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En base al contexto histórico se analiza el desarrollo de la plaza pública en Occidente y su importante impacto en la cohesión de la comunidad en las ciudades.
Tipo: Tesis
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Santiago de Querétaro, Querétaro de los Estados Unidos Mexicanos. 09 de diciembre del 2024 Camila Regina Bejos Agis Universidad Marista De Querétaro. Facultad de Arquitectura, seminario de tesis I. Docente: Arquitecto Daniel Alfaro Caballero
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El espacio público ha enfrentado grandes cambios a lo largo del tiempo y junto con estos las practicas comunitarias. En la antigua Grecia se hablaba de filosofía y mitos en el Ágora, en el foro Romano se exponían las mercancías, y tras el movimiento moderno el espacio público se transformó radicalmente. Los espacios públicos comienzan a retomar cierta atención por las poblaciones y, por ende, también la de los agentes gubernamentales, sin embargo, esto nos lleva a repensar los espacios públicos, adaptarlos y crearlos desde el análisis teórico y así formular un concepto practico que dé como resultado un espacio que fomente la comunidad desde las practicas actuales. Tras diversos cambios históricos las practicas tradicionales que forman el sentido de comunidad han alejado a la sociedad del entorno, ahora se reconoce como espacio público a los diferentes sitios de intercambio digital (Isidro, 2004) o espacios de mero consumo debido a la comodidad y seguridad que generan estos espacios. Según la psicología social y la sociología es la decadencia de la comunidad como consecuencia de los procesos de urbanización e industrialización. (Isidro, 2004) La predominancia de la globalización ha permitido hacernos sentir que pertenecemos en todos lados, pero también ha generado que perdamos arraigo por nuestras raíces, creando apatía a nuestro entorno, y con esto, una ausencia del cuidado:
Este capítulo busca acercarnos a los conceptos utilizados a lo largo de la tesis, permitiéndonos un mayor entendimiento de cada uno de ellos y del contexto en que buscamos abordarlos. Comunidad, del latín “communitas que significa “cualidad de común, conjunto de personas que viven juntos, que tienen los mismos intereses o que viven bajo las mismas reglas”. (Española, 2014) Es importante mencionar aparte de la etimología, el sentido de comunidad, pues va más allá de compartir un sitio o reglas. El psicólogo Seymour Sarason concebía la comunidad como: “una red de relaciones de apoyo mutuo de la que uno puede depender” (Sarason, 1974) Habiendo mencionado ya las bases en que partimos desde la etimología y el sentido de comunidad habrá que mencionar a la casa como el principio de comunidad, “ la comunidad constituida naturalmente para la vida de cada día es la casa” (Aristóteles, 1988) La primera practica social que uno como humano tiene es la familia, el comunicar inquietudes y emociones a mamá o a papá, seguir reglas establecidas, recibir un abrazo cuando es necesario y fomentar cariño y apoyo mientras se comparte una casa. Esto es el primer vistazo a la estructura que experimentaremos posteriormente como ciudad, entendido esto es importante tener en cuenta a la ciudad como un resultado de la comunidad familiar. “De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son las comunidades primeras. La ciudad es el fin de aquéllas, y la naturaleza es fin. (Aristóteles, 1988)
…es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social” (Aristóteles, 1988) Como animales sociales que somos, desde épocas antiguas ha existido el espacio de integración social, sea este alrededor del fuego, plazas donde se intercambian productos, hasta recintos religiosos. Los espacios que permiten la integración de la sociedad son intrínsecos del ser humano, y en su transformación actual parece que han resultado en espacios meramente transitorios, la biografía que antes se escribía en los espacios ha perecido en espacios que se perciben ajenos, donde uno observa tras de un lente estético y lo demás lo atenúa con la mirada. Incluso en los escritos más antiguos donde la ciudad ha de tener un orden se alienta a la construcción del espacio público, desde Aristóteles que exige un Ágora para único uso recreativo hasta Vitruvio que nos menciona los tres tipos de edificaciones públicas: la protección, el culto y la situación ventajosa”. Por situación ventajosa se entiende las actividades de ocio y recreación; “La-situación ventajosa consiste en la disposición de lugares comunes destinados a uso público”. (Polión, 1997) Y en la actualidad Pérgolis, que nos menciona el problema de la creación de calles en lugar de plazas públicas y la fragmentación de la ciudad de puntos lejanos del otro afectando las áreas de encuentro. (Pérgolis, 2002)
Para entender la obra pública y la comunidad habrá que analizar su historia, para así explicar la naturaleza de su relación, pues como anteriormente se ha mencionado: ”es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social” (Aristóteles, 1988). También Aristóteles nos recuerda que a diferencia de los demás animales poseemos la capacidad de la participación comunitaria y que de esta y otras cosas constituye la casa y la ciudad (Aristóteles, 1988), recordándonos que espacios como el Ágora en su tiempo constituyen una parte natural e intrínseca de nuestra propia naturaleza. En la actualidad el humano se ha despojado de su conexión natural, entrando a una faceta de excesiva tecnología, según Bernardo García en el prólogo del libro proyectar una casa el humano parce carecer de sentido de pertenecía al mundo, como si todo lo que fuera natural le pareciera incomodo (Guerra & García González, 2021), sin embargo, es notable como de la sociedad surge una tendencia a las practicas carentes de tecnología, una regresión a lo natural, como el senderismo, huertos urbanos, consumo local entre otras. Estas mismas tendencias son intrínsecas a la comunidad, y van más allá de ser simples prácticas, están relacionadas al encuentro social, respondiendo a nuestra propia naturaleza, ser animales sociales. Ya habiendo mencionado esto se procederá a un análisis profundo de las practicas comunitarias sobre la plaza pública a lo largo de la historia occidental, siento relevante a nuestro tema debido a nuestra ubicación. Gran parte de la información recabada nace del arquitecto y urbanista Juan Carlos Pergolis, de origen argentino pero residente desde hace muchos años en Colombia. Pergolis cuenta
con una gran trayectoria en la investigación, y el libro La plaza, el centro de la ciudad sintetiza gran parte de su trayectoria, haciendo énfasis en el significado cultural de la plaza en la urbanística occidental, y particularmente iberoamericana y señala la relación de afecto que siempre ha existido entre la comunidad y su plaza, esa emoción colectiva, propia del sentido de ciudadanía o reconocimiento de la pertenencia a una ciudad y a una sociedad determinadas.
La fundación de las ciudades griegas tuvo origen en motivos religiosos y políticos. Escogido el lugar para la nueva ciudad se ubicaba el fuego sagrado para levantar el templo y a partir de ahí, se ubicaban los otros edificios públicos, por estrategia militar los edificios más importantes se colocaban en la parte más alta para formar una acrópolis. (Baquero, y otros,
Los espacios públicos eran esenciales para el desarrollo de la polis y en cada uno se daban los principios de la armonía y la belleza. (Baquero, y otros, 2001) El término ágora significa en griego "lugar abierto de reunión" y, en los primeros tiempos de la historia de Grecia, designaba la zona de una ciudad en la que los ciudadanos nacidos en libertad podían reunirse para escuchar los anuncios cívicos, para las campañas militares o para discutir sobre política. Más tarde pasó a designar el lugar donde se ubicaba el mercado al aire libre de una ciudad. El ágora de Atenas estaba situada debajo de la Acrópolis, cerca del edificio que hoy se conoce como el Templo de Hefesto. El ágora era importante porque allí se reunía la comunidad para discutir los acontecimientos del día, la política, la religión, la filosofía y los asuntos legales. (Mark, 2021) El ágora es el principal
Los romanos al derrocar a los etruscos adoptaron muchas de sus características, y la construcción de la obra pública fue una de ellas, sin embargo, la estética romana es influenciada por la cultura griega, como los órdenes dórico, jónico y corintio. (Baquero, y otros,
De los etruscos también se adoptó el rito que fundo Roma y otras ciudades romanas; los sacerdotes escogían el lugar más óptimo para asentarse, ya establecido el territorio se marcaban el cardum y el decumanus, el cardum cruzaba de norte a sur y el decumanus de este a oeste. A partir del centro marcado por los dos ejes, se ubicaban los edificios según su importancia. En el remate de los ejes se marcaba la entrada de la ciudad con una puerta que después llego a ser elemento conmemorativo de las hazañas de los emperadores y que hoy se conoce como arco del triunfo. (Hadas, 1967) La obra pública romana tenía mayor enfoque en la ingeniería civil, pues ellos fueron los primeros en explotar el concreto para conseguir la grandiosidad. Utilizando este material económico y adaptable, extendieron el uso al arco etrusco a viaductos, acueductos, arcos triunfales, y gigantescas cúpulas como la del panteón. (Baquero, y otros, 2001) Los romanos concebían la obra pública desde una mirada funcional, incluso en el entretenimiento se buscaba saciar la necesidad de evadirse; “Tal vez el mundo escandalosamente diferente del espectáculo romano, de hecho, ayudaba a reforzar las normas sociales en lugar de actuar como una subversión de ellas.” (Cartwright, World History Encyclopedia, 2016).
Entre todas las obras monumentales de la gran metrópolis nada igualaba la majestuosa amplitud de los foros al aire libre. Donde toda Roma se reunía para los negocios o para la distracción. (Hadas, 1967) Es común establecer un paralelo entre el conjunto ágora-stoa de las ciudades griegas y los foros de las ciudades romanas. Ambos constituyen los puntos de mayor significación cívica del asentamiento y se estructuran en relación con edificios singulares y espacios abiertos de uso público. Sin embargo, la mayor complejidad de la sociedad romana se traduce en una mayor articulación de espacio urbano y si el ágora nos refiere la identidad de plaza, el sistema de foros especialmente los de Roma expresan el significado mucho más complejo de centro de la ciudad, en el que se integran numerosas plazas y espacios abiertos con edificios monumentales. El ágora griega establece una topología formal, el foro romano concreta el simbolismo de la plaza como punto central en los significados de una arquitectura y una sociedad esencialmente urbana. Mientras el ágora griega contribuía a dar al ciudadano conciencia de sí mismo, el foro de los romanos daba conciencia de sí mismo al estado. (Pérgolis, 2002) A partir de Servio Tulio, la ciudad de Roma, presuntamente fundada en el Palatino, se extiende sobre las siete colinas tradicionales; comprende cuatro regiones, Con la apertura de la Cloaca Máxima, se deseca el valle central entre esas regiones y allí nace el Foro, el área comercial de la ciudad. A partir de Julio César y Augusto se amplían los foros, y Trajano crea un nuevo espacio cívico. En su apogeo, Roma articula su centro mediante una secuencia abierta de espacios públicos y arquitectura monumental. (Pérgolis, 2002) El foro de Pompeya; dos tipologías se pueden identificar en Pompeya: el Foro Principal, de planta rectangular y el Foro Triangular, vecino al edifico de los gladiadores. (Pérgolis, 2002)
El Foro del Mercado, del año 8 a.C., es uno de los edificios más antiguos del conjunto urbano. Se trata de un espacio rodeado por pórticos que definen una tensión de borde muy uniforme, con la particularidad de dos construcciones octogonales que ocupan casi la totalidad del área libre, ubicadas en el eje mayor de la plaza. (Pérgolis, 2002)
La crisis económica y política posterior a la caída del Imperio Romano significó la desarticulación del sistema urbano imperial. (Pérgolis, 2002) Este proceso de ruralización, en que los habitantes de las ciudades se dispersan en el campo en busca de sustento a través de un modo de vida ajeno a la tradición urbana, dura hasta fines del siglo X, cuando comienza el renacimiento económico europeo. (Pérgolis, 2002) La pacificación y estabilidad europea lleva a la ruptura del implícito acuerdo entre señores feudales y siervos; los siervos se alejan de los feudos y buscan nuevos modos de vida en las villas nuevas, aparecidas al amparo del comercio en sitios estratégicos del sistema de vías del continente. Así crece la masa de comerciantes y artesanos desvinculada de la organización feudal. (Pérgolis, 2002) Benevolo relaciona la forma y el modo de crecimiento de la ciudad medieval con la planta anular de los castillos, en torno a un patio de armas. Esto significa una transposición del concepto arquitectónico de patio al concepto de plaza, propio del pensamiento urbano. Esta hipótesis evidencia la total ruptura de la ciudad medieval con los modelos del espacio urbano de la Antigüedad - ágora, foro-; así, el renacimiento de las ciudades buscará modelos ya no urbanísticos sino arquitectónicos, más cercanos en el tiempo y más próximos a la
reducida escala de los burgos y las villas nuevas. Las calles de la ciudad medieval forman, por su organización continua, un espacio unitario y jerarquizado. (Pérgolis, 2002) Las plazas hacen parte de ese sistema, como ensanchamientos de las calles y no como ámbitos independientes, a la manera del foro romano o del ágora griega. (Pérgolis, 2002) Por ese motivo, el espacio público urbano tiene una estructura compleja que se expresa en la existencia de varios centros especializados: el religioso con la catedral, el civil con el palacio municipal y los comerciales con los mercados. (Pérgolis, 2002) Las plazas medievales, pese a su especialización funcional, expresan un fuerte contenido simbólico. Aun estando firmemente amarradas a la existencia de las calles y siendo en muchos casos simples ensanches de éstas, logran concretar su significado de lugar, de ámbito para la permanencia donde el público se detiene. (Pérgolis, 2002)
La fundación de Constantinopla llego primeramente con el colono griego Bizas hijo del rey Niso quien nombro a la nueva colonia Bizancio; posteriormente Constantino el grande la nombro Constantinopla. (Sherrard, 1967) Tras la caída del imperio Romano en el siglo VI, predomino el cristianismo en Europa; El florecimiento de la religión propicio la construcción de templos y sedes para las órdenes monásticas y su principal interés fue brindar un espacio apropiado para mostrar los valores de la nueva religión: pobreza, humildad y recogimiento. (Baquero, y otros, 2001) Constantinopla en su punto álgido tuvo casi un millón de habitantes, prácticamente rivalizó en tamaño con la Roma clásica, y las estructuras cívicas de Roma fueron durante siglos los
responsable. Se volvieron hacia Roma no sólo en busca de instrucción sobre derecho, política y arte, sino incluso de guía moral. (Hale, 2006) Ahora el humanismo significa algo distinto, pero en el renacimiento significó un criterio de la vida aceptaba a Dios, compartía muchas de las actitudes intelectuales del mundo pagano. Se interesaba en la estética, reconocía la utilidad del conocimiento de la historia y estaba convencido de que el deber principal del hombre es gozar la vida juiciosamente y servir a su comunidad con denuedo. (Hale, 2006) De este modo el humanismo restablecía el equilibrio que la edad media había trastornado con su preocupación por la eternidad. Hacía más hincapié en la realización terrenal que en la preparación para la vida ulterior. Tenía una faceta espiritual, pero en él se reflejaba una sociedad a la que interesaban más las cuestiones mundanas: una sociedad práctica, parca, consiente de sí misma y ambiciosa. (Hale, 2006) Sin embargo, la religión no perdió su acercamiento a la sociedad. En la Italia del Renacimiento nunca se estaba lejos de algún adoratorio y cada ciudad tenía una magnifica catedral. Los altares se encontraban por todas partes, allí por donde la gente tenía que pasar. En ellos el devoto colocaba unas flores o un cirio y pedía una merced a la Virgen María. (Hale, 2006) Al ir en pos de saber y la inspiración los humanistas italianos acudieron primero a su cuna cultural: la ciudad de Roma. (Hale, 2006) Desde la mirada recuperada de Vitruvio, en su libro primero capitulo tercero nos dice que “en los edificios públicos se dan tres posibles objetivos: la protección, el culto y la situación ventajosa”. Por situación ventajosa se entiende las actividades de ocio y recreación; “La-situación ventajosa consiste en la disposición de lugares comunes destinados a uso público, como son los puertos, foros,
pórticos, baños públicos, teatros, paseos y construcciones similares, que se disponen en lugares públicos, atendiendo a una misma finalidad de uso. (Polión, 1997) Lamentablemente en el campo del urbanismo, sus primeras contribuciones resultan insignificantes si se las compara con la arquitectura del mismo período y con las escenográficas realizaciones debido a que se aprovechaban las calles existentes. (Pérgolis,
Sin embargo, del mismo tratado de Vitruvio, en cuyo Libro uno aparece los requisitos que debe cumplir una ciudad: «firmitas, utilitas, ve-nustas»; este será el camino para la creación intelectual y utópica de la ciudad ideal. (Pérgolis, 2002) Existieron muchas propuestas de ciudades ideales, basadas en esquemas geométricos, generalmente con plantas octogonales - a partir de la premisa vitruviana de orientación según los vientos dominante las cuales tienden al esquema circular-centralizado. (Pérgolis,
El planteamiento ideal parte de una plaza hexagonal en el centro, de donde salen seis calles que conducen a sus respectivos baluartes en la muralla. Otros seis, se conectan por medio de calles, también radiales, con el primer anillo concéntrico. (Pérgolis, 2002) Esta ciudadela es el más completo y perfecto esquema de este tipo: como se vio, parte de una plaza central y articula otras seis plazas en el segundo anillo y otras más en el perímetro interior de la muralla. Sin embargo, la especialización militar de la ciudad impide concretar significados cívicos en estos espacios que aún conservan la idea de ensanches de calles según la tradición medieval. (Pérgolis, 2002)