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Análisis de leyes mas allá de lo evidente, Monografías, Ensayos de Derecho

Analizo lo que hay más allá de las leyes, cómo aplicarlas a lo que no está escrito en los códigos.

Tipo: Monografías, Ensayos

2024/2025

Subido el 09/06/2025

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HISTORIAS DE RAKNAROK:
LAS HUELLAS DEL MAL.
(2013).
Demián Durruti Alcalá.
La casita era de cuento. A las orillas del pueblo, en medio de esa exuberante naturaleza, con
tejado rojo, un pequeño corredor, dos habitaciones, un baño y su cocinita. La hacían una casita
salida de un sueño tropical.
Pero lo que más les gustó, fue que la rentaron totalmente recién pintada; porque encontrar una
casa así en un pueblo de la costa grande, era una auténtica suerte. Todas las paredes estaban
perfectamente teñidas de una tonalidad cremosa, con una franja color ladrillo atravesándolas, desde
el piso hasta un metro de altura. Tenía unos arbolitos y un platanar en medio del patio, donde
apenas cabía el coche; y rodeada por aquella cerca blanca de madera, resultaba verdaderamente
primorosa.
Julia y Ricardo acababan de terminar la carrera, y estaban haciendo el servicio social. Se
conocieron en la brigada de pasantes, que tenía encomendado el apoyo a los ejidatarios del Carrizal,
donde el gobierno federal había construido un complejo turístico agrícola.
En cuanto se toparon, fue amor a primera vista. Casi inmediatamente, empezaron a vivir como
pareja; decidieron rentar la casita en el pueblo de Coyuca, y dejar el ejido del Carrizal para gozar de
su intimidad.
El espléndido conjunto de 8 bonwalus, con un restaurante y una alberca a la orilla del mar, más
una calzada pavimentada que los conectaba a la carretera costera, había representado una gran
inversión. Se trataba de los tiempos donde el populismo cabalgaba a todo galope; los jóvenes eran
cooptados por los encendidos discursos nacionalistas y antiimperialistas, y el país entero viajaba
vertiginoso “arriba y adelante” en una borrachera de despilfarro y locura.
Sin embargo, al gato lo habían encerrado. Pues los ejidatarios tendrían que pagar más adelante,
de las ganancias del complejo turístico, el inmenso crédito con el que se erigieron y proveyeron las
impresionantes instalaciones. El gobernador y sus achichincles tenían planeado quedarse no sólo
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HISTORIAS DE RAKNAROK:

LAS HUELLAS DEL MAL.

Demián Durruti Alcalá. La casita era de cuento. A las orillas del pueblo, en medio de esa exuberante naturaleza, con tejado rojo, un pequeño corredor, dos habitaciones, un baño y su cocinita. La hacían una casita salida de un sueño tropical. Pero lo que más les gustó, fue que la rentaron totalmente recién pintada; porque encontrar una casa así en un pueblo de la costa grande, era una auténtica suerte. Todas las paredes estaban perfectamente teñidas de una tonalidad cremosa, con una franja color ladrillo atravesándolas, desde el piso hasta un metro de altura. Tenía unos arbolitos y un platanar en medio del patio, donde apenas cabía el coche; y rodeada por aquella cerca blanca de madera, resultaba verdaderamente primorosa. Julia y Ricardo acababan de terminar la carrera, y estaban haciendo el servicio social. Se conocieron en la brigada de pasantes, que tenía encomendado el apoyo a los ejidatarios del Carrizal, donde el gobierno federal había construido un complejo turístico agrícola. En cuanto se toparon, fue amor a primera vista. Casi inmediatamente, empezaron a vivir como pareja; decidieron rentar la casita en el pueblo de Coyuca, y dejar el ejido del Carrizal para gozar de su intimidad. El espléndido conjunto de 8 bonwalus, con un restaurante y una alberca a la orilla del mar, más una calzada pavimentada que los conectaba a la carretera costera, había representado una gran inversión. Se trataba de los tiempos donde el populismo cabalgaba a todo galope; los jóvenes eran cooptados por los encendidos discursos nacionalistas y antiimperialistas, y el país entero viajaba vertiginoso “arriba y adelante” en una borrachera de despilfarro y locura. Sin embargo, al gato lo habían encerrado. Pues los ejidatarios tendrían que pagar más adelante, de las ganancias del complejo turístico, el inmenso crédito con el que se erigieron y proveyeron las impresionantes instalaciones. El gobernador y sus achichincles tenían planeado quedarse no sólo

con el complejo ejidal, sino también fraccionar sus tierras, que se hallaban al lado de las estructuras turísticas. Yacían tiempos violentos en la sierra de Guerrero. La guerrilla de Cabañas de vez en cuando bajaba a Coyuca, y a cada rato subía el ejército a la sierra para perseguirla y aniquilar a sus militantes; la atmósfera se tocaba cargada de expectación y violencia. El pueblo narraba historias increíbles, en las que los huachos, morían como hormigas a manos de los heroicos guerrilleros; se decía que de noche bajaban de la sierra los inmensos camiones verdes llenos de cadáveres de federales. Pero la única certeza recaía en que La mítica costeña, descubría cause indudable de expresión en su centenaria vocación insurgente. Julia y Ricardo consiguieron conquistar la confianza de los costeños; quienes para sobrevivir, han sabido ser recelosos, agresivos e impenetrables con los fuereños. Pero también es cierto, que cuando los guerrerenses le entregan a uno el corazón, le están entregando a uno la misma vida. El complejo turístico tenía un año de haber sido transferido a control de los ejidatarios; nunca les dieron asesoría o capacitación. Mas en cambio, periódicamente llegaban “misteriosos” camiones del gobierno, que descargaban equipo y material; el cual muchas veces se echaba a perder, ya que nadie sabía instalarlo o manejarlo.

  • El gobierno paga- decían los del camión. - Ustedes nomás firmen- Y los ejidatarios no más firmaban hasta que llegaron ellos. Julia y Ricardo principiaron a organizar y administrar el complejo. Se hizo por primera vez promoción en Acapulco, y se colocaron grandes anuncios en la carretera hacia Zihuatanejo, para que los viajeros se desviaran y conocieran aquella maravilla turística a orillas de la laguna y la Barra del Río Coyuca, que desemboca en el océano Pacífico. Las cosas empezaron a cambiar; no tanto por los escasos ingresos que empezaron a llegarle a los ejidatarios, sino fundamentalmente porque Julia y Ricardo iniciaron en las asambleas, el análisis del acta constitutiva. Donde descubrieron que en la última cláusula del documento, se estipulaba que si los ejidatarios resultaban incapaces de administrar el negocio, se integraría una junta de notables del gobierno, que gestionaría el complejo hasta que los ejidatarios pagaran la deuda.
  • Primero muertos que entregar las instalaciones- resolvieron los ejidatarios. Allí había comenzado el problema. Un mes atrás, durante una noche que regresaba de Acapulco, la pareja fue tiroteada desde un vehículo, que la estuvo persiguiendo apenas hubo salido del puerto. Después de eso, los novios habían sido amenazados tres veces de muerte, y obligados a salir de la comunidad de los Carrizales.

Comenzó a sentir asco infinito y un supremo desprecio, por el contacto del cuerpo femenino que se le encajaba en el costado. Sintió el deseo de verla morir y sin pensarlo, se volteó de lado, dándole la espalda y de frente a la pistola que estaba sobre la caja de madera. Una misteriosa y maligna fuerza impulsaba a Ricardo, para alcanzar el arma con su mano. Gozaba de una necesidad inexplicable por sentirla, deslizar los dedos a través de su metálica superficie, acariciarla. No pudo vencer esa fuerza; sintiéndose desahogado cada vez que manoseaba la cacha de la escopeta. Así inició una lucha contra esa influencia que no sólo lo incitaba a rozar el arma, sino a percibir con el dedo índice el gatillo. ¡Una inmensa pasión, una satisfacción indescriptible, un extraño poder, experimentaba al empuñar el arma! Simultáneamente crecía el odio que sentía sobre la indefensa Julia, quien aun profundamente dormida, insistía por pegarse a su costado. Un sentimiento se fue apoderando cada vez más de Ricardo; el deseo de asesinar, la obsesión de rebatar una vida. Algo lo impelía a tomar el arma y disparar. Sin una razón que sirviera de justificación, su amada compañera de pronto se había transformado en un ser malquisto, un asqueroso insecto, una desgraciada bruja, una maldita alimaña, a la cual había que exterminar de inmediato. Ricardo luchaba inmerso en aquella pesadilla que parecía el infierno. No sabía que estaba sucediendo, sin embargo un influjo irresistible seguía tomando minuto tras minuto control de su mente y cuerpo, empujándolo a realizar un absurdo y feroz crimen, que en su sano juicio, sabía que jamás perpetraría. Mientras más corría el tiempo, sus fuerzas continuaban esfumándose; cada vez se volvía más difícil vencer el impulso de tomar el arma y dispararle a la cabeza a su mujer. Iba creciendo en él una sensación de miedo e indefensión, porque al mismo tiempo sentía mucho miedo de morir; pues entró en una obsesión de estar asechado por los matones del gobernador, quienes según él, a éstas alturas ya habrían rodeado la casa. Infinito miedo y profundo odio llenaban todos los rincones de la casa. La oscuridad era total, la influencia maligna casi se había apoderado de Ricardo y este en un último acto de desesperación, antes de ser vencido, logró descargar el arma y arrojar el cargador al fondo del pasillo. ¡Por fin, el arma estaba descargada!

Ni un segundo logró transcurrir, prestamente que dejara de resonar el chasquido del cargador al estrellarse contra la pared del fondo, cuando escuchó el tenue llorar de Julia, que temblando se acurrucaba contra su cuerpo. De inmediato Ricardo le preguntó que le pasaba. Su respuesta acabó por aterrorizarlo definitivamente:

  • Tengo mucho miedo porque sé que me vas a matar- dijo sollozante. Ricardo se dio cuenta que no había estado alucinando; que efectivamente un poder maligno había tomado posesión de la casa y había buscado gestar un daño mayúsculo contra ellos. Julia al mismo tiempo había sentido en cada fibra de su ser todo lo que a él le estaba pasando, pero su terror y desolación eran tales, que sólo podía callar y contener el llanto, pues temía la ira final de su novio.
  • Tenemos que vencer esta fuerza- dijo Ricardo. Eran aproximadamente las tres de la mañana. No podían salir, no tenían luz y no lograrían dormir, de modo que acordaron ponerse a recordar las mejores cosas de sus vidas. De esta manera, ambos fueron relatando las cosas que a lo largo de su existencia, habían significado los momentos más luminosos. Los recuerdos iban pasando, así como el tiempo. Poco a poco la tensión fue cediendo, hasta que de pronto empezó a entrar la luz matinal por entre las tejas y los pájaros dejaron oír sus trinos y gorgojos. Al iluminarse la habitación, todavía más con los rayos solares, el par de jóvenes cayó exhausto; durmiendo hasta más de medio día. Una vez despiertos, lo primero que hicieron al salir al otro día, fue ir a buscar la oficina de la Comisión Federal de Electricidad para que les conectara la luz de inmediato. Al dar la dirección, sorprendido el empleado les preguntó:
  • ¿¡Qué ustedes viven en la casa de la difunta Mercedes!?- Ahí se enteraron, que tenía muy poco tiempo en que doña Mercedes inexplicablemente había sido brutalmente macheteada por su enloquecido marido. Un crimen Realmente cruel y enigmático, ya que eran un matrimonio bien avenido. Una noche don Cipriano, su marido, después de perseguirla
  • No; ¿te parece si la pensamos mientras vamos a cazar?; me muero de sed-
  • De acuerdo; pero no hay que tardar demasiado. La Guardia puede detectar nuestra presencia e impedir nuestro cometido-
  • Deja de preocuparte, ¡La Guardia anda muy entretenida salvando a los abuelos de Amado y a la madre de Esmeralda!-
  • Como sea; vamos a comer- Y en el acto, De Santos y Holmwood, se transformaron en una especie de bruma y desaparecieron. Esa noche, cinco personas fueron acecinadas de manera horrenda en el pueblo de Coyuca. Dos mujeres, un joven de no más de veinticinco años (relacionado con la guerrilla) y dos de los matones del gobernador. Para los federales, fue la guerrilla, quien acabó con la vida de uno de sus miembros que la iba a traicionar. Para los Cabañistas, fue el gobierno, tratando como siempre de achacarle los crímenes y de paso desacreditarlos delante de los ojos de la gente. Para los ejidatarios, fueron ambas facciones, enviándoles un mensaje de advertencia y un voto de apoyo. Pero para Julia y Ricardo, únicamente sería el principio de una historia espeluznante.