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Una visión completa de la anemia, explorando sus diferentes tipos, causas, síntomas y pruebas de laboratorio. Se analizan las anemias megaloblásticas, normocíticas, macrocíticas, ferropénicas, aplásicas, hemolíticas y sideroblásticas, proporcionando información detallada sobre cada una de ellas. El documento también incluye una sección dedicada a las pruebas de laboratorio que se utilizan para diagnosticar la anemia, así como una bibliografía completa para ampliar el conocimiento sobre el tema.
Tipo: Apuntes
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¡No te pierdas las partes importantes!
L A U R A D E L G A D O C A M P O S
E N C A R N A C I Ó N R O M E R O N A R V Á E Z M A R T A R O J A S J I M É N E Z
Otros datos a tener en cuenta para la determinación de la anemia es el MCV, volumen corpuscular medio, que es la media del volumen individual de los eritrocitos. Estos valores son de 80 – 100 fl.
Este volumen corpuscular nos servirá para ver si estamos frente a una anemia microcítica, cuando se encuentra el valor por debajo de 80 fl, normocítica, si el valor está dentro de su rango normal, o macrocítica cuando el VCM está por encima de los 100 fl.
Los glóbulos rojos son producidos en su mayor parte por la médula ósea y tienen una vida entre 90 y 120 días para posteriormente ser eliminados como células viejas. Su producción está regulada por una hormona denominada eritropoyetina, que es producida por los riñones y le da la señal a la médula ósea para producir más glóbulos rojos.
En general la anemia es un síntoma de una enfermedad más que una enfermedad realmente.
La hemoglobina es una proteína de la sangre que se encuentra en el interior de los eritrocitos y posee un color rojo característico.
Su función es el transporte de oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos donde recoge el dióxido de carbono que lo devuelve a los pulmones, donde será exhalado al aire.
Al interaccionar con el oxígeno toma un color rojo escarlata, que es el color que posee la sangre arterial y al ceder el oxígeno va tomando un color rojo más oscuro que es el que caracteriza a la sangre venosa.
La hemoglobina está compuesta por el grupo hemo y el grupo globina.
Las globinas son la parte proteica y cada hemoglobina se encuentra formada por cuatro cadenas polipeptídicas de globina a cada una de las cuales se le une un grupo hemo, cuyo átomo de hierro se puede unir reversiblemente con una molécula de oxígeno.
Se trata de una proteína que contiene hierro.
Cada paciente tendrá unos determinados síntomas.
Otros síntomas que podremos observar en determinados casos son:
Ciclos menstruales irregulares. Curación lenta de heridas y tejidos. Disminución del deseo sexual. Tensión baja. Ruido en los oídos. Fragilidad en las uñas. Disminución del volumen de orina.
Se trata de una enfermedad fácil de detectar. El médico realiza un examen físico en el que buscará los signos más identificativos de la enfermedad como son la presencia de una tez blanca y frecuencia cardiaca rápida.
La anemia se puede confirmar por medio de un contaje del número de glóbulos rojos y el nivel de hemoglobina que se realizarán por medio del hemograma.
Para realizar una clasificación de las anemias podremos hacerlo según la morfología de los eritrocitos o según su etio-patogenia.
Las causas que nos pueden llevar a una anemia estarán relacionadas con la forma y el tamaño de los glóbulos rojos.
Por lo tanto, el tamaño de los eritrocitos será diferente según el tipo de anemia al que nos enfrentemos.
El tamaño de los eritrocitos viene dado por el volumen corpuscular medio siendo normal de 80 – 100 fl, por lo cual según estos niveles podremos clasificar a las anemias en tres grandes grupos:
Anemia microcítica Anemia normocítica Anemia macrocítica
También tendremos en cuenta otros valores como son los de HCM (hemoglobina corpuscular media) y CHCM (concentración de hemoglobina corpuscular media).
Le hemoglobina corpuscular media posee unos valores de 27 a 32 pg.
Se define por un volumen corpuscular medio menor de 80 fl y por lo general suele ser también hipocrómica donde el color de los eritrocitos es mucho más claro debido a la falta de hemoglobina.
Dentro de este grupo de anemias nos encontramos:
Anemia ferropénica. Talasemia. Anemia secundaria a enfermedades crónicas. Anemia sideroblástica.
En este grupo tendremos anemias en las que los glóbulos rojos aparecen con un tamaño superior al normal, teniendo un volumen corpuscular medio mayor de 100 fl.
Las causas más frecuentes que nos encontramos dentro de las anemias macrocíticas son:
Anemia por déficit de vitamina B12. Anemia por déficit de ácido fólico. Hipotiroidismo. Enfermedad hepática.
Dentro de este grupo podemos realizar una subdivisión agrupando a las anemias según sean hematológicas o no hematológicas.
Anemias macrocíticas hematológicas: o Anemia megalobástica
o Anemia aplásica o Anemia hemolítica o Síndrome mielodisplásico
Anemia macrocítica no hematológica: o Anemia producida por un abuso de alcohol o Anemia producida por una hepatopatía crónica o Anemia por hipotiroidismo o Anemia por hipoxia
Se sospechará que existe una anemia a partir de los datos médicos que se tengan de ese paciente así como de los datos obtenidos en una exploración física como puede ser la palidez. También tendremos en cuenta los signos más frecuentes que se pueden dar en la anemia como son el cansancio o la taquicardia.
Pero estos signos no son suficientes, aunque sí bastante significativos, por lo que realizaremos un hemograma para confirmarlo con exactitud.
Es fácil diagnosticar la anemia, pero como existen tantos tipos habrá que establecer la causa de la misma para ver su etiología y estudiar a fondo los glóbulos rojos para observar las características hematopoyéticas.
Podemos dividir los parámetros que vamos a realizar en dos grupos:
Hemograma
Dentro del hemograma existen distintas pruebas en las que nos deberemos fijar para estudiar la posible anemia:
Reticulocitos
Se trata de glóbulos rojos que todavía no han alcanzado su madurez total que se encuentran en condiciones normales en la sangre en torno al 0,5 – 1,5%.
Se encuentran niveles elevados en el plasma por causa de algunas anemias, que se envían al torrente sanguíneo antes de que completen su maduración total y se conviertan en eritrocitos.
Reflejan el grado de eritropoyesis medular y la capacidad regenerativa de una anemia.
Perfil férrico
Se trata de un perfil muy importante también para el análisis diferencial de las anemias.
Dentro de las pruebas que se pueden realizar tenemos:
Es el tipo más común de anemia en la población que se caracteriza por la disminución o ausencia de los depósitos de hierro, baja concentración de hierro sérico, baja saturación de la Transferrina y baja concentración de la hemoglobina y el hematocrito.
El hierro es necesario para la formación de los eritrocitos, y, por lo tanto, cuando no hay suficiente hierro se producirán menos eritrocitos o son demasiado pequeños.
El hierro es el que capta el oxígeno.
Puede ser debida porque exista poca ingesta de este metal o por pérdidas excesivas, como puede ocurrir durante la menstruación o por pérdidas microhemorrágicas intestinales, siendo lo más frecuente.
Puede existir una ferropenia sin que exista anemia.
Existen muchas causas que pueden dar lugar a que se produzca la anemia ferropénica; en las mujeres suele deberse esencialmente a la premenopausia y en los varones suele ocurrir por pérdida de sangre por el aparato gastrointestinal, pero entre las más comunes podremos encontrar las siguientes:
Cuando se produce un aumento en la utilización del hierro: esto puede ocurrir en los casos de gestación o lactancia, o cuando hay un rápido crecimiento corporal durante la infancia y la adolescencia, casos en los que se requieren grandes cantidades de hierro que si no se reponen pueden producir la anemia.
Deficiencia nutricional: en los adultos, la sola deficiencia de hierro en los alimentos no suele originar anemia ferropénica, pero sí ocurre durante la lactancia por lo que pueden ser necesarios suplementos de hierro. Esto también ocurre en la niñez temprana y en periodos de crecimiento en los cuales se aumentan las necesidades de hierro diarias por lo que habrá que vigilar más la dieta.
En los vegetarianos estrictos existe deficiencia de hierro.
Pérdidas fisiológicas: como ocurre durante la menstruación. Las pérdidas de sangre son las causas más comunes de anemia ferropénica, ya sean fisiológicas o no fisiológicas.
Pérdidas de hierro patológicas: puede haber varias causas de pérdidas no fisiológicas donde destacarán: las hemorragias digestivas, genitourinarias, del aparato respiratorio…
Alteraciones en la absorción del hierro porque exista una dieta insuficiente o bien por algunas enfermedades que originan una absorción defectuosa del hierro como ocurre en la enfermedad celiaca, en la inflamación intestinal, en las gastrectomías parciales o totales…
Donantes regulares de sangre: en estas personas puede existir un déficit del hierro.
La anemia se puede manifestar de muy diversas formas aunque si es leve puede que no se presente ningún síntoma.
Al principio los síntomas suelen ser leves apareciendo lentamente, entre los que destacan:
Sentirse malhumorado Cansancio y debilidad Dolor de cabeza Problemas de concentración
Las manifestaciones son debidas en parte a la anemia y en parte a la falta de hierro tisular.
Con el transcurso de la enfermedad aparecerán otros síntomas:
Color azul en la esclerótica de los ojos Uñas quebradizas Mareo Color pálido de la piel Dificultad respiratoria Dolor en la lengua Aumento de la sensibilidad al frío Síndrome de las piernas inquietas Atrofia gástrica
La prueba definitiva de la existencia de este tipo de anemia por déficit de hierro será medir el nivel de ferritina sérica que se encontrará bajo.
La ferritina es una proteína que almacena el hierro y que permite medir con exactitud los depósitos de hierro del organismo en ausencia de enfermedad inflamatoria.
También podremos determinar la capacidad de fijación del hierro así como el nivel de hierro sérico.
Se puede determinar la causa de la deficiencia de hierro por medio de una colonoscopia, un examen de sangre oculta en heces o una endoscopia de las vías digestivas altas.
Para tratar la anemia ferropénica se puede realizar por vía oral con preparados con alta concentraciones con hierro y durante un largo periodo. En cuanto a los alimentos por sí solos no serán suficientes para suplir las cantidades de hierro que faltan en el organismo aun cuando estos posean grandes cantidades de hierro.
El preparado químico de mayor absorción es el sulfato ferroso siendo máxima en ayunas.
Se empezará el tratamiento con hierro a la vez que se trata de identificar cual es el trastorno primario que ha originado la deficiencia de hierro ya que si este no se corrige, cuando dejemos el tratamiento con el hierro volverá a producirse la anemia.
Para observar la respuesta al tratamiento y valorarlo deberemos realizar un hemograma a los 15 – 20 días de su inicio. Se observará un aumento de los Reticulocitos, y más tarde un aumento de la hemoglobina.
Si esto no ocurre tendremos que observar si es que persisten las pérdidas, si el tratamiento o su dosis son inadecuados o si existe malabsorción.
Una vez que se ha corregido la anemia habrá que seguir con el tratamiento unos meses más para garantizar las dosis de reserva de hierro.
Existen también preparados de hierro parenterales para personas que no lo toleran vía oral.
Las mujeres embarazadas y lactantes deberán tomar hierro adicional debido a que su alimentación normal por lo general no suministrará la cantidad que requieren en estas situaciones especiales.
Habrá que acompañar el tratamiento con alimentos ricos en hierro como son:
Ostras Pollo y pavo Hígado de res Jugo de ciruelas pasas Almejas Nueces Garbanzos Yema de huevo Pan integral Camarones Pasas Habas Papas Carne oscura Pescados