Capítulo 5 – El mayor fraude de la historia
1. Introducción: ¿Una revolución o una trampa?
Durante 2,5 millones de años, los humanos vivieron como cazadores-recolectores. Era un estilo
de vida que parecía “primitivo”, pero en realidad les daba una dieta variada, cierto equilibrio
ecológico y mucho tiempo libre. Harari comienza el capítulo diciendo que ese estilo de vida no
era tan malo como solemos imaginar.
Sin embargo, hace unos 10.000 años todo cambió con la llamada revolución agrícola: los
humanos pasaron a cultivar plantas y domesticar animales. La mayoría de las sociedades
modernas celebra este cambio como un gran paso civilizatorio. Pero el autor lo llama “el mayor
fraude de la historia” porque, a pesar de que permitió aumentar la población y formar reinos,
provocó más sufrimiento físico, más trabajo, menos salud y menos libertad.
2. Desarrollo de los hechos y análisis
Harari explica que la revolución agrícola no se produjo por una gran idea o por planificación. Fue
un proceso largo de prueba y error. Nadie “decidió” volverse agricultor. Poco a poco, la gente
empezó a plantar más y cazar menos, hasta quedar atrapada en ese estilo de vida.
Cultivar trigo, cebada, arroz o maíz no fue una mejora automática: la dieta se volvió menos
variada, y aparecieron deficiencias nutricionales. La gente comía más calorías, sí, pero menos
micronutrientes. Además, el trabajo era agotador: sembrar, regar, cuidar, cosechar, proteger
campos... todo a mano.
Harari afirma que el sapiens pasó a vivir peor que antes: la esperanza de vida bajó, aumentó la
mortalidad infantil, surgieron enfermedades por hacinamiento y contacto con animales
(zoonosis), y el cuerpo humano sufrió por exceso de trabajo físico.
Otra idea potente: el trigo domesticó al sapiens. Para que el trigo creciera bien, los humanos
tuvieron que modificar su entorno, asentarse, construir viviendas, acarrear agua, proteger
cosechas. Todo giró en torno a una planta.
La revolución agrícola también trajo desigualdad. Antes había más igualdad entre los miembros
del grupo. Con el excedente agrícola aparecieron clases sociales, élites, esclavos. Y los animales
domesticados también sufrieron: hacinamiento, dolor físico, mutilaciones, sufrimiento emocional.
3. Opinión personal como estudiante de Medicina
Este capítulo me hizo entender cómo una decisión evolutiva puede tener consecuencias que duran
hasta hoy. Muchas enfermedades modernas se originan en ese cambio: sedentarismo, dieta pobre,
estrés crónico.
La desigualdad social que trajo la agricultura también se refleja en la salud: los que menos tienen,
sufren más enfermedades. Como médico, debo entender que no se trata solo de virus o bacterias,
sino de historia, economía y cultura.
Aprendí también a cuestionar la idea de 'progreso'. En Medicina, lo más nuevo no siempre es lo
mejor. Y como el trigo nos domesticó, hoy los sistemas pueden esclavizar a los pacientes. Mi rol
será cuidar al ser humano más allá de las estructuras.