, pueden tener implicaciones cruciales en la dirección, nivel e intensidad del pf'('juicio, como mostraré en caprtulos « LA NATURAlEZA DEL PR~!lIC;IO"'-, _________ _ posteriores. En efecto, la naturaleza ¡Ilurgrupa/ del prejuicio es el tema central que subyace a todo c1libro. El segundo aspectO general a considerar acclCl de la perspecriva que se va a
otros términos, me ocuparé del impacto que diversos f.tcrores causales tienen en las percepciones de los individuos, en sus evaluaciones y en sus reacciones eon- ductuales hacia miembros de otros grupos. Estos faerores causales podrían pre- sentar var ias formas. Algunas se podrían localiur individualmente (como en el caso de cierta personalidad y procesos cognitivos; v<'anse Capftulos 2-4). Por aira parte, muchos de los agentes causales mJ.s poderosos, como veremos, proceden de las C31'3cterfsticas de la situaciÓn social en las que se encuentran las personas
las metas intergrupalcs; véanse Capltulos 6 y 8). Otros, incluso, podrían tener sus origen en una sociedad mJ.s amplia, eomo revelar:! nuestra exposición de la
cio (C apf tulo 7). Pero incluso en lodos esos ejemplos, lo que a mí me concierne como psicólogo social son sus implicaciones en la COnducta social del individuo. Ahora bien, ya que esro parece entrar en contradicción con la afirm aciÓn
elaborarla un poco m:is. En efecto, como ya he argumentado en alguna pane, esta contr.tdicciÓn es m:is aparente que real (Brown, 1988). Afirmar la impor-
tancia causal y las caracrerísticas distintivas de los procesos de base grupal en
individual se puede lransformar en contCJ¡tns de grupo igual que un objeco
sencia del campo magnético -----IIlgo externo al propio objeto-- no nos impide describir y predecir lo que le sucederá al objeto. De la misma manera es posible analiur la conducta de los individuos como parte de un modelo coherente de procesos de grupo!. Examinemos las acciones de protesta durante una manifes- tación por los derechos de los homosexuales o en un episodio de un conA icto étnico. Efectivarneme, esas acciones ----su forma, direcciÓn e inrensidad- pr<r lxtblemenre van a estar conformadas por las normas y las metas de los que están en su entorno y por las re laciones emre los grup06 implicadm;. Sin embargo no por esto esas acciones inciden menos en la conducta social de las personas indi· viduales, y como tales caen de lleno en la csfera de la RSicologf a social. Ahora ya podemos ver la resoluciÓn de la aparent~ contradicciÓn entre la
¡ En =Ii<hd. lun.k>gja 0Xl loo ca "'pos nugnt<i cco no .. muy p"'¿I> porque. a diferencio de 1", obje- ,o;s in;mim.Jos, 1 "" ..... hmanO;S tic""" b ~u1 d< 01,,,., y !<'Crear loo campos. nugniticoo. de grupo en 1", que .. encu. mr:ut. FJ Dun,o ronu". en quc: Sta ¡nten,,,, de ~rlo. a pesar d< todo. 5< pue-_ den anaii= romo ro ...,i'u".n, ,," individuales de un ,i.te"" organiudo (A.ch. 1952: S,tiner, 1986).
I'UJUICO
La clave estl. en comprender que no moy proponiendo d estudio simultl.neo de conducta individual y condue la de grupo en si mismas; son, lllI.turalmen te,
individuos ifU,,/ldÚ4n (omo minnbrtll& unfl'UJ'I'-e5 decir, en ruón de 5U per-
como. mujeres» u. hombres. , como .homos _ o .heteros», como. negrtl$JO o
Al defender esu tipo de enfoque de la psicologb social debería dejar claro inmediaramenre que no creo en ningún momen¡o que la psicología $Ocial tenga ninguna posición disciplinar privilegiada al proporcionar cxpliaciones y remedios COnlra d prejuicio. Probablcmenle, sólo $Cría posible una completa comprensi6n del fen6meno si tomáramos debida cuenta de la compleja mezcla de fuerzas estructurales hist6ricas, pollticas, econ6micas y sociales que actúan en un comcxto dado. Otros m;is cu.alificados que yo mm argumentado, persua- sivameme, a F.lVor de la importancia de talcs perspectivas macroscópicas en el an¡i]isis del prejuicio y yo me limit.ut a examinar ----;lunque someramentc--lo que creo que es la escncia de sm argumentaciones. (Para una aposici6 n más completa vbsc: las contribuciones disias y contemporineu de Barllon (1983), Cox (1948), LeVine y Ca.m pbell (1972), Miles (1982), Myrdal (1944), Ro: (1973), Simpson y Yinger (1985), van den Berghe (1967).) l La historia es impolunte porque es quien nos lega nuestra lengua, nuesu1LS tradiciones culturales y sus normas y nu estras instituciona sociales. Todas ellas cumplen un papel significativo sobre cómo llegamos a consu uir nucstro mundo en tüminos de las diferentes c.negarlas socialcs, el p rimer e indispensa- ble precursor de todu las formas de prejuicio (véase Capítulo 3). De la misma manera. no se pueden ignorar los procesos po líticos porque éstos ayudan a determinar la legislaci6n de un pals en 10 que $C refiere a los derechos civiles
afectar dilUtamenre 3. las vidas de los grupos minoritarios (normalmente en su detrimento), tales polfticas contribuyen al encuadre ideológico en el que dife-
Miles (1989), por ejemplo, ha descrito cómo el asentamiento europeo en Aus- tralia y d subsiguienrc desarrollo de una polftica de la -Australia blanca> en los primeros afios de este siglo estuVO hist6ricamc:nte acompañada por 12 emergen- cia de varios tt'rminos raciales, tanto en lenguaje oficia.! como en d lenb'WIje cotidi ano. Ha y algo de ¡clgica ironía cn d ho:ch.o de que el .éxito" de esa políli-
, Eou. ................. ~, ..... 1 ... decitu m il)' od<crin y cd&ti<:o y ........ "-juMici.o a lo ~ ....... dad de 1»bIiotr>Ila oob .. 1as mao y las Jdadone< i","""paIos film. de la pUo;oIop> tociaI.
dA N,I.·ruRALI'.ZA I)EL ~ , o.
pobladores abodgena haya tenido como resultado su desaparici6n vinual de todas lu .historias> del continente (Pilge r, 1989).
un gtupo tiene los medios y la volumad de apropiarse: de la totalidad de los terri- torios de Otro con el propósito de su exploraci6n econ6mica, como en d caso de
cias racistas a menudo $C han desarrollado como justificaci6n (BanlOn, 1983). De forma al tern ativa, la demanda de Imbajo en una l:Conomla industri~iz.ada puede transfornur pUntOS de visa prrviameme aceptados sobre Las capadd.ades
la transformaci6n absoluta de la actitud pública hacia el hecho de que las mUJe- res realiuran trabajos a tiempo completo _particularmeme en d ~or de ~u
camiento de los hombres en las fuenas armadas. El Igualmente ráp,do cambIO de esas mismas actitudes y la correspondieme presi6n sobre lu mujeres p:;o.ra que
finnaci6n posterior de la influencia de las fuenas econ6mlcas sob re las aCllwdes
juicio existe porque alguien gana con ello. (p. 127). Aunque no F.icilmeme separables de los faelOre5 que $C acaban de co- memar, la esu uct urJ misma de la sociedad, su o rganizaci6n en subgrupos y la
mantenimiento del prejuicIO. Como ejemplo consideremos la dtfc~ rencla elllre sociedades compuaras por gntpos que aumentan en tamafio e inclusi6n (fami- lia, pueblo, regi6n, etc.) y aquell as en las que 1~ grupos se cruzan un~ con otros (por ejemplo, alll donde las normas prescriben que las personas Ile~e.n
y los colectivos del pueblo). Inspirándose en ampli ::u fuemes amropol6gicas, LcVine y Campbell (1972) sugicccn que el segundo: tipo de sociedad es menos dada a conflictos internos a causa de las estructuras de Icthad conCUlTCnta cread~ por el cruce repetido de los diferemes gru pos (véa5e Capítu.lo 3). ~tros tipos de anál i5is social rcvdan c6mo las institu ciona y las pri~llcas socla~a
nes y scrvicioi. Tal acceso d isc:riminativo puede, pues, perpetuar y qUlz::\s IIlclu-
propias jUlitificaciones aUI05atisbctorias para crear prejuicio contra grupos ~r ticubres. Tomemos el acceso a la educaci6n. En Gran Brctal\a las oportunida- des de acceso a la universidad están fuerlememc re1ac i on~das con la clase social
AWOIIT. G. W. (195.). "J"M N"nnr '¡PITj"¿;rt, Glps. 1, .4. 15 .lbd ing: Addison-Walcy. BIICI'WN. R. J. (1988). Gr.,,!, Prwasn. cap. l. Oxford: &.sil BIrlwdI. SIl~IW'. M. ye W. SHEJU F (1969) (nt. .),¡nsnJisripli'l Rd.tn.lIShi" ¡ti rht-#WSdnKn._ Chiago: A1dine.
INDIVIDUOS PREJUICIADOS