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Apuntes antropología económica.
Tipo: Apuntes
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Para el sustantivismo (viejo institucionalismo o institucionalismo original) la economía es el proceso o conjunto de actividades y procesos (institucionalizados) orientado al sostenimiento o mantenimiento de una sociedad, gracias a la provisión regular e institucionalizada de los bienes (y servicios) indispensables para la satisfacción de las necesidades biológicas y sociales del hombre. Se trata, pues, de una concepción más “realista” de lo económico.
Lo económico , dicho de otra forma, se entiende como sistema de aprovisionamiento o auto-aprovisionamiento de la sociedad (con esta definición también están de acuerdo las economistas feministas).
De acuerdo con Polanyi (1994 [1977]: 92): “[…] el significado substantivo nace de la patente dependencia del hombre de la naturaleza y de sus semejantes para lograr su sustento, porque el hombre sobrevive mediante una interacción institucionalizada entre él mismo y su ambiente natural. Ese proceso es la economía, que le proporciona medios para satisfacer sus necesidades materiales. Sin embargo, no se debe interpretar lo anterior suponiendo que las únicas necesidades que satisfaga sean las corporales, entendiendo por éstas comida y un lugar donde cobijarse, por muy esenciales que sean para su supervivencia, ya que tal restricción limitaría absurdamente el ámbito de la economía. Lo material son los medios, no las necesidades. Es irrelevante que los objetos útiles sirvan para evitar el hambre o para satisfacer propósitos educativos, militares o religiosos. En tanto que las necesidades dependen para su satisfacción de objetos materiales, la referencia es siempre la economía. […] Estudiar los medios de sustento del hombre es estudiar la economía en el sentido substantivo del término, y ése es el sentido que se va a dar al término económico […]”.
Karl Polanyi
Según Dalton (1976 [1961]: 186): “[en] el sentido substantivo, económico se refiere a la provisión de bienes materiales que satisfacen necesidades biológicas y sociales”.
Diesing (1962: 18) lo explica con suma claridad: “El grado de escasez presente en una sociedad está culturalmente determinado en parte, puesto que los fines, es decir, los niveles de deseo o aspiración, están cultural y psicológicamente determinados. Cuando el nivel de aspiración se eleva, a consecuencia de los cambios dentro de la cultura, la escasez aumenta incluso en el caso de que también se eleven los niveles de los recursos. De este modo, en la sociedad de la abundancia, con muchos recursos, la escasez podría ser un problema más serio que en una sociedad pobre, si las exigencias de las metas han aumentando con mayor velocidad que los recursos. De hecho, puede concebirse una sociedad pobre casi sin problemas de escasez, en el sentido de que los fines culturalmente determinados estarían relativamente satisfechos con los modos de producción y los recursos disponibles”.
Polanyi (1994 [1977]: 98, 100) y Hopkins (1976 [1957] 334, 337) hacen además una importante distinción entre escasez e insuficiencia.
Para hablar de escasez tendrían que existir medios con usos alternativos y un conjunto de fines ordenado según prioridades (jerarquizado) a los que destinar aquellos. Si no se dan estas condiciones, simplemente nos hallamos ante una situación de insuficiencia. Por ejemplo, si tenemos una cantidad X de dinero para un fin Y determinado y con el disponible no podemos satisfacer o conseguir este, diremos que ese medio es insuficiente.
Nosotros, que nos movemos en una economía de mercado, estamos acostumbrados a que el dinero, un medio generalizado de intercambio, sirva para adquirir muchas cosas, pero no siempre ocurre así y, por supuesto, no en todas las sociedades (es más, no hay ninguna sociedad en la que el dinero sirva para comprar cualquier cosa).
El concepto de escasez carece de sentido en muchas situaciones económicas en las que no hay medios que pueden emplearse en cualquier intercambio y los fines ya están establecidos.
Así pues, la escasez se separa de la definición universal de lo económico. Per se, el hecho de que se posea más o menos cantidad de algo puede ser irrelevante para entender el comportamiento de los agentes económicos y explicar el funcionamiento de las instituciones y organizaciones.
Esto significa, asimismo, que no tiene mucho sentido emplear el principio de la escasez como punto de partida de cualquier sistema económico.
Con respecto a la elección, no solo no se considera parte de la definición de economía, sino que se critica fuertemente el análisis de un sistema económico como algo en lo que predominan las elecciones o, más aún, como algo en lo que todo (o casi todo) puede reducirse a estas.
Como señala Polanyi (1994 [1977]: 99): “El significado substantivo [de lo económico] no implica elección ni insuficiencia. Los medios de sustento del hombre pueden, o no, implicar la necesidad de elección”.
En primer lugar, la elección se separa de la insuficiencia de medios. Puede darse elección sin insuficiencia y, al revés, insuficiencia y no tener lugar ningún proceso de elección, no existiendo, pues, una relación necesaria entre ambos elementos.
Por ejemplo, si seguimos, incluso en el ámbito económico, un precepto moral, nuestra elección o decisión puede basarse simplemente en lo que establece este, en lo que se considera correcto en nuestra cultura.
Norma Decisión Acción
Polanyi, por su parte, dirá que “La costumbre y la tradición, por lo general, eliminan la opción” (Polanyi, 1994 [1977]: 99).
La elección, como puede verse, no desaparece, simplemente no se liga necesariamente a la concepción y al estudio de lo económico.
Sí es cierto, no obstante, que el interés teórico de estos antropólogos no se centra en las decisiones económicas de los individuos, en el análisis de sus respuestas.
La incrustación de lo económico en la sociedad
Los sustantivistas sostienen y subrayan como principio básico de su enfoque que la economía no constituye un sistema o dominio al margen de otros de la sociedad.
Como dice Polanyi (1976 [1957]: 161): “[la] economía humana […] está incrustada y enredada en instituciones económicas y no económicas”. Esto se expresa con el término embeddedness, traducido como “incrustación”, “inmersión”, “encajamiento”, “integración”.
Esta idea, sin embargo, no es nueva para los antropólogos. Ya la sostenían, entre otros, Malinowski y Thurnwald, y está integrada en los principios básicos de la Antropología Económica.
Pero es verdad que Polanyi contribuyó a extender y popularizar esta idea en otros campos a partir de la mitad del siglo XX (Sociología, Ecología Humana…).
Los sustantivistas ven este fenómeno especialmente en las sociedades indígenas y campesinas. Nanda lo expone con claridad (1982: 154-155): “En las sociedades primitivas y de campesinos, con frecuencia resulta difícil separar al sistema económico del resto de la cultura. La economía se encuentra incrustada en el proceso social total y en el patrón cultural. Pocos grupos están organizados exclusivamente con el propósito de producir; de preferencia son grupos tales como familias, agrupaciones por parentesco extensas, o comunidades locales quienes efectúan la producción. Las unidades productivas en las sociedades tradicionales tienen muchos propósitos; sus actividades económicas son únicamente un aspecto de lo que hacen. La distribución o intercambio de bienes también forma parte de relaciones que tienen primordialmente propósitos sociales y políticos, como lo es el consumo”.
Ahora bien, ¿qué es la incrustación de lo económico? Cuando los antropólogos y otros científicos sociales hablan del encajamiento de la economía en otros ámbitos o dominios de una sociedad se hace referencia básicamente a que las actividades económicas necesarias para el mantenimiento de esta son llevadas a cabo por organizaciones y papeles no pura o específicamente “económicos” y según principios, reglas… igualmente no “económicos” (o al menos no aparentemente económicos).
En tal sentido, en muchas sociedades estudiadas por los antropólogos no existen, efectivamente, papeles y funciones puramente económicos, organizaciones estrictamente económicas…
Pues bien, Polanyi y algunos antropólogos económicos vinculados al sustantivismo (p. ej., Dalton y Sahlins) mantienen que la incrustación de lo económico en lo no económico es propio o característico de las sociedades “primitivas” o “tribales” (hay quien incluye las campesinas), lo que contrasta, según Polanyi y Dalton, con lo que sucede en las sociedades occidentales a partir del siglo XIX, cuando se produce una separación entre el dominio económico y los demás, existiendo elementos que pueden considerarse “específicamente económicos”.
Según Polanyi (1994 [1977]: 121): “La característica fundamental del sistema económico del siglo diecinueve fue que se había separado institucionalmente del resto de la sociedad. En una economía de mercado, la producción y distribución de bienes materiales se lleva a cabo mediante un sistema autorregulador de mercados, regido por sus propias leyes, las así llamadas leyes de la oferta y la demanda […]. Este orden institucional queda así separado de las instituciones no económicas de la sociedad: la organización de parentesco y los sistemas políticos y religiosos. Ni los lazos de sangre, ni las obligaciones legales, ni los mandamientos religiosos, ni la lealtad ni la magia crearon situaciones sociológicamente definidas que aseguraran la participación de los individuos en el sistema, sino que fueron instituciones como la propiedad privada de los medios de producción o el sistema de salarios las que se definieron en términos puramente económicos”.
Incrustación-desincrustación de lo económico (Polanyi)
Sociedad Primitiva Sociedad Industrial
En las sociedades tribales y tradicionales el entrelazamiento de elementos económicos con otros tiene claras implicaciones en el funcionamiento de la economía. Esta, como ya se ha visto, no funciona aparte, sino integrada o empotrada en un sistema mayor, en un marco social en el que hay valores y política, normas morales, creencias, reglas, relaciones sociales de diverso tipo… que en estas sociedades son los elementos que dan continuidad, orden y sentido al proceso económico.
Sociedad
Economía Sociedad
Economía