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Abdomen agudo obstructivo, Apuntes de Patología Quírurgica

Resumen para fines de estudio sobre cirugía general

Tipo: Apuntes

2024/2025

Subido el 24/06/2025

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Abdomen Agudo Obstructivo
Introducción
El término abdomen agudo se refiere a la aparición súbita de dolor abdominal intenso (generalmente de
menos de 72 horas de evolución) en un paciente previamente sano, con potencial de requerir
intervención quirúrgica urgente. Se considera una emergencia médica, ya que el pronóstico del paciente
depende directamente de un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno la probabilidad de
recuperación disminuye conforme se retrasa la atención adecuada. En la práctica docente, el abdomen
agudo de origen quirúrgico se clasifica clásicamente en cinco grandes síndromes: inflamatorio,
obstructivo (oclusivo), perforativo, hemorrágico y vascular, cada uno con etiologías y abordajes
diferentes. En esta investigación nos centraremos en el abdomen agudo obstructivo, caracterizado por
un cuadro de íleo mecánico (obstrucción intestinal aguda por causa estructural) que suele requerir
manejo quirúrgico. A continuación se presentan, siguiendo la secuencia de la clase impartida, la
definición, aspectos epidemiológicos, clasificación, fisiopatología, manifestaciones clínicas, métodos
diagnósticos, tratamiento, medidas de prevención, complicaciones y otros puntos relevantes (como
pseudoobstrucción intestinal y cuerpos extraños) discutidos sobre este importante síndrome abdominal.
Definición y generalidades
El abdomen agudo obstructivo se define como un síndrome clínico causado por la detención parcial
o completa del tránsito del contenido intestinal (líquidos, alimentos, gases) a través del tubo
digestivo. Esta interrupción en el flujo intestinal de origen mecánico produce un cuadro agudo que se
manifiesta típicamente por dolor abdominal, distensión abdominal, ausencia de eliminación de
gases y materia fecal, así como náuseas y vómitos. En términos médicos, a esta situación se le
denomina íleo intestinal de tipo mecánico, para diferenciarlo del íleo funcional o paralítico donde el
tránsito se detiene por falla en la motilidad intestinal sin que exista una obstrucción física. En otras
palabras, en el abdomen agudo obstructivo hay un obstáculo tangible (intraluminal, de la pared o externo
al intestino) que impide el paso del contenido, constituyendo un íleo mecánico agudo, a diferencia del
íleo paralítico que es una desaceleración generalizada del peristaltismo por causas metabólicas o
neurológicas.
Como generalidad, la obstrucción puede localizarse en cualquier segmento del intestino (desde el
duodeno hasta el recto) y su etiología puede variar ampliamente. Si la luz intestinal se ocluye por
completo (obstrucción intestinal alta vs baja dependiendo si el segmento comprometido es intestino
delgado proximal o intestino distal), el cuadro clínico será más dramático, mientras que obstrucciones
parciales pueden tener un curso subagudo. En todos los casos, sin embargo, el abdomen agudo
obstructivo representa una urgencia médico-quirúrgica cuyo éxito terapéutico depende de reconocer
rápidamente el patrón clínico e iniciar las medidas adecuadas.
Epidemiología
La obstrucción intestinal es una de las causas más frecuentes de abdomen agudo quirúrgico. Representa
aproximadamente 20–35% de los ingresos de urgencia en servicios de cirugía y alrededor del 15% de
las consultas por dolor abdominal agudo en el ámbito hospitalario. Es una patología que puede
presentarse a cualquier edad, aunque las causas varían entre grupos etarios (por ejemplo, invaginación
intestinal en niños vs. cáncer de colon en ancianos). En términos de distribución, aproximadamente el
70–75% de los casos corresponden a obstrucción del intestino delgado, mientras que el 25–30%
restante involucra al intestino grueso (colon).
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Abdomen Agudo Obstructivo

Introducción

El término abdomen agudo se refiere a la aparición súbita de dolor abdominal intenso (generalmente de menos de 72 horas de evolución) en un paciente previamente sano, con potencial de requerir intervención quirúrgica urgente. Se considera una emergencia médica, ya que el pronóstico del paciente depende directamente de un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno – la probabilidad de recuperación disminuye conforme se retrasa la atención adecuada. En la práctica docente, el abdomen agudo de origen quirúrgico se clasifica clásicamente en cinco grandes síndromes: inflamatorio , obstructivo (oclusivo) , perforativo , hemorrágico y vascular , cada uno con etiologías y abordajes diferentes. En esta investigación nos centraremos en el abdomen agudo obstructivo , caracterizado por un cuadro de íleo mecánico (obstrucción intestinal aguda por causa estructural) que suele requerir manejo quirúrgico. A continuación se presentan, siguiendo la secuencia de la clase impartida, la definición, aspectos epidemiológicos, clasificación, fisiopatología, manifestaciones clínicas, métodos diagnósticos, tratamiento, medidas de prevención, complicaciones y otros puntos relevantes (como pseudoobstrucción intestinal y cuerpos extraños) discutidos sobre este importante síndrome abdominal.

Definición y generalidades

El abdomen agudo obstructivo se define como un síndrome clínico causado por la detención parcial o completa del tránsito del contenido intestinal (líquidos, alimentos, gases) a través del tubo digestivo. Esta interrupción en el flujo intestinal de origen mecánico produce un cuadro agudo que se manifiesta típicamente por dolor abdominal , distensión abdominal , ausencia de eliminación de gases y materia fecal , así como náuseas y vómitos. En términos médicos, a esta situación se le denomina íleo intestinal de tipo mecánico , para diferenciarlo del íleo funcional o paralítico donde el tránsito se detiene por falla en la motilidad intestinal sin que exista una obstrucción física. En otras palabras, en el abdomen agudo obstructivo hay un obstáculo tangible (intraluminal, de la pared o externo al intestino) que impide el paso del contenido, constituyendo un íleo mecánico agudo , a diferencia del íleo paralítico que es una desaceleración generalizada del peristaltismo por causas metabólicas o neurológicas. Como generalidad, la obstrucción puede localizarse en cualquier segmento del intestino (desde el duodeno hasta el recto) y su etiología puede variar ampliamente. Si la luz intestinal se ocluye por completo ( obstrucción intestinal alta vs baja dependiendo si el segmento comprometido es intestino delgado proximal o intestino distal), el cuadro clínico será más dramático, mientras que obstrucciones parciales pueden tener un curso subagudo. En todos los casos, sin embargo, el abdomen agudo obstructivo representa una urgencia médico-quirúrgica cuyo éxito terapéutico depende de reconocer rápidamente el patrón clínico e iniciar las medidas adecuadas.

Epidemiología

La obstrucción intestinal es una de las causas más frecuentes de abdomen agudo quirúrgico. Representa aproximadamente 20–35% de los ingresos de urgencia en servicios de cirugía y alrededor del 15% de las consultas por dolor abdominal agudo en el ámbito hospitalario. Es una patología que puede presentarse a cualquier edad, aunque las causas varían entre grupos etarios (por ejemplo, invaginación intestinal en niños vs. cáncer de colon en ancianos). En términos de distribución, aproximadamente el 70–75% de los casos corresponden a obstrucción del intestino delgado , mientras que el 25–30% restante involucra al intestino grueso (colon).

Las etiologías más comunes dependen del segmento afectado. En la obstrucción de intestino delgado , la causa número uno en la mayoría de series son las bridas y adherencias peritoneales postquirúrgicas (tejido fibroso formado tras cirugías abdominales previas). De hecho, se estima que las adherencias son responsables de ~80% de las oclusiones de intestino delgado en pacientes operados previamente. Otras causas frecuentes de íleo delgado son las hernias externas incarceradas (especialmente en poblaciones con acceso limitado a cirugía electiva) y, en menor proporción, tumores intraabdominales que comprimen o infiltran el intestino delgado. En la obstrucción de intestino grueso (colon) , por otro lado, la causa más prevalente es el cáncer colorrectal , particularmente carcinoma de colon distal, seguido de las estenosis por diverticulitis complicadas, los fecalomas (impactación masiva de heces duras) y los vólvulos – siendo el vólvulo de sigmoides el más frecuente en ciertos grupos (ancianos, pacientes con estreñimiento crónico). Cabe mencionar que existen variaciones geográficas: por ejemplo, en países en vías de desarrollo aún se observan con mayor frecuencia obstrucciones por hernias no tratadas oportunamente, mientras que en países desarrollados las adherencias postoperatorias y neoplasias predominan. En cualquier caso, el perfil epidemiológico refuerza la importancia de la prevención (p. ej., reparación temprana de hernias, tamizaje de cáncer de colon) para reducir la incidencia de abdomen agudo obstructivo.

Clasificación y causas

Desde el punto de vista etiopatogénico, el abdomen agudo obstructivo se clasifica en mecánico o funcional. El íleo mecánico implica una obstrucción física del intestino, mientras que el íleo funcional (paralítico o adinámico) se debe a una parálisis intestinal sin bloqueo estructural. Nos enfocaremos en el íleo de tipo mecánico, que a su vez puede subdividirse según la ubicación del obstáculo y el compromiso de la pared intestinal: ● Obstrucción mecánica simple vs. estrangulada : La obstrucción simple es aquella en la que el intestino está bloqueado en un solo punto, sin compromiso vascular significativo; en cambio, la obstrucción estrangulada ocurre cuando además del bloqueo existe compromiso del riego sanguíneo del segmento intestinal afectado (por ejemplo, en una asa cerrada donde el intestino queda obstruido en dos puntos contiguos, atrapando su mesenterio). En la obstrucción estrangulada el flujo venoso y arterial del intestino se ve comprometido, lo que lleva rápidamente a isquemia, necrosis de la pared e incluso perforación si no se alivia a tiempo. Este tipo cursa con dolor más intenso y continuo, y es de extrema gravedad. Las causas que típicamente producen estrangulación incluyen hernias incarceradas , vólvulos e íleo en asa cerrada (p. ej., obstrucción de colon con válvula ileocecal competente). ● Según la localización del obstáculo , las causas de obstrucción mecánica se agrupan en: ○ Causas extrínsecas (compresión desde el exterior del intestino): Son las más frecuentes e incluyen las adherencias fibrosas o bridas postquirúrgicas (bandas de tejido cicatricial que conectan vísceras entre sí o al peritoneo, formando “telarañas” que comprimen o angulan el intestino), las hernias abdominales incarceradas (ej. hernias inguinales, femorales, umbilicales o eventraciones postincisionales que atraparon un asa intestinal), y los vólvulos (torsión del intestino sobre su mesenterio, como el vólvulo de sigmoides o de ciego). También una masa tumoral extrínseca o adherencias congénitas pueden comprimir el intestino desde fuera, aunque son menos comunes. ○ Causas intramurales (lesiones de la pared intestinal): Engloban cualquier patología de la pared del intestino que estreche u ocluya su luz. Destacan aquí los tumores benignos o malignos de intestino (por ejemplo, carcinoma de colon, neoplasias del intestino delgado poco frecuentes como linfomas, o incluso pólipos grandes que causen obstrucción), las estenosis inflamatorias crónicas (como las provocadas por enfermedad de Crohn , tuberculosis intestinal o colitis por radiación) y las

finalmente una acidosis metabólica ; el paciente puede entonces mostrar respiración rápida (respiración acidótica) seguida de depresión respiratoria y letargo conforme progresa el desequilibrio. Si no se revierte, el resultado final de la hipovolemia y la acidosis es el shock circulatorio y la muerte. Paralelamente, la distensión y la estasis conllevan una alteración de la pared intestinal : al estar distendida, la mucosa deja de absorber adecuadamente y, peor aún, puede sufrir daño e isquemia leve que aumentan su permeabilidad. El contenido intestinal estancado sufre procesos de fermentación y putrefacción bacteriana , lo que genera gases malolientes y toxinas. Las bacterias pueden proliferar excesivamente y algunas atraviesan la pared dañada ( traslocación bacteriana ), pasando a ganglios linfáticos o a la cavidad peritoneal, contribuyendo a la respuesta inflamatoria sistémica y riesgo de peritonitis si el proceso continúa. Este fenómeno explica por qué incluso una obstrucción simple puede complicarse con infecciones si se retrasa el manejo, aun antes de una perforación franca. El escenario más grave ocurre cuando la presión intraluminal excede la perfusión sanguínea mural o cuando el mecanismo de la obstrucción implica retorcimiento del mesenterio: en tales casos sobreviene un compromiso vascular del intestino afectado. Inicialmente, la tensión en la pared dificulta el drenaje linfático y luego el retorno venoso , provocando congestión y edema de la pared; con el tiempo, la presión puede llegar a impedir la flujo arterial (isquemia). Este proceso escalonado (obstrucción venosa seguida de arterial) es característico de la estrangulación. El resultado es la necrosis isquémica del segmento intestinal implicado, que pierde su integridad. Un intestino necrótico pronto se perfora , liberando el contenido intestinal (con alta carga bacteriana) a la cavidad peritoneal. Esto desencadena una peritonitis aguda generalizada de tipo fecal, con sepsis abdominal severa. La perforación intestinal es la complicación más temida de una obstrucción y conlleva una mortalidad muy elevada si no se trata de inmediato. En resumen, la fisiopatología abarca una cascada: distensión, alteración hidroelectrolítica, hipovolemia, proliferación bacteriana, isquemia de la pared intestinal y, en casos avanzados, perforación y sepsis. Comprender estos eventos explica las manifestaciones clínicas y orienta las medidas terapéuticas (por ejemplo, rehidratación agresiva, descompresión con sonda, antibióticos tempranos si se sospecha traslocación o necrosis, etc.).

Cuadro clínico

El cuadro clínico del abdomen agudo obstructivo se distingue por síntomas y signos que reflejan la interrupción del tránsito intestinal. En la historia natural, suelen presentarse en este orden: dolor abdominal , vómitos , distensión y estreñimiento (ausencia de expulsión de gases y heces). Sin embargo, la secuencia exacta y la intensidad varían con la localización y el tipo de obstrucción. ● Dolor abdominal: típicamente es un dolor de tipo cólico , es decir, intermitente y visceral. El paciente refiere retortijones periódicos: episodios de dolor intenso que aumentan en forma de ola y luego aflojan transitoriamente, sin llegar a desaparecer del todo. Este carácter cólico corresponde a las contracciones peristálticas intentando forzar el paso a través de la obstrucción. En obstrucciones de intestino delgado el dolor suele iniciar en región periumbilical o epigástrica, mientras que en las de colon puede localizarse en el marco cólico o hipogastrio. Si la obstrucción progresa a isquemia (estrangulación), el dolor cambia de carácter : se vuelve constante, más localizado y agravado con los movimientos, debido al inicio de necrosis y irritación peritoneal. En esos casos avanzados puede haber signos de peritonitis (defensa muscular, rebote positivo) junto con fiebre. ● Vómitos: la náusea y el vómito son manifestaciones tempranas, sobre todo en obstrucciones altas. Inicialmente el vómito contiene los alimentos no digeridos ( vómito alimentario ); luego, a medida que se vacía el estómago y el duodeno, el contenido es principalmente bilioso (amarillo verdoso) y finalmente, si la obstrucción es distal y prolongada, puede aparecer el clásico vómito fecaloide (líquido de olor fétido y color marrón, resultado de contenido intestinal estancado con proliferación bacteriana). Esta evolución del vómito de alimentario a bilioso y luego fecaloide es muy sugestiva de obstrucción intestinal. En las obstrucciones de intestino delgado proximal,

los vómitos suelen ser precoces, de gran volumen y alivian transitoriamente el dolor; por el contrario, en obstrucciones bajas (íleon distal o colon) el vómito es más tardío e incluso puede estar ausente si la válvula ileocecal permanece competente (en cuyo caso el cuadro inicial es más bien distensión y estreñimiento). De presentarse vómitos en obstrucciones colónicas, suelen ocurrir cuando la distensión alcanza el intestino delgado por reflujo ileocecal, y entonces son de aspecto fecaloide. ● Distensión abdominal: es el signo pivote del abdomen agudo obstructivo – es decir, el hallazgo clínico clave sin el cual difícilmente se sostiene este diagnóstico. La distensión se debe a la acumulación de gas y líquidos en las asas proximales a la obstrucción. En obstrucciones de intestino delgado alto, la distensión puede ser leve o localizada inicialmente (por ejemplo, distensión epigástrica en obstrucción duodenal); en cambio, en obstrucciones ileales o colónicas la distensión abdominal es marcada y generalizada , pudiendo conferir al abdomen un aspecto timpánico y tenso. En obstrucciones de colon izquierdo, la distensión puede predominar en flancos y mesogastrio (a veces descrito como "abdomen en batracio" por la protrusión lateral de los flancos). La distensión abdominal progresiva no solo es incómoda sino que agrava la dificultad respiratoria (por elevación diafragmática) y puede comprometer la perfusión visceral. ● Estreñimiento y ausencia de expulsión de gases: la detención completa del tránsito intestinal produce estreñimiento absoluto , conocido como obstrucción intestinal alta cuando el paciente no elimina gases ni heces en lo absoluto. Suele ser un síntoma tardío: el paciente puede haber tenido alguna evacuación o eliminación de flatos inicial (correspondiente al contenido distal al bloqueo) pero posteriormente ya no expulsa nada. En la exploración, el recto suele estar vacío al tacto rectal en la obstrucción completa. La ausencia simultánea de heces y gases por >24 horas, sumada al dolor y la distensión, es muy sugerente de oclusión. En obstrucciones parciales puede haber eliminación intermitente de escasas heces líquidas o flatos, lo cual puede confundir inicialmente. ● Auscultación y ruidos intestinales: en fases iniciales, el intestino por encima de la obstrucción está hiperactivo. Se auscultan ruidos intestinales aumentados , de tono alto y frecuencia rápida, a menudo descritos como ruidos de lucha o borborigmos "metálicos" por su timbre agudo. Estos reflejan las vigorosas contracciones contra el obstáculo. Pueden acompañarse de sonidos tipo chasquido o chapoteo (por presencia de líquido y gas mezclados en asas distendidas). Un término coloquial usado es “bazuqueo” abdominal al movilizar al paciente, por el sonido de líquido en las asas. En etapas avanzadas, sin embargo, el peristaltismo puede agotarse y los ruidos disminuyen notablemente; la auscultación puede revelar un silencio abdominal en casos de íleo paralítico secundario a la obstrucción prolongada o a la isquemia intestinal. Esta progresión –de hiperactivos a hipoactivos– también es útil clínicamente, pues ruidos que desaparecen en un paciente antes con obstrucción sugieren un cese completo de motilidad (íleo paralítico) o infarto intestinal. ● Inspección y palpación abdominal: a la inspección se observa el grado de distensión y se pueden notar ondas peristálticas visibles a través de la pared abdominal en pacientes delgados, que avanzan en dirección oral-aboral; esta peristalsis visible es el llamado signo de Kussmaul , considerado un signo patognomónico (específico) de obstrucción intestinal alta. Su presencia confirma prácticamente el diagnóstico, aunque no aparece en todos los casos. También en la inspección se deben buscar cicatrices quirúrgicas en el abdomen (indicativas de posibles adherencias causantes del cuadro) y evaluar los orificios herniarios (ingle, ombligo, cicatrices), ya que el hallazgo de una hernia irreductible dolorosa con una asa incarcerada explica inmediatamente la obstrucción. A la palpación, típicamente no hay defensa involuntaria al inicio (a menos que haya isquemia); el dolor puede ser difuso y no muy intenso a la descompresión (no hay rebote positivo salvo complicación). Puede palparse una masa o asa distendida a tensión en caso de vólvulo (p. ej., un vólvulo de sigmoides puede palparse como masa en marco colónico izquierdo). La percusión del abdomen suele revelar timpanismo

marco colónico periférico; puede notarse un colon muy dilatado proximal al punto de obstrucción y ausencia de gas en colon distal y recto. Los niveles hidroaéreos en colon suelen ser menos numerosos pero de mayor altura. Un hallazgo clásico es el "signo del grano de café" en el vólvulo de sigmoides: el colon sigmoide retorcido aparece enormemente distendido, con forma de U invertida que recuerda a un grano de café o a un órgano doble en Rx, con ausencia de gas en el resto de colon izquierdo. Este signo, junto con la desviación del sigma dilatado hacia el hemidiafragma derecho, es diagnóstico de vólvulo. Por otro lado, si la válvula ileocecal es competente en una obstrucción de colon izquierdo, puede verse distensión de todo el colon y también de intestino delgado ("íleo en asa cerrada"), lo cual indica riesgo alto de perforación cecal. En cambio, si la válvula es incompetente, el gas retrocede al íleon aliviando presión en colon (pero causando distensión mixta de ambos). En resumen, la radiología simple orienta fuertemente: permite confirmar que hay obstrucción ( íleo mecánico ) e incluso sugiere si es de intestino delgado o grueso según la distribución del gas, aunque identificar la causa exacta puede requerir más estudios. La ecografía abdominal no es el método primario en adultos debido al gas intestinal que dificulta la visualización; sin embargo, puede ser útil en ciertos escenarios: por ejemplo, en niños es sensible para diagnosticar intususcepción (donde muestra el clásico signo en diana o "target sign"), y en adultos puede detectar asas distendidas con líquido, masas abdominales o la presencia de una hernia estrangulada con líquido en el saco. También es útil para descartar diagnósticos diferenciales (colecistitis, aneurisma de aorta) en casos dudosos. En todo caso, cuando la radiografía sugiere obstrucción, el estudio de imagen de elección para confirmar y caracterizar es la Tomografía Computarizada (TC) abdominal. La TC multidetector tiene alta sensibilidad y especificidad para obstrucción intestinal, permitiendo localizar con precisión el sitio del bloqueo , identificar la causa específica (sea una brida, un tumor, un vólvulo, un bezoar, etc.) e incluso evaluar el grado de compromiso de la pared intestinal. En la TC se observan asas proximales dilatadas y colapsadas distalmente al obstáculo; además, ciertos signos en la tomografía sugieren isquemia incipiente, como engrosamiento de la pared, estrías en el mesenterio, acumulación de líquido peritoneal e incluso ausencia de realce de la pared intestinal (lo cual indicaría necrosis). Por ejemplo, en un vólvulo de sigmoides la TC mostrará el giro del mesocolon (signo del remolino) y la distensión masiva del sigma; en una hernia interna evidenciará el asa incarcerada; en una obstrucción por bridas puede verse el ángulo anómalo de la asa y fecalitos retenidos. Así, la TC abdomen no solo confirma el diagnóstico de obstrucción mecánica sino que aporta información vital para planificar el tratamiento (p. ej., nos dice si hay datos de estrangulación que obligan a cirugía inmediata). En casos seleccionados, otros estudios contrastados podrían utilizarse: una serie gastrointestinal con contraste hidrosoluble puede ayudar a distinguir obstrucción parcial vs completa y a veces tiene efecto terapéutico (el contraste hiperosmolar puede arrastrar líquido y desobstruir bridas parciales). Un enema opaco puede diagnosticar y tratar un vólvulo sigmoideo al reducirlo. Sin embargo, estas maniobras se realizan solo en pacientes estables y sin datos de peritonitis, y siempre con cuidado de no provocar una perforación. En síntesis, el diagnóstico del abdomen agudo obstructivo se establece sospechándolo por la clínica y confirmándolo con estudios de imagen, principalmente radiografía simple (de primera línea) y tomografía computarizada (para detalle de la causa y complicaciones). Los laboratorios complementan evaluando el estado del paciente. Una vez identificado el problema, debe iniciarse rápidamente el tratamiento sin demoras innecesarias.

Tratamiento (conservador y quirúrgico)

El manejo del abdomen agudo obstructivo tiene dos objetivos principales: resucitación/estabilización inicial del paciente y resolución de la obstrucción (sea por medios no quirúrgicos o quirúrgicos, según el caso). Dada la fisiopatología descrita, muchos pacientes llegan con deshidratación severa y desequilibrios, por lo que las primeras medidas son de soporte vital. Tratamiento inicial (conservador): Ante la sospecha de obstrucción intestinal, se procede inmediatamente a suspender la vía oral (ayuno absoluto) y colocar una sonda nasogástrica (SNG)

para descomprimir el tracto gastrointestinal proximal. La sonda aspirativa aliviará la distensión, disminuirá los vómitos y el riesgo de aspiración pulmonar, y reducirá la presión intraluminal. Simultáneamente se inicia una reposición hidroelectrolítica agresiva por vía intravenosa: soluciones cristaloides para expandir volumen y corregir la hipovolemia, suplementando sodio, potasio, cloro y otros electrolitos según los déficits del paciente. Se monitoriza cuidadosamente la diuresis colocando una sonda vesical (foley) para asegurar que la reposición líquida es adecuada (diuresis objetivo >0. ml/kg/h). También se corrigen alteraciones del equilibrio ácido-base – por ejemplo, si hay alcalosis hipoclorémica se administra cloruro de sodio y potasio para reponer cloro y revertir la alcalosis. En casos con sospecha de isquemia o traslocación bacteriana (fiebre, leucocitosis, taquicardia), se inicia antibioticoterapia de amplio espectro precozmente, con el fin de prevenir o tratar una posible translocación bacteriana y sepsis intraabdominal. Los antibióticos indicados suelen cubrir flora entérica gramnegativa y anaerobia. Adicionalmente, se indican analgésicos (generalmente opioides IV en dosis moderadas) para control del dolor, teniendo cuidado de no enmascarar por completo los síntomas abdominales. Estas medidas iniciales –SNG, hidratación, corrección electrolítica, monitoreo– constituyen el llamado tratamiento conservador o médico de la obstrucción, y pueden revertir el cuadro en ciertas etiologías benignas. Evaluación de la respuesta: Tras la resucitación inicial, se debe valorar la evolución. Algunas obstrucciones simples y parciales pueden resolverse sin cirugía con estas medidas de soporte. Por ejemplo, las obstrucciones intestinales por bridas adhesivas postquirúrgicas suelen manejarse inicialmente de forma conservadora si no hay datos de estrangulación: con la descompresión y líquidos, muchas veces el intestino desenreda la brida y se restablece el tránsito en 24–48 horas. Durante este periodo de observación activa, se vigila estrechamente al paciente: parámetros hemodinámicos, diuresis, perímetro abdominal, características del drenaje por SNG (disminución o cambio de bilioso a fecaloide indicaría agravamiento), examen abdominal seriado (para detectar peritonitis). Si en las primeras 24–48 (máximo 72) horas no hay mejoría clínica o si empeoran los signos (fiebre, peritonismo, taquicardia refractaria) , el tratamiento conservador ha fracasado o hay alta sospecha de estrangulación; en tal caso está indicado proceder a intervención quirúrgica sin más demora. También es mandatorio ir a cirugía inmediata si desde el inicio existen signos de alarma (peritonitis, irritación peritoneal localizada, lactato elevado, etc.), pues sugieren un asa necrótica que requiere resección. En cambio, si el paciente presenta clara mejoría (disminución del dolor, comienza a expulsar gases, hay ruidos intestinales adecuados, se reduce el débito de la SNG) se puede continuar con manejo conservador hasta la resolución completa, reintroduciendo la vía oral gradualmente una vez se resuelva el íleo. Tratamiento definitivo (quirúrgico): Consiste en corregir la causa de la obstrucción y tratar cualquier complicación (resecar intestino necrótico, limpiar cavidad si hubo perforación). La cirugía puede ser de urgencia o electiva temprana dependiendo de la situación clínica. Algunas consideraciones según etiología: ● En una hernia estrangulada , la cirugía de urgencia es obligatoria: se realiza una hernioplastia (reparación de la hernia) liberando el asa encarcelada; si el segmento estaba necrótico, se reseca esa porción intestinal con anastomosis primaria si el paciente lo tolera, o con estoma temporal si hay mucha contaminación. ● En las obstrucciones por bridas adhesivas , si no responden al manejo conservador o presentan signos de estrangulación, se practica una líse de adherencias mediante laparotomía (o laparoscopia, si es factible en pacientes seleccionados), liberando las asas atrapadas. Es importante explorar todo el intestino para asegurar que no queden otras bridas obstructivas. ● En el vólvulo de sigmoides , el manejo inicial puede ser no quirúrgico mediante descompresión endoscópica : introducción de un sigmoidoscopio o colonoscopio flexible para destorcer el sigma e inyectar aire, lo cual suele lograr reducir el vólvulo en un alto porcentaje de casos y aliviar temporalmente la obstrucción. Sin embargo, dado que el riesgo de recurrencia es alto, siempre se planifica posteriormente una cirugía electiva en el mismo internamiento:

umbilicales, incisionales) antes de que se encarcelen es fundamental. Detectar y operar las hernias en etapas tempranas previene que evolucionen a obstrucciones con estrangulación. Programas de salud que faciliten el acceso a la hernioplastia en poblaciones vulnerables pueden disminuir la incidencia de este problema. ● Técnicas quirúrgicas adecuadas: La mayoría de pacientes con obstrucción de intestino delgado tienen antecedentes de cirugía abdominal. Por ello, desde la primera cirugía es importante aplicar técnicas que minimicen la formación de adherencias: manejo delicado de tejidos, evitar secar en exceso el peritoneo, remover coágulos y cuerpos extraños (como talco de guantes), y considerar el uso de barreras antiadherentes reabsorbibles en pacientes de alto riesgo. Aunque es imposible eliminar por completo la formación de adherencias peritoneales (pues es parte del proceso de cicatrización), estas medidas pueden reducir su extensión. Asimismo, optar por cirugía laparoscópica cuando sea apropiado (en vez de laparotomía abierta) suele asociarse a menos adherencias posteriores, lo que a la larga disminuye el riesgo de íleo por bridas. ● Prevención de vólvulos en poblaciones de riesgo: El vólvulo de sigmoides se ha asociado a pacientes con estreñimiento crónico, edad avanzada, trastornos psiquiátricos (en uso de antipsicóticos que causan constipación) y megacolon. En tales individuos, es importante manejar el estreñimiento con dietas ricas en fibra, hidratación adecuada y laxantes o enemas supervisados para evitar la acumulación fecal masiva. En quienes presentan dolicomegacolon confirmado (colon sigmoide redundante muy largo), podría valorarse una sigmoidectomía profiláctica electiva para evitar futuros vólvulos, aunque esto se decide caso por caso. ● Tamizaje y tratamiento temprano de tumores intestinales: La colonoscopía de cribado en población general a partir de los 50 años (o antes en grupos de riesgo) permite la detección y polipectomía de lesiones precancerosas, previniendo la aparición de cáncer de colon avanzado que pueda obstruir. Asimismo, el diagnóstico temprano de cáncer colorrectal y su resección curativa evita que el tumor crezca hasta ocluir la luz. En pacientes con síntomas de alarma digestiva (cambios en hábito intestinal, anemia, baja de peso inexplicada), una evaluación oportuna puede identificar lesiones antes de que causen un abdomen agudo. ● Educación sobre cuerpos extraños y hábitos dietéticos: En poblaciones especiales –niños pequeños, pacientes psiquiátricos, personas con trastornos pica– es importante la supervisión y educación para prevenir la ingestión de cuerpos extraños voluminosos que puedan causar obstrucción. Del mismo modo, advertir a pacientes con dentadura postiza que mastiquen adecuadamente para no tragar trozos grandes de comida sin digerir (lo que podría formar bezoares). En pacientes con gastroparesia o cirugías gástricas previas, recomendar evitar alimentos muy fibrosos o de difícil digestión que puedan formar bezoar. En resumen, muchas causas de obstrucción (hernia, cáncer de colon, vólvulo recurrente, bridas postoperatorias) pueden mitigarse con medicina preventiva y atención médica continua. Aunque no es posible evitar todos los casos, estas estrategias reducen la probabilidad de un abdomen agudo obstructivo o, al menos, de sus formas más graves.

Complicaciones y pronóstico

El abdomen agudo obstructivo, si no es tratado a tiempo, puede evolucionar a complicaciones severas. La principal es la estrangulación intestinal con necrosis y perforación , que conlleva peritonitis fecal difusa y sepsis abdominal. Esta situación crítica se asocia a una alta mortalidad. Otras complicaciones incluyen la deshidratación grave y el shock hipovolémico por secuestro de líquidos, desequilibrios electrolíticos severos (que pueden causar arritmias), y complicaciones sistémicas como insuficiencia renal aguda prerenal o síndrome compartimental abdominal si la distensión es extrema. El

aspiración pulmonar de contenido gástrico, debido a vómitos profusos en pacientes con nivel de conciencia alterado, es otra posible complicación (neumonía aspirativa). Asimismo, tras la resolución quirúrgica, pueden presentarse complicaciones inherentes a la cirugía: infección de herida quirúrgica, abscesos intraabdominales, fístulas anastomóticas si hubo resección, e incluso la formación de nuevas adherencias que podrían causar obstrucciones recurrentes en el futuro. El pronóstico del paciente depende enormemente de la prontitud del diagnóstico y tratamiento. En general, una obstrucción intestinal sin compromiso vascular que es manejada precozmente tiene una baja mortalidad (menor al 5%), y la mayoría de pacientes se recuperan sin secuelas significativas. Por el contrario, si la obstrucción progresa a isquemia y perforación, la mortalidad se eleva dramáticamente, reportándose entre un 20–40% en distintas series, particularmente cuando hay sepsis establecida o el paciente tiene comorbilidades. Por ejemplo, un vólvulo de sigmoides no complicado tiene buen pronóstico si se resuelve pronto, pero si se llega a perforar el sigma, la mortalidad se dispara. Lo mismo ocurre con una hernia estrangulada: si se opera antes de la necrosis, el intestino puede salvarse; si llega con peritonitis, el riesgo vital es alto. Los docentes subrayaron que “el pronóstico depende de un diagnóstico y tratamiento tempranos para evitar complicaciones como la perforación”. Este concepto resume la importancia de la velocidad en la atención. Además, el pronóstico funcional a largo plazo puede ser relativo a cuánto intestino debió resecarse: algunos pacientes con resecciones extensas del intestino delgado pueden quedar con síndrome de intestino corto y malabsorción, requiriendo nutrición parenteral. En obstrucciones de colon malignas, el pronóstico depende más del estadio del cáncer que del cuadro obstructivo en sí. En cambio, en obstrucciones benignas (bridas, vólvulo) la recuperación completa es esperable si no hubo necrosis. En conclusión, las complicaciones del abdomen agudo obstructivo pueden ser fatales, pero son prevenibles en gran medida con una intervención oportuna. Un paciente manejado adecuadamente antes de la aparición de necrosis tiene un pronóstico excelente, mientras que la demora en el tratamiento se correlaciona con altas tasas de complicaciones y mortalidad. Esto enfatiza la necesidad de mantener un alto índice de sospecha diagnóstica y de actuar con celeridad ante este síndrome.

Otros aspectos abordados en clase (pseudoobstrucción, íleo

paralítico, cuerpos extraños, etc.)

Durante la clase, además de la obstrucción intestinal mecánica típica, se discutieron algunas entidades relacionadas que pueden simular o asociarse al abdomen agudo obstructivo: Íleo paralítico posoperatorio y otras causas de seudo-obstrucción funcional: Tras cirugías abdominales mayores, es normal que el intestino quede temporalmente atónico; este íleo posoperatorio suele durar menos de 3 a 5 días (íleo “temprano”) y se resuelve espontáneamente con medidas de soporte. Sin embargo, cuando la falta de motilidad persiste más allá de lo esperado (íleo posoperatorio prolongado o íleo paralítico por otras causas), el cuadro clínico es parecido a una obstrucción: distensión difusa, ausencia de ruidos intestinales, estreñimiento y vómitos, pero sin un nivel de bloqueo mecánico en las imágenes. Las radiografías muestran asas dilatadas de intestino delgado y grueso a la vez (ya que todo el intestino está paralizado). Las causas de íleo paralítico incluyen, además de posoperatorio, peritonitis difusa , pancreatitis aguda , traumatismos graves , sepsis abdominal o sistémica , trastornos electrolíticos (especialmente hipokalemia), uso de fármacos (opiáceos, anticolinérgicos, ciertos psicotrópicos) y lesiones neurológicas (lesión medular, contusión cerebral). El manejo del íleo paralítico es conservador : mantener al paciente sin vía oral, suero IV, corregir la causa subyacente (p. ej., tratar la infección, corregir potasio) y evitar medicamentos que reduzcan la motilidad. No hay una “obstrucción” que quitar, así que la cirugía no está indicada a menos que se sospeche que en realidad hubiera un componente mecánico oculto. Con el soporte adecuado, la motilidad suele retornar

cálculo biliar grande se enclava en el duodeno causando obstrucción gástrica (un íleo biliar de alta localización). Abdomen agudo obstructivo en pediatría: Aunque la clase estuvo enfocada en adultos, se hizo referencia a que en niños las causas difieren. En neonatos y lactantes, las malformaciones congénitas (atresia intestinal, malrotación intestinal con vólvulo medio, estenosis hipertrófica de píloro en lactantes, enfermedad de Hirschsprung en neonatos para colon) son consideraciones importantes. En niños mayores, la invaginación intestinal (intususcepción) es la principal causa de obstrucción intestinal entre 3 meses y 3 años de edad. El cuadro típico es dolor abdominal intermitente, llanto súbito con encogimiento de piernas, seguido de períodos de aparente bienestar, además de vómitos y sangre- moco rectal. En el examen puede palparse una masa alargada en el abdomen y al tacto rectal a veces se encuentra sangre roja gelatinosa. El tratamiento en pediatría, a diferencia de adultos, suele ser mediante reducción por enema (salino o aire) bajo fluoroscopía, evitando la cirugía si no hay perforación. Se recalcó la importancia de reconocer esta entidad porque su manejo es distinto y urgente para prevenir necrosis intestinal en el niño. En adolescentes, aunque raro, se pueden ver obstrucciones por cuerpos extraños (tricobezoar por tricofagia, por ejemplo) o apendicitis en forma de vólvulo del apéndice (muy infrecuente). Síndrome adherencial crónico: Un punto final discutido fue que algunos pacientes con múltiples cirugías pueden tener obstrucciones suboclusivas de repetición por bridas (síndrome adherencial), presentando episodios intermitentes de dolor y distensión que se resuelven espontáneamente o con manejo conservador, hasta que en algún momento una brida causa una oclusión completa. Estos pacientes a veces requieren adhesiolisis profiláctica o medidas como limitar nuevas cirugías para no empeorar las adherencias. En conclusión, en la clase se abarcaron no solo las obstrucciones mecánicas agudas puras sino también condiciones afines como la pseudoobstrucción colónica, el íleo paralítico y casos especiales pediátricos o por cuerpos extraños. Esto proporciona una visión integral, permitiendo al estudiante diferenciar cuándo realmente hay que operar (obstrucción mecánica verdadera) y cuándo el manejo es conservador (íleo funcional), así como estar alerta a causas inusuales. Cada una de estas variantes tiene sus particularidades diagnósticas y terapéuticas, pero todas comparten el hecho de producir un cuadro de abdomen agudo con distensión y compromiso del tránsito, por lo que forman parte del espectro de los síndromes oclusivos discutidos.

Conclusión

El abdomen agudo obstructivo constituye una urgencia abdominal de primer orden, caracterizada por la interrupción mecánica del tránsito intestinal que provoca dolor abdominal cólico, distensión progresiva, vómitos y ausencia de evacuación. A lo largo de esta revisión, basada fielmente en la clase impartida, hemos cubierto desde su definición y contexto general hasta los detalles de sus causas, fisiopatología, presentación clínica, métodos diagnósticos y abordajes terapéuticos, enfatizando siempre los conceptos y la terminología tal como fueron transmitidos por los docentes. Se ha destacado que la causa más común en intestino delgado son las bridas postquirúrgicas, mientras que en intestino grueso predominan los tumores, y que el reconocimiento temprano de signos de alarma (como estrangulación) es vital para decidir un manejo quirúrgico oportuno. El tratamiento inicial se centra en estabilizar al paciente (hidratación, sonda nasogástrica, antibióticos si se sospecha isquemia) y luego resolver la obstrucción ya sea con medidas no invasivas o cirugía, según la situación. La prevención juega un papel importante mediante la corrección de factores de riesgo (reparación de hernias, evitar cirugías innecesarias que causen adherencias, tamizaje de cáncer colorrectal, etc.). Las complicaciones potenciales – especialmente la necrosis y perforación intestinal– subrayan la necesidad de no demorar la atención. Asimismo, se diferenciaron entidades como el íleo paralítico y la pseudoobstrucción, que pueden simular una obstrucción pero requieren enfoques distintos.

En suma, el abdomen agudo obstructivo es un síndrome clínico que todo estudiante de medicina y futuro médico debe saber reconocer y manejar en conjunto con el equipo quirúrgico. La clase nos recordó que combinar una sólida base teórica con la evaluación clínica cuidadosa permite diagnosticar tempranamente este cuadro. Un manejo multidisciplinario rápido puede salvar la vida del paciente y restablecer la función intestinal, evitando las temidas complicaciones. El estudio de este tema nos prepara para enfrentar en la práctica uno de los desafíos más comunes y apremiantes de la cirugía de emergencia, reafirmando la máxima de que en el abdomen agudo obstructivo “tiempo es intestino” , es decir, cada demora innecesaria puede traducirse en mayor morbilidad. Gracias a los conocimientos compartidos en la clase, contamos con las herramientas para abordar este problema de manera eficaz, aplicando un pensamiento clínico estructurado y intervenciones oportunas que mejoren los resultados para nuestros futuros pacientes.