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Este documento analiza la importancia de la confianza interpersonal y su impacto en el desarrollo económico, democrático y institucional. Además, se discute la naturaleza de la confianza social y cómo se forma, así como la diferencia entre confianza y desconfianza. Se destaca la importancia de la confianza en la creación de nuevas interacciones y en la comunicación interpersonal y organizacional.
Qué aprenderás
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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La confianza interpersonal es, en comparación con otras regiones, llamativamente baja. Tal situación es mala; a nivel personal, afecta la interacción cotidiana de los sujetos, a nivel agregado, constituye un obstáculo al desarrollo económico, calidad democrática y eficacia institucional.
La desconfianza es el correlato de la sensación de inseguridad y percepción de incertidumbre con la que conviven los sujetos diariamente. Cuando no se sabe que esperar de los otros o se sospecha los demás son deshonestos u oportunistas, las personas consideran poco racional asumir los costos y riesgos que supone entablar acciones colectivas o iniciar relaciones de cooperación. Si la acción colectiva escasea y la cooperación es poco frecuente nos topamos con serios límites a la profundización democrática. Aumentar la calidad de la democracia demanda una ciudadanía activa e involucrada, exigente y comprometida, que se movilice y castigue a los representantes políticos incompetentes y que esté dispuesta a cooperar en la realización de bienes públicos. La falta de confianza entre los sujetos, bloquea la coordinación entre los ciudadanos y desanima a involucrarse en lo general favoreciendo el refugio en la vida. Asimismo, la desconfianza social hace menos probable la cooperación entre burócratas, entre elites de gobierno y entre el Estado y la sociedad civil. Dado que la desconfianza social suele estar vinculada a la desconfianza institucional, cuando está presente esta última, la participación con las instituciones es escasa y se pierde la oportunidad de mejorar el desempeño gubernamental. A razón de ello, es esperable se obtengan políticas públicas menos eficientes, menos eficaces y menos legitimadas. Por último, la falta de confianza obstaculiza el desarrollo económico. Si los actores temen ver traicionada su confianza, es probable destinen altas sumas de dinero a prevención y vigilancia de las conductas de aquellos con quienes interactúan. Esto último, reduce los recursos disponibles para invertir en otras cosas como son la innovación e investigación, dificulta la transferencia de información y conocimiento y disminuye las probabilidades de coordinar.
La confianza social como confianza generalizada hacia todas las personas; ésta sería una expectativa sobre la buena voluntad que tendrían los seres humanos. La confianza social, también llamada disposicional, correspondería a la concepción que se tiene sobre cómo es la naturaleza humana: alguien con alta confianza social o generalizada cree, por
confianza no es un fenómeno unidimensional bipolar y que ha existido cierto reduccionismo al tratar su estudio. Se postula que es un error entender la confianza como un aspecto positivo y la desconfianza como uno negativo. Basándose en Luhmann y en su análisis exclusivamente funcional, confianza y desconfianza son mecanismos adecuados para manejar la complejidad y la incertidumbre, por ello se requiere un cierto nivel de cada uno de ellos. Luhmann plantea, puesto que los seres humanos tienen una limitada capacidad de procesamiento de información y que la realidad se muestra abierta a complejas posibilidades, que es necesario limitar las opciones y que las personas deben optar por confiar o por desconfiar. Ambas posibilidades pueden ser ventajosas o perjudiciales de acuerdo a las circunstancias. Wicks, Berman y Jones agregan que estratégicamente una confianza ciega es excesiva, peligrosa y facilita la conducta abusiva. Una excesiva confianza implica riesgos muy altos, que puede tener efectos negativos; en ciertas circunstancias sería razonable cierto grado de sospecha e incluso de desconfianza. Por otra parte, una baja confianza también puede ser desventajosa ya que se pueden desaprovechar oportunidades para desarrollar capacidades o lograr resultados. De este modo, más que centrarse en la confianza, se debería teorizar en términos de la noción de confianza óptima, contexto en que ambas actitudes son válidas. Por otro lado, la desconfianza no sería simplemente la ausencia de confianza. Según Wicks en las personas coexisten expectativas positivas y negativas con respecto a las conductas de las personas. Al ser la confianza y la desconfianza conceptos independientes, existirían elementos que aumentan y disminuyen la confianza y otros elementos que aumentan y disminuyen la desconfianza. Dado lo complejas y multifacéticas que son las relaciones interpersonales, más que existir creencias consistentes sobre confianza hacia otros, lo inherente sería la ambivalencia. Para estos autores, la confianza es una variable dinámica; si bien existen estados temporales de balance en las relaciones, lo más frecuente sería la existencia de ciertas tensiones inherentes a las relaciones sociales, en donde coexisten actitudes de confianza y de desconfianza. Acorde a lo descrito, se debe aceptar que las personas pueden mostrar cuatro actitudes diferentes, dependiendo de si presentan una alta o baja tendencia tanto a confiar como a desconfiar.
Son varias las conclusiones que de la confianza hemos podido obtener. Para comenzar, la primera conclusión que hemos obtenido al elaborar este trabajo es que la confianza es una emoción positiva. Está muy ligada a la felicidad, ya que se puede observar que las características de las dimensiones de ambas son parecidas, es decir, producen efectos similares en nuestro cuerpo. La confianza es la base en la que construimos nuestras relaciones, ya que, si no confiamos en la otra persona, no podemos establecer una amistad. Si logramos ser sinceros y creíbles para los demás, ellos serán igual con nosotros (reciprocidad) y conseguiremos una mayor confianza. Además, aparte de la confianza con los demás, hemos visto que es importante generar la autoconfianza, para sentirnos mejor con nosotros mismos. Aunque cueste esfuerzo conseguirla, creemos que los beneficios que aporta son mayores y que merece la pena conseguir creer en uno mismo. Respecto a los diferentes grados que conforman la confianza, debemos tener en cuenta que no sería correcto poseer ningún extremo de los grados anteriormente explicados. Ni el exceso de confianza ni la desconfianza son aspectos positivos para nuestro día a día. Debemos tener confianza, pero nunca debemos engañarnos ni mentirnos los unos a los otros, sino que debemos ser lo más auténticos posible para poder confiar y dar confianza al resto de personas. Por último, hemos observado que la confianza, tanto en nosotros mismos como en los demás, es fundamental para tener una buena comunicación a nivel interpersonal y organizacional. Necesitamos sentirnos seguros en lo que pensamos, sentimos y hacemos para poder tener poder de convencimiento y exponer con seguridad nuestras ideas con los miembros de una organización. Además, es necesario confiar en las personas más cercanas a nosotros, abrirnos y hablarles sobre nuestras emociones y sentimientos, pues nos sentiremos más confiados con nosotros mismos, nos sentiremos valorados y obtendremos un conocimiento más profundo de nosotros mismos. El confiar en nosotros mismos es necesario para poder comunicarnos con los que nos rodean independientemente del entorno.