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Este documento analiza los beneficios de la lectura, la redacción y el pensamiento crítico como elementos esenciales en la formación de la educación superior. El autor cita encuestas del ocde y el inegi, y explica conceptos en torno a las habilidades de la lectura, la redacción y el pensamiento crítico para la formación académica. Resalta la importancia del impacto de estas habilidades en la formación académica para satisfacer los retos de la actualidad y del futuro. El documento aborda temas como la promoción de la lectura, los beneficios del pensamiento crítico en el aula y la necesidad de desarrollar estas habilidades para enfrentar los desafíos del mundo laboral. En general, el documento enfatiza la importancia de nutrir y enseñar la lectura, la escritura y el pensamiento crítico en la educación superior.
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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La globalización ha sido caracterizada, sin lugar a dudas, por la creciente integración de diferentes economías y, en consecuencia, una mayor interdependencia entre sociedades, grupos e individuos. A este crecimiento económico, cultural y político que trae consigo la globalización, es importante añadir su relación intrínseca con habilidades que hoy en día son indispensables para toda sociedad que desea ser o mantenerse competitiva, ya no solamente a nivel nacional, sino especialmente en el ámbito internacional. Todos los días nos enfrentamos con desafíos y oportunidades de vivir en un mundo plano como Thomas Friedman (2005) argumenta, donde los efectos e impacto que la globalización ha desatado en estos últimos tiempos, en aspectos económicos, comerciales y políticos, que han pasado de ser verticales a horizontales, ocasionan que el mundo se vuelva plano. Dicho aplanamiento del mundo ha originado una nueva manera de colaboración más interdependiente y, más aún, una manera nueva de pensar, satisfaciendo los retos de la actualidad y del mañana. El siglo XXI ha traído consigo grandes retos, problemas y obstáculos, pero igualmente, vastas oportunidades para todo aquel que desee tomar parte activa en la era del conocimiento. Por lo tanto, para mantenerse competitivo y atender dichas demandas, es de vital importancia promover y desarrollar las habilidades requeridas para lograrlo. Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE (2011) formula las siguientes preguntas, ¿Están los estudiantes bien preparados para responder a los retos del futuro? ¿Son capaces de analizar, razonar y comunicar con eficacia sus ideas? ¿Pueden razonar, analizar y comunicar sus ideas eficazmente? ¿Han encontrado los intereses en los que persistirán a lo largo de sus vidas, como miembros productivos de la economía y la sociedad? Es por eso que en el ámbito educativo, especialmente en la educación superior, la importancia e impacto de la lectura es indudablemente una de las habilidades indispensables hoy en día, así como la promoción y desarrollo del pensamiento crítico para la formación académica y profesional de los estudiantes y así, satisfacer los retos de la actualidad y del mañana. ANTECEDENTES Suficientes razones existen ya para promover, nutrir y desarrollar la lectura, la escritura y el pensamiento crítico entre las personas de cualquier sociedad en el mundo. De hecho, la lectura es posiblemente una herramienta a veces subestimada para promover y mejorar la redacción y el pensamiento crítico. No obstante, tanto la lectura como la redacción son actividades funcionales las cuales se pueden combinar para cumplir metas específicas, como el aprendizaje de nuevas ideas presentadas en un texto (Fitzgerald & Shanahan, 2000). Asimismo, la escritura acerca de información en un libro de ciencia, puede facilitar la comprensión y aprendizaje. Además, la lectura y la escritura están relacionadas, puesto que se desprenden del conocimiento en común y los procesos cognitivos (Shanahan, 2006). Por último, estas habilidades son actividades de comunicación, lo cual significa que aquellos que desarrollan las mismas, podrán ser capaces de redactar sus propios textos (Tierney & Shanahan, 1991),
llevándolos a una mejor comprensión de textos producidos por otras personas. Las empresas más competitivas e innovadoras los solicitan, y las mejores escuelas los reclutan. Para poder encontrar buenas oportunidades de empleo y ser ciudadanos activos e informados en nuestra democracia (Wagner, 2008), necesitamos adaptarnos a las exigencias de un mundo globalizado, así como a la era del conocimiento. Los costos sociales y financieros de una educación pobre han sido bien documentados (Greene, 2000). Más aún, los avances en tecnología y la globalización hacen necesarias personas altamente calificadas en la lectura y la escritura, así como en el pensamiento crítico. Dichas habilidades son esenciales para las exigencias de la era del conocimiento. Los beneficios de la lectura y redacción académica, así como el pensamiento crítico son indispensables en la educación superior, especialmente para el desarrollo óptimo profesional de los alumnos. El no ayudar a los jóvenes a preparase adecuadamente para enfrentar la vida profesional en la educación superior, resultará en una seria desventaja que los incapacitará a lo largo de su formación académica y por ende, en su búsqueda de un buen trabajo, o bien, en la participación de actividades cívicas y sociales. LA LECTURA Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO Para entender mejor los beneficios de la lectura, es necesario identificar los problemas o rezagos que enfrentamos en la aplicación de estas habilidades. En los países de la OCDE, un promedio del 37% de los estudiantes informó que no leían por placer. En promedio en los países de la OCDE, el 72% de los alumnos socioeconómicamente aventajados (los alumnos de la cuarta parte superior del índice PISA de situación económica, social y cultural en el país evaluado) informó que lee diariamente por placer mientras que sólo el 56% de los alumnos desaventajados señalaron lo mismo (OCDE, 2011). En México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 74% de los hogares mexicanos posee al menos un libro, dedican 3 horas durante la semana a la lectura y lo hacen en similar proporción los hombres (50.9%) y las mujeres (49.1%). Sin embargo, de una lista de 108 naciones de la UNESCO sobre el índice de lectura, México ocupa el penúltimo lugar. En promedio, los mexicanos leen 2.8 libros al año, y sólo 2% de la población tiene como hábito permanente la lectura, mientras que en España se leen 7.5 libros al año y en Alemania 12 de acuerdo con el organismo (INEGI, 2014). Adicionalmente, Parametría (2013) en un estudio realizado nos dice que sólo 21% de los entrevistados este año en el país dijeron haber empezado a leer un libro en los últimos seis meses. Incluso 2% menos que lo registrado en 2012. La Encuesta Nacional de Lectura 2012 reportó una disminución en torno al hábito de la lectura que se tiene en México. En comparación con la muestra realizada en 2006, donde se registró que 56% de los mexicanos leían libros, mientras que el actual estudio arrojó que la cifra actual es de 46.2%. Es decir, la lectura en México ligeramente ha sufrido un declive. No es de extrañar entonces que México hasta haya sido nombrado “el país que dejó de leer” (Toscana, 2013). De acuerdo con la OCDE, la lectura por placer está asociada a la competencia lectora. Por ejemplo, Programme for International Student Assessment (PISA) encuentra que una diferencia crucial entre los estudiantes que tienen un buen rendimiento en la evaluación de lectura y los que tienen un mal rendimiento reside en el hecho de que lean diariamente por placer, en lugar de cuánto tiempo dediquen a leer. En promedio, los alumnos que leen diariamente por placer tienen una puntuación superior a un año y medio de escolarización a los que no lo hacen (OCDE 2011). Un estudio realizado por la Sociedad Española de Neurología (SEN) recuerda la importancia de fomentar el hábito de la lectura entre la población como una de las actividades más beneficiosas para la salud de nuestro cerebro. El mismo nos dice, “Un cerebro activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la
vocabulario y se familiarizan con ellos, pronto estarán listos para, por ellos mismos, explorar más aspectos y subtemas relacionados con los temas (Adams, 2011). HABILIDADES INDISPENSABLES En la educación superior, frecuentemente los alumnos se enfrentan a situaciones y tareas que involucran la lectura y escritura analítica y argumentativa, así como el desarrollo del pensamiento crítico para resolver problemas académicos cognitivamente demandantes. El dominio progresivo en un campo disciplinario requiere el uso competente de los procedimientos de las características de elaboración y comunicación en ese campo, por lo cual se hacen necesarias propuestas educativas donde los alumnos, como miembros de la comunidad académica, puedan aprender a entender y elaborar textos escritos a través de la práctica en diferentes actividades que propicien ese desarrollo (Castelló, Mateos, Castells, Iñesta, Cuevas, & Solé, 2012). Una persona que logra utilizar su habilidad de pensar críticamente, puede poner los hechos en contexto, interpretarlos, darles significado y trascendencia, en suma, el pensador crítico puede ver cómo están conectados unos con otros. Por ejemplo, compañías altamente competitivas e innovadoras a nivel mundial como Google, buscan a personas curiosas intelectualmente (Wagner & Compton, 2012) como la habilidad más importante al momento de contratar a alguien. Friedman (2014) hace referencia muy clara con respecto a compañías como Google, que busca personas con habilidades cognitivas como el pensamiento crítico, que puedan enfrentar los problemas de un mundo globalizado, en otras palabras, al mundo laboral altamente competitivo le interesa qué puedes hacer con lo que sabes y no lo que sabes. Es por eso que es necesario para los educadores, instituciones educativas y demás actores involucrados, promover y desarrollar el hábito de la lectura y la escritura, así como el pensamiento crítico, el que ayudará a la creatividad, imaginación e innovación de los alumnos. Los beneficios del uso del pensamiento crítico en las aulas son varios, en la escritura, por ejemplo, los alumnos no son los únicos beneficiados, pues los maestros que de forma efectiva y eficaz integran en sus cursos, tanto la escritura como actividades del pensamiento crítico, reportan un aumento satisfactorio en su experiencia educativa: los estudiantes están mejor preparados para la clase, son más enriquecedoras las discusiones, y en general, el desempeño del alumno es mucho mejor (Bean, 2011). La misma OCDE (2010) reconoce a las naciones más productivas y desarrolladas al aseverar que los sistemas educativos más exitosos están poniéndose metas curriculares y para el logro de los alumnos que enfatizan en el cumplimiento de habilidades complejas, de un orden superior del pensamiento, así como la habilidad de aplicarlas a problemas jamás vistos, en vez de dominar el tipo de habilidades básicas que con anterioridad se fijaban como un mínimo estándar. Una vez que se logre una lectura competente y un pensamiento crítico, los estudiantes podrán hacer uso de lo que saben. El mundo necesita de jóvenes profesionistas que puedan resolver los problemas de la actualidad y que de la misma forma, presenten nuevos paradigmas. En la era del conocimiento y de los avances tecnológicos, las habilidades del pensamiento crítico y lectura analítica proporcionarán a los jóvenes, las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la actualidad, así como las del campo laboral. CONCLUSIONES La lectura es sin lugar a dudas esencial en el desarrollo y formación óptima de los jóvenes para poder enfrentar a los desafíos en la era del conocimiento. Además, muchos estudios instrumentalizan la lectura y la escritura como actos inherentes a la vida educativa (Méndez Rendón, Espinal Patiño, Arbeláez Vera, Gómez Gómez, & Serna Aristizábal, 2014). La
ciencia, investigación y demás evidencias así lo indican. De igual manera, en la formación académica, así como en todos los aspectos de la vida, el pensador crítico podrá transformar su vida al ser más analítico y calculador con sus pensamientos, al mismo tiempo que procurará una producción del conocimiento que le ayudará a la consecución de una vida mejor (Altuve, 2010). Más aún, hoy en día los conceptos de globalización, tecnología de comunicaciones y pluralidad hacen necesario asumir diferentes paradigmas para los nuevos problemas de la actualidad (Olivares, Silvia, & Heredia, 2012). El pensador crítico, cualquiera persona dentro o fuera del aula, es aquella que es intelectualmente curiosa; es aquella que busca argumentos verdaderos y de esa forma, decidir en qué creer. En vez de aceptar ideas, conceptos o creencias de forma pasiva, el pensador crítico cuestiona, busca problemas interesantes, y a su vez, intenta encontrar argumentos a los mismos. Desde luego, nadie es curioso sobre todo, es decir, algunos pueden ser curiosos sobre la historia del béisbol por ejemplo, y otros simplemente no. Sin embargo, un pensador crítico es curioso sobre muchas cosas diferentes, disfruta del análisis de argumentos, y desea aprender cosas nuevas. Si queremos alumnos, gente, sociedades, civilizaciones creativas, que cuenten con la habilidad intrínseca de solucionar los problemas de hoy en día, necesitamos nutrir y verdaderamente enseñar la lectura, la escritura y el pensamiento crítico en las aulas. Por último, el impacto de nuestra pasión por la lectura trascenderá el éxito académico en los alumnos. ESQUEMA DE LLAVES