También ayuda a prevenir y aliviar el estreñimiento al movilizar
el alimento a través de los intestinos.
AGUA
El agua sirve como lubricante. Es un componente
de la saliva y los líquidos que rodean las
articulaciones. El agua regula la temperatura
corporal a través de la transpiración.
El consumo adecuado de agua también
favorece una buena producción de saliva, que
contiene enzimas digestivas clave para
descomponer los carbohidratos y grasas
presentes en nuestra dieta. Esto mejora la
eficiencia de la digestión y asegura que los
nutrientes sean aprovechados correctamente
por nuestro cuerpo.
El agua desempeña un papel vital en el mantenimiento de la
hidratación, permitiendo la digestión, absorción de nutrientes y
eliminación de desechos. Este líquido precioso también facilita
la transmisión de impulsos nerviosos, la regulación de la
temperatura corporal y el equilibrio electrolítico.
El agua diluye sales y
minerales mediante la
orina. Si dejas de beberla
se podrían formar
piedras en tus riñones. Al
beber agua los nutrientes
de la comida que
ingerimos se absorben
mejor, es decir ayuda a
que se queden en el
organismo para cumplir
con su función.
Facilita la circulación
sanguínea,
permitiendo que los
nutrientes sean
distribuidos
eficientemente por
todo el cuerpo. Al
mismo tiempo, ayuda
a eliminar los
productos de desecho
metabólico, como el
dióxido de carbono, a
través de la
respiración y otros
procesos corporales.