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Los Orígenes de la Antropología Económica: Un Análisis Histórico de la Disciplina, Apuntes de Antropología Social

Apuntes antropología económica.

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 20/06/2020

TerryWillis
TerryWillis 🇪🇸

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TEMA 1
LO ECONÓMICO EN LA ANTROPOLOGÍA DE COMIENZOS DEL
SIGLO XX
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¡Descarga Los Orígenes de la Antropología Económica: Un Análisis Histórico de la Disciplina y más Apuntes en PDF de Antropología Social solo en Docsity!

TEMA 1

LO ECONÓMICO EN LA ANTROPOLOGÍA DE COMIENZOS DEL

SIGLO XX

LOS ORÍGENES DE LA ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA

Aunque Raymond Firth sitúa los orígenes de la Antropología Económica en el siglo XIX, lo cierto es que hasta bien entrado el siglo XX el interés de los antropólogos por la economía fue escaso. Ello se pone de manifiesto en los pocos estudios que se ocupan de ella o en su particular tratamiento cuando se hacía (acercamientos descriptivos, centrados en aspectos específicos, no sistemáticos…).

Malinowski era conocedor de esta situación y así lo denuncia en el marco de un ciclo de conferencias impartidas en la London School of Economics durante el verano de

B. Malinowski

Sea como fuere, los orígenes de la Antropología Económica no son fáciles de hallar y establecer. Ortiz (1983), en este sentido, señala que no hay una génesis sencilla o una comunidad intelectual original y bien definida.

Según Ortiz, los primeros antropólogos que se interesaron por la vida económica de los pueblos “primitivos” y “atrasados” lo hicieron no solo inspirados por la Antropología, sino también por la Historia, la Economía y por la Evolución. Es decir, lo que conocemos hoy como Antropología Económica tiene, en sus orígenes, ligazones con otras disciplinas, enfoques e intereses sobre lo económico. Y esas ligazones tienen tanto un sentido positivo como negativo para el desarrollo de tal campo de la Antropología.

En un sentido negativo, debe tenerse en cuenta que el giro que se da en la Economía a partir del último cuarto del siglo XIX (el desarrollo de la llamada Economía Neoclásica) hace que los antropólogos se sientan muy poco atraídos por las cuestiones económicas, llegándose incluso a sostener que no existía “economía” en las “sociedades primitivas”. Este giro hace que muchos antropólogos no miren a la Economía como fuente de inspiración. Es más, será rechazada, entre otras cosas por etnocéntrica.

También son muy relevantes las aportaciones de otros autores que sin ser antropólogos tienen, de un modo un u otro, un papel relevante en el desarrollo de la Antropología Económica : Marx, Durkheim y Weber.

Marx Weber Durkheim

La importancia de esos tres autores, sin menospreciar las aportaciones de otros, se entiende si tenemos en cuenta que constituyen la base de acercamientos antropológicos a lo económico que se desarrollan con posterioridad.

Marx será especialmente importante en Antropología sobre todo a partir de los años sesenta del siglo XX gracias al impulso que se da al marxismo desde Francia por autores como Godelier, Terray, Meillassoux…

De Marx podemos destacar su crítica a la Economía convencional (en su época, la Economía Política clásica) y sus reflexiones teórico-metodológicas sobre la economía, la sociedad y el desarrollo histórico.

No puede pasarse por alto que una parte importante de la Antropología Económica tiene, directa o indirectamente, influencias marxistas, por lo que es absolutamente fundamental conocer los elementos básicos del marxismo, tarea nada fácil si se tiene en cuenta su complejidad y diversidad.

Weber es un autor más relevante, aunque más en el desarrollo de la Sociología Económica que en el de la Antropología Económica.

No es fácil resumir en unas pocas líneas el pensamiento de Weber de interés para la Antropología Económica, pero destacaremos una serie de puntos:

(1) En primer lugar, habría que subrayar la importancia que da a los valores, las emociones, la tradición y el poder en la acción económica, sin dejar a un lado el propio interés. Ello significa que Weber mantenía una concepción de la economía no muy alejada de la sostenida por los sustantivistas en el sentido de que aparece incrustada o inmersa en la cultura. Como nos dice Wilk, tomado en su conjunto, Weber argumenta que la conducta económica está sujeta a códigos morales y valores culturales, siendo un producto de consideraciones personales, éticas y sociales (Wilk, 1996: 110, 112).

(2) A ello hay que añadir el papel clave que tiene en su posición la “acción social” (Weber, 2002 [1922]: 6, 18-21), que viene a ser aquella acción con sentido (con significado, comprensible) orientada por las acciones de otros (del pasado, del presente e incluso del futuro). Este concepto es muy importante por dos razones:

2.1. Pone el acento en las acciones de los actores sociales, lo que conecta con los enfoques socio-antropológicos centrados en el análisis del comportamiento económico.

2.2. Introduce el significado como elemento fundamental en su definición y en la concepción de lo que llama “ciencias culturales”, que se ocupan de la comprensión, es decir, de la interpretación del sentido. Esto conecta con la Antropología interpretativa y llega a lo que se llama Antropología Económica neoweberiana (véase Billig, 2000).

Algunos de los primeros antropólogos económicos (éste es el caso de Firth) citan a algunos de estos autores. Sin embargo, en los estudios más recientes y generales de Antropología Económica desaparecen las referencias a esa importante Escuela, aunque, curiosamente, se siguen recogiendo clásicos como Smith o Ricardo.

Con los viejos institucionalistas norteamericanos la situación ha sido aún peor, pues podemos decir que, en general, han resultado unos grandes desconocidos para los antropólogos económicos (Herskovits es una excepción, pues cita a Veblen, Commons y Ayres). Aunque esto parece que está cambiando en los últimos tiempos, aunque muy lentamente.

EL DESARROLLO INICIAL DE LA ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA

Entrado el siglo XX, aún estaba lejos lo que hoy conocemos como Antropología Económica. En los años veinte Malinowski dará un importante paso con su fundamental obra sobre los habitantes de las islas Trobriand (1922). Hasta esos momentos, el panorama de los estudios de lo económico en la Antropología era bastante pobre. ¿Cuáles son las razones de esa situación que denuncia el propio Malinowski? Veamos algunas relevantes:

(1) La economía primitiva

Era habitual negar la existencia, en sentido estricto, de “economía” en las sociedades “primitivas”, llegándose a hablar de etapa “pre-económica” (téngase en cuenta que no son economías que salgan en las Historias Económicas, se han situado “fuera” de la Historia). Como dice Keesing (1958: 223), en el siglo XIX se consideraba que el hombre prehistórico y los “primitivos” simplemente buscaban, como los animales, comida para su sustento de una forma pre-económica.

Estos autores, como nos dice Contreras (1981: 9; 1995: 31), “eran incapaces de concebir una economía sin comercio, sin dinero, sin lugares destinados a las operaciones de intercambio”; en definitiva, sin los elementos y rasgos propios de las economías más avanzadas.

Aquí es donde encaja la noción de “economía primitiva”, que no solo hace referencia al tipo de sociedad cuyas actividades económicas eran estudiadas, sino que también, como más importante, refleja una particular concepción de la economía de estas comunidades y que, en algún caso, pone de manifiesto una clasificación económica tosca (economías primitivas y economías modernas) basada en la presencia o ausencia del mercado como elemento más importante.

También Firth (1974a [1967]: 9) explica la falta de desarrollo de la Antropología Económica atendiendo a la “naturaleza de los fenómenos empíricos”: hay claras diferencias entre la economía de Occidente y los sistemas económicos de las sociedades estudiadas tradicionalmente por los antropólogos. Esto hizo que los economistas se olvidasen de éstas y que los antropólogos viesen pocos paralelismos entre las versiones “primitiva” y “moderna” de la economía.

Es decir, si la economía era lo que conocemos en Occidente, en estas sociedades o no había economía o era de un tipo muy particular y por ello necesitaba también un acercamiento particular al que poco o nada podía contribuir la ciencia económica (Thurnawald [1932] no era de esta opinión. Según él, la “economía primitiva” no se distingue de cualquier otro tipo de economía, por lo que concierne a las relaciones humanas, y se apoya en los mismos principios de la vida social).

A ello hay que añadir el énfasis de la Antropología en la comparación transcultural a partir de la cual, si es el caso, se formulan generalizaciones sobre la cultura y la sociedad.

Como señala Mirowski, los antropólogos elevaron a un lugar central la observación participante (el trabajo de campo, en definitiva) mientras que los economistas situaron en él la elaboración de modelos matemáticos.

Además, la concepción de lo económico en la encarnación neoclásica de la Economía estaba en las antípodas de la antropológica. Los economistas acaban desencajando de la economía lo social, lo cultural, lo político…, siendo estudiada como algo aislado y sin historia. A ello hay que añadir algunos supuestos que usan los economistas y con los que no están de acuerdo los antropólogos.

Las sociedades y los objetos de estudio también separaban a los antropólogos de los economistas. Estos o estudiaban las sociedades industriales o no estudiaban ninguna concreta, sino que teorizaban sobre la economía. Los antropólogos, en cambio, estudiaban en sociedades “primitivas” o “tradicionales” (campesinos, etc.) y, como ya se ha comentado, no consideraban lo económico como algo que podía estudiar de manera aislada, separado de lo social, la religión…